Luis Roca Jusmet
¿ Qué es el eneagrama ? A la mayoría ni le suena, otros lo utilizan y algunos lo veneran. Expliquemos un poco su origen, su discurso y su práctica. Respecto a su procedencia parece ser que viene del sufismo y que fue asimilado por Gurdjieff, un maestro espiritual, nacido en Armenia el año 1866, que entró en contacto con diversas tradiciones esotéricas. Tiene escritos bastantes libros, algunos de ellos por él mismo y otros por un discípulo suyo llamado Oupensky. Su objetivo es una transformación radical a partir de un trabajo interno. Gurdjieff tiene discípulos en todo el mundo y el eneagrama es una figura de nueve puntas que Gurdjieff utiliza en sentido esotérico. No entro aquí en este sentido originario, que desconozco.
Posteriormente Oscar Ichazo, un chamán boliviano nacido en 1931, que fundó la Escuela de Arica ( un desierto chileno) dice haber aprendido esta técnica secreta y a partir de ellas formula un eneagrama de la personalidad. Este eneagrama es una figura de nueve tipologías que se relacionan entre sí de una determinada manera. Pero será Claudio Naranjo, psiquiatra chileno nacido en 1932, el encargado de difundir por EEUU, America Latina y Europa este sistema. Naranjo procedía de la Escuela de la Gestalt, una variante de la psicología humanista. En todo caso asume un papel de Maestro espiritual que, debido a su carisma, atraerá a muchos discípulos. Don Riso y Helen Palmer, estadounidenses, serán dos de sus discípulos que intentan difundir una versión propia, menos espiritualizada, más práctica del sistema.
El eneagrama está siendo utilizado actualmente por múltiples organizaciones, desde el departamento de recursos humanos de multinacionales hasta los ejercicios espirituales de los jesuitas. Incluso, por dar un ejemplo, el eneagrama fue utilizado en profundidad en cursos para profesores organizados por el Departament d´Educació de la Generalitat de Catalunya. Hay gran cantidad de libros sobre el tema, se hacen múltiples cursos, seminarios y talleres y tiene en la clase media globalizada un público creciente e incondicional. Porque como ha señalado la socióloga Eva Illouz nuestra sociedad está muy dominada por el discurso psicológico. Cuando se corroe el carácter como dimensión social, como dice otro gran sociólogo, Richard Sennet, se busca en la personalidad individual la manera de afirmarse. Uno se busca a sí mismo y no obtiene en la psicología institucional la manera de hacerlo. La estadística, la neurofisiología, el conductismo , ni siquiera el cognitivismo valen para esta búsqueda interna.
Queda el psicoanálisis, pero es caro, largo y nos enfrenta al inconsciente. Se busca algo más rápido, más gratificante. Si hacemos caso al psiconalista Jacques Lacan, podríamos afirmar que lo que se busca es una satisfacción narcicista del yo, una identificación imaginaria. El eneagrama es, en este sentido, muy útil. Pero la identidad yoica, según el planteamiento lacaniano, es un autoengaño, un señuelo de nuestro imaginario. El psicoanálisis rechaza por este motivo el eneagrama. Y la psicología hegemónica que se las da de científica, la cognitiva-conductista, la descarta porque considera ( al igual que al psicoanálisis) una psicología no científica.
Yo he estudiado muy a fondo el eneagrama. A través de muchas lecturas, de un taller y de muchos análisis seguiendo los instrumentos teóricos que proporciona.He de reconocer que el sistema es ingenioso y que recupera algo perdido por esta pseudociencia que es la psicología. Me refiero a la teoría de las pasiones. No nos engañemos: la psicología no es una ciencia, es un arte. Lo reconoce uno de los mejores psiquiatras españoles que han existido, Carlos Castilla del Pino. Pero toda esta ideología de la adaptación de base cognitivo-conductista no tiene nada de científica. Ya nos lo advirtió uno de los grandes filósofos de la ciencia, Georges Cangelheim, maestro de Foucault. Hay también la psicología humanista del crecimiento, que se somete a un ideal imposible de salud mental y realización. Todo es ideología, nada es científico. Queda el psicoanálisis, que es algo serio. No es ni ciencia ni filosofía pero tampoco es ideología. Queda para otra reflexión su análisis crítico pero merece todos mis respetos, aunque no mi devoción.
La psicología intuitiva tiene su mejor expresión en algunos filósofos y escritores. De estos últimos podemos citar a Cervantes, Shakespeare o Stendhal entre los filósofos podríamos citar desde Aristóteles a Nietzsche pasando por Tomás de Aquino. Pero destaca sobre todo el gran Spinoza con su teoría de las pasiones. Los teóricos del Eneagrama recogen algo de esta sabiduría al señalar las nueve pasiones fundamentales. Estas serían la ira, el orgullo, la vanidad, la envidia, la avaricia, el miedo, la gula, la venganza o lujuria ( que las asimila de una manera confusa) y la pereza. Estas pasiones existen y estructuran hábitos y actitudes. Que cada una configure una personalidad es más discutible. ¿ Existen las personalidades ? Esto nos lleva a la diferencia entre conceptos de base más realista y más nominalista. Un concepto de base realista sería el de ser humano, ya nos basamos en una diferencia biológica real que marca las diferencias interespecíficas. Uno más nominalista es el de personalidad o carácter, que se basa en una clasificación que acordamos, pero que no por esto es arbitraria. Todas las clasificaciones son discutibles pero si están bien pensadas tienen una base real porque se basan en una criterio existente. Por ejemplo la de Jung entre introvertido y extrovertido. O el mismo Freud cuando habla del carácter narcisista, el obsesivo y el dependiente. En este sentido la clasificación del eneagrama sería aceptable con dos condiciones. La primera es que sirva para orientar pero no para clasificar. La segunda es relativizarla y aceptar los tipos mixtos, ya que de otra forma adaptamos los hechos singulares a la doctrina y no al revés. Si somos capaces de asumir estas condiciones el eneagrama puede ser una cajain de herramientas útil. Si no lo hacemos la identificación imaginaria nos salva de la angustia renunciando a lo que somos, a lo más propio y singular. Y lo que ejerce el terapeuta, siguiendo el concepto elaborado por Michel Foucault, es un poder pastoral. Se convierte en un sacerdote laico que nos enseña el camino a seguir.El eneagrama formula nueve tipologías y cada una de ellas se corresponde con un número. Soy un 1, soy un 5 o soy un 8, dicen los sorprendidos participantes. Buscan en los afines que han descubierto una identidad, también imaginaria, de grupo. Y tienen además un camino marcado porque el eneagrama establece una relación entre todos los tipos, una que va hacia el progreso y otra a la deriva. Si eres un 8 debes ir hacia el 4 no hacia el 5. Tenemos entonces un mapa, un camino marcado de salvación. Descubierto el pecado hay un camino de redención. Tenemos una buena base cultural cristiana que permanece latente y que soporte, aunque sea inconsciente, a estos planteamientos.Posteriormente Oscar Ichazo, un chamán boliviano nacido en 1931, que fundó la Escuela de Arica ( un desierto chileno) dice haber aprendido esta técnica secreta y a partir de ellas formula un eneagrama de la personalidad. Este eneagrama es una figura de nueve tipologías que se relacionan entre sí de una determinada manera. Pero será Claudio Naranjo, psiquiatra chileno nacido en 1932, el encargado de difundir por EEUU, America Latina y Europa este sistema. Naranjo procedía de la Escuela de la Gestalt, una variante de la psicología humanista. En todo caso asume un papel de Maestro espiritual que, debido a su carisma, atraerá a muchos discípulos. Don Riso y Helen Palmer, estadounidenses, serán dos de sus discípulos que intentan difundir una versión propia, menos espiritualizada, más práctica del sistema.
El eneagrama está siendo utilizado actualmente por múltiples organizaciones, desde el departamento de recursos humanos de multinacionales hasta los ejercicios espirituales de los jesuitas. Incluso, por dar un ejemplo, el eneagrama fue utilizado en profundidad en cursos para profesores organizados por el Departament d´Educació de la Generalitat de Catalunya. Hay gran cantidad de libros sobre el tema, se hacen múltiples cursos, seminarios y talleres y tiene en la clase media globalizada un público creciente e incondicional. Porque como ha señalado la socióloga Eva Illouz nuestra sociedad está muy dominada por el discurso psicológico. Cuando se corroe el carácter como dimensión social, como dice otro gran sociólogo, Richard Sennet, se busca en la personalidad individual la manera de afirmarse. Uno se busca a sí mismo y no obtiene en la psicología institucional la manera de hacerlo. La estadística, la neurofisiología, el conductismo , ni siquiera el cognitivismo valen para esta búsqueda interna.
Queda el psicoanálisis, pero es caro, largo y nos enfrenta al inconsciente. Se busca algo más rápido, más gratificante. Si hacemos caso al psiconalista Jacques Lacan, podríamos afirmar que lo que se busca es una satisfacción narcicista del yo, una identificación imaginaria. El eneagrama es, en este sentido, muy útil. Pero la identidad yoica, según el planteamiento lacaniano, es un autoengaño, un señuelo de nuestro imaginario. El psicoanálisis rechaza por este motivo el eneagrama. Y la psicología hegemónica que se las da de científica, la cognitiva-conductista, la descarta porque considera ( al igual que al psicoanálisis) una psicología no científica.
Yo he estudiado muy a fondo el eneagrama. A través de muchas lecturas, de un taller y de muchos análisis seguiendo los instrumentos teóricos que proporciona.He de reconocer que el sistema es ingenioso y que recupera algo perdido por esta pseudociencia que es la psicología. Me refiero a la teoría de las pasiones. No nos engañemos: la psicología no es una ciencia, es un arte. Lo reconoce uno de los mejores psiquiatras españoles que han existido, Carlos Castilla del Pino. Pero toda esta ideología de la adaptación de base cognitivo-conductista no tiene nada de científica. Ya nos lo advirtió uno de los grandes filósofos de la ciencia, Georges Cangelheim, maestro de Foucault. Hay también la psicología humanista del crecimiento, que se somete a un ideal imposible de salud mental y realización. Todo es ideología, nada es científico. Queda el psicoanálisis, que es algo serio. No es ni ciencia ni filosofía pero tampoco es ideología. Queda para otra reflexión su análisis crítico pero merece todos mis respetos, aunque no mi devoción.
Para que el eneagrama sea útil recogeré las nueve tipologías centradas en su idea-afecto. Es decir, en una creencia ligada a una fijación afectiva que actúa como nuestro sistema defensivo frente a los otros. Asumiré también la división de los tres centros. El 2-3-4 están centrados en lo emocional porque lo que más necesitan es el reconocimiento del otro. Cada uno de ellos lo busca a su manera.
El dos. Busca el reconocimiento haciéndose indispensable para los otros, poniéndose a su servicio, aparentemente. Pero lo que quiere es que lo consideren necesario, que le agradezcan su presencia. Su fijación es el orgullo, aunque no parezca orgulloso. Lo está por ser tan bueno, tan generoso.
El tres. Busca el reconocimiento a través de la admiración. Tiene que ser el mejor, compitiendo con todos y ganando siempre. Su fijación es la vanidad, debe inflar siempre su narcisismo.
El cuatro. No encuentra reconocimiento, considera que le falta lo que tienen los otros. Se refugia en su diferencia, pero está en falta. Su fijación es la envidia, quiere lo que los demás tienen y a él le falta. Esto le puede llevar a sentir vergüenza (si se culpa él) o agresividad ( si quiere vengarse de los otros).
El 5-6-7 está centrados en lo mental por su necesidad de seguridad. Deben protegerse, sobre todo del dolor, y han de calcular cómo hacerlo. Cada cual a su manera.
El cinco. Busca un refugio desde el que aislarse. Ni pide ni da, no quiere arriesgarse para que no le hagan daño. Su fijación es la avaricia.
El seis. Busca protegerse de los posibles ataques de los otros y se siente inseguro. Su fijación es el miedo. Puede reaccionar interiorizando unas normas de manera absoluta. Puede ser agresivo haciendo del ataque la mejor defensa. O puede, simplemente, ser un inseguro que está siempre dudando.
El siete. Busca protegerse del dolor evadiéndose de lo real. Se evade con distracciones para divertirse en la superficialidad, con adicciones o con estímulos que le tengan entretenido o con fantasías idealizadas. Su fijación es la gula, que quiere decir el consumo inmoderado de estímulos, sustancias, proyectos, diversiones...
El tercer centro es la afirmación frente a los otros. La manera como somos capaces de sobrevivir aparece como prioritaria.
El ocho. Se afirma de forma activa, a través de la lucha porque pare él las relaciones se basan en el eje dominio/sumisión. O dominas al otro o el otro te domina a tí. Sobrevivimos imponiéndonos a los otros.
El nueve. Se afirma de forma pasiva, adaptándose. Sobrevive evitando el conflicto.
El uno. Se afirma a través de sus principios, que es la manera como sobrevive, a través de sus normas como modelo de existencia.
Estos tres centros se corresponden además con las necesidades deficitarias de Abraham Maslow. Igualmente que plantea Maslow, el eneagrama plantea que una vez cubiertas las necesidades superando las fijaciones, entonces podemos avanzar hacia nuestra autorrealización.
Como decía antes, son nueve dinámicas bien planteadas, pero que pueden existir combinadas, mixtas. No hay nueve tipologías reales sino nueve conceptos para orientarse respecto a las dinámicas singulares.
Otra cuestión que plantea el eneagrama es el sistema de flechas, que es una artimaña ingeniosa que da a la teoría una forma sistemática y normativa. Aquí puedo plantear mis dudas respecto a la existencia de estas dinámicas pero también pueden servirnos como orientación. Las flechas señalan el camino, supuestamente, para avanzar y para retroceder. Veamos cada caso.
El uno retrocede hacia el cuatro y avanza hacia el siete. Retrocede hacia el cuatro porque si se ve a sí mismo como indigno ( de acuerdo con sus exigentes normas) cae en la melancolía, que el peor estado del cuatro. El uno avanza hacia lo mejor del siete, que es la capacidad de divertirse, de desdramatizar. El dos retrocede hacia el ocho y avanza hacia el cuatro. Retrocede hacia el peor ocho cuando se pone agresivo porque los otros no responden con el agradecimiento que considera que merece. Avanza hacia el mejor cuatro cuando está pendiente de lo que quiere y no de lo que quieren los otros. El tres retrocede hacia el peor nueve cuando fracasa y se vuelve indolente.Avanza hacia el mejor seis, capaz de autocrítica y de plantearse dudas. El cuatro retrocede hacia el peor dos, el más dependiente, cuando pierde totalmente su autoestima. Avanza hacia el mejor del uno, que es no estar tan pendiente de sí y orientarse por unos principios. El cinco retrocede hacia el peor siete, el adictivo, cuando su refugio se desmonta. Avanza hacia el mejor ocho cuando es capaz de salir de su cueva y luchar abiertamente. El seis retrocede hacia el peor tres cuando se siente tan inseguro que necesita competir compulsivamente para sentirse seguro. Avanza hacia el nueve relajándose y no poniéndose a la defensiva. El siete retrocede volviéndose rígido como el peor uno, cuando le fallan los estímulos y avanza como el mejor cinco, parando a reflexionar. El ocho retrocede cuando como el peor cinco se aisla por sentirse derrotado y avanza como el mejor dos cuando es generoso. El nueve retrocede como el peor seis y se vuelve inseguro y bloqueado y avanza como el mejor tres cuando es capaz de competir.
Esta sería, para mí, la mejor del eneagrama. la de un instrumento más, siempre aproximado, para el conocimiento propio y del otro
El dos. Busca el reconocimiento haciéndose indispensable para los otros, poniéndose a su servicio, aparentemente. Pero lo que quiere es que lo consideren necesario, que le agradezcan su presencia. Su fijación es el orgullo, aunque no parezca orgulloso. Lo está por ser tan bueno, tan generoso.
El tres. Busca el reconocimiento a través de la admiración. Tiene que ser el mejor, compitiendo con todos y ganando siempre. Su fijación es la vanidad, debe inflar siempre su narcisismo.
El cuatro. No encuentra reconocimiento, considera que le falta lo que tienen los otros. Se refugia en su diferencia, pero está en falta. Su fijación es la envidia, quiere lo que los demás tienen y a él le falta. Esto le puede llevar a sentir vergüenza (si se culpa él) o agresividad ( si quiere vengarse de los otros).
El 5-6-7 está centrados en lo mental por su necesidad de seguridad. Deben protegerse, sobre todo del dolor, y han de calcular cómo hacerlo. Cada cual a su manera.
El cinco. Busca un refugio desde el que aislarse. Ni pide ni da, no quiere arriesgarse para que no le hagan daño. Su fijación es la avaricia.
El seis. Busca protegerse de los posibles ataques de los otros y se siente inseguro. Su fijación es el miedo. Puede reaccionar interiorizando unas normas de manera absoluta. Puede ser agresivo haciendo del ataque la mejor defensa. O puede, simplemente, ser un inseguro que está siempre dudando.
El siete. Busca protegerse del dolor evadiéndose de lo real. Se evade con distracciones para divertirse en la superficialidad, con adicciones o con estímulos que le tengan entretenido o con fantasías idealizadas. Su fijación es la gula, que quiere decir el consumo inmoderado de estímulos, sustancias, proyectos, diversiones...
El tercer centro es la afirmación frente a los otros. La manera como somos capaces de sobrevivir aparece como prioritaria.
El ocho. Se afirma de forma activa, a través de la lucha porque pare él las relaciones se basan en el eje dominio/sumisión. O dominas al otro o el otro te domina a tí. Sobrevivimos imponiéndonos a los otros.
El nueve. Se afirma de forma pasiva, adaptándose. Sobrevive evitando el conflicto.
El uno. Se afirma a través de sus principios, que es la manera como sobrevive, a través de sus normas como modelo de existencia.
Estos tres centros se corresponden además con las necesidades deficitarias de Abraham Maslow. Igualmente que plantea Maslow, el eneagrama plantea que una vez cubiertas las necesidades superando las fijaciones, entonces podemos avanzar hacia nuestra autorrealización.
Como decía antes, son nueve dinámicas bien planteadas, pero que pueden existir combinadas, mixtas. No hay nueve tipologías reales sino nueve conceptos para orientarse respecto a las dinámicas singulares.
Otra cuestión que plantea el eneagrama es el sistema de flechas, que es una artimaña ingeniosa que da a la teoría una forma sistemática y normativa. Aquí puedo plantear mis dudas respecto a la existencia de estas dinámicas pero también pueden servirnos como orientación. Las flechas señalan el camino, supuestamente, para avanzar y para retroceder. Veamos cada caso.
El uno retrocede hacia el cuatro y avanza hacia el siete. Retrocede hacia el cuatro porque si se ve a sí mismo como indigno ( de acuerdo con sus exigentes normas) cae en la melancolía, que el peor estado del cuatro. El uno avanza hacia lo mejor del siete, que es la capacidad de divertirse, de desdramatizar. El dos retrocede hacia el ocho y avanza hacia el cuatro. Retrocede hacia el peor ocho cuando se pone agresivo porque los otros no responden con el agradecimiento que considera que merece. Avanza hacia el mejor cuatro cuando está pendiente de lo que quiere y no de lo que quieren los otros. El tres retrocede hacia el peor nueve cuando fracasa y se vuelve indolente.Avanza hacia el mejor seis, capaz de autocrítica y de plantearse dudas. El cuatro retrocede hacia el peor dos, el más dependiente, cuando pierde totalmente su autoestima. Avanza hacia el mejor del uno, que es no estar tan pendiente de sí y orientarse por unos principios. El cinco retrocede hacia el peor siete, el adictivo, cuando su refugio se desmonta. Avanza hacia el mejor ocho cuando es capaz de salir de su cueva y luchar abiertamente. El seis retrocede hacia el peor tres cuando se siente tan inseguro que necesita competir compulsivamente para sentirse seguro. Avanza hacia el nueve relajándose y no poniéndose a la defensiva. El siete retrocede volviéndose rígido como el peor uno, cuando le fallan los estímulos y avanza como el mejor cinco, parando a reflexionar. El ocho retrocede cuando como el peor cinco se aisla por sentirse derrotado y avanza como el mejor dos cuando es generoso. El nueve retrocede como el peor seis y se vuelve inseguro y bloqueado y avanza como el mejor tres cuando es capaz de competir.
Esta sería, para mí, la mejor del eneagrama. la de un instrumento más, siempre aproximado, para el conocimiento propio y del otro
Gracias por la información, sin embargo, tengo un duda particular en el siete señala que retrocede volviéndose rígido como el peor cuatro (creía que era hacia el uno), cuando le fallan los estímulos y avanza como el mejor seis (cinco), parando a reflexionar. Según dirección de las flechas.
ResponderEliminarEs así o estoy equivocada.
Gracias
Gracias Bárbara. Tienes razón, me había confundido al escribir. Un abrazo
EliminarGracias a tí por darte el tiempo está súper interesante.
ResponderEliminarInteresante y acertado, como siempre, Luis. Deseo señalar simplemente que muchos sistemas de crecimiento personal antiguos (quiero decir pre-psicoanalíticos) emplean el esquema de "formas de ser" como punto de partida, como tú ya sabes. El psicoanálisis, como tú también sabes, lo rechaza. Y los intentos de usar los mecanismos de defensa como estructuración, que fue propuesto por la hija de Freud terminaron por considerarse de otro modo. Y Lacan, como los filósofos existencialistas y muchos de los posteriores en el siglo XX, se desmarca de la noción de "ser", que trasluce en todos estos sistemas. Y lo señalo porque en Homeopatía también los medicamentos se emplean como estructura, esencia, etc. Esto no me parece aceptable. Sigo en este sentido a los budistas, practicantes del Zen, y también taoístas, aunque en estos últimos se pueda encontrar alguna inclinación a la citada estructuración. No hay ser, ya que lo que parece "ser" se puede cambiar en un minuto. Y admito que el "retorno del síntoma" pueda hacernos pensar lo contrario. Se trata de otra cosa. Un saludo.
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