Luis Roca Jusmet
Entre la duda y la certeza. Pirrón empieza por la certeza y acaba en la duda. Descartes empieza por la duda y acaba en la certeza. Son caminos cerrados, los abiertos están siempre entre uno y otro. Las certezas se problematizan, se cuestionan, pero pueden continuar como tales. Las dudas buscan respuestas pero pueden no encontrarlas. Pensar en espiral quiere decir volver sobre lo que sabemos en un nivel diferente, dando vueltas pero avanzando en la comprensión. Una incertidumbre con sus certezas siempre provisionales.
El último libro traducido de François Jullien, "Lo evasivo. Salir del lenguaje del Ser", nos da pistas interesantes para las prácticas psi. El lenguaje y las prácticas psi convencionales son las del lenguaje del ser y de la división. Clasificar, buscar una causalidad ( sea biológica o psicológica) y moverse en lo que es del presente y fue del pasado. Identificar, explicar. Lo que cada cual es y lo que debe ser. Pero se abre otro camino posible. Líneas de fuerza, estos puntos oscuros, este proceso y sus implicaciones y consecuencias, visibilizar estas transformaciones silenciosas y este trabajo de transformación silenciosa que permite reconfigurar las fuerzas internas. Trabajo sutil para aproximarse a los procesos singulares para ver la forma de encontrar los puntos ínfimos que son capaces de propagarse para cambiar nuestra posición subjetiva, es decir, llegar a una manera de relacionarnos con nosotros mismos, con los otros y con el mundo que sea más libre
Buda y Spinoza nos proponen que no te identifiques del todo con tus propias experiencias subjetivas y puedas observarlas con una distancia que te permite relativizar tus propia creencias y valores. Para ello es necesaria la comprensión de como te afectan las experiencias. Pero como también afirmaron Buda y Spinoza ( y también Lacan, que quizás coincidiría también con lo anterior) el sujeto no quiere saber de sí no mismo, tiene la pasión de la ignorancia. Prefiere el engaño. También lo dijo Castoriadis contra Aristóteles: el ser humano no quiere saber, lo que quiere es creer
Volvemos una y otra vez a la misma pregunta : ¿ qué es una vida ? Frente al abismo que se abre por la conciencia de la muerte, de la finitud. Sabemos que cada vida, y cada cual piensa en la suya, se acaba pero no sabemos en qué se transforma. Quizás en un resto biológico sin conciencia. Entonces todo este mundo en el que estamos desde este otro abismo, anterior a nuestra concepción, a nuestro nacimiento, a nuestra vida consciente, desaparece. Pero no lo sabemos. Solo sabemos lo que creemos, que es solo esto, una creencia, vaya en un sentido o en otro. Vivir es lo más enigmático, lo más extraño para este ser hablante que somos. Sobre todo en un mundo como el nuestro que no quiere saber de la muerte.
Eliminar las mayúsculas, defender las minúsculas. Sólo hay algo que puede decirse con mayúsculas,: lo Absoluto. Lo demás todo es relativo: la verdad, la justicia, la bondad, la belleza y sus contrarios: la falsedad, la injusticia, la maldad, la fealdad. Lo aprendí de Spinoza en contra del platonismo. Pero que es relativo no quiere decir que lleve a un relativismo absoluto. Esta es la paradoja a trabajar.
El mito de la caverna de Platón es una alegoría sobre una concepción jerárquica del ser humano, en la que se formula que hay una mayoría de ignorantes que viven en la oscuridad y una minoría de sabios que viven en la luz. Estoy totalmente en contra. Mi postura es que la lucha entre la oscuridad y la luz, entre la ignorancia y la sabiduría se da en cada ser humano. Algunos pueden tener más sabiduría que otros, más luz y menos oscuridad. Pero es una lucha interna que todos podemos llevar, aunque muchos renuncien. Nadie sale nunca de la caverna. Algunos, a veces, pueden ver más luz que entra por las rendijas. Otros no la veran nunca. Pero nadie se libera del todo y para siempre de la oscuridad, de la ignorancia. Hasta Spinoza, Nietzsche o Heidegger pueden leerse de esta manera
La libertad, una palabra tan desgastada, tan maltratada. Pero que aún así resiste, porque su fuerza expresiva la hace insustituible, la mantiene por encima de todo. Porque finalmente hay una exigencia, una aspiración del ser humano a no ser dominado por los otros que se remite a este significado. La libertad, como la dignidad, la verdad, la bondad o la belleza, es lo que nos espiritualiza, en el mejor sentido de la palabra. Lo que nos hace elevarnos por encima de la pura materialidad de las cosas y sobre todo del reinado del dinero. Los pongo con minúsculas porque son valores concretos, no ideales, y solo los podemos encontrar en nuestra práctica cotidiana en relación con los otros.
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