Reseña de
La democracia y su
contrario. Representación, separación de poderes y opinión
pública.
Andrea Greppi
Madrid: Trotta, 2012
Escrito por Luis Roca Jusmet
Lo primero que quiero
decir es que me parece que el libro que me ocupa es, sin reservas, un
buen libro. Es un análisis muy riguroso, preciso y claro de los
desafíos que tiene hoy planteada la democracia contemporánea. Es
además, una apuesta clara por la democracia como el único sistema
basado en la soberanía de los ciudadanos, como la única realización
posible de la igualdad política. Las críticas a la democracia que
tenemos, dice el autor del libro, no deben cuestionar la democracia
desde alternativas no democráticas ni favorecer su contrario.
El tema, ya lo sabemos, está muy
vivo. Las últimas movilizaciones ciudadanas en el mundo de carácter
emancipatorio se han hecho en nombre de la democracia. Algunas de
ellas, también lo sabemos, se han dado en países cuyos gobiernos se
presentan como democráticos. Hay, por tanto, una escisión entre
esta demanda democrática y lo que funciona realmente en su nombre.
El análisis de esta escisión pasa por una crítica de la democracia
realmente existente. Esta crítica, cuando mantiene la exigencia
democrática, puede plantearse en dos registros. Un registro sería
el del cuestionamento radical. Este camino nos llevaría a decir que
no estamos en una democracia sino en una oligarquía liberal ( que
contiene, eso sí, algún elemento democrático). Era la postura que
mantenía, por ejemplo, Cornelius Castoriadis ( al que el autor solo
cita puntualmente y como referencia de otro pensador). Para
Castoriadis una sociedad democrática es autogestionaria. Es la que
sostiene, por ejemplo, Jacques Rancière, que dirá que estamos en
una sociedad policíaca ( con todos los matices que queramos). El
problema es que Castoriadis señala un listón tan alto en su
concepción de la democracia que choca con cualquier exigencia
posibilista. El caso de Rancière es aún más extremo : cualquier
forma de gobierno acaba siendo no democrática en cuanto que
estructura un orden nuevo en el que aparecerán nuevos excluidos.
Pero hay otros planteamientos republicanos socialistas, como el de
Gerardo Pisarello por ejemplo, que me parecen más interesantes
porque son más concretos, más realistas a pesar de su radicalidad.
Pisarello desarrolla su planteamiento en un libro que va muy bien
para contrastar con el de Greppi y que se llama Un largo Termidor.
La ofensiva del constitucionalismo antidemocrático (
Trotta, 2011). Para Pisarello lo que él llama tradición republicana
defiende una constitución democrática y social y lo que él llama
la tradición liberal defiende un constitución oligárquica. Es,
para él,de alguna manera, un reflejo de la lucha de clases.