Escrito por Luis Roca Jusmet
Mi compromiso político se inicia, como en tantos otros miembros de mi generación con la entrada en la Universidad. Entré en la Universidad Autónoma de Barcelona en enero de 1975, que es cuando se experimentó por primera y última vez el "experimento" del ministro Cruz Esteruelas del año juliano, que debía coincidir con el año escolar.
Había, de todas maneras, antecedentes. No familiares. Mi família, de la pequeña burguesía catalana, era apolítica. Aunque mis abuelos habían apoyado el franquismo. Uno era un pequeño comerciante catalanista de la Lliga catalana. El otro un falangista sin ambiciones políticas. Había estudiado el bachillerato en las Escuelas Pías de Balmes. En los últimos años había observado algunas movidas políticas. Desde un grupo promarxista encabezado por Antoni Domènech hasta otro de extrema derecha dirigido por Ernest Milà. Había tenido alguna mala experiencia con la policía. Un día me agredieron arbitrariamente por asociarme a una manifestación.En el COU Jaume Bofill habían grupos de militantes de extrema derecha ( dirigidos por el profesor de F.E.N.) y antifranquistas ( BR, PSAN). El 3 de abril la policía mató a un obrero en la huelga del Besós. Vinieron dos militantes del Partido del Trabajo. Conectando con ellos fuimos a recitar el grupo de teatro del que formaba parte a Trinitat. Pero mi rebeldía pasaba por la moda contracultural : beatniks, hippies... y no tenía el más mínimo sentimiento catalanista. Aunque era catalán, hijo y nieto de catalanes, mi lengua materna era el castellano. Y tenía un cierto rechazo hacia la gente que hablaba catalán. Porque era la lengua del abuelo que detestaba. Porque me parecía que los que lo hablaban lo hacían desde una actitud altiva, arrogante.
En la Universitat me afilié a la Liga Comunista, grupo izquierdista de tipo troskista. Lo hice por la vía de una amiga de COU que estudiaba en la Universidad central, ya que en la Autónoma éramos un pequeño grupo de simpatizantes. Las asambleas las dirigía el lider carismático del PSUC Jordi Dagà. Estaban también los de Convergencia Socialista, que luego serían la base del PSC. Coincidían bastante en el estilo: pequeño burgueses ilustardos,catalanistas y reformistas. No me atraían en absoluto. Los profesores de su entorno tampoco. Me gustaba Pep Subirós, que militaba entonces en la OICE. Luego estaba Bandera Roja, bastante moderado a pesar del nombre y que el año siguiente se integraría en el PSUC. Estaba el Partido del Trabajo, formado por jóvenes, más de barrio y castellano parlantes. Eran unos maoístas muy poco atractivos, con un aire muy puritano. Luego teníamos a un grupo de anarquistas muy activo y, sobre el PORE, la competencia troskista, muy activa en la Autónoma. Fueron tres años difíciles para mí. La situación familiar era complicada y yo estaba totalmente desorientado. Militar en la Liga me hacía sentirme parte de algo, aunque nunca me creí la revolución. Pero hacía como si lo creyera. Dejé la Universidad y me dediqué a trabajos anodinos mientras estaba en el aparato de propaganda de la Liga Comunista. Juan Colomar, el líder indiscutible, personaje singular al que he dedicado un post. En 1976 funda la tendencia marxista, un grupo crítico con el troskismo y el leninismo, que tenía como base la discusión de textos de Cornelius Castoriadis. Al disolverse la Liga Comunista y integrarse en la Liga Comunista Revolucionaria, el grupo desapareció de mi horizonte. Me apunté en la CNT, que en aquellos momentos agrupaba a todos los descontentos de como se estaba llevando la Transición bajo la dirección del PCE y ahora el PSOE. Que tampoco queríamos volver al izquierdismo dogmático. Parecía un espacio de libertad en el sentido más amplio y radical. recuerdo que me reuní con Antonio Fernández Teixidó y con Santiago López Petit, que para mí representaban el ideal de marxismo libertario. El primero había compartido militancia ( él como líder, yo como soldado) en la Liga ( y luego en la tendencia marxista).
Había en mí, aunque nunca me acabara de creer nada,una repulsa clara de todo lo que significaba el franquismo y una aspiración a una sociedad libre e igualitaria. Y la militancia en la Liga me formó políticamente.
Fueron los años en que murió Franco y el tiempo convulso entre su muerte y las primeras elecciones, en junio de 1977. Aquí acabó mi militancia. ¿ Desencanto ? En realidad nunca estuve encantado. Era, en aquellos tiempos, una bala perdida que me impliqué en política. A finales del 77 todo dejaba de tener sentido para mí.
Interesante historia politica personal.Yo estuve en la joven guardia roja y despues en la liga en Valencia.De clase obrera con problemas familiares desde que vine al mundo y despues media vida llevo en el sicoanalisis......
ResponderEliminarUn abrazo Luis
Un abrazo.
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