Escrito por Luis Roca Jusmet
Philip Pettit quiere salir de un falso dilema que estableció Benjamín Constant al plantear elegir entre la libertad de los antiguos, la republicana,y la libertad de los modernos, la liberal. Pero sobre todo quiere acabar con la que estableció Isaiah Berlín entre libertad positiva y libertad negativa, distinción que ha sido muy aceptada en el mundo académico y que se ha considerado paradigma del liberalismo clásico. La libertad positiva sería entonces la posibilidad de participar en la vida comunitaria y la libertad negativa la de no sufrir interferencias externas, el poder hacer lo que uno decide. Aunque también hay en la libertad positiva, la de los antiguos, una concepción del autodominio personal : no ser ni un esclavo de las propias pasiones ni de los otros. Es, por tanto, una concepción más comunitarista y más virtuosa. La libertad de los modernos sería la que defienden los liberales partiendo de una visión individualista del ser humano y de la importancia que cada cual pueda realizar su proyecto personal. La libertad positiva sería entonces comunitarista, basada en las virtudes
Pettit plantea que la tradición republicana moderna debería recoger tanto la libertad antigua como la moderna, tanto la negativa como la positiva. Debería integrar, por tanto, lo mejor del republicanismo antiguo y del liberalismo moderno. Para ello formula una concepción de la libertad entendida como no-dominación, que la libertad contra los poderes arbitrarios. Que sería la libertad que acepta el poder, pero no el dominio. Se trata de que nadie nos pueda dominar, pero en el sentido de que no pueda interferir arbitrariamente en nuestras vidas. Podría entonces suponerse que es lo mismo que la libertad como no interferencia pero tampoco es así. La palabra clave es arbitrariamente.
Detrás de la concepción republicana de la libertad como no dominación hay el planteamiento de que la ley, bien entendida, es lo que posibilita la libertad. Porque la libertad no es algo natural, es un producto social y la libertad solo es posible si un Estado nos garantiza el respecto del otro. La libertad solo es posible si estamos socializados. La libertad natural no existe, existe el mundo natural y existen unos humanos que sin socializarse ni siquiera estamos humanizados. La libertad, como la igualdad no son realidades naturales sino invenciones sociales. La libertad, comodecía Spinoza, nace de la ley, no se contrapone a ella.
La propuesta de Pettit coincide con la llamada libertad de los antiguos al plantear la necesidad de la participación política de los ciudadanos. También en que lo plantea ligado a un ideal moral de respeto al otro. Es, por tanto, republicano al hablar de la necesidad de virtud cívil.
Para Pettit la libertad como no-dominación no coincide con el ideal político de la autonomía, no porque sean incompatibles sino porque le parece demasiado maximalista. Hacia la autonomía hay que tender, pero no la podemos presuponer. Sería demasiado ambicioso, dice Pettit, hacerlas coincidir.En este sentido Cornelius Castoriaidis es alguién que vale la pena leer pero su sociedad autogestionaria de ciudadanos autónomos es, en todo caso, un ideal al que tender. La independencia no deja de ser un mito : nadie es independiente, a lo máximo que podemos y debemos aspirar es a la autonomía con respecto a los otros. Tzevan Todorov tiene precisamente reflexiones muy interesante sobre lo ilusorio y lo negativo de este ideal contemporáneo. Y ciertamente la democracia, si queremos que sea una cultura y no un simple procedimiento formal, debe basarse en la información, formación y deliberación política. Otro liberal-republicano, Kant, lo dijo muy claro : sapere aude, piensa por tí mismo.
Las reflexiones de Pettit me han parecido muy interesantes. Su concepto de libertad como no-dominación me parece clave, tan útil como clarificador. vale aceptar las limitaciones y logros de la democracia liberal que inventarnos democracias participativas.
¿Cuales son las ventajas de la libertad como no-dominación sobre la libertad como no-interferencia ?Para Pettit lo que hay que posibilitar que las instituciones puedan intervenir para garantizar la no-dominación. Hace falta discriminar entre la no-interferencia con la interferencia arbitraria. Es esta última la que siempre es mala, no la anterior. La dominación no niega la interferencia sino un determinado tipo de ella, que es la interferencia arbitraria.
Leyendo a Pettit no he podido dejar de pensar en la falsa dicotomía entre la tradición liberal y la republicana. Porque Phillippe Pettit es un liberal republicano, en el mejor sentido de la palabra. Como lo eran Spinoza, Locke y Mill, con las limitaciones de su época en el concepto de ciudadanía.Sabe mal que se identifique el liberalismo con su peor expresión, la versión más clasista y hoy, mal salvaje del capitalismo. Tampoco entiendo lo que es la tradición republicana, que cada cual entiende a u manera. Unos con la defensa de las virtudes cívicas conservadores y otros con el socialismo.
Michel Foucault también aportó elementos muy interesantes para una izquierda que no desprecie el liberalismo.
Porque si entendemos el liberalismo como el Estado de Derecho, la separación de poder, la idea nuclear de ciudadanía como constitutiva de la sociedad civil quizás la diferencia entre izquierda y derecha esté en que el liberalismo de derechas justifica únicamente la intervención del Estado para garantizar los derechos individuales ( centrados en el de la propiedad) y la izquierda considere que deben garantizarse los derechos individuales y sociales, es decir la igualdad política pero también social.
Evidentemente la cuestión es cuales son estos derechos y como deben garantizarse. Pero la Declaración Universal de los Derechos humanos es un buen punto de partida.
Respecto a la idea de participación o no participación política es discutible que el buen liberalismo no defienda la participación. Hablamos de democracia representativa, a través de representantes elegidos por los ciudadanos. En esto momentos dudo que existan "democracias directas" mejores que unas elecciones aunque es cierto que muchas cosas deben mejorarse y que no hay que excluir formas participativas más directas.
La lectura, por una parte, de Michel Foucault y, por otra, de Felipe Martínez Marzoa, me hace dudar de que existan dos tradiciones diferenciadas. Más bien dan a entender que la única sociedad civil constituida a partir de unos ciudadanos con unos derechos y obligados a cumplir con la ley es la del Estado liberal o republicano. Lo demás serían matices o simplemente maneras diferentes de tratar lo mismo.
Pero tampoco hay que olvidar que la universalización del ciudadano es siempre producto de la lecha de los excluidos. Esto nos lo recuerda siempre Jacques Rancière. Sean los trabajadores libres pero pobres en Atenas y los obreros, las mujeres, los negros es los sistemas liberales o republicanos esta es la realidad.
No es si esta propuesta puede ser universal pero, en todo caso, si me parece que es la mejor fórmula para plantear hoy en Europa. Quizás la mejor formulación política la hiciera Bernstein, el teórico de la socialdemocracia criticado por revisionista. Lúcidos historiadores como Tony Jud han reivindicado la socialdemocracia como la mejor opción política para Europa. Podemos llamarle socialdemocracia o liberalismo social pero aquí está lo que yo entiendo, repito, como la fórmula política de esta republicanismo cívico, que incluye también la virtud moral como virtud cívica. Todo ello sin moralinas, con mucho escepticismo y mucha lucidez crítica.Sin ello caemos en nuevas doctrinas moralistas, que es lo primero que hay que hay que evitar. Pero también en dogmatismos ideológicos que consideren que son las ideas las que emancipan. Las ideas son necesarias pero es el sujeto que las practica el que importa. Ninguna idea inmuniza moralmente a nadie, esto hemos de tenerlo claro.
La lectura de Foucault, que políticamente se va orientando en el sentido que apunto, nos proporciona una buena caja de instrumentos para curarnos de estos dogmatismos.
"producto de la lUcha" de los excluidos
ResponderEliminarJo vaig exriure un article fa molt de temps que parlava de quin discurs "intervenia" a quin altre discurs, fins i tot el discurs capitalista és aturat pels Syntômes-Saint hommes-Saint Tommes, referint-me com tu bé dius que podem tenir una autonomia i separar-nos simbólicament de l'altre, però és l'altre i l'Altre qui endega el camí de la pilota.
ResponderEliminarEn quant a la llibertat i com s'aconseguirà en el futur que ens espera, no hem de ser filòsofs sinó tot el contrari de Marx, esperar, amb espera pacient, això i els nostres esborranys faran la realitat i propiciaran la gran ruptura del capitalisme, la gran caiguda, però no mirem sumes ni restes, la lògica d'eixe triomf de la Nova Era no serà amb la lògica de l'amo, ni tan sols de l'Amo.
Vicent