Reseña de
Covidosofía. Reflexiones filosóficas para el mundo
postpandemia.
Dulcinea Tomás Cámara (comp.)
Barcelona: Paidós, 2020.
La filosofía, según
Michel Foucault, tiene una dimensión que es la de ser una ontología de la
actualidad. El ensayo es hoy el cuerpo vivo de la filosofía y su sentido es
interpelar nuestras experiencias presentes para poder pensarlas de otra manera.
Frente a los discursos ideológicos de todo tipo sobre la pandemia, que es el
significante clave de lo que estamos viviendo, Dulcinea Tomás Cámara asume la arriesgada
tarea de coordinar un libro donde diversos filósofos de habla hispana piensan
sobre los efectos de la pandemia del COVID-19. No es fácil estructurar un libro
coherente con tantas voces y tampoco lo es darle una perspectiva que no sea
coyuntural. Pero lo ha conseguido, articulando la diversidad en cinco bloques
que dan un conjunto coherente. La verdad es que todas las aportaciones son más
que aceptables, pero como no puedo comentar los veinticinco textos que
aparecen, me limitaré a dar una exposición general y hace un breve comentario
de los que me han resultado más interesantes, subrayando el carácter subjetivo
de la selección. Añado también que el prólogo de Walter D. Mingolo ( “Detrás de
la escena. Los signos del cambio de época”) y la introducción de la
coordinadora me parecen muy acertados.
La primera parte se
titula “Otro(s) Mundo(s)” y hay en él lo que llama cinco escolios. En “Virus y mariposas”, Fernando Broncano nos
sitúa en el escenario contradictorio en que nos ha colocado la pandemia y las
tensiones que ha abierto. Cristian Andino, en “Confinamiento en el Sur o el
asombro del colibrí” piensa sobre los postulados ético-políticos, económicos
culturales y tecnológicos que abrirían una salida emancipatoria a la crisis
abierta. Concha Roldán nos presenta, en “Cuando ruge la marabunta”, nos propone
tender puentes hacia una sociedad intergeneracional y cosmopolita justa. Roberto
r. Aramayo nos plantea un inventario provisional de las oportunidades que
brinda la pandemia. Antonio Miguel Nogués, con su “Cuando todas las diferencias
están aquí. La pandemia y la epistemología nacionalista”, cuestiona el sentido
que tiene hoy el mantenimiento del estado-nación. En conjunto no me ha parecido
la parte más interesante del libro, aunque si me parece mínimamente digna.
La segunda parte, con
otros cinco escolios y que lleva el nombre de “Contagio”, me ha parecido, en
cambio, de las más sugerentes del libro. Empezando por el “¿Qué nos está
pasando realmente?” de Santiago Alba Rico. Plantea y elabora una idea original,
que es que el coronavirus nos confronta con lo real, lo cual puede provocarnos
ponernos más a la defensiva y buscar salidas autoritarias o nos puede llevar a
un punto de inflexión en el que nos permita buscar una salida creativa.
Continúa Jaime Santamaría con “Tres reflexiones límites”, entre las que destaca
las que hace del asunto de los cadáveres y el duelo. Joaquín Fortanet, con su
“Un mundo enfermo” elabora uno de los artículos que me parecen más interesantes
de todo el libro. Entra en un análisis crítico, a partir de Georges Canguilhem,
Merleau Ponty y de Michel Foucault, sobre la conceptualización de la enfermedad,
que le lleva a un diagnóstico sobre la enfermedad del propio mundo en que
vivimos. Producto de la gubernamentalidad biomédica, tal vez sea la oportunidad
de salir de él y construir un mundo común. En el escolio 9, Alejandro Escudero
Pérez nos habla de “Reacción, catástrofe, acontecimiento”, que tiene, sobre
todo, un inicio muy potente. Antonio Campillo plantea “Pensar la pandemia” una
serie de apuntes que deberían servirnos para reconducir el futuro y cambiar
radicalmente su rumbo.
“Compañía” es la
nominación de la tercera parte. José Carlos Ruiz empieza con “Sobre la
¿indigna? privacidad del consuelo”. En el que denuncia la industria de la
supuesta felicidad que nos invade y que relega el duelo y el dolor a la
privacidad, sin ninguna dimensión social y negando el consuelo. Viene después
el texto de Ana María Martínez de la Escalera “¿Qué puede el acompañar? Comunidades
y coronavirus”, en la que vuelve sobre la concepción que introduce Walter
benjamín, fundamental hoy, sobre la deriva de la experiencia y la necesaria
recuperación de la comunidad a través de gestos solidarios, ayuda mutua y las
prácticas higiénicas tradicionales. Ernesto Castro nos propone una reflexión
sobre diferentes aspectos de lo que implica “El aplauso sanitario”. El escolio
de Jordi Claramonte llamado “Eulabeia” me ha parecido totalmente singular, en
el mejor sentido de la palabra. Su invitación a la reverencia, la veneración y
la gratitud me parecen perfectas como recuperación de lo mejor del mundo
antiguo.
“Fracturas” es la
cuarta parte. Genial el primer artículo de Laura Llevadot “Sobrevivir:
Investigaciones de una perra”. Una interpelación radical a la vida singular de
cada cual, a una apuesta por la libertad contra todos los medios para
normalizarnos anulando lo que tenemos de más propio e intenso, con o sin
pandemia. Muy bueno me parece también, el texto siguiente es “ceci n´est pas
une guerre. Alternativas al uso de la metáfora bélica, de Nantu Arroyo, en el
que desmonta de manera certera la metáfora bélica aplicada a la pandemia. Le
sigue “Perdere aude. Una apología del cuerpo mortal” de Diego S. Garrocho
Salcedo nos invita a cuestionar el mito de la inmortalidad que parece dominar
como negación de nuestra finitud. Finalmente un excelente, contudente y radical
texto, “Pandemia, capitalismo, ideología” en el que Ricardo Espinoza Lolas
arremete contra el Capitalismo y la soberanía de los Estados hacendales
patriarcales que lo sostienen.
Pasamos a la última
parte sobre los “Futuros” que podemos imaginar. Ana Carrasco-Conde nos anima a
“Humanizar la tecnología: ciencia y tecnología frente a la pandemia”. Gonzalo Velasco nos propone “Mientras dura la
pandemia: notas para un escepticismo constructivo”. Para José Antonio Pérez
Tapias hay que elegir, como explica en “Alternativa: o común-ismo republicano o
tanatopolítica”. Nuria Sanchez Madrid nos habla de “Patologías epistémicas:
reflexiones sobre el daño social provocado por la crisis pandémica del
COVID-19”. Finalmente Javier Echevarría formula los “Desafíos filosóficos a
partir del COVID-19-2020.”
Por supuesto que
estos filósofos son una selección (bajo el arbitrio de la coordinadora) de
entre otros muchos que podíamos haber colaborado. Pero todos los participantes
abordan con rigor, cada uno con su estilo, una parte de este todo que resulta,
finalmente, coherente. Lo más importante es que todos los textos tienen un
recorrido, en el sentido que nos son análisis coyunturales que caduquen pronto.
Son materiales para pensar muchas problemáticas en relación a lo que nos
interpela la pandemia. Más allá de las declaraciones o textos de los filósofos
mediáticos hay aquí un trabajo filosófico muy valioso.