Escrito por Luis Roca Jusmet
Como se sabe, Descartes, a quién algunos consideran el punto de partida de la filosofía moderna, desarrolló una metafísica basada en el concepto antiguo de substancia. Cuando Descartes considera que tiene la suficiente madurez filosófica para aplicar el método ( que previamente había elaborado tras años de estudio y reflexión ) a su nivel más radical, que es la pregunta ontológica por el ser, por lo que quiere decir ser. Descartes elaborará sus meditaciones metafísicas para llegar a la conclusión que hay que tres substancias : la perfecta ( Dios), la pensante ( el alma o mente) y la extensa ( la que ocupa un espacio y se mueve por las leyes de la mecánica). Cada substancia era independiente de las otras, aunque la única infinita y creadora de las dos es Dios. Quedaba por resolver el problema de cómo en el ser humano se unían la mente y el cuerpo.
Leibnitz y Spinoza plantean el problema de la substancia en otros términos. En el caso de Leibniz planteaba que las susbstancias eran infinitas y cada susbstancia es una mónada independendiente que esta vinculada entre ellas por una armonía preestablecida.
Me interesa pensar cual es la repercusión de estas dos filosofías en la vida cotidiana. Lo hago partiendo de la idea de Pierre Hadot de que la filosofía es una forma de vida o un ejercicio espiritual. Se trata de un ejercicio práctico, no de una discusión sobre las teorías metafísicas de Leibniz, que conozco poco, y de Spinoza, que conozco algo.
Si seguimos el planteamiento de Leibniz hemos de considerar nuestra vida como una realidad determinada, en la que todo está escrito desde el principio hasta el final. Los otros son otras mónadas con las que encajamos como piezas de un puzzle. El tiempo es relativo a nuestra experiencia pero no es real. Lo único real es que existen mónadas singulares con un programa establecido que aparentemente interactúa con otras mónada a partir de una relación causa-efecto. Pero realmente cada uno de nosotros sigue su programa, que no es otra cosa que la definición de lo que es como duración, desplegada en el tiempo ilusorio. En realidad somos un conjunto de mónadas eternas, que no es otra cosa que un microcosmos que forma parte de un Macrocosmos. ¿ Cómo transforma esta metafísica la vida que quién la comparte ? Deberíamos entendernos a nosotros mismos de manera global, es decir como el conjunto de nuestra vida entre que nacemos y morimos. Como solo somos conscientes de una parte, que es el pasado y el presente no deberíamos perder nunca de vista esta trayectoria global. Tan real es lo que está pasando ahora como lo que pasó hace diez años como lo que pasará dentro de veinte, suponiendo que esté vivo. Lo único que es propio del futuro es nuestra ignorancia con respecto a él. La vida de cada cual es una continuidad, no algo que se va construyendo en el tiempo.