Reseña de
De Leros a La Borde
Félix Guattari
( Edición de Javier
Bassas Vila, con la colaboración de Gabriela Berti)
Madrid : Ediciones Casus
belli, 2013
Javier Bassas Vila
continua con interesantes aportaciones en la colección Pensamiento
Atiempo, que dirige en la editorial Casus belli. Son textos breve,
casi diría que de combate, pero no por ello menos valiosos.
Intentan, sobre todo, decirnos algo a los lectores actuales. En este
caso son dos escritos de Félix Guattari, de los que es asimismo
responsable de su impecable traducción.
Félix Guattari (
1930-1992) es un filósofo y psicoanalista francés conocido sobre
todo como "acompañante" de Gilles Deleuze en dos de sus
escritos más renombrados y polémicos : El Anti.Edipo y ¿
Qué es la filosofía ?. El prestigio de Deleuze lo ensombrece
tanto en el caso de sus defensores como de sus detractores.
Personalmente nunca he podido con el Anti-Edipo, lo cual
queire decir que tengo un prejuicio demasiado grande contra él (
quizás por influencia de los lacanianos, especialmente Žižek) y
por lo tanto opinaré sobre él cuando tenga la paciencia de
acabarlo. Respecto a ¿Qué es la
filosofía ? he de decir que no comparto su planteamiento, su
lectura me resultó fecunda porque me diO que pensar, que no es poco.
La cuestión es que me he acercado a estos textos con una cierta
reserva, que afortunadamente se ha ido diluyendo a medida que entraba
en su lectura.
El primer escrito son
anotaciones, a modo de diario, de su visita aL centro psiquiátrico
situado en la isla griega de Leros. He de reconocer mi debilidad por
los diarios, que me parecen mucho más vivos y auténticos que las
memorias. Aunque siempre hay filtraciones propias, sean conscientes o
inconsicientes, la verdad es que escribir en caliente nos permite una
mayor veracidad que la que resulta de la distancia del tiempo. El
diario de Leros es, para decirlo de entrada, estremecedor. El
encierro de los locos del que nos hablaba Foucault poco antes ( el
diario está escrito en 1989) nos lo presenta Guattari con toda su
crudeza. Señalando, de todas maneras, que aunque lo que ve es
especialmente horrible no es una excepción: su experiencia de los
psiquiátricos de Francia no es muy diferente. Me gusta el estilo de
Guattari : claro y lúcido, sin barroquismos, va directamente a las
cuestiones. Radical y pragmático, evita recrearse en la indignación
para hacer propuestas.
El segundo texto es mucho
más completo. Entra en múltiples cuestiones que me han resultado
muy sugerentes. Sobre todo porque habla desde la práctica. Su
planteamiento de la psicosis es muy operativo para marcar una actitud
diferente hacia ellos. La psicosis es una relación diferente con el
mundo. Diferente de la considerada normal. Lo cual no quiere decir
que haya que negar la locura y su problemas de adaptación. Tampoco
significa que haya que negar por principio los fármacos : algunos
pueden ser útiles, dependiendo del caso, y otros directamente no lo
son nunca. Pero la práctica psiquiátrica debe potenciar las
capacidades y buscar formas expresivas de los pacientes. Para ello se
necesita un contexto social y unas instituciones apropiadas para no
marginar a los pacientes y condenarlos a la exclusión y a la
violencia. Las propuestas deben ser creativas, imaginativas,
integradores e inclusivas. Hay que considerar a fondo lo que es un
servicio público, que debe contener elementos de autogestión.
Excluye, de todas maneras, la alternativa privada, em la que no
tiene la más mínima confianza.
Hay también una
reflexión sobre la antipsiquiatría que es matizada y compleja. Por
una parte, Guattari celebra la lucha por cambiar la percepción sobre
la locura ( sobre todo de la escuela de Laing y Cooper) y por otra
parte la apuesta por socializar y politizar el problema ( más
marcardo por la escuela de Basaglia). Les hace una critica a sus
planteamientos reduccionistas ( como considerar únicamente las
causas sociales o, más específicamente, familiares, en el caso de
Laing.) En el caso de Bassaglia la virtud de politizar el problema se
convierte en un defecto. Les faltan propuestas prácticas y acaban
justificando el cierre de hospitales sin alternativas, con la
consiguiente situación de desamparo para los locos ( recordemos que
para Guattari la locura existe como problema) y sus familiares.
Es también interesante
el abordaje crítico del psicoanálisis lacaniano. La actitud hacia
Lacan ( que le psicoanalizó) es ambivalente. Menos lo es hacia los
lacanianos, defensores de un lenguaje pretencioso, una actitud
sectaria y una práctica elitista. Guattari considera el
psicoanálisis muy dogmático en sus pretensiones de cientificidad y
en su defensa d eun método único basado en la transferencia. La
palabra, por otra parte, es un medio fundamental, peo no el único.
Hay que trabajar también desde el cuerpo y si, es necesario,
utilizar algún psicofármaco que ha demostrado su eficacia. La
terapia es, para Guattari, algo artesanal, una caja de herramientas (
expresión que, según nos dice inventó él y popularizó Foucault).
Para Guattari el
psiquismo es complejo y resultado de una combinación de la
interacción de factores muy heterogéneos. Conceptos son todos
contingentes y limitados.
La propuesta de Félix
Guattari es la de construir una subjetividad. No entender el sujeto
como un producto sino como una producción. Y nadie debe ser excluido
de este proyecto, ni siquiera los locos, que la construirán de
manera diferente. Contra todo normativismo, que excluye a estos
últimos y contra la normapatía, que acaba convirtiendo en una
patológica la necesidad de ser normal. Solo la experiencia propia
puede trazar el camino de esta subjetividad singular, entendida
siempre como un proceso.
¿ Qué más podemos
decir del libro ? Una magnífica edición, incluyendo las fotos.
Respectos a los otros tres textos mi opinión es desigual. Son un
buen complemento los textos de Marie Depussé y Jean Oury. En cambio
el epílogo de Franco Berardi “Bifo” me parece demasiado
ideológico, lo cual no quiere decir que no sea interesante pero
quizás hubiera estado mejor dejar los textos en un marco más
humilde. Me refiero a que no hacía falta situarlo en teorizaciones
tan discutibles como el esquizoanálisis, la esquizopolítica o la
caosmosis.
Señalar, finalmente, que
el libro presenta otras curiosidades interesantes, como la figura del
psiquiatra catalán Francesc Tosquelles, militante del POUM, exiliado
a Francia e introductor en este país de la psicoterapia alternativa
en la que se formó Jean Oury, precisamente el psiquiatra que captó
a Félix Guattari para introducir prácticas renovadoras en el
hospital que dirigía.
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