Escrito por Luis Roca Jusmet
La palabra identidad no hace referencia a qué es una cosa sino quién es. Por esto no hablamos de la identidad de la piedra, Si hablamos de un animal entonces la cuestión se vuelve más ambigua. Pero creo que la respuesta es la misma, que un animal no tiene propiamente identidad. Yo puede tener un perro singular a que trato de manera individualizada y le pongo un nombre. En este sentido podemos decir que le damos una identidad pero utilizando el término en un sentido diferente del que lo estoy haciendo yo.porque parto de la definición del hombre como un animal inacabado o, como decía Sartre, de un ser-para-sí no de un ser-en-sí. una piedra o un animal son algo diferente, son entes, seres-en-sí. Aunque el animal sea dinámico lo que es viene determinado por un equipamiento genético que permite conservarse como individuo y como especie. Los animales viven en un entorno al que están ligados por una percepción que solo capta las marcas de lo que significa algo para su supervivencia.
El hombre es, en cambio, una posibilidad. Posibilidad quiere decir que debe formar su mundo, no adaptándose al entorno sino haciendo que el entorno se adapte a él. Para ello debe crear un lenguaje, que no es natural como el de los animales sino que es artificial, producto de una convención. Es un lenguaje simbólico que media entre él y él entorno. Debe crear instituciones para generar normas que también son mediadoras entre los hombres. Y finalmente debe inventar artefactos tecnológicos para transformar el mundo.
En este contexto el hombre no es, se hace, y lo hace socialmente. el gran artificio que le permite inventar los otros que he citado. Los individuos humanos, más desarraigados, más incompletos que el animal, pero también más singular. Necesitan una identidad en el grupo y esta identidad funciona por identificación. La identificación es una apropiación de lo que podríamos llamar el Otro. El niño, el animal más desamparado, necesita primero un Otro primordial, que podríamos representar en el arquetipo de la Madre, que lo cuida y le da amor. Luego debe separase de este Oto primordial identificándose con el Otro simbólico, que representa el Ideal. Con esta identificación primordial se crea un núcleo, un rasgo unario como dicen los lacanianos, un Ideal de yo que da una consistencia, una posición al niño frente al Otro, a los otros, a sí mismo. Cuando esto falla nos encontramos frente al psicótico, que no tiene identidad personal, simbólica mínima.