Reseña de
La secesión de
España. Bases para un debate desde el País Vasco.
Joseba Arregi Aranaburu (
coordinador)
Madrid : Tecnos, 2014
En plena vorágine
soberanista e independentista en Cataluña es una bocanada de aire
fresco leer un libro como éste. Aire fresco quiere decir
racionalidad. Y racionalidad quiere decir conceptualización y
argumentaciones claras y rigurosas. Rigor que, por supuesto, pasa por
la lógica y por las pruebas empíricas. Pero igualmente por la
racionalidad política y moral, que en el caso de los autores del
libro ( como en el mío) está básicamente orientada por un respeto
basado en la democracia y en los derechos humanos. El coordinador del
libro y autor de uno de los artículos, Joseba Arregi, que había
sido consejero del PNV, empieza con una declaración de principios
que comparto totalmente : las Constituciones crean comunidad
política. La Constitución es la base de la democracia, añado,
siguiendo el planteamiento de John Stuart Mill, porque de lo
contrario podría existir una tiranía de la mayoría. Es decir, que
las mayorías podrían decidir eliminar derechos de los individuos o
de minorías. Este planteamiento es complementario de otra
afirmación, que es que las Constituciones deben ser flexibles en la
medida en que deben de adaptarse al propio movimiento de la sociedad
y a sus demandas. Demandas que pueden dar lugar a situaciones
críticas que deben resolverse políticamente y no solo
jurídicamente. Esto es lo que debería aprender el PP. Si hay por
parte de una parte de la sociedad española, a saber la catalana, una
demanda de consulta, esta debe ser canalizada por el Gobierno y el
Parlamento español. Maticemos. Se trata de una demanda, no de un
derecho, como bien se va argumentando a lo largo del libro. Es
interesante también saber que es una publicación de la Fundación
Mario Onandia, que fue hasta su malograda muerte uno de los
pensadores políticos que más aportaron al debate entre nacionalismo
e izquierda.
El primer capítulo está
escrito por José Mª Ruiz Soroa y se titula "¿ Es posible
regular la secesión aquí y ahora ?". El autor, Doctor en
Derecho, empieza analizando lo que quiere decir derecho de
autodeterminación. Deja claro que únicamente en las colonias o
países ocupados ( cosa que evidentemente no pasa en España) puede
interpretarse como derecho a la independencia del país dominante. El
derecho a decidir la secesión de una parte de un país, es decir de
un Estado, no existe en ningún lugar del mundo. Es una demanda
legítima que debe negociarse pero no puede exigirse como un derecho
previo. El derecho a decidir en abstracto no existe : hay que
determinarlo en función de sus contenidos y en este caso está claro
que no. Ni desde el punto de vista jurídico del derecho positivo ni
desde el punto de vista moral de los derechos humanos reconocidos.
Pero para resolver las tensiones originadas por esta demanda hay que
buscar un procedimiento legal para verificar si es mayoritaria o no.
En caso que lo fuera habría que reformar la Constitución y negociar
una salida política. Por supuesto que la pregunta debería ser si
uno está a favor o en contra de la independencia. Es la única
pregunta clara, que se desmarca tanto del bodrio de preguntas que
formula la propuesta de ley de referéndum catalana como la de otras
propuestas que plantear incluir el federalismo. La justificación de
no incluir esta tercera opción es que queda incluida dentro de las
posibilidades de los que no quieren la indpendencia. Es decir, que en
caso que ganaran los que quieren mantener la unión sería
conveniente replantearles si hay que hacer alguna reforma en un Estado
que, de alguna manera ya es federal.
El segundo estudio está
escrito por Alberto López Basaguren, Catedrático de Derecho
Constitucional del País Vasco, se llama "Estado democrático y
secesión de territorios. Un análisis comparado sobre el tratamiento
democrático de las reclamaciones secesionistas." plantea la
necesidad de combinar la idea de democracia ( gobierno d ela
mayoría), con la de constitucionalismo ( garantía de derechos ) y
federalismo, que es la diferencia de niveles de decisión. Se
analizan con todo tipo de matices los casos de Quebec y de Escocia,
donde fue el gobierno central el que decidió que se hiciera la
consulta y bajo que condiciones. También el caso del reconocimiento
parcial de Kosovo es analizado como una excepción por las
condiciones límites en que se da. La conclusión es que en las
democracias occidentales no existe jurídicamente el derecho a la
secesión. Siempre ha habido un proceso negociador para canalizar la
demanda, como en el caso del Quebec en Canadá o de Escocia en el
Reino Unido ( que cambió radicalmente la postura que había
mantenido anteriormente con respecto a Irlanda). Es imprescindible,
dice el autor, analizar lo que ocurre en España a la luz de los
ejemplos internacionales si no queremos caer en la ilusión. El nuevo
paradigma puede ser el abierto por el Reino Unido con respecto a
Escocia y que se inició en Canadá con respecto al Quebec porque que
en ningún caso se basaba en la reclamación d eun derecho sino en la
negociación política a partir de una demanda y sin cuestionar nunca
la validez del marco constitucional.
Bárbara Ruiz Balzola,
Máster en relaciones Internacionales, analiza las consideraciones
jurídicas y políticas de una Declaración de Independencia de
Cataluña, Analiza con precisión diferentes supuestos y acaba
planteando la falta de información y de deliberación política en
el tema, minimizando los riesgos por parte de los partidarios de la
independencia y exagerándolos por parte de los contrarios. Joseba
Arregi nos plantea seguidamente una reflexión crítica de carácter
histórico sobre el fin del Imperio Austrohúngaro y la aplicación
en 1918 de la doctrina Wilson de las nacionalidades cuyas
consecuencias fueron para el autor del artículo totalmente nefastas.
Los capítulos V y VI,
del Catedrático de Historia Contemporánea de la UPV Luis Castells,
y de José V. Rodriguez Mora, profesor de Economía de la Universidad
de Edimburgo tienen un interés más particular y, por tanto, más
limitado porque se centran respectivamente en la relación histórica
España/Euskadi y los efectos comerciales de la independencia del
País Vasco. Ambos son claros y rigurosos pero están mucho más
centrados que los anteriores en el problema específicamente vasco.
El último artículo me
ha parecido especialmente interesante. Está escrito por el filólogo
Matías Múgica y trata sobre la política lingüística en el País
Vasco. Su conclusión es radical y valiente : optamos por una
sociedad abierta y libre en la que el euskera podría desaparecer o
por una alternativa totalitaria en la que la conservación y
potenciación del euskera están relativamente garantizadas por vía
autoriataria. Aunque para Múgica el precio de esta última opción
no es sólo la libertad sino también la degradación del euskera y
el empobrecimiento de la comunicación de los ciudadanos vascos. El
autor critica una política lingüística que va en la segunda
dirección.
En todo caso bienvenido
un libro que pone unas buenas dosis de racionalidad en un debate que
es de todo menos racional.
El libro seguramente será muy interesante. El autor al que le sigo bastante en sus artículos y libros es a José María Ruiz Soroa, que dicho sea de paso me ha acercado a conocer el liberalismo político. También le he leído algo a Joseba Arregi. Se sitúan en el marco constitucional español, porque para ellos es el verdadero garante del Estado de Derecho y de las libertades. Lo que yo les preguntaría es por qué no sería posible lo mismo en un Estado Vasco o Catalán. Cierto que los nacionalistas vascos o catalanes, al tener que conseguir un Estado propio, son “más nacionalistas” que sus homólogos españoles, que ya lo tienen desde hace mucho. Y este “ser más” nos puede hacer pensar que iría en detrimento de una laicidad democrática frente a un comunitarismo nacional. Yo personalmente opino que las fuerzas que defienden, o en su momento se sumarían a la separación del País Vasco o el Catalán, son mayoritariamente democráticas y en su seno existirían también los “Ruiz Soroas” o los “Arregis”. Como en Quebec y en Escocia. Otra duda que tengo con respecto a los citados (por desconocimiento, si es que han escrito al respecto) es su posición ante las separaciones apoyadas y reconocidas (cuando no propiciadas) por EE.UU. y la U.E., para desmembrar a Estados “díscolos”. En su favor y en el del pensamiento que dicen defender, desearía que no practicaran una doble moral. Me toca leer el libro. Un abrazo.
ResponderEliminarPero me parece, Agustín, que de lo que se trata es que es el Estado de Derecho el que constituye a los ciudadanos. Es la veieja idea del contrato social como ficción necesaria. Es decir, partimos de que renunciamos a nuestra libertad natural a cambio de la libertad cívica y política que garantiza el Estado de Derecho. Nos da la seguridad de proeteger las leyes y los derechos que entre todos hemos confeccionado. España es el Estado de Derecho y como tal hay que entenderlo. No hay ningún derecho a la secesión de parte de la ciudadania. Hay una demanda política que hay que negociar. Pero es una demanada de equidad o de más autonomía, no de secesión. Al final me he radicalizado en sentido contrario. Estoy contra la soberanía, no me parece un derecho democrático como tampoco me lo parecería el derecho de una parte de la población a decidir no pagar impuestos a cambio de renunciar a unos servicios. Me vale más la metáfora de una comunidad de vecinos que la de un matrimonio.
ResponderEliminarY no menos i nteresante es de dónde y porqué esa demanda política, a qué viene y precisamente se exacerba en este contexto. Yo lo sigo viendo una forma de irnos por las ramas, o de dejarse llevar por las ramas, en especial cuando se viven los "destapes" de estos días que hacen presagiar que es ´solo la espuma de la cerveza. O cuando se leen cmo los patriotas de España no dudan en vender los servicios públicos al mejor postor empobrciéndonos a todos.
ResponderEliminarTOdo ello en medio de la peor crisis económica y ausencia de perspectiva. Véase, eso sí me parece a mí necesitado de referendum: ¿quie´re ud como ciudadano que la luz esté en manos extrnjeras, se lleven los dividendos y las ganancias tributen no en España eh HOlanda? ¿por qué no nos preguntan las cosas que de veras interesan a todo hijo de vecino en vez de andar con estas peleas de banderas y atribuciones que recuerdan 1914?
Véase
http://blogs.publico.es/otrasmiradas/2921/a-desproposito-de-endesa/
Previamente decir que no estoy a favor de ninguna secesión en España. Luego, comentar que con el Estado de Derecho español menos lobos, es el que es, fruto de una correlación de fuerzas en la “transición” desde el franquismo, dejando mucho que desear. Con otra correlación, cualquiera sabe, igual se hubiera redactado una Constitución Federal con posibilidad de negociar vías hacia la autodeterminación de alguno de los territorios. Y no sería menos Estado de Derecho que el actual. En mi opinión sería más. Y hoy lo veríamos con la mayor naturalidad del mundo.
ResponderEliminarTampoco entiendo por qué España es el único Estado de Derecho posible. Me atrevería a decir que ya actualmente en el País Vasco hay más pluralidad democrática, justicia social y comportamientos progresistas que en otras autonomías de España. Hay más Estado de Derecho. Y, si hablamos de centro-derecha, el PNV (que no es santo de mi devoción) es mucho más democrático y social que el PP, lo cual es ya una buena ventaja. En caso de que fuera posible un Estado Vasco, mediante un proceso pacífico de consultas y negociaciones democráticas, contaría de salida con una sólida base para ser de Derecho, superior al español (actual).
Creo que hay que mirar más a Gran Bretaña con Escocia, a Canadá con Quebec, a Serbia con Montenegro, que a España con Cataluña. Sí, bien, la justicia social y económica es también para mí prioritaria, frente a los temas nacionales. Pero resulta que éstos, como los religiosos, son más pujantes, más sentidos. Quienes conocéis mejor los mundos psicoanalíticos, lo tenéis que tener muy claro. Por mucho que nos enroquemos en reproches, estos no valen de mucho, ellos siguen y seguirán ahí. Así que ha resolverlo de verdad con una democracia que vaya más allá de la resultante del franquismo. Lo demás son tambores de guerra.
Bueno Agustín, yo no sacralizo la Constitución lo que digo es que de momento es la que tenemos y que al margen de algún punto problemático ( como la Monarquía) me parece progresista. El problema es que no se ha desarrollado de la mejor manera. Que yo sepa no hay ninguna Constitución que reconozca el derecho a la seceión de una parte del país. Respecto a las víctimas de ETA no sé si e PNV les parece muy democrático, con la actitud que ha tenido durante años. Es evidente que el PP e sun partido de derechas poco democrático pero no porque no acepte el referendum. En todo caso igual que el PSOE no quieren cambiar la Constitución para posibilitarla. Cosa que merecería otra discusión. CDC no me parece tampoco más democrático que el Pp. Y,aunque esto igual te molesta no te enfades, buena parte d elo que ha hecho el PNV es resultado de los privilegios económicos del País Vasco.
ResponderEliminarTampoco hay que mitificar a Gran Bretaña, porque habría que ver la política que tuvo siempre con Irlanda.
Si Euskadi o Cataluña fueran un Estado serían un país. Pero no lo son. ¿ Y si lo fueran dejaría decidir a Álva quedarse en España ?
Un abrazo
Luis
No, tranquilo, no me enfado, es un debate limpio y amistoso. Los privilegios económicos del País Vasco lo son si, desde parámetros solidarios (a discutir), no aporta al conjunto lo que tendría que aportar, pero no porque las autonomías (todas) pudiesen autogestionar su economía. A mi juicio, descentralizar es profundizar la democracia. Tampoco mitifico nada, menos a mis años, sólo me he referido a ejemplos prácticos, para mí positivos. En todo lo que decimos hay mucha tela que cortar. Tendremos más oportunidades de seguir con el tema. Un abrazo.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con lo que dices, Agustín. Defiendo un reparto equitativo y el máximo de autogestión con los recursos deisponibles. Ya s´que no mitificas, más bien pensaba en lo que había mitificado yo. Continuaremos hablando, es un debate que a mí me aporta mucho.
EliminarUn abrazo
Muy buena reflexión Luís. Pero que pasa cuando el gobierno del Estado no quiere canalizar esa demanda -que no derecho- de ninguna manera? Pues que los demandantes se joroban y acatan o la cosa se desmadra y acaba en desobediencia civil. Un abrazo. Toni
ResponderEliminarLa cuestión, Toni, es si la demanda política de Cataluña de inependencia se puede canalizar. Hoy pienso que no, que ni puede ni debe. No creo en la soberanía de los catalanes. El Estado es España y de aquí hay que partir y no me parece de recibo aceptar que una parte pueda separarse. Para mí las demanadas deben canalizarse en forma de dar más autogestión de recursos y una financiación más justa para Cataluña, pero aceptando que por un criterio redistributivo debe dar más de lo que recibe. Un abrazo
EliminarPues yo sí creo en la soberanía de los catalanes. Y ela aquí la clave del problema: hay un choque de soberanías. Para mí un estado debería ser fruto de la unión voluntaria de sus partes -sean regiones, comunidades, nacionalidades o lo que sea-. Y ahora no el caso de España, que vive una crisis de legitimidad gravísima (si se votara y ganara el no podría volver a recuperarla). Y me parece que lo que ha ocurrido históricamente en Cataluña es que no ha sido ni lo suficientemente débil para ser asimilada y desaparecer, ni lo suficientemente fuerte para crear un estado propio. O dicho de otra forma, España no ha sido lo suficientemente fuerte para asimilar las periferias -caso francés- ni tan débil para perderlas. Y aquí estamos. Y creo que el actual conflicto sólo se calmará cuando ambas partes nos demos cuenta de que no podemos ganar. Y ahora el independentismo catalán se ve con fuerzas para ganar. Un abrazo. toni
EliminarVeremos, amigo Toni, veremos. Para mí ningún escenario es favorable.
EliminarUn abrazo
Es cierto que en muchos aspectos, evolución de las mentalidades de la gente, en general, da la casualidad de que estas Cataluña Y País Vasco son las más avanzadas, Y por eso mismo sería lastimoso precisamente perder los lugares donde hay más avance económico y mental. Todo es muy relativo ya lo sé, pero es real que hay diferencias norte sur a favor del norte. También hay otras a favor del sur. Por eso, no sé porqué tanto debate por tan poco cuando en realidad todos nos enriquecemos con las diferencias y de todos se aprende. Es riqueza la diferencia, no dbería ser incitación a estos enfrentamientos que no me parece existan a nivel de la gente corriente. Más bien son problemas de políticos, y así no se habla y se prgunta por lo interesante.
ResponderEliminarY como alguna otra vez he dicho, es una injusticia que se hayan conservado los privilegios a los territorios. Restos del antiguo régimen que contradicen los principios de libertad e igualdad de todos los ciudadanos españoles ante la ley. Hay que repartir, es el principio de un estado equitativo o a que aspira a más equidad. Y las diferencias económicas se exacerban notable y visiblemente por el asunto de los fueros. También atraen a empresas a tributar allí me parece que incluso el hecho de que Opus Dei pusiera su universidd enPamplona tiene que ver con el asunto Fueros. Es curioso como todos los grandes defensores del DerechoForal navarro en esta comunidad pertencen a la oligarquía de larga memoria entroncando en el régimen anterior y por supuesto se relacionan con OD impartiendo clases en su universidad.
Los privilegios económicos son reales y además de que tienen más dinero no paran de quejarse y reivindicar.
De acuerdo con lo que dices Ana. No hay derechos históricos que valgan. Los derechos son igualitarios para todas las comunidades. Mismas leyes fiscales, reparto equitativo y plena gestión de recursos, en la medida d elo posible.
ResponderEliminarUn abrazo
Luis
Y muy interesantes también las reflexiones de Ana y Agustín. Saludos. Toni
ResponderEliminarLuís, pues será porque aún soy joven e inexperto :) pero yo creo que al final se impondrá la cordura. No creo que el independentismo catalán tenga la fuerza suficiente para crear un estado propio. Ni cuenta con una clara mayoría en Cataluña -somos la minoría más mayoritaria, eso sí-, ni tenemos padrinos internacionales que la respalden. Si mañana viene Obama o Merkel y dice que Cataluña es un país con derecho a la indepednencia y bla, bla, bla, Cataluña sería independiente pasado mañana. Pero a estas alturas de la película creo -puedo estar equivocado, claro- que a ningún estado importante le interesa una Cataluña independiente, al menos por ahora. Y el estado/gobierno central tampoco está en condiciones de imponer nada, puesto que el españolismo (PP, Cs) en Cataluña es bastante minoritario (muchos no independentistas rechazan frontalmente el españolismo del PP/Cs) y España no se puede permitir el lujo de tener a una parte muy importante de Cataluña/Barcelona, el país con más industrializado y turístico de España, en permanente rebelión.
ResponderEliminarAsí pues, y llegado este punto, creo que la única solución pasa por hacer política y negociar (el PP-ERC quizá no, pero el PSOE/Podemos-CiU quizá sí) una consulta vinculante o llegar a un acuerdo que permita a los nacionalistas/independentistas catalanes salir airosos -un estatus más o menos confederal o una mejora muy sustancial del autogobierno y más reconocimiento simbólico- sin humillar al estado.
De esta forma creo que el problema se calmará -la solución definitiva, como bien sabía Ortega, no creo que exista-, pero eso sí, siempre y cuando el PP/Cs admitan que sus tesis en Cataluña son claramente minoritarias y dejen de "tocar los huevos" con la lengua, las banderitas y la supuesta discriminación de los catalanes oriundos del resto de las Españas -el lerrouxismo en Cataluña ha fracasado-. Y es que como bien sabes los nacionalismos se retroalimentan y a más nacionalismo español más nacionalismo/independentismo catalán.
Y si algún día se hace un referéndum vinculante y gana el no yo no vuelvo a plantear el tema jamás y me uno a los que defienden una república federal asimétrica en lo competencial y simbólico, pero no en lo fiscal (también estoy en contra de los conciertos).
Un abrazo,
Toni
Lo que ocurre Toni, es que los únicos escenarios a medio plazo son negativos. O una declaración uniltaral de Independencia tras elecciones plebiscitarias que para mí sería nefasto porque como he dicho ni deseo la independencia ni una situación económica que por mucho tiempo sería dramática y no más justa. Seguramente esto no ocurrirá porque ni el poder central ni los poderes económicos catalanes lo permitirán. En esto sí que pienso que es falso decir que el movimiento está dirigido por la burguesía catalana. Es un movimiento claramente pequeñoburgués, a mí entender. No sé lo que harán peor lo evitaran. La otra opción es continuar igual con toda la frustración y malestar que supondrá. La solución, para mí, es negociar con un futuro gobierno español, que para mí será una coalición PSOE-PP, unas condiciones más federalistas de funcionamiento y más equitativas económicamente, lo cual desactivaría una buena parte del movimiento. Un abrazo y viva el debate respetuoso entre amigos.
EliminarLuís, créeme si te digo que en el fondo soy independentista a mi pesar. Soy catalán de padres y abuelos catalanes, pero tengo familia en Valencia y mi novia también es valenciana -su madre, que es castellana, es profe de filosofía, por cierto-. Adoro el País Valenciano y allí me siento como en casa -por carácter a veces creo que soy más valenciano que catalán-. Y lo que el nacional-peperismo, votado por la mayoría de valencianos, cierto es, hace con la lengua catalana y los que se sienten valenciano-catalanes, no tiene nombre. Ellos sí que llevan muchos años sufriendo una presión -y a veces violencia- brutal con el silencio cómplice de una izquierda timorata (PSOE). Pero creéme cuando digo brutal. Y es que el PP, que se llena la boca con la palabra unidad, lleva muchos años tratando de enfrentar, dividir y romper lazos históricos, culturales y emocionales entre catalanes y valencianos, que son diferentes pero iguales. Y lo hace sin ningún tipo de escrúpulo y con bastante éxito, por cierto (han logrado que incluso los catalanes veamos el País Valenciano como los peperos quieren que lo veamos).
EliminarYo he siempre he creído en el confederalismo (entre los países de habla catalana), entre los antiguos reinos de España (Navarra, madre de Castilla y León, y Aragón), entre las Españas y Portugal y entre todos los estados de Europa. Y me gusta el confederalismo porque propugna la unión desde la libertad. Pero cuando veo lo que el nacionalismo español hace en Valencia y Baleares me pongo de mala leche y me vuelvo radicalmente independentista, que no independentista radical. Y con el "dolor" (tampoco hay que exagerar puesto que los territorios siguen allí) que eso supone. Y te transcribo aquí una conversación muy curiosa entre dos valencianos:
" Soc fill d'Aragonesa i fill de Sicilià nascut en València. Tinc sang de la majoria dels pobles de l'antiga corona d'Aragó. Em dol que ningú tinga en compte a Aragó, Aragó va donar una corona al conde de Barcelona i Aragó va fer seues les quatres barres! a mi m'agrada parlar de països aragonesos, i defensar el model de federalisme que hi havia en la Corona d'Aragó, on cada territori tenia el seu parlament i lleis! No vull passar d'un centralisme madrileny a un barceloní"
"Benvolgut amic. Quan parlem de Païssos Catalans, parlem dels Païssos de parla catalana, no ens referim a l'antiga Corona d'Aragó, encara que bona part del territori coincidisca. I per supost, Païssos Catalans no significa un centralisme a Barcelona, sinó una confederació de territoris on tots són igual d'importants."
Para mí las Españas, de una diversidad, cultura e historia riquísima, son esto, no la España uniforme y casposa de la derechona que tanto daño ha hecho a las Españas.
Un abrazo,
Toni
Lo había aparcado, pero...
ResponderEliminarNo vale negar evidencias porque no nos gustan y cerrarse en un NO. Están ahí. Por cómo ha ido la historia de España (y antes de ser España), aún hay una inercia de los derechos históricos (primero forales y luego "nacionales"), debidos a correlaciones de fuerzas y/o conveniencias y acuerdos políticos de cada momento. Para mí, personalmente, hoy no cuentan como argumento. Si por mi fuera, ahora pasaba directamente a ser ciudadano de unos "estados unidos mundiales". Pero otras personas, que se sienten españolas, vascas o catalanas (por citar sólo a las que "dan más guerra"), si se agarran a esos derechos. Para ellas, existen (sí hay derechos históricos que valgan). ¿Quién soy yo para negarlos en una dirección porque no hay ley precedente? ¿La tenían G. Bretaña, Canadá y Serbia? No, legislaron sobre la marcha. Y hay que buscar salidas democráticas y pacíficas. Debatir, negociar, urnas. Sin tanquetas del NO, y menos militares. Algunos por aquí afirmaron hace muchos años que con el poder central era imposible obtener nada y se tiraron al monte. Afortunadamente han bajado del monte (les han bajado), pero de seguir la cerrazón de la oligarquía española (que ni tan siquiera, después de tantos años, no ha transferido todas las competencias autonómicas) ¿qué se estaría sembrando?¿qué podría pasar con la radicalización de futuras generaciones? En 1971, junto con otros reclutas amigos en Cáceres, hice una escapada a Badajoz. En la pensión, el dueño vió por los DNI que éramos "vascos" y nos preguntó por la situación en Euskadi. Nosotros, temerosos y prudentes, no soltamos prenda. "Mirar, yo tengo mucho mundo, y sé que hay separatistas, pero también separantes".
Un abrazo.
En parte estoy de acuerdo, Agustín. Hay que negociar pero no creo que el gobierno español deba reconocer el derecho a la secesión. Profundizar la estructura federal y buscar salidas económicas más equitativas, como le he dicho a Toni.Es evidente que hay independentistas pero no estoy seguro que haya que reconocer sus demandas de secesión. No porte exista una demanda, pienso, hay que reconocer un derecho. Como tampoco debería prohibirse el aborto aunque salieran millones de personas a la calle, que también podrían radicalizarse y también tienen sus argumentos.Yo también tengo mis dudas pero la radicalización de los conflictos obliga a definirse, me obliga a definirme.
EliminarUn abrazo
Acabo de leerle en Rebelión.No sabe cómo agradecemos fuera de Cataluña el que haya catalanes como usted.
ResponderEliminarSe lo digo con la cabeza fría , pero con el corazón en la mano.
Ánimo y como dicen los mejicanos: "No se me derrumben" .Muchas gracias.
Gracias, le aseguro que estas palabras de apoyo son para mí muy importantes. Porque ya que hay tanta presión en Cataluña para pensar y decir lo contrario por lo menos se ve que el esfuerzo de mojarse vale la pena. Un abrazo
EliminarCada cuestión tiene su especificidad y no es comparable una con otra. Afectan a esferas diferentes, se dan muchos matices ... Mi propuesta concreta. A petición de una mayoría parlamentaria autonómica o de un porcentaje cualificado del censo electoral mediante inicativa popular legal, se pacta una primera consulta para comprobar si la mayoría del censo quiere plantear o no un referendum de autodeterminación (se pueden buscar otras palabras). Si sale SÍ, se negocia su convocatoria, cuándo, el procentaje-mayoría sobre el censo (incluso por provincia) necesario para la separación; si gana ésta, se aseguran las garantías democráticas del nuevo Estado y el derecho de la minoría a plantear más adelante el mismo procedimiento para unirse a España. La transición se haría ordenada y civilizadamente, bajo supervisión internacional. Con buena entente y diplomacia, ambos Estados podrían acordar relaciones preferentes de amistad y colaboración en todos los ámbitos.
ResponderEliminarA los independentistas todo esto les podrá parecer una carrera de obstáculos, pero por tratarse de una ruptura importante, pienso que sería mejor para todos que el nuevo Estado tuviera un buen respaldo de la población. Un 51% sobre una participación con elevada abstención, sería engañoso y acarrearía muy malos rollos a posteriori.
Saludos.
Una buena propuesta a considerar. Un abrazo
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