La
gran huelga general. El sindicalismo contra "la modernización
socialista"
Sergio
Gálvez Biesca
Madrid
: Siglo XXI, 2017,
Luis
Roca Jusmet
Recuperar
de manera crítica la Memoria Histórica de la España
post-franquista es un trabajo fundamental en los confusos tiempos que
corren. Sergio Gálvez Biesca ( Madrid, 1980), doctor en Historia
contemporánea, ha realizado un impresionante documento sobre la
Huelga General del 14 de diciembre de 1988, convocada por CCOO y UGT
contra el PEJ ( Plan de Empleo Juvenil) que estaba a punto de aprobar
el Gobierno del PSOE liderado por Felipe González. Puede parecer que
un libro de más de setescientas páginas para explicar la Huelga
General de un día es excesivo. No me lo parece, porque el autor va
mucho más lejos que la pura descripción de esta jornada. Lo que
analiza es todo el contexto político en el que aparece, con todas
sus complejas implicaciones.
En
primer lugar tenemos una descripción del proceso que lleva a la
convocatoria de huelga. Hasta la página 219 hay un análisis de la
política económica del gobierno de Felipe González, de la
conflictividad obrera desde 1983 a 1988 ( primer quinquenio de
gobierno del PSOE), análisis de los antecedentes del plan. Es
igualmente importante la relación de hermandad entre el PSOE y la
UGT. Luego entramos en los trece días anteriores a la Huelga General
con todos los tejemanejes del PSOE y el intento de dividir la UGT y
desprestigiar y hacer fracasar la convocatoria. Finalmente la
descripción de la Huelga General y los dos días posteriores. La
precisión de los datos referidos a las diferentes movidas, tensiones
y conflictos es exaustiva. Hay que agradecer a Sergio Gálvez Biesca
el inmenso trabajo ( de diez a doce años ) de recopilación que le
ha permitido compartir la historia. Con un estilo claro, académico
sin pedanterias que permite ampliar la información con más de 400
entradas, muchas notas a pie de página, documentación inédita y
una amplísima bibliografía. Análisis objetivo que nos permite
superar tópicos y colocar a cada uno en su lugar, como "el
obrerista" Alfonso Guerra cerrando filas contra los sindicatos.
Hay igualmente un análisis crítico muy bien argumentado sobre un
plan que solo beneficiaba a los empresarios a costa de los jóvenes y
del dinero público. Igualmente el seguimiento de las relaciones
entre el PSOE y la UGT y de como se va abriendo la unidad sindical
con CCOO. Este planteamiento hace que Sergio Gálvez Biesca se centre
mucho más en UGT que en CCOO y sobre todo en la figura de Nicolás
Redondo.
Hay
también una interesante constatación de la dinámica de la propia
convocatoria, que hace que desborde las propias expectativas de los
convocantes, que la convierte de una huelga defensiva a una
movilización ofensiva que recoge todo el malestar de los
trabajadores contra el gobierno del PSOE. Aquí prefiero hablar de
PSOE que de "socialismo", ya que el autor puede deslizar
aquí su desconfianza del proyecto llamado socialista. Pero lo nos
plantea Gálvez Biesca es que la política del PSOE dirigido por
Felipe Gonzalez-Miguel Boyer-Carlos Solchaga no es socialdemócrata
sino neo (liberal). En este sentido hay aquí una posción muy clara
por parte del historiador, que es la de considerar que la
modernización dirigida por el PSOE de Felipe González tiene una
orientación, dice, liberal o neoliberal, según las opiniones. Está
bien que nos recuerden lo que hizo el PSOE cuando gobernó en esta
etapa, porque los gobiernos del PP pueden hacer que, por reacción,
los acabemos idealizando. Me parece que es indiscutible la
prepotencia de estos dirigentes, empezando por el Presidente del
gobierno, su falta de coherencia con el proyecto socialista que
decían representar, la orientación liberal de Boyer y Solchaga,
descubrir donde están los orígenes de la flexibilización laboral
cuya lógica conducirá ( con los toque de gracia del PP ) a la
actuarl precareización laboral. Ahora bien ¿ existe en España un
Estado del bienestar ? ¿ Lo montó el PSOE ?. La respuesta es
compleja, más de lo que formula, creo, Sergio Gálvez Biesca. La
universalidad de la sanidad y de la educación pública me parece,
con todos sus errores e insuficiencias, obra de esta etapa del PSOE.
Habría que analizar si el PSOE no tuvo un papel ambivalente, entre
la socialdemocracia y el socialliberalismo.
Sergio
Gálvez Biesca consigue una crónica tan precisa como intensa de lo
que fue esta jornada memorable, que como bien apunta conecta con lo
más combativo de la tradición obrera y del sindicalismo de clase.
Tanto CCOO como UGT estuvieron a la altura de las circunstancias, con
los efectos traumáticos que ello supuso para la UGT, como señala el
autor. El discurso final de Nicolás Redondo, con el que acaba el
libro, es un emotivo testimonio de lo que significó. Queda el tema,
que también apunta Gálvez, de las consecuencias políticas de esta
gran movilización. Deja entrever que no se aprovechó
suficientemente, que no se llevaron más lejos y no cuestionaron el
statu quo. ¿ Pero qué quiere decir el statu quo : el Régimen del
78 ? El Sistema ? Sergio Gálvez dice explícitamente que CCOO, como
sindicato comunista, debería haberlo hecho a través de su líder,
Antonio Gutierrez. Y no lo hizo. Aquí el autor se posiciona una vez
desde su perspectiva política particular, ligada a la tradición
comunista. ¿ Pero era CCOO un sindicato comunista ? Lo dudo. En
primer lugar porque el partido comunista ya había optado por la
opción socialdemócrata en su versión eurocomunista. CCOO ya había
tenido un papel de freno de un movimiento obrero que podía
desbordarse. En nombre de la construcción de un Estado de derecho
democrático y social. Igual que la UGT y, sobre el papel, del PSOE.
Esto era, en realidad, lo que se reprochaba al PSOE: la falta de un
giro social que garantizara los derechos sociales y laborales.
Todo
esto nos lleva a una pregunta metodoAl margen del rigor de la
documentación, que es incuestionable y objetiva, en el sentido que
recoje todo lo que es relevante ¿ Puede considerarse que hay una
interpretación sin valoración ? Lo cual nos lleva a una cuestión
sobre el papel del propio historiador, sobre todo al estudiar hechos
históricos pero inmediatos. Porque Sergio Gálvez Biesca no es
imparcial, ya que adopta una perspectiva muy crítica respecto al
gobierno del PSOE y apuesta por la legitimidad de la convocatoria de
la huelga. ¿ Un historiador que simpatizara con el PSOE hubiera
explicado el hecho de la misma manera ?
Seguro
que no, lo cual no es una crítica, ya entrar en la interpretación
supone ya adoptar una determinada perspectiva. Los hechos son lo que
son, pero la manera cómo los relacionamos, los ligamos, explicamos
unos a través de otros, ya implica una posición política. Lo que
se trata, y el autor cumple con ello, es que la perspectiva que
adoptamos no nos lleve a distorsionar los hechos o hacer una
selección interesada de ellos. Sergio Gálvez de define como un
historiador marxista y esto significa, para él, elegir una
metodología científica.
En
todo caso el libro es una crónica necesaria, muy útil, de lo que
fue aquella gran huelga general. Recuerdo para no olvidarnos de que
no hay que idealizar lo que hizo el PSOE en la época de Felipe
González. Y sobre todo para recordar lo que es realmente un
sindicato de clase y las prioridades de la lucha sindical. Llena de
datos y de sugerencias, con una intensidad y un compromiso por la
justicia social que no enturbia la fidelidad de lo que describe. Esto
es lo importante, lo que podemos aprender del libro y el debate que
debe generar en el campo de la izquierda.
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