Reseña de
La quimera de la creatividad. La deriva ideológica de
la neurociencia creatividad
Daniel
Inglada, Manuel Villar y Oriol Leira
Barcelona: Editorial
Icaria, 2019, 117 páginas.
Michel Foucault propuso una manera
interesante de entender la filosofía: como una ontología de la actualidad. El
libro que nos ocupa hay que situarlo en esta dimensión. Los tres autores, que
forman parte de la Asociación Filòsofs de la Gleva, nos ofrecen un análisis
coral de lo que significa hoy el imperativo de la creatividad. ¿Por qué nos
presionan tanto por ser creativos y nos culpabilizan por no serlo? Porque, como bien señala el ensayo, la creatividad
es una cortina ideológica detrás de la cual puede haber únicamente una cortina
de humo, un semblante, una apariencia detrás de la cual se esconde una sociedad
efímera, precaria y conformista. Todo ello conformando una ideología, y aquí
seguiremos a Marx, que lo que pretende es legitimar el capitalismo tal como lo
define el neoliberalismo.
El otro gran tema del libro es, como dice el
subtítulo, “la deriva de la neurociencia”. Siguiendo lo que plantea el
sociólogo anglofoucaultiano Nikolas Rose, estamos pasando de una sociedad
obsesionada por la mente (la del poder de los psicólogos) a otra obsesionada
por el cerebro (la del poder de los neurocientíficos). Desde una opción fuerte
que identifica la mente con el cerebro se está proponiendo que podremos ir
modelando nuestro cerebro a la carta. La paradoja es sin esto nos llevará, como
dicen los autores siguiendo al filósofo Markus Gabriel, a un determinismo que
niegue la libertad y la responsabilidad, o bien (como sugiere Nikolas Rose) a
una idea en que cada cual ( el que se lo pueda pagar, claro) podrá diseñar un
cerebro según sus deseos. Es decir, que aparentemente seremos libres de tener
el cerebro que se conforme a nuestros deseos. Lo cual significa ( en la medida
en que identificamos la identidad personal con nuestro cerebro) que podemos
decidir nuestra identidad. La pregunta es, entonces, quién decide quienes
queremos ser. Como sugieren los autores siguiendo una sugerencia de Nietzsche, la creatividad (“inventémonos a nosotros mismos”) va ligada a la
credulidad. Y es el Otro social el que está decidiendo por nosotros. También
aquí recojo su sospecha de bajo la retórica de la máxima libertad podemos
encontrar la máxima manipulación, porque es la misma idea de verdad la que
puede sacrificarse.
En cualquier
caso, y en esto coincido totalmente con el sentido del libro, esta ideología
tiene como consecuencia la reducción de nuestra mente a un puro entramado
neuronal en el que no cabe el pensamiento crítico.
El libro está estructurado en cuatro capítulos.
Se intuye que los tres primeros están escritos por cada uno de los autores,
pero está bien que no los firmen individualmente para insistir en su carácter
coral.. Democratización, paradojas y dispositivos de la creatividad son
tratados de una manera ágil y sugerente. Se señalan los tres ámbitos donde se
aplica esta ideología de la creatividad : familia, escuela y empresa y los
efectos que tienen en ellos y en la sociedad en general.
El cuarto si
parece más la puesta en común de una conversación a tres e incluye unas
reflexiones finales que incluye un epílogo ( a modo de conclusión) y unos
matices sobre el tema de las neurociencias, para el que aplican muy
certeramente el término “nudo gorgiano”.
El libro está bien escrito, es claro y
riguroso. Tiene un valor básicamente introductorio, la de abrir un horizonte para
abordar una serie de problemas ético-políticos contemporáneos que en España
están poco trabajados, como la cuestión del impacto de las neurociencias desde
la perspectiva ideológica en que se las sitúa. Al mismo tiempo me parece muy
novedoso y original el tratamiento de la creatividad.
Mi crítica
es que hay demasiadas citas, muchas de ellas de autores menores. Veo a faltar,
en cambio, muchas más referencias a Nikolas Rose, que ha trabajado en
profundidad el tema del impacto ideológico de las neurociencias y del paso de
la sociedad de la mente a la sociedad del cerebro. También me hubiera parecido interesante
recoger los trabajos de Catherine Malibou, filósofa francesa que ha tratado el tema
de la plasticidad neuronal en una línea parecida. Y a Michel Foucault, que no
deja de ser el inspirador de mucha de las reflexiones sobre el paso de las
sociedades disciplinarias a las sociedades de control y el creador del término
de la “biopolítica” como administración de la vida. Esto no deja de ser, por
supuesto, una opinión y no invalida en absoluto la consistencia del ensayo.
En todo caso me parece un libro muy
aconsejable y esperemos que de paso a otros que nos permitan profundizar más en
muchos de los temas apuntados.
Moltes gràcies. Bones vacances.
ResponderEliminarUn plaer. Bones vacances.
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