Reseña
Los partidos en la Transición. Las organizaciones políticas en la construcción de la democracia española.
Rafael
Quirosa-Cheyrouze y Muñoz (ed)
Madrid : Biblioteca Nueva,
2013
Escrito por Luis Roca Jusmet
La transición vuelve a
estar de moda. Y está bien que lo esté, porque continúa estando
pendiente un análisis riguroso, desde la distancia crítica y sin
que esté marcada por las preferencias político-ideológicas de cada
coyuntura. Porque se ha pasado de una valoración idealizada (la
Transición española como modelo) a una devaluación absoluta por
parte del círculo ideológico de Podemos. Pero también están
apareciendo trabajos muy precisos y muy interesantes como esta
publicación y su complementaria, un libro que ya apareció hace
pocos años sobre los movimiento sociales y la Transición. Ambas
forman parte de un ambicioso proyecto de científicos sociales,
historiadores en su mayoría, liderados por Rafal Quilosa-Cheyrouze.
Se tratan de unas investigaciones sobre el Tiempo Presente que me
parecen, con todas sus dificultades, imprescindibles.
El libro está
estructurado en tres bloques que, en realidad, se pueden reducir a
dos. Bien precedidas por cierto, por una buena presentación del
coordinador, Rafael Quirosa-Cheyrouze. Una, la primera parte que
recoge una serie de artículos que analiza la Transición, alguna de
sus variables y el contexto de cambios de regímenes autoritarios a
democráticos que se dan en Europa. Los dos primeros artículos, que
presentan una valoración más global, son los que me han parecido
más interesantes. Uno es el de Encarnación Lemus López,
catedrática de Historia contemporánea de la Universidad de Huelva.
Su artículo me parece un buen inicio porque marca justamente la
necesidad de equilibrar una visión excesivamente crítica de la
Transición, que en un determinado momento fue imprescindible para
desmitificarla. Presenta varias cuestiones interesantes, desde una
revaloración de lo que había tratado de manera muy crítica.
Ciertamente que fue un proceso reformista dirigido desde el gobierno
y basado en unos pactos que tuvieron un papel claramente
desmovilizador. El miedo fue un factor fundamental y quizás detrás
de los diferentes miedos concretos (al terrorismo, a la guerra
civil, a la revolución, al golpe de Estado hubiera un cierto miedo
a la libertad. Pero lo cierto es que acabaron transformándose las
instituciones y pudo consolidarse, con todas sus imperfecciones, una
democracia. Es interesante también su reflexión positiva sobre las
redes de coordinación de los grupos antifranquistas que acabaron en
la Platajunta. Montserrat Duch, profesora de la Universitat Rovira i
Virgili de Tarragona, complementa bien el trabajo anterior y ambos
dos dan un buen marco general para entrar en el análisis más
concreto de los partidos. Nuevamente el papel del miedo y el del
consenso, pero también trata aquí de manera lúcida es papel del
olvido. La contradicción entre un movimiento antifranquista desde
abajo que no tenía la suficiente fuerza como para derribar al
régimen y toda una operación de ingeniería política desde arriba,
entre el entusiasmo inicial y el desencanto posterior. Señala el
error de una formulación genérica falsamente simétrica ("Todos
fuimos culpables) y la falta de responsabilidades concretas que se
derivaron de la. Fue el precio de la llamada "reconciliación
nacional", la creación de un "muro de silencio" cuyas
consecuencias quizás todavía estemos pagando. Completan este primer
bloque un riguroso análisis del sistema electoral y su parcialidad y
otro que analiza el tipo de discursos políticos en la Transición.
Trabajos empíricos que corresponden respectivamente a Alvaro Soto
Carmona( de la Universidad Autónoma de Madrid) y a Mario P. Díaz
barrado ( Universidad de Extremadura). Y finalmente los análisis de
las transiciones políticas de Portugal, los países de la antigua
Europa del Este y México, que corresponden a Fernando rosas ( de la
Universidad Nova de Lisboa), José Weldenberg (de la Universidad
Nacional Autónoma de México) y Guillermo A. Pérez Sánchez
( Universidad de Valladolid). Este último me parece especialmente interesante porque nos ofrece de una manera muy sintética y clara todo la reconstrucción del efecto dominó que empezó en Polonia y acabó en Bulgaria.
( Universidad de Valladolid). Este último me parece especialmente interesante porque nos ofrece de una manera muy sintética y clara todo la reconstrucción del efecto dominó que empezó en Polonia y acabó en Bulgaria.
Entramos después en el
que es el segundo bloque, que es el análisis de los partidos,
subdividido en los estatales y en los nacionalistas-regionalistas. Los
primeros van de la extrema derecha a la extrema izquierda y los
segundos de las llamadas "nacionalidades históricas" a las
"regiones", algunas de las cuales quieren constituirse
igualmente como "nacionalidades". En conjunto está bien
pero falta quizás los elementos de conexión entre unos partidos y
otros ( que los hay, aunque sean débiles) y entre los "estatales"
y "no estatales". Quedan los análisis excesivamente
divididos y faltan, bajo mi punto de vista, algunos elementos claves.
El análisis de la
extrema derecha de José L. Rodriguez Giménez ( Universidad Rey Juan
Carlos) es preciso y riguroso, peor no del todo completo. La extrema
derecha que analiza es la que surge de la radicalización del propio
franquista pero no entre en lo que sería el fascismo con
pretensiones europeistas ( vinculado por ejemplo al italiano) con
grupos como CEDADE. Es decir grupos de extrema derecha que plantean
una retórica más antisistema que conservadora. Esto nos permitiría
ver la débil pero real red que se teje en el franquismo entre la
extrema derecha y la extrema izquierda a través de personalidades
importantes que no aparecen en el libro. Este es el caso de Juan
Colomar. Procedente de Mallorca viene a Barcelona en los años 60 y
se integró en las falanges universitarias pero siempre desde la
disidencia. Después de una transformación ideológica entró en el
FOC y fue el impulso de su núcleo troskista, el grupo Comunismo.
Fundó la LCR y dentro de ella la Liga Comunista desde el grupo
"Encrucijada" ( paso al artículo sobre la extrema
izquierda). Tras la muerte de Franco vuelve a sus lecturas
nietzscheanas y se relaciona con Ernesto Milá, dirigente de estos
últimos grupos fascistas de retórica disidente. Luego fundará en
los años 90 el grupo "Partido nacional Republicano" :
anticapitalista, españolista y xenófobo.
Vamos ahora al
interesante capítulo sobre Alianza Popular, cuyo preciso análisis
corre responde a Charles Powell ( Universidad CEU-Sao Paolo). Muy
interesante los matices que nos permiten entender, sobre todo, el
ambiguo papel de Fraga en la Transición. Manuel Ortiz-Heras (
Universidad de Castilla-La Mancha/SEFT) traza igualmente un análisis
muy riguroso sobre el complejo papel de Suárez y la fundación,
devenir y crisis de la UCD. Finalmente, Rafael Quirosa-Cheyrouze y
Muñoz , junto a Mónica Fernández Amador ( ambos de la Universidad
de Almería) nos muestran su trabajo sobre "el nacimiento y
muerte del Centro Democrático Social" a partir del intento de
Suárez de sobrevivir con un partido propio al debacle de la UCD.
Solamente quería añadir un detalle que no aparece y que es
interesante para ver estas extrañas redes que se van tejiendo entre
personas que se van desplazando por grupos ideológicos aparentemente
incompatibles. El hombre que montó el CDS en Cataluña y que fue el
único diputado en las elecciones en que participó el grupo fue
Antonio Fernández-Teixidó. Este hombre era el brazo derecho de Juan
Colomar, del que he hablado. Pero cuando Colomar cuestionó el
troskismo y acabó derivando hacia un entorno para fascista Fernández
Teixidó lo hizo hacia el liberalismo. Fracasado el CDS entró por la
puerta grande en CDC de la mano de Jordi Pujol, grupo del que es
parlamentario y del que fue incluso Conseller.
La parte que habla de los
partidos de izquierda es, para mí, la menos lograda. Lo es porque
tanto el que habla del socialismo, como el del PCE y el de la
izquierda revolucionaria me parece muy disperso, poco centrado en el
hilo conductor fundamental, sobre todo el de la izquierda
revolucionaria. El artículo de Abdón Mateos López ( Centro de
Investigaciones históricas de la Democracia Española de la UNED) se
titula "Del laberinto socialista al partido de la transición".
Y ciertamente lo es, por lo que resulta difícil sintetizo lo
fundamental. Pero de todas maneras opino que da un papal excesivo a
Tierno Galván y al PSP y se olvida del núcleo fundamental que funda
el PSC catalán, que tendrá un papel fundamental en la constitución
del PSOE. Tanto los que venían del MSC ( Raventós y Obiols) como
del FOC ( Pasqual Maragall, Narcís Serra, Isidre Molas). También es
interesante el proceso seguido por el Partido Socialista de Euskadi a
partir de la incorporación de Euskadiko Ezquerra, aunque ya se aleje
de la Transición como tal. Igualmente el papel crítico de Pablo
Castellano y de Izquierda socialista. En todo caso no quiero negar el
valor que indudablemente tiene un artículo que, evidentemente, no
puede hablar de todo.
Tenemos después el
artículo de Antonio Elorza sobre el partido comunista titulado
extrañamente "Comunismo y nacionalismo en la Transición".
Digo extrañamente porque la posición del PCE en el tema de las
nacionalidades periféricas me parece importante peor no central.
Ciertamente que tiene un papel en el PSUC pero el tema del papel y la
deriva del PCE-PSUC en la Transición va más allá de esta
problemática. El autor del artículo es el único que tiene una
doble condición diferente de los demás: participó activamente en
lo que analiza y es también un escritor mediático. El artículo me
parece demasiado parcial e insuficiente, parece más centrado en las
cuestiones que analiza personalmente Elorza que no en una visión
amplia de lo que trata. Por otra parte me parece que olvida ( en un
caso la cita, en otro ni la nombra) a dos personalidades
fundamentales del PCE y del PSUC respectivamente, expulsado por
disidente el primero y autexcluido el segundo. Me refiero a Fernando Claudín y Manuel
Sacristán.
El artículo dedicado a
la izquierda revolucionaria, de Julio Pérez Serrano es exhaustivo
pero este mismo carácter lo convierte en poco sintético. El intento
de hacer un repertorio de todos los grupos aparecidos a la izquierda
del PCE hace que el lector se pierda en una maraña de siglas. En mi
opinión es un fenómeno interesante que hay que analizar desde lo
esencial. Conozco el tema porque lo viví directamente y lo he
estudiado bastante a fondo por lo que mi opinión será más
detallada que en los otros. Me parece que en el origen de la extrema
izquierda hay que señalar varias cosas. Por una parte casi toda se
mueve en el terreno del marxismo-leninismo, con alguna excepción. La
única excepción es lo que se llamó Autonomía obrera, con grupos
como Liberación y de los que hay como testimonio un libro publicado
en Ruedo Ibérico : "La izquierda autoritaria en Cataluña".
También se ha publicado hace poco un libro que recogía las luchas
autónomas que se dieron en la Transición. Fu un intento de ir más
allá del partido vanguardista, en sinfonía con el movimiento de
autonomía obrera que se estaba dando en Italia. En este contexto
aparecerán las plataformas anticapitalistas y se acabará formando
un grupo leninista, la OICE. Valdría la pena analizar también como
todos estos movimientos, por lo menos en Cataluña, se canalizan
hacia la CNT, antes de su deriva. Por otra parte dentro de los grupos
marxistas-leninistas hay que señalar dos grandes corrientes : el
marismo y el troskismo. Respecto a la procedencia hay cuatro lugares
destacarles : la primera es los que proceden del PCE; la segunda los
que proceden del FLP-FOC ( grupo influenciado por el castrismo, las
revoluciones del Tercer Mundo...) , la tercera por la radicalización
del obrerismo católico y la cuarta de ETA. Esta última e importante
en el sentido que marcará la existencia de una marca nacionalista
radical en grupos maoistas y troskistas como el MC o la LCR.
Paralelamente a lo anterior es importante la aparición de grupos
armados, muy marginales pero existentes : el M.I.L. ( famoso por el
caso Puig-Antich y vinculado a grupos de autonomía obrera) y el
FRAP y el GRAPO ( brazo armado de grupúsculos procedentes del PCE:
el PC(m-l) y el PCE( reconstituido). Los grupos maoistas y troskistas
fueron los que hicieron un trabajo para desplazar al PCE de la
dirección de los movimientos antifranquistas. Lo consiguieron
únicamente en el País Vasco ( con el MC) y en Navarra ( con la
ORT). Estos dos partidos maoistas tienen un papel importante, junto
con el Partido del Trabajo ( que será importante en Andalucía,
sobre todo) en el tardofranquismo. La incorporación a la Plataforma
democrática de los dos primeros servirá para dar una cobertura de
izquierdas a una coordinación de grupos antifranquistas moderado que
quieren desplazar a la Junta Democrática, construido a imagen y
semejanza del PCE con algunos compañeros de viaje. Respecto al
troskismo tendría mucho que decir pero diré poco, al margen de lo
que he comentado de Juan Colomar. El troskismo es una muestra del
sectarismo de la extrema izquierda dogmática y sectaria. Esto al
margen de que la LCR ( que tenía un buen maestro Ernest Mandel) hace
un esfuerzo para abrirse a otros grupos y tuvo una relativa
influencias en algunos sectores y lugares, especialmente en el país
vasco. Y que la Liga Comunista fue un grupo más cerrado y con menos
influencia pero que a partir de la capacidad teórica de Juan Colomar
hizo unos análisis absolutamente lúcidos en muchos aspectos de la
situación política española. También vale la pena poner de
manifiesto su apuesta contracorriente contra CCOO y para fortalecer
la UGT y la CNT. Igualmente hay que decir que el entrismo que ninguno
de estos grupos practicó el entrismo, aunque sí lo hicieron algunas
corrientes troskistas, en el PSOE y la UGT.
Llegamos a la última
parte, que habla de los partidos nacionalistas-regionalistas. A
resaltar la brillante introducción ( "¿ Soberanía o
democracia ? Sobre los nacionalismos y la Transición democrática,
1975-1982") de Xosé M. Nuñez Seixas( Profesor de la
Universidad Ludwig-Maximiliam de Múnich). Nuñez señala los
elementos fundamentales para entender la aparición de todos estos
grupos. Por una parte el que la represión franquista provocara que
entre las reivindicaciones democráticas aparecieran algunas
vinculadas a la lengua, la cultura, la autonomía. En segundo lugar
la radicalización nacionalista en el País vasco y la aparición de
ETA. En tercero las posciones federalistas de la izquierda española
y la aparición de grupos regionalistas de la derecha que querían
tejer redes de poder propias. En cuarto el efecto mimético de la
autonomía en Cataluña y el país vasco en todas las regiones de
España. También el contenido rancio del nacionalismo español
potenciado por Alianza Popular. El artículo de Astrid Barrio López
( Universidad de Valencia) es una magnífica introducción al
nacionalismo moderado catalán en la Transición. Introducción
tristemente complementada por lo que hoy sabemos de la trayectoria de
Jordi Pujol Soley, de la radicalización de CDC y de su ruptura con
UDC. También el artículo sobre el nacionalismo vasco democrático
durante la Transición (1974-1981), escrito por Lugder Mees (
Profesor dela Universidad del País vasco) me parece muy preciso y
riguroso. El artículo de Gaizka Fernández Soldevila ( de la misma
Universidad) es un estudio sobre los nacionalismos radicales de la
periferia durante la Transición española. Gaizka Fernández
Soldevila es un experto en el tema ( como ha demostrado con otras
publicaciones) y sabe articular muy bien el espejismo de ETA y de la
izquierda abertzale sobre grupos minoritarios de Cataluña y Galícia
que, afortunadamente, no tuvieron su influencia. También señala la
evolución de algunos grupos que formaban parte de este entorno hacia
posiciones constructivas hacia la democracia.
Dos últimos capítulos,
necesarios y correctos, imprescindibles para cerrar el círulco,
cierran el apartado y con él el libro. Son el de Fernando Arcas
Cubero ( De Asa al PSA. Sobre el socialismo y andalucismo en la
Transición democrática española) y el de Montserrat Baras (
Universidad Autónoma de Barcelona), Juan Rodriguez Teruel (
Universidad de Valencia) y Oscar Barberá ( Universidad de Valencia)
sobre "Los partidos de ámbito no estatal en las comunidades de
régimen común durante la Transición).
Es interesa constatar que
estos partidos no solo tuvieron un papel clave en la construcción de la democracia española durante la Transición, sino también porque
en estos partidos se forjaron políticamente los que dirigirían la
Transición. Sobre todo, no hay que olvidalo, en los partidos de la
oposición franquista. Es interesante constatar que en la izquierda y
la extrema izquierda comunista no solamente se forjaron cuadros del
PSOE sino también de la UCD y de lo que posteriormente sería el
Partido Popular.
Este libro debe complementarse con
otro anterior, que ya he citado, coordinado también por Rafael
Quirosa-Cheyrouse y Muños : La sociedad española en la
Transición. Los movimientos sociales en el proceso democrático. (
Biblioteca Nueva, 2011). Son absolutamente imprescindibles para
quienes quieran conocer lo que fue esta Transición, que en parte
explica la sociedad en la que estamos y su crisis.
Repites el párrafo "Pérez Serrano es exhaustivo pero este carácter...."
ResponderEliminarHay en el texto varios "peor" en vez de pero.
Libro interesante, sopa de letras de partidos.
La palabra reconciliación no me parece adecuada ni la hubo ni se quiso que la hubiera, más bien hubo "amnesia voluntaria".
El Estado franquista se transformó, Suárez pasó de ministro del Movimiento a presidente escogido de una terna por el rey, desde el poder creó la UCD y organizó las primeras elecciones, así cualquiera.
Suárez se creyó su papel de general della Rovera, como dice B Muniesa en su libro sobre la transición. No se dió cuenta de que lo utilizaron y una vez cumplido el papel asignado le obligaron a irse (enero 81). Se creyó demócrata, que no era, (falangista trepa), por eso fundó CDS, fracaso estrepitoso, ya no estaba en el poder.
Falta la palabra traición, clave de aquel tiempo: Juan Carlos traicionó a su padre y a Franco, Suárez traicionó los principios del Movimiento que había jurado, Felipe traicionó al partido socialista obrero español, Carrillo traicionó a la militancia comunista aceptando la monarquía.... vieron moqueta y no supieron resistir la tentación.
Transformismo, nada es lo que parece, por lo que luego te encuentras tranquilamente antiguos comunistas (Piqué y Pilar del Castillo) de ministros de Aznar.
En el fondo todos iguales, quieren poder y prou...
Me estoy planteando si es responsable ir a votar para un ciudadano que se informa sobre lo que tenemos. Corrupción desde el minuto 1.