Luis Roca Jusmet
La irrupción del 15 M por un lado y la aparición de Podemos, conjuntamente con el debate soberanista en Cataluña han tenido como efecto que el debate sobre la democracia aparezca en primer plano en muchos debates públicos. Por debates públicos no quiero decir institucionales sino de gente común que discute en reuniones, en foros, en facebook.
Mis intervenciones puntuales en los debates sobre el tema soberanista en Podemos Barcelona me han dejado una impresión bastante amarga. Por una parte por la visceralidad de las posiciones, que te hacen decir cosas que no dices o que te descalifican con etiquetas despreciativas. No estamos habituados a argumentar. Por otro lado compruebo que la palabra democracia se utiliza de una manera tan parcial y subjetiva que es dificil incluso saber de que hablamos cuando decimos democracia. Decir democracia en un sentido normativo pero realista, lo cual significa de una manera que veamos a la vez como deseable y posible aquí y ahora en España.
En primer lugar democracia es un procedimiento formal que consiste en consultar a los ciudadanos españoles mayores de edad, sin exclusiones, sobre lo que nos afecta a todos, es decir sobre los problemas públicos. Consulta universal y vinculante, por supuesto. Esta consulta se puede hacer de muchas maneras. En primer lugar eligiendo a unos representantes con un programa claro y concreto de actuaciones. Digo actuaciones y no intenciones, sobre las cuales se pueda hacer una auditoria clara y precisa al final de un mandanto. Pueden hacerse referendums pero simepre en un contexto d einformación y deliberación política.
En segundo lugar hay que asegurar que estos representantes no se constituyan en casta, por utilizar la expresión que ha popularizado podemos. Casta quiere decir una oligarquía de políticos profesionales con intereses propios que se ternizan en sus cargos. Hay que buscar que los cargos sean rotatorios de una manera razonable. Algunos proponen combinar la elección. Es posible que algunos miembros del Paralamento pudieran ser personas elegidas al azar. Compensarían el peso de los representantes elegidos vinculados a partidos y plataformas políticas. también sería importante que los representantes tuvieran libertad de voto porque la fidelidad a los electores ha de estar por encima de la fidelidad al partido. Las listas abiertas también sería una manera de priorizar la confianza del elector por encima de las distribuciones de poder de una candidatura. Aquí es importante la importancia de la ética de los representantes. Esto sería la primera dimensión éticopolítica de la democracia.
Pero la democracia no es solamente un procedimiento formal. la democracia tiene sentido si los ciudadanos están informados y formados políticamente. Si los ciudadanos no tienen criterio propio entonces la democracia se reduce a una lucha por el que tiene más recursos retóricos y apoyos externos. La democracia tiene sentido cuando se tiene el coraje de decir la verdad y cuando interesa escucharla. Esta sería la segunda dimensión éticopolítica de la democracia.
La democracia no es solo el voto de la mayoría, sea cual sea la calidad de este voto. La democracia debe garantizar los derechos individuales y de las minorías. Los derechos individuales y sociales de los individuos. Hoy estos derechos están recogidos en la "Declaración Universal de Derechos Humanos". No tenemos nada mejor, aunque sea convencional y por tanto revisable. La Constitución debe ajustarse al máximo a estos derechos, basados en una apuesta por la dignidad del ser humanos a partir del respeto, la libertad y la igualdad de derechos.
Esta es la base para cualquier discusión política sobre la democracia. Ni votar es lo único que cuenta ni se puede votar todo ni se puede votar de cualquier forma. Y desde una óptica federalista, perfectamente complementaria con la democracia, es importante saber que es lo que debe votarse a cada nivel. es decir cual es el sujeto de la decisión en cada momento. Sujeto de la decisión que no es nunca "el pueblo" ni "la nación" sino el conjunto de ciudadanos implicados en el problema común.
Democracia es equivalente a oligarquía, a una casta que se presenta a las elecciones para que los ciudadanos elijan entre ellos. Una constitución política no tiene por qué ajustarse a la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en todo caso servir de referencia: la pena capital está vigente en Estados Unidos, cuya constitución es germen de esa declaración de Derechos Humanos. No entiendo qué tiene que ver el federalismo con la democracia. A ver si va a resultar que Francia, que no es una federación, ni España, no son países democráticos.
ResponderEliminarCuando digo federación me refiero a diferentes niveles de gobierno : gobierno local, reginal, central, que no pasa necesariamente por una federación. hay problemas locales que deben resolverse a nivel local y otros a nivel nacional. DEmocracia es gobierno d ela mayoría y oligarquía de la minoría. Otra cosa es que las democracias liberales existentes tenga mucho de oligárquicas por la alianza de la casta política y el gran capital.Pienso que la D.U.D.H. e suna buena referencia para valorar las constituciones.
ResponderEliminarUn abrazo
Comprendo tu desilusión, no es país para argumentaciones serenas y reposadas, nos falta tradición. En eso Cataluña es idéntica al resto por lo que veo. Pero no quiere decir que haya que seguir en esa tradición hispana de tirarse los trastos a la cabeza por nada. Es preciso cambiar, ser más pragmáticos, no perderse en doctrinas e ir a la resolución de los problemas concretos y reales, si puede ser no inventados, que de eso también sabemos mucho y saben mucho nuestra casta de "bolsillo", catalana o española. Hay que dirigir el foco a la resolución y gestión, ya está bien de "esencialismos" metafísicos que nos pierden en política
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo, Ana. A mis años no estoy desilusionado sino algo escéptico.
ResponderEliminarUn abrazo