Escrito por Luis Roca Jusmet
Los humanos somos a la vez sujetos y objetos.Sujetos y objetos de nuestro conocimiento, por ejemplo, ya que nosotros, reflexionamos sobre nosotros mismos. Por lo que sabemos, esta capacidad reflexiva solo la tenemos los humanos, en la medida en que la mente consciente parece exclusiva de nuestra especie. Pero esta posibilidad de ser sujetos viene sobre todo determinada por el lenguaje simbólico, ya que somos sujetos en la medida en que somos animales que hablan y podemos articular lingüísticamente esta capacidad reflexiva.
En otro sentido nos hemos constituido como sujetos éticos, morales y polítícos. Sujetos éticos en la medida en que nos reconocemos ( a nosotros y a los otros) como individuos que podemos tener un proyecto propio. Sujetos morales en la medida en que reconocemos al otro como sujeto ético, lo cual convierte las dimensiones ética y moral en complementarias. Sujetos políticos en la medida que somos ciudadanos y no súbditos, es decir, que somos sujetos de derechos ( y deberes, claro). Todo esto es resultado de un proceso histórico que ha sido en algún sentido, y debe continuar siéndolo, emancipatorio.
Cuando pasamos a la sexualidad todo se complica y en los debates actuales da lugar a muchos malentendidos. Los humanos somos sujetos de deseo, lo cual quiere decir que nuestra sexualidad no se basa en lo necesario y lo natural. Se vincula a la fantasía singular de cada cual. La sexualidad existe porque el otro se constituye en objeto de nuestro deseo y es siempre una relación de cuerpos fantaseados por el otro. En las imágenes de la publicidad o de la producción de imágenes eróticas ( sea cine, televisión, revistas, se presentan fantasías o imágenes en las que el otro aparece como objeto sexual. Considerar que esto son imágenes discriminatorias o poco respetuosas me parece que es confundir las cosas. Cierto que debe haber unos límites, que no son otros que los que hacen referencia a la violencia o a la infancia. Existe, y es positivo, la prohibición de las imágenes que estimulan imágenes de actos delicitivos. Pero estos actos delictivos no son otra cosa que los que atacan la universalidad del derecho, es decir el reconocimiento del otro.
No pueden difundirse imágenes violentas o de relación con niños porque estas relaciones, por las razones antes expuestas, son legal y moralmente inaceptables. El resto es moralina, es decir fundamentalismo moral. Que se quieran prohibir calendarios, publicidad, películas, series o imágenes en las que el hombre o la mujer aparezcan como objetos eróticos amenaza con un nuevo puritanismo, en este caso fruto de la corrección política como ideología.
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