Reseña de
Georges Canguilhem.
Vitalismo y Ciencias humanas
Francisco Vázquez García
Cádiz : Editorial UCA, 2018
Escrito por Luis Roca Jusmet
( Publicada en el número siete de la revista dorsal)
( Publicada en el número siete de la revista dorsal)
Francisco Vázquez
García es un filósofo híbrido, que no entiende la filosofía como una tradición pura
que se alimenta de sus propios textos. Piensa, por el contrario, que se enriquece
nutriéndose de materiales ajenos. Es, además, un autor polifacético, aunque
todos sus trabajos tengan un hilo conductor que los relacionan. Es uno de los
grandes estudiosos de Michel Foucault en nuestro país, un experto investigador
de la historia de la sexualidad en nuestro país y uno de los más destacados
sociólogos de la filosofía española. Entre otras cosas, claro, porque hay que
añadir que es el que mejor conoce en nuestro país la obra de Georges
Canguilhem, que durante mucho tiempo ha sido aquí conocido simplemente por su
influencia sobre Foucault. De él trata el libro, compuesto por varios artículos
que forman un conjunto coherente.
Empiezo por el texto,
denso y valioso, que establece los paralelismos y las diferencias entre Georges
Canguilhem y José Ortega y Gasset (“Filosofía y vitalismo en Canguilhem y
Ortega y Gasset) Al establecerlos se
remite a elementos de contenido, pero también a la sociología de la filosofía.
En este segundo aspecto recalca que pertenecen a dos generaciones y a dos
atmósferas culturales totalmente distintas, aunque ambos compartían la
influencia de la biología y la filosofía germánicas. Son dos trayectorias
singulares pero que confluyen en el intento de defender un vitalismo
racionalista (que Ortega llamó raciovitalismo) en un contexto en que dominaba
un irracionalismo vitalista.
Continuaré con el
capítulo “Canguilhem, la Historia y la Geografía: encuentro con la escuela de
los Annales y epistemología histórica francesa”. Es este texto Vázquez García señala
que Georges Canguilhem tiene el mérito de haber sido el único pensador capaz de
establecer un vínculo conceptual y teórico entre estas dos escuelas francesas
que, desgraciadamente, se ignoraron mutuamente. Más allá de este hecho, que ya
tiene su interés propio, se subraya la influencia que tuvo en la obra de
Canguilhem la escuela geográfica y el equipo de Estrasburgo. Se subrayan
aspectos sociológicos ( la procedencia rural del filósofo francés) y políticos
( su paso de una actitud pacifista a otra combativa al entrar en la
resistencia). Al mismo tiempo se señala que, aunque Canguilhem tenga una clara
influencia de Gastón Bachelard no cae, como este, en una excesiva
conceptualización y es capaz de arraigar el conocimiento en la técnica. La
normatividad vital acabó siendo para él el elemento unificador de la
experiencia.
En otro escrito
igualmente sugerente trata de la relación con los Disabillity Studies (estudios
sobre discapacidades). La propuesta del artículo es que los textos de
Canguilhem pueden ser útiles al buscar una tercera vía entre naturalistas y
culturalistas. Ni la realidad humana es una expresión biológica ni una
construcción sociocultural. Existe una interacción entre una realidad biológica
y lo que a partir de ella se transforma desde una sociedad y una cultura.
Francisco Vázquez García incide tanto en este debate antropológico como en las
consecuencias que tiene en el marco específico del planteamiento de las
discapacidades. Por una parte hay un reduccionismo desde el modelo biomédico en
el que se formula la idea de discapacidad como una carencia y una limitación.
Este planteamiento entiende que a los discapacitados les falta algo que tienen los
otros. De aquí se deriva una posición paternalista. Como reacción aparecen
grupos que niegan la propia conceptualización de discapacidad, considerándose
una variedad, una particular de la que derivan una reivindicación identitaria. Lo
que plantea Canguilhem es la comprensión del ser humano desde la normatividad
vital y la defensa delo que esta tiene de creativo frente a la normalización
social. Pero reconociendo las dificultades que pueden acompañar a unas
determinadas limitaciones biológicas.
El artículo
“Canguilhem y la Psicología” es muy relevante, tanto para los interesados en el
filósofo francés como a los que quieren entender la psicología de una manera
crítica. Al mismo tiempo brinda a los estudiosos de Michel Foucault la
posibilidad de abordar la interacción entre ambos pensadores (que no va en una
sola dirección, la del maestro Canguilhem al discípulo Fooucault). Querría
destacar la crítica radical que hace Canguilhem de la psicología objetivista de
la adaptación, especialmente del conductismo, que sería una pseudociencia que
no es otra cosa que una técnica de normalización social. Es decir, una
tecnología al servicio de una ideología. La crítica se realiza desde diversos
frentes: epistemológico (en la línea abierta por Gastón Bachelard) y
ético-político. Pero con su trabajo crítico Georges Canguilhem no quiere
descalificar a la psicología en su conjunto. Solo una manera de entender la
psicología ( que, podemos añadir, es la hegemónica). Aunque el filósofo francés
es prudente y no se apunta a movimientos como la antipsiquiatría y la
antimedicina, sí considera que es posible una psicología complementaria de la
medicina, que pueda abordar la enfermedad sin eliminar la subjetividad del enfermo
y reducirlo a un conjunto de mecanismos y piezas que hay que reparar.
Igualmente apoya una psicología social del trabajo que no se apoye en la
normatividad vital del trabajador y no pretenda aplastarla con normas centradas
exclusivamente en la productividad.
Viene ahora un
artículo que entraría plenamente en un terreno que Francisco Vázquez García
domina muy bien, que es el de la sociología filosófica: “La recepción de
Bachelard y Canguilhem en España, en (1960 y 1980). Estudio muy riguroso que vale
la pena conocer y aquí destaco la figura de Felipe Cid, que fue el principal
estudioso y traductor de la obra de Canguilhem. Recepción bastante fallida
(aunque presente en círculos vanguardistas minoritarios) por la hegemonía de la
filosofía analítica de la ciencia de corte anglosajón.
Muy interesante me resulta el texto “La recepción de Canguilhem
en la obra de Foucault.” Francisco Vázquez siempre ha defendido que si hay que
hablar de un maestro de Michel Foucault este es Georges Canguilhem. Señala que,
para Foucault, Canguilhem presenta una paradoja: por una parte lo señala como
centrado en cuestiones muy precisas dentro de la epistemología y, por otro, la
enorme influencia que tuvo en la filosofía posterior, entre las cuales la suya.
Igualmente señala que él, al igual que otros que se encontraban en la misma
tradición de análisis conceptual de historia de la ciencia (como Cavaillès) se
implicaron mucho más en la resistencia antinazi que otros que hablaban de una
filosofía del sujeto y del compromiso ( como Sartre). Foucault aprendió de
Canguilhem muchas cosas, pero vale la pena destacar el concepto de
“normalización”, tan presente en la filosofía de Foucault. Esto, al margen, de
las influencias epistemológicas (que eran las que destacaba, de una manera
parcial, Foucault) y de su “humanismo enigmático” y de la defensa práctica,
antes que discursiva, de un “universalismo moral”.
El capítulo más
potente es, a mi modo de ver, el que denomina “Ontología y vitalismo en
Canguilhem y Foucault”. Hay aquí una profundización importante en la teoría
ontológica de Canguilhem, de la que destaco la comparación entre él y
Nietzsche. Francisco Vázquez García recoge bien el elemento común del
perspectivismo y el vitalismo pero marca una separación radical en la manera
como ambos entienden la relación entre conocimiento y vida. Para Nietzsche el
conocimiento (“La voluntad de verdad”) es un obstáculo, mientras que para
Canguilhem es una expresión de su riqueza. Al mismo tiempo es muy sugerente la
manera como nos explica la ontología vitalista de Canguilhem : una fuerza
lábil, plástica, que es enormemente creativa y se dota de las normas biológicas
necesarias para adaptarse a su entorno. Para los interesados en Foucault (sin
dejar de estarlo por Canhuilhem ) resulta apasionante la propuesta radical que
hace el autor a partir de lo expuesto en el libro de Béatrice Han L´ontologie manquée de Michel Foucault. La
idea es que hay una ontología implícita en Foucault, que es vitalista. Sería
discutible si va más en la línea de Nietzsche o de Canguilhem. En todo caso, el
autor lo tiene claro: Foucault está en la línea de Canguilhem y no de
Nietzsche, por lo menos en este aspecto. Foucault no es un relativista ni un
constructivista, critica, como Canguilhem, los aspectos ideológicos de las
ciencias “inmaduras”, empezando por la psicología. Pero no cuestiona las
ciencias”duras”. Aquí apunta Francisco Vázquez García la idea de Canguilhem,
que considera presente en Foucault, de la filosofía como evaluación, como
crítica de los valores, incluso del valor de la ciencia en relación a la vida.
La parte final parece también de un interés extraordinario. Hace una
comparativa entre la manera en que cada uno de los dos entiende la relación
entre normas vitales y normas sociales. Señala una doble influencia: el
concepto de normalización de Foucault se inspira en Canghilhem pero éste pasa,
por influencia de Foucault, de una antropología regida por la biología a una
biología regida por la antropología. Ambos comparten una concepción
antiesencialista de la vida, abierta, creativa y finita. En la que no hay
prototipo, ya que el desvío y el error son su motor. Otro tema es el del biopoder,
concepto clave en Foucault en la que también pueden encontrarse huellas de
Canguilhem. En todo caso huyen del biologismo y del culturalismo y nos dan
instrumentos teóricos muy importantes para desarrollar esta tercera vía.
Es, en definitiva, un
libro importuno y necesario. Para conocer a este filósofo tan interesante y
poco conocido. Y nadie mejor que Francisco Vázquez García para hacerlo.
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