Reseña de
El
capitalismo en la trama de la vida. Ecología y acumulación de capital.
Jason W.
Moore
Traficantes
de Sueños, Madrid, 2020
Escrito por Luis Roca jusmet
El libro que nos ocupa me parece muy
importante para entender la dinámica y la crisis del capitalismo histórico. Jason W. Moore, economista político e historiador
medioambiental, parte, aunque él no lo diga, de la máxima de Spinoza: “No somos
un imperio dentro del imperio”. Contra el dualismo cartesiano Hombre
(Sociedad)/ Naturaleza. Por muy peculiares que seamos como especie, el ser
humano y sus producciones son parte (por muy transformada que sea) de la
Naturaleza. Desde esta perspectiva no podemos entender el Capitalismo como
sistema económico activo que actúa sobre una Naturaleza pasiva. El Capitalismo
es en la Naturaleza y la Naturaleza es en el Capitalismo: esta es la hipótesis
fuerte de la doble internalidad que defiende Moore. Plantea así la necesidad de
una revolución conceptual en la manera de entender (y criticar) el capitalismo
histórico. El concepto clave es el de
oikeios, que es el medio ambiente que configuran los seres vivos (en este caso,
y de manera más radical, los humanos). Una dialéctica en la que interviene la
flora, la fauna, los ciclos y movimientos naturales, las modificaciones
geológicas y las biosféricas. A partir de aquí surge la pregunta clave: ¿Cómo
se unifica la Humanidad con la Naturaleza en el Capitalismo?. El capitalismo histórico surge en el S.XVI, a
partir de la transformación agrícola capitalista, la codificación simbólica y
las revoluciones científicas, combinadas con el racismo como bandera para
legitimar el esclavismo. La metáfora que utiliza Moore (para sustituir la
noción de “norma estructural” para definirlo como sistema) es la de “arrecifes
de coral”, en el sentido que las estructuras físicas, las percepciones y los
modelos productivos se multiplican periódicamente. Se va creando un oikeios que
va aniquilando el espacio por el tiempo, en el sentido que cada vez es mayor la
velocidad de los flujos de capital y acelerar los tiempos de retorno, con lo
cual podemos decir que el capital crea espacio. En el siglo XVII aparece el
tiempo abstracto, la racionalización y la cuantificación de todo lo que hay
para asegurar su control. Tiempo lineal
en un espacio plano y una naturaleza entendida como externa. La cartografía es
muy importante. No solo la sociedad es histórica, también lo es la naturaleza.
La geografía física y social van unidas, no las podemos separar. Jason W. More
cuestiona la operatividad de la idea de Antropoceno para entender el impacto
del hombre en la naturaleza. Propone sustituirlo por la noción de Capitaloceno,
que se iniciaría en el siglo XV. Esta conceptualización le permite cuestionar
también todo el mito de la revolución industrial, a la que considera
simplemente una etapa de lo que ya se inició más de tres siglos antes. Propone
(siguiendo, en parte a Arrighi) cinco etapas del capitalismo: 1) ciclo
germánico-ibérico (1451-1648);2) ciclo encabezado Países Bajos (1560-1740);3)
Ciclo encabezado por Gran Bretaña (1680-1910); ciclo encabezado por EEUU
(1870-1980); ciclo neoliberal. Pero todas estas son crisis de desarrollo, que
se resuelven por una capitalización y una apropiación renovadas. Las reglas del
juego del capitalismo se establecen a mediados del siglo XVII, con más de un
siglo de nacimiento de su dinámica. Parte de algo falso, que es que todo en la
naturaleza se puede reponer. El capitalismo transforma en décadas lo que
civilizaciones anteriores habían necesitado siglos. El dinero es clave, ya que lo que hace es
valorar el trabajo asalariado y devaluar el resto de la naturaleza, separar la
explotación de la apropiación.
Los estados, las clases, la producción de
mercancías y la apropiación de naturaleza barata son procesos y proyectos que
transforman lo humano y lo no humano. Se revoluciona el paisaje, la
productividad del trabajo (que sustituye a la de la tierra) y las técnicas de apropiación
global. Es necesario replantearse la ley
del valor, formulada por Marx, partiendo de cuatro enunciados que surgen de la
reconstrucción del capitalismo como una ecología-mundo. Son estos: 1) La
acumulación de capital supone la transformación de la Tierra (y de sus
habitantes); 2) La sustancia del valor es el trabajo social abstracto, pero las
relaciones de valor comprenden y unifican las relaciones de trabajo-energía,
remuneradas y no remuneradas; 3) La ley de valor es también una ley de apropiación
de la Naturaleza Barata;4) Las fronteras de la Naturaleza Barata se construyen
de manera activa a través de la praxis simbólica y la transformación material.
Se genera una naturaleza social abstracta a través de la cartografía, la
botánica, la cuantificación y la medición del espacio geométrico y del tiempo
lineal. El tema del valor, como sabemos desde Marx, es fundamental. Es el punto
de partida de Moore. La pregunta es ¿cómo se transforma el trabajo-energía en
valor? Una cuestión básica es que el capitalismo sobrevive por proyectos que
hacen trabajar a la naturaleza duro y barato. Esto es la apropiación, más
importante incluso que la explotación. La explotación es una mercantilización
del trabajo de la que se extrae una plusvalía. Pero la apropiación es el
trabajo no remunerado: materias primas,
energía, alimentos y fuerza de trabajo. Hablar de fuerza de trabajo no
remunerada hace referencia sobre todo al trabajo doméstico que las feministas
reivindican como trabajo olvidado y que recae básicamente en la mujer. Lo que es valor, por otra parte, lo decide
cada civilización. El capitalismo pasa del valor y productividad de la tierra
al valor y productividad del trabajo.
La savia del capitalismo es lo que Watson
llama la Gran Frontera, que es el proceso de transformación de territorios para
inclinar la balanza hacia la apropiación barata de recursos y aumentar la tasa
de ganancia. Porque la tasa de ganancia no depende solo de los salarios
(ligados lucha de clases) ni al precio de los materiales y maquinaria
utilizado. Todo esto es lo capitalizado, lo que entra en la producción. Depende
de que la apropiación tenga más peso que la capitalización. Se internalizan espacios necesarios para
acumular capital. Los límites del capitalismo son internos, provienen de que
necesita aumentar infinitamente su apropiación cuando los recursos son
limitados. Cuando disminuye la apropiación entonces hay una expansión
financiera porque no se invierte en la producción. Hay reducción ecológica,
falta de naturaleza para apropiarse y entonces se pone en marcha la triple
hélice: capital, ciencia y poder. Todo ello al servicio de la técnica
capitalista para movilizar y apropiarse de las fuerzas naturales. Es la
Naturaleza Barata de la que necesita apropiarse continuamente para superar sus
crisis. ¿Cuáles son las causas de las crisis del capitalismo? Para Moore hay
que explicarlo a partir de la relación entre la mercantilización y la
reproducción. Es decir, que mientras la tendencia del excedente del capital es
hacia la subida, el excedente ecológico decrece. El excedente ecológico es lo
que dispone el capital para apropiarse de la naturaleza de manera barata
(materias primas, alimentos, energía, fuerza de trabajo). Es decir, que el
capital accede de manera gratuita o casi gratuita a estos recursos naturales no
mercantilizados. El problema es que después de cada crisis y recuperación el
excedente ecológico se va reduciendo.
La pregunta es, por supuesto, si la crisis
actual es de desarrollo, es decir de una fase, o es epocal., es decir
estructural. Un elemento importante en el análisis de las crisis capitalistas
es que las crisis no solo son cíclicas sino acumulativas, es decir que la
superación de cada crisis es cada vez más difícil porque los recursos naturales
van disminuyendo. El autor plantea su hipótesis de que la crisis actual del
capitalismo es epocal y no tiene, por tanto, salida. Para ello analiza el
ascenso y el final de la Naturaleza barata. Lo que se problematiza son los
mecanismos de reproducción del sistema. Para ello toma como referencia la larga
evolución de la revolución verde, es decir, de la implantación mundial de la
agricultura capitalista , el agotamiento de recursos y todo el valor negativo
que va engendrando. El cambio climático es el más conocido, pero hay muchos más
(¿ la pandemia?).
Sintetizando
las aportaciones del marxismo, del ecologismo y, en parte, del feminismo.
Tomando como referencia también a otros grandes, como Immanuel Wallerstein, Giovanni
Arrighi y David Harvey. Una síntesis coherente y novedosa. Un libro que no es
fácil pero que merece el esfuerzo, ya que me parece imprescindible para
entender donde estamos y los radicales desafíos a los que nos enfrentamos.