Martín Alonso
Barcelona : El Viejo Topo
Martin Alonso Zarza es un lúcido científico
social ( doctor en ciencias políticas, licenciado en sociología, filosofía y
psicología) que ha trabajado críticamente el tema del nacionalismo y la
retórica de la violencia.. Este libro es el segundo de los tres que formarán
parte de un análisis del movimiento soberanista-independentista que se ha
llamado a sí mismo "el proceso". El objetivo del primer libro era entender cómo se ha gestado
el problema y la solución. Para el autor es un
producto relativo de una cierta ingeniería social. Digo relativo porque
está claro que han aparecido contingencias, que no todo responde a una
planificación, aunque sí al proyecto de una élite política. La caja de
herramientas que utiliza Martín Alonso como análisis es la metodología del EPS (Estudio de los Problemas Sociales). Este
primer libro, como ya dije en el momento de hacer la reseña, me parece
imprescindible para cualquiera que esté interesado por el tema.
Martín Alonso distingue tres planos
explicativos complementarios del PI( proceso independentista): la acumulación
del poder en una élite, los recursos y la producción intelectual que la
justifica. Partimos de la construcción de una identidad
nacional. La identidad es siempre una identificación subjetiva y se basa en la
creencia que el actor tiene de sí mismo. La identidad nacional es una identidad
de grupo, que viene siempre definida por los límites entre “nosotros y ellos”.
Hay un narcisismo de las pequeñas diferencias ( como diría Freud), en la que
nos centramos en lo que nos separa y nos identificamos con ello; lo
sacralizamos a través de mitos. Hay todo un mercado de ideas del soberanismo,
en el que hay unas élites que dirigen y tienen intereses en el proyecto, unos
intelectuales que crean la ideología necesaria y unas masas que reciben el mensaje y se movilizan.
Los recursos son de orden material (dinero, infraestructuras, inmateriales y mensurables
( tiempo, organización, contactos, movilizaciones) e inmateriales y no mensurables
( capital simbólico: ideología, conocimientos, información). Las élites dirigen
los recursos materiales, las organizaciones políticas y sociales los recursos
inmateriales mensurables y los intelectuales el capital simbólico. El marco da
seguridad psicólogica y recompensas materiales y simbólicas. Las élites son siempre las mismas
El libro se centra mucho en el reclutamiento
de los intelectuales y la competencia imperfecta que genera en el mercado de
las ideas. Los nacionalistas son apoyados, subvencionados, promocionados por
las élites dirigentes. Los críticos al nacionalismo todo lo contrario, hasta el
punto de la exclusión. Se centra en varios casos concretos, especialmente los
conversos de la izquierda al nacionalismo. Otro de los temas que merecen para
el autor un estudio exhaustivo por su importancia, es el del Simposio Cataluña
contra España, el Tricentenario (1714-2014) y la inauguración del Born Centro Cultural (BCC). Hay aquí todo
un trabajo de distorsión histórica para adaptar los procesos al relato que debe
concluir en la necesidad de la independencia. Martín Alonso señala y critica la
importancia de los historiadores en la construcción de mitos nacionales en
diferentes casos concretos. La historia ha sido claramente instrumentalizada.
Otra cuestión que aborda es la de los recursos
combinados de movilización, desmovilización y contramovilización. Movilización
a favor del soberanismo-independentismo, contramovilización cuando aparece una
reacción (ya desde el caso del Foro Babel, hace ya décadas) hasta la
desmovilización de los sectores que no participan en el movimiento. Todo evidentemente
en una dinámica que oculta detrás de lo étnico lo social, es decir la lucha de
clases.
El libro es necesario, urgente y muy interesante.
Falta todavía el tercer volumen para hacer una valoración global. En todo caso
plantearé mis críticas, que por supuesto son constructivas. Falta un análisis
de las élites económicas y su papel en el proceso. Me parece que queda claro
que una parte de las élites económicas apoyaron el proceso catalanista pero se
desmarcaron cuando vieron delante la aventura de la independencia. Debería
analizarse este aspecto y como han acabado apoyando a UDC en contra del sector
soberanista de CiU. Falta también analizar más a fondo el papel de los partidos
de izquierda en el proceso, en concreto el PSC y el PSUC y sus derivaciones ( ICV
y EUiA). Falta también el análisis de la Assemblea Nacional de Catalunya como
elemento movilizador al margen de las élites y como se acaba aliando con estas.
Finalmente la dialéctica entre el proceso y las respuestas (o no respuestas)
del gobierno español de Rajoy.
En todo caso un libro claro y riguroso que merece
una atenta lectura de todo aquel que quiera conocer el proceso hacia la independencia
que se ha dado en Cataluña. Quizás tiene el libro, que es de divulgación, un
estilo demasiado académico ( las citas son demasiado abundantes, a mi parecer).
Pero en todo caso mis felicitaciones al autor, que se las merece por su
valentía y su rigor científico.
Voy a hablar del nacionalismo, del de un ciudadano valenciano que se identifica contra uno de Catalunya u otro de Catalunya que lo hace contra uno de Madrid o uno de Madrid contra un vasco i, le diré que como Freud, opino que el nacionalismo es el narcisismo de las pequeñas diferencias, pero entendiendo el narcisismo como la incapacidad de amar, sólo de luchar, y no como el necesario amor a sí mismo de un catalán, un valenciano o un vasco que defienden su lengua contra imposiciones de un gobierno excluyente con las lenguas incomprendidas.
ResponderEliminarY digo narcisismo porque éste es lo más parecido a la histeria, a lo femenino u homosexual, es una fase en el desarrollo de estos tres elementos o entelequias, el ser no existe, es decir, nadie ha conseguido llegar a ser y lo femenino, la homosexualidad es la misma identificación en aquello femenino, el homosexual en el "símbolo" Gay y la mujer en su identificación contra el varón, la carrera en la identificación, la carrera de la identidad por conseguir el ser, por conseguir la "muerte" simbólica que supone el ser, esto es el mismo nacionalismo.
Como un seguidor del Madrid, del València o del Barcelona cuando ve que su equipo gana a su contrario o a un equipo ajeno a ellos, es la identificación en el ser, la misma histeria, que se dio en la Alemania nazi, se está dando en la Catalunya de Mas y en el Madrid de Rajoy.
Pero ante todo este cúmulo de palabras, ¿qué podemos hacer? ¿Para evitarlo o para sobrevivir? Aceptar que hay un registro lingüístico diferente al castellano en las naciones periféricas y darles la prioridad que se merecen, en todos los ámbitos, sino el futuro no pasa más que por la confrontación.
El mayor acicate para el nacionalismo es no poder hablar con naturalidad, no poder escribir con naturalidad, no poder recibir clases con naturalidad, no poder escuchar la lengua de un pueblo con naturalidad, y créame, también están los otros dos registros, el político y el económico, cuando los tres se resquebrajan para hacer difícil su normalidad, pues sencillamente, se pierde el amor, la pareja, el partenaire y volvemos, después de un periodo de amor con nuestro partenaire, que podría ser Castilla en el caso catalán, volvemos al narcisismo.
En la Alemania nazi se unieron el registro económico, una crisis galopante y desestabilizadora; el registro lingüístico, odio a lo femenino atizado por una casta judía que dominaba los mercados financieros y la abundancia, ya en aquella época del multiculturalismo, y la política, Alemania había perdido su hegemonía europea de resultas de la pérdida económica. Resultado, nacionalismo. Hagamos una analogía. Ruptura del nudo que mantiene la estabilidad u objeto "a" de un pueblo.
Vicent
Señor Va centro, las minorías periféricas españolas tienen más que asegurado el derecho y la posibilidad de expresarse y promocionar sus lenguas.
EliminarHabría que preguntarse, sin embargo, qué posibilidades tienen los castellanohablantes de hacer lo mismo en esas mismas comunidades, con casos sangrantes como el de Cataluña, donde no es posible escolarizar a los niños en la lengua materna mayoritaria de la población: el castellano.
Precisamente los españoles no necesitamos ir la Alemania nazi a buscar ejemplos de fascismo
ResponderEliminarcuando hemos disfrutado de una dictadura de corte fascista hasta 1975, y precisamente cuando las mismas élites de dicha dictadura siguieron siendo élites en la monarquía impuesta por ese dictador.
Lo que más me ha interesado de tu recensión:
-la conversión de la izquierda al nacionalismo
-dinámica que oculta lo social, el verdadero asunto, detrás de lo étnico, el entretenimiento
No sé, señora Ana A. a quien se dirige usted, pero como "siento" algunas alusiones y "siento" que me está usted poniendo alguna "etiqueta" le diré que no "Soy", es decir, que no soy nada, ni valenciano, ni fascista, ni filo-capitalista, ni comunista, ni liberal, ni tan solo de izquierdas o de derechas, sólo hablo desde la autoridad con quien me identifico, que en mi caso, y sé que no son muy abundantes estos casos, con la autoridad con quien me identifico que es el Otro, el Inconsciente colectivo o Dios, pero que no tiene un nombre, por pertenecer al registro "lingüístico", es decir, a lo simbólico, pero no por ello, por innombrable, menos potente.
ResponderEliminarUn abrazo, y si era para mí el comentario, espero que vea que no me identifico con nada, no "Soy". Pertenezco a una raza de hombres que han sido etiquetados de "Locos", "Filósofos", "Patafísicos", "Payasos", etcétera, etcétera, pero que huimos de las etiquetas y de las identificaciones con uno u otro grupo.
Vicent Adsuara i Rollan
Pero, créame, y esto sí que le será de utilidad en mis escritos o de mis escritos: "Tiene que haber de todo". Y no peyorativamente.
ResponderEliminarVicent