Reseña
Contra
el odio
Carolin
Emcke
(
traducción de Belén Santana )
Barcelona
: Taurus, 2007. 237 páginas
Escrito por Luis Roca Jusmet
Carolin
Emcke (1967 ) es una filósofa y periodista alemana profundamente
comprometida, con la causa de la democracia, de la libertad y de los derechos humanos.
Y aquí estas tres expresiones tienen un sentido radical, no son
elementos retóricos de un pensamiento políticamente correcto.
Justamente lo que pretende ( y consigue ) Carolin Emcke es
profundizar en estos conceptos para llevarlos a sus últimas
consecuencias. Es ser capaz de llegar a la raíz de lo que ocurre, tanto
en el análisis como en las propuestas. El odio, como nos enseñó
Spinoza, es una de las principales y más destructivas pasiones
humanas; pero para combatirlo debemos entender sus causas.
El
libro es muy interesante, aunque algo desigual. La primera parte,
"Visible/invisible", plantea la perspectiva adecuada sobre
el origen del odio, que es el de la fabricación ideológica. Hay que
entender el contexto específico en el que nace y en el que surge.
Pero el hilo conductor de este capítulo me parece algo confuso.
La
segunda parte, en cambio, es la que me parece más sugerente. Por
varias razones. En primer lugar por el análisis de la construcción
de las identidades colectivas, de este nosotros que integra a unos y
excluye a otros. Su título "Homogéneo, natural, puro",
expresa muy gráficamente la peligrosa tendencia de los grupos
identitarios. Aquí incluye los movimientos secesionistas y vale la
pena analizar hasta que punto algunos ( no todos ) de los puntos que
denuncia pueden aplicarse, por ejemplo, a los nacionalismos
periféricos españoles. Aunque está claro que lo que denuncia principalmente Carolin Emke es la ideología antidemocrática, xenófoba y agresiva
de la extrema derecha alemana y europea hay elementos que están
patentes en estos nacionalismos. Me refiero a la idea de "pueblo"
como algo homogéneo que niega la diversidad interna, la cohesión
interna definida por un chivo expiatorio que se presenta como
enemigo, la distorsión de la historia y la manipulación a través
de los medios de comunicación controlados. Por otra parte plantea de
manera fecunda la defensa de los intereses, no solo de los gays y
lesbianas, sino también de los transexuales y queer. Pero voy a
plantear en este punto algunas reservas. Una es que, a veces, parece
que en estos Carolin Emcke está construyendo identidades colectivas
justificadas y forman una comunidad de la que podríamos hablar como
un sujeto. Lo que sí presento es una reserva con la idea que
defiende Carolin Emcke de que la identidad legal debe definirse en
términos subjetivos: yo me registro con aquella identidad de género
con la que me identifico. Es un problema complejo, como el de asumir
que un deseo ( cambiar de sexo) sea un derecho que el Estado deba
garantizar con sus todos sus recursos. Hay en el fondo un debate muy
profundo sobre lo que significa la transexualidad o el movimiento
queer. En el primer caso nos encontramos con una contradicción. Por
una parte se afirma que el género es una construcción social que no
viene determinado por la anatomía. Masculino-femenino son
constructos sociales que se imponen como normalizadoras. Pero cuando
alguien que tiene cuerpo masculino se siente mujer, ¿ qué significa
esto realmente ? ¿ que se identifica con el constructo social que se
ha creado para los que tienen anatómicamente el otro sexo ? .
Personalmente pienso que es desde el psicoanálisis, especialmente el
lacaniano, desde donde podemos acercarnos a la vez críticamente y con
respeto a estos sujetos y a esta problemática. La escritora denuncia
que se considere un trastorno. De acuerdo, yo también estoy en
contra del cuadro clínico que establece el DSM para catalogar a la
población en el sentido biopolítico que cuestionaba Foucault.. Pero
no estaría en contra de considerarlo una psicopatología, que visto
desde esta perspectiva psicoanalítica, no implica una voluntad de
exclusión sino de comprensión de lo que hay detras de este
sufrimiento, que no está ligado solo a la marginación social. Todo
ello no quita que me parezca necesario su defensa clara, en los
términos que lo hace en este libro, que es básicamente el del
respeto.
La
última parte, "Elogio de lo impuro" me parece muy
sugerente, en un camino que va de la fecunda noción de "ser
singular plural" de Jean-Luc Nancy a la del poder constructivo
de Hannha Arendt, pasando por el de parrhesia de Michel Foucault. Hay
una cuestión que aparece aquí que es fundamental, que es cuando el
Estado debe garantizar los derechos subjetivos de los ciudadanos y
prohibir determinadas prácticas de una comunidad religiosa o
cultural. Tema muy espinoso que la autora, aún sin tener una
fórmula para su solución, tiene el valor de plantear.
Me
gusta del planteamiento de la autora es su defensa del "nosotros
universal" formado por sujetos singulares que aceptan la
pluralidad. Es decir, la combinación de un sujeto singular que sigue
su camino ético en el marco de un reconocimiento político de la
pluralidad. Quiero señalar la manera, a mi modo de ver muy postiva,
en que la escritora recoge el término liberal, tan denostado por
algunos sectores de la izquierda sin ver lo que hay de emancipador en
este concepto.
Un
libro valiente, oportuno y riguroso de Carolin Emcke, con una muy
buena traducción Belén Santana. Podemos aplicar a Carolin Emcke
otro concepto, al que dedica la última parte del libro, que es el de
parrhesía. Es el coraje de decir la verdad, arriesgándose,
jugándose a veces la vida, que recuperaba Michel Foucault.
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