Escrito por Luis Roca Jusmet
Este
curso de Michel Foucault, impartido los tres primeros meses de 1976,
ocupa un lugar clave en la producción teórica del filósofo
francés. Es un momento de transición entre todos los análisis
anteriores sobre el micropoder y la nueva conceptualización del
biopoder y la biopolítica. El micropoder de las instituciones lo
había analizado en los cursos y escritos anteriores en clave de
poder disciplinario. Pero Foucault
se va dando cuenta de que hay que analizar también el macropoder, es
decir el Estado moderno. Y también que este poder disciplinario,
que se forja en la modernidad como alternativa al poder soberano, se
manifiesta a partir del siglo XVIII y cada vez con más fuerza, a
través de otros dispositivos diferentes. Empieza a teorizar en este
curso ( al que le seguirá la publicación de “La voluntad de
saber”, primer volumen de su Historia de la sexualidad,
que también tratará del tema ) la noción de biopolítica o
biopoder.
Foucault
considerará a partir de aquí a la sociedad disciplinaria como la
primera fase de la biopolítica, que trata de conducir las almas y
disciplinar los cuerpos. Es lo que llamará después la
anatomopolítica, mientras que llamará biopolítica a la regulación
de la población a través de mecanismos de normalización
estadística de la población. Pero un poder no sustituye al anterior
sino que coexisten en diferentes proporciones el poder soberano,
disciplinario y biopolítico.
Foucault
plantea en el curso el inicio de una nueva etapa y su voluntad es la
de cerrar las investigaciones que inició en su primer curso del
Collège de France, el año 1970. Lo primero que quiere hacer es
clarificar de que habla cuando habla de poder.
Foucault quiere dejar claro que para él el poder no es algo
funcional, superestructural, que garantiza el dominio de una clase
social sobre otra, como diría Marx . Pero tampoco es un mecanismo
represivo, tal como lo entendía Freud. La referencia de Foucault es
Nietzsche: el poder es una relación de dominio y el modelo, por
tanto, es bélico.
Una segunda
cuestión que plantea Foucault es la relación entre derecho, verdad
y poder. La pregunta tradicional es : ¿ Cómo puede la verdad poner
límites desde el derecho al poder ? . Foucualt la sustituye por
otras : ¿ Cuáles son las reglas de derecho que las relaciones de
poder ponen en marcha para producir una verdad ? O bien : ¿ Cuál es
el tipo de poder capaz de producir discursos de verdad con efectos
tan importantes en la sociedad actual. Dicho de otra manera : la
verdad y sus discursos están generados por las propias relaciones de
poder en que se insertan. En nuestra sociedad, dice Foucault, el
poder necesita especialmente la verdad que lo justifique pero esta
verdad, una vez establecida, genera, a su vez, nuevas relaciones de
poder.
El Derecho
occidental, dice Foucault está estructurado, desde el período
medieval, en torno al poder real, es decir a la soberanía del rey.
El tema es entonces cuales son los límites del soberano y cuales son
las obligaciones que tienen sus súbditos respecto a él. Es
alrededor del poder monárquico que se construirá el edificio
jurídico que se había derrumbado con el Imperio Romano. El
personaje central es siempre el monarca y los juristas serán los
servidores o los enemigos del rey pero siempre cede la soberanía.
¿ Cuál es el
método que utiliza Foucault para analizar el poder ? El de una red
que va mucho más lejos que las propias reglas de derecho, que las
desborda. Hay que entenderla no como un juego intencional sino como
una práctica que constituye súbidtos, los sujetos que se sujetan.
El poder es algo que funciona en cadena, que se ejerce, que circula
formando una red. El poder no es exactamente una ideología,
mantiene una relación más compleja con la verdad y el saber. El
poder lo forman un conjunto de dispositivos que constituyen circuitos
de producción y distribución del saberes.
¿ Cual es el papel
histórico que cumplió la teoría de la soberanía ? En primer
lugar el de legitimar la monarquía feudal, luego el de las monarquía
administrativas y a partir de los siglos XVI-XVII será el gran
instrumento político para limitar el papel del soberano. En el siglo
XVIII, finalmente, reactivará el Derecho romano, en Rousseau y sus
contemporáneos, para legitimar, a partir de la noción de soberanía
popular , las democracias parlamentarias.
Pero en los siglos
XVII-XVIII había surgido el poder disciplinario, que recae no sobre
los bienes y las tierras, sino sobre los cuerpos. No implica la
existencia de n soberano, sino de dispositivos que se ejercen de
manera continuada para vigilar y de manera discontinua, para
castigar.
Pero la teoria de
la soberanía continúa funcionando porque las formas de poder no se
sustituyen, se apuntalan unas sobre las otras y se combinan. Esta
permitió, por una parte, el siglo XVIII-XIX, por una parte, limitar
el poder real y por otra enmascarar, a través de un sistema de
derecho, los mecanismos del poder disciplinario. El poder se juega
entonces, de manera dual, entre el derecho de la soberanía y los
procedimientos disciplinarios. Es un poder heterogéneo que genera
sus propios discursos y campos de saber de manera superspuesta. Por
una parte el discurso de la ley, que deriva de la soberanía, y por
otro el de la norma, que produce la sociedad disciplinaria, que es
una sociedad de la normalización.
Para
liberarnos del poder disciplinario, dice Foucault, hay que
reivindicar el derecho. Pero no el que se basa en la vieja teoría de
la soberanía sino inventar uno nuevo que tenga un carácter
antidisciplinario.
La
política, dice Foucault, es la continuación de la guerra por otros
medios, ya que las relaciones de dominio siguen siempre el modelo de
la guerra. El monopolio de este poder cada vez se va centralizando
más en manos del Estado, a través del ejército y de la policía.
El
que habla lo hace siempre desde una perspectiva, desde un campo de
lucha. Es un discurso que se establece entre principios del siglo
XVII y del XVIII. Tenía como intención fundar un derecho de
Estado, justificar su soberanía. Foucault
analizará también como las relaciones de poder entre finales del
siglo XVI y principios del siglo XVII que es la de Hobbes, que sitúa
el nacimiento del Estado en relación con la guerra de todos contra
todos. Pero no sólo en la constitución del Estado sino en su misma
naturaleza. Este estado de guerra existe en nuestro imaginario (
imaginamos la amenaza del otro ), en nuestro deseo de atacar y en el
juego de intimaciones que rigen nuestras relaciones. El acuerdo del
que nace el Estado consiste en ceder la soberanía, por miedo. Pero
aunque sea no es una relación de dominio sino de soberanía. El
dominado cede su soberanía al gobernante y por tanto éste puede
considerarse su representante y está legitimado para ello. Hay
voluntad, miedo y soberanía en cualquier relación de poder. Nunca
se constituye desde arriba porque siempre hay el reconocimiento de
los de abajo, la voluntad de ser sometidos En el fondo, dice
Foucault, Hobbes quiere eliminar la noción de conquista
como
base del Estado. No es el invisible adversario externo del Estado el
que lo justifica sino la guerra de todos contra todos. La guerra está
siempre presente y el Estado es la garantía que no se desarrollará.
El Estado es, en este sentido, una prevención contra la guerra.
Hobbes es testimonio de las guerras civiles que desgarran Europa. Es
el discurso de la legitimación de la soberanía. Para Hobbes la
política es siempre dominio.
Aparecerá entonces
el discurso de la lucha de razas es un contradiscurso con respecto
al oficial, que es el de la justificación de la soberanía, cuyo
modelo es el de de Roma. Tiene un origen reaccionario, nobiliario y
aristocrático. Una contrahistoria, un discurso del contrapoder,
contra los que detentan y justifican su soberanía. Es una historia
de agravios. Los discursos históricos son importantes porque son
discursos que establecen una verdad desde la que establecer unas
relaciones de poder. Determinará todo un estilo de pensamiento, un
régimen de verdad.
Foucault hará una
genealogía del racismo. El discurso de la lucha de razas funciona
como una contrahistoria hasta el siglo XIX en que pasa a ser el
discurso de la dominación colonial. Aparecerá entonces un racismo
de Estado, basado en la pureza de la raza. Pero el nazismo utilizará
también el discurso contarhistórico de la lucha de razas, que es
mitológico y popular, de renovación de una guerra ancestral,
milenario, apocalíptico, similar a los del final del medievo. Hay,
por tanto, una reinscripción, en el nazismo, del racismo de Estado
en la lucha de razas.
Del discurso de la
lucha de razas derivará el discurso de la lucha de clases, que será
un contradiscurso de los dominados. Pero luego, con el Esatdo
sociético, será una nueva forma de racismo de Estado. La
transformación del racismo que tiene lugar en su versión soviética
viene de un cierto discurso cientifista. Se trata entonces de
mantener la pureza del Estado.
Foucault
tratará el tema de los saberes en relación a la modernidad. Hasta
el siglo XVII la ciencia no existía, lo que existía eran ciencias,
saberes y la filosofía. Con la disciplinarización de los saberes
aparecer este fenómeno que es la
ciencia
y con ella desparecen
dos cosas. Por una lado la filosofía, como saber fundador y
fundamentador. Y por otro el ideal cartesiano de mathesis,
de ciencia universal. A partir de ahora hay un sistema de
clasificación y jerarquización que coincide con la aparición de la
universidad como el gran aparato uniforme de los saberes. Tendrá una
función de selección, tanto de personas como de saberes y se
homogeneizan los saberes a partir de una comunidad científica
establecida como autoridad.
Aparecerá
la idea moderna de nación. Para la monarquía
absoluta esta noción todavía no existía, o en todo caso se
consideraba como el Cuerpo del Rey, que es el que da cuerpo a este
conjunto de individuos que a partir de él se constituyen en
comunidad. Pero a partir del siglo XIX lo que constituirá la nación
será el Estado.
Finalmente comienza
la teorización de la biopolítica, que quiere decir la vida
considerada como el tema central en relación con el poder, el
ejercicio del poder sobre el hombre como ser biológico. Si el poder
soberano se basaba en el "dejar vivir, hacer morir", la
biopolítica quiere "hacer vivir, dejar morir". El soberano
tenía poder sobre la vida y la muerte, lo cual quería decir que con
su palabra decidía la muerte de cualquier súbdito. Esta
transformación es gradual y puede observarse en la evolución de la
teoría del derecho.
Durante
el siglo XVII y XVIII se va estableciendo un poder disciplinario
sobre los cuerpos, sobre cada cuerpo. Pero durante la segunda mitad
del siglo XVIII aparecerá un poder diferente del poder
disciplinario, que integrará a este último y lo modificará. Esta
nueva tecnología de poder no acturá sobre los cuerpos individuales
sino sobre las poblaciones globales. Es lo que llama la
gubernabilidad, que pasa de la anatomopolítica a la biopolítica, de
los cuerpos a las poblaciones, de la disciplina a la regulación. Se
instaura la demografía y la estadística , la preocupación por la
fecundación, la natalidad, la salud pública, la longevidad y la
mortalidad .La biopolítica supone, entre otras
cosas, una medicalización de la sociedad. Ya no se trata de tratar
las epidemias sino de tratar las endemias : la enfermedad aparece
como fenómeno colectivo. No preocupa tanto lo que mata sino lo que
debilita, hay una normalización del saber sobre la salud y la
enfermedad, Se introducen instituciones asistenciales vinculadas a la
vejez, a los accidentes laborales, a las enfermedades crónicas. Lo
central de optimizar la vida y con este proceso se empieza a
descalificar, a desritualizar la muerte. De ser algo público pasa a
ser algo totalmente privado, casi vergonzoso: la muerte se oculta. La
muerte pierde su importancia, que era la de tránsito del poder
soberano al poder divino. El
tema de la sexualidad es privilegiado en su tratamiento entre el
siglo XVII y el XIX. Está en primer lugar ligado a la
anatomopolítica, que es el control disciplinario del cuerpo
individual, su vigilancia permanente. Por el otro lado se inscribe en
el control de la procreación de las poblaciones. La sexualidad está
justamente en la encrucijada entre el cuerpo y la población, compete
a la disciplina y a la regularización. El elemento que enlaza lo
disciplinario con la regularización es la norma, la normalización.
Es un concepto que se revaloriza y se actualiza totalmente en la
noción de norma.
Otra
manifestación d ella biopolítica es el racismo biológico, que se
justifica como mejora de la especie. El poder soberano se integra en
la biopolítica porque el derecho a matar está en función de
derecho a vivir. Matar lo que nos degenera para optimizar la especie,
eliminar los peligros internos y externos de la población. El
racismo moderno es así una tecnología del biopoder. El nazismo es
una combinación de poder soberano y poder disciplinario al servicio
de la biopolítica.
La
biopolítica inicia aquí su camino. le seguirá el último capítulo
de La voluntad de saber (
primer volumen de su "Historia de la sexualidad"). A
continuación los cursos posteriores, que dará después de un año
sabático : "Seguridad, territorio y población" (
1977-1978) y "El nacimiento de la biopolítica" (
1978-1979). El siguiente curso, "El gobierno de los vivos"
( 1979-1980) empezará con esta problemática pero se desplazará
hacia una nueva temática, : la
de la subjetividad y la verdad.
Probablemente ya lo conoces, pero por si acaso, yo lo acabo de descubrir. Michel Foucault habla él mismo de su obra ¿tomando café en la cocina de su casa? Y me gusta la referencia al fascismo, lo que había que pensar tras la segunda guerra mundial. El instrumento de pensamiento era el marxismo hasta 1956, se refiere a lo que pasó en Hungría, y a partir de ahí, el acontecim,iento pesa más que el instrumento de reflexión. El filósofo se convierte en periodista, dice. También dice que no se considera filósofo, sino que intenta pensar las "problemáticas"...en suma un vídeo recomendable en que se puede escuchar la voz misma de Focuault, que describiría como animada y agradable
ResponderEliminarhttps://www.youtube.com/watch?v=_wEsYlr5DQM&list=PLlxCaMvQJ94Qf8kGqdkhIEUyFGBlzcdg1
Pues gracias Ana porque no lo conocía. Un abrazo, buenas fiestas y un buen 2015.
EliminarMuchísimas gracias me ayudó enormemente a entender el libro excelente trabajo felicitaciones
ResponderEliminarMuy bueno el material, la verdad entendí el libro Michel Foucault "defender la sociedad" me ayudo comprender gracias muy el aporte un abrazo. 🤗🤗
ResponderEliminar