Escrito por Luis Roca Jusmet
Después de más de 40 años dedicados a la investigación de la filosofía como una práctica y de más de treinta dedicados a la enseñanza de la filosofía a adolescentes voy a dar un giro para dedicarme a la orientación filosófica. Ello tiene que ver también con mis últimos trabajos y con la publicación del libro "Ejercicios espirituales para materialistas. El diálogo (im) posible entre Pierre Hadot y Michel Foucault". Este último libro habla precisamente de las propuestas de la filosofía como arte de vida, como práctica vital.
Paralelamente a estas investigaciones he profundizado mucho en filosofía oriental y en psicoanálisis. Todo ello me ha llevado a un tiempo de comprensión y a un momento de conclusión. Esto hace que, continuando con los planteamientos lacanianos, haya llegado el momento de autorizarme a mí mismo. Autorizarme para compartir lo que he aprendido, en definitiva, en la prueba de la vida. Porque es en la experiencia donde contrastamos las propuestas éticas. No desde la posición del maestro en sentido convencional, ya que no se trata de transmitir conocimientos. Pero si hay algo de maestro en un sentido más espiritual, en la medida en que transmites unas herramientas para que el otro siga su camino. El otro es un adulto como tú, que merece el mismo respeto y reconocimiento, con el que no estableces una relación jerárquica. Lo que no hay tampoco es un poder pastoral que quiera dirigir la conducta del otro. Simplemente se trata de aportar algo al otro para que continúe su camino. Todos nos necesitamos, de una manera o de otra. Hay que cuestionar el ideal neoliberal del individuo autosuficiente. Se trata de construir un sujeto ético desde la propia singularidad. Estamos condicionados interna y externamente pero hemos de ser capaces de distanciarnos para decidir según lo que realmente queremos. La filosofía tiene mucho que aportar en este sentido.
Nada que ver tampoco con la psicología positiva y el imperativo de ser feliz. Se trata de asumir la responsabilidad subjetiva y de buscar el propio camino. Más que buscar la felicidad es buscar el sentido y el valor que demos a la propia vida. Algo que ver tiene, aunque sea diferente, con la psicología humanista y sus propuestas de autorrealización.
Respeto mucho el psicoanálisis pero constato que trabaja a otro nivel: el del inconsciente. La orientación filosófica se mueve a nivel consciente.
Los interesados pueden escribirme a lroca13@gmail.com
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