Escrito por Luis Roca Jusmet
En filosofía lo más radical es lo más básico. Con esto quiero decir que son las preguntas aparentemente más sencillas las que requieren una reflexión más compleja y más clara. Porque este es el auténtico reto de la buena filosofía, contemplar todos los matices sin dispersarse en un juego retórico, ser preciso y riguroso manteniendo la claridad de la argumentación. Esta es una de las virtudes de la filósofa Hanna Arendt.
La idea básica de Hanna Arendt es que hay que recuperar la libertad de los antiguos frente a la libertad de los modernos. Hanna Arendt insiste siempre en el valor de la tradición sin caer en el conservadurismo. No se trata de volver a los antiguos sino de aprender de ellos corrigiendo la desviación de los modernos.
La libertad es, para los antiguos, una práctica política. No se formula como un problema si contemplamos el proceso que va de Parménides a Plotino. Solo en la Antigüedad tardía se contempla la libertad como una actitud interna, al margen de la política. Es el caso de Epicteto. la política ha perdido aquí su nobleza, es un oficio más. La buena vida está al margen de lo político.
Es con el cristianismo cuando aparece la libertad como problema. Con Pablo de Tarso y, sobre todo, con Agustín de Hipona. Lo plantea en el contexto de su conversión personal. Aparece como libre albedrío, la capacidad humana de elegir entre el bien y el mal. Aquí se consolida la diferencia introducida por el estoico Epicteto entre la moral y la política. Al cristianismo no le interesa la política sino la moral. La libertad es, entonces, una elección moral. Queda unida entonces a la voluntad. Es la libertad de la voluntad de actuar bien o mal.
En el mundo moderno se da un giro importante con Kant. Porque él planteará el problema que aparece con la contradicción entre la experiencia subjetiva de la libertad y el reconocimiento de la causalidad del mundo físico. El mundo fenoménico, analizado por la ciencia newtoniana, esta regido por el principio de causalidad. Pero este principio es resultado d euna categoría que aplicamos los humanos. Es la manera humana de ordenar el mundo. ¿ pero que es entonces nuestra experiencia subjetiva de la libertad ? Quizás aquí Kant y la misma Hanna Arendt no lo señalan con claridad. Es la experiencia histórica del hombre moderno configurada por siglos de cristianismo. No es un hecho universal sino un hecho histórico. ¿ Cómo lo soluciona Kant ? Considerando que la libertad no se puede argumentar científicamente, que no es posible en el mundo fenoménico. Pero que, más allá del mundo aparente, podemos afirmarla a nivel práctica. Sería como un supuesto necesario desde el punto de vista de justificación de la responsabilidad moral. Es una decisión que hemos de tomar para fundamentar una moral. El problema, marca correctamente Hanna Arendt, es que de esta forma negamos la posibilidad de la libertad desde el punto de vista del conocimiento.
La libertad queda ligada a la voluntad y, antes de ella, a la psicología. La libertad es un acto psicológico - yo quiero - que necesita la voluntad para llevarse a acabo. Aparece una división, entre el querer y el poder. Pero la libertad, dice la filósofa, no tiene que ver con la voluntad. la voluntad tiene que ver con el carácter, con la fortaleza o debilidad de éste. Ya lo señaló Aristóteles en su momento, la contradicción se da no entre el querer y el poder sino entre la razón y la pasión. Fuerte es el que domina sus pasiones y débil el que se somete a ellas.
La libertad tiene que ver con el coraje, con el hacer lo que nos corresponde. Esta es la virtud política fundamental. Porque la libertad tiene que ver con la sociedad y la política, no con un poder individual para el que la sociedad es un obstáculo. Es el error de entender la libertad como el poder hacer lo que queremos frente a los obstáculos externos.
Rousseau es el responsable del gran error de identificar la libertad política con la voluntad general, que es una ficción que se acaba reduciendo a un grupo que la representa. Además Rousseau plantea un proyecto orientado hacia el futuro. Sería una de las bases del totalitarismo : imponer por la violencia un proyecto futuro que supuestamente representaría la voluntad general.
Mill ( siguiendo las huellas de Hobbes y de Spinoza) plantea la libertad como algo que pertenece al ámbito privado. la moral y la política quedan confinadas al ámbito de lo útil y lo útil tiene que ver con la seguridad.
La libertad es una acción, una praxis política. La de los hombres que son capaces de actuar libremente en sus decisiones políticas, que son las que marcan las relaciones entre los humanos.
Mi reflexión crítica. Hanna Arendt da un sentido excesivo a la político, No deja espacio para la moral y la ética, que pienso que son otros dos registros que hay que diferenciar. Esta hiperinflación de lo político le lleva a entender la libertad en un sentido único. Al margen de la libertad de los antiguos hay que contemplar la libertad de los modernos, como posibilidad de elección personal. En este sentido la diferencia de Mill entre lo público y lo privado hay que mantenerla. Hanna Arendt se equivoca cuando considera, por ejemplo, que el hogar queda fuera de la política. La vida doméstica, y esto lo señala bien Mill, pertenece al ámbito público en la medida en que hay derechos compartidos que la política, con sus leyes, debe garantizar. En cuanto a su valoración de Spinoza me parece que se deja lo fundamental, que es su idea de la libertad como dominio de la razón sobre la pasión. Pero este puede ser, en definitiva, el mismo planteamiento que el querer y el poder. El dominio de la razón implica un carácter, una voluntad. ¿ Porque no considerar que la persona libre es la que no es esclava de sí mismas ? me parece que el último Foucault, recogiendo las aportaciones de los antiguos pero en una lectura moderna ( ¿ existe otra ? ) lo recoge muy bien : Ser libre es no ser esclavo de sí mismo ni de los otros. La persona libre cuida de sí y también cuida de los otros.
Precisamente he estado leyendo estas cuestiones morales de la Arendt hoy.
ResponderEliminarNo creo que la política se coma a la moral en los textos de la Arendt. Eso es mucho decir, y de hecho todo el desarrollo sobre el concepto de conciencia y libertad que hace en sus "Algunas cuestiones de ética" es un desarrollo que entra perfectamente dentro del epígrafe ética. Todo eso que cuentas al principio de los antiguos, lo he leído hoy, es Agustín y Pablo los que introducen una tercera capacidad humana en discordia, la voluntad, que no estaba ni en Sócrates ni en Platón.
Me parece que lo que pasa es que toda esta disgresión viene a cuento de que lo que a ella le interesa es la acción política. En eso coincido. Lo relevante de la libertad es poder hacer algo en la sociedad en la que uno vive. Eso de soy libre porque tomo té o café, pues vale, pero es irrelevante. Será relevante desde un punto de vista que a mí no me interesa, a lo mejor porque he tenido sobredosis de él y me parece que sólo lleva a mirarse el ombligo. Sobre todo en los tiempos que estamos viviendo.
Soy libre si tengo voz políticamente hablando, eso sí es interesante, si puedo hacer algo, incidir en los acontecimientos de la sociedad a la que pertenezco. Esa es la libertad enjundiosa, y de la que la Arendt habló largo y tendido.
En ese sentido, claro, los ciudadanos atenienses son un buen ejemplo.
El problema lo tenemos nosotros hoy ¿somos libres en esta sociedad? tenemos voz y voto los ciudadanos? ¿lo tenemos pero no lo ejercemos? ¿te dejan ejercerlo? ¿es posible hablar libremente con respeto pero libremente en esta sociedad? ahí nos queremos ver las caras....
Por ejemplo me parece que estando interesantes las barbacoas de chorizos a las puertas de sedes del PP, para todo lo que pasa, se queda corto y entretenido.
Seguro que tienes razón, Ana, conoces la obra de Arendt mejor que yo. Me limito a comentar lo que voy leyendo y en esto quizás me equivoco pero su concepto de libertad me parece muy exclusivista de lo político. Pienso en la dimensión interna de la libertad, que ella dice que es carácter y tiene razón pero pienso que es una capacidad que hay que contemplar. Tomar té o café no es relevante pero poder elegir la vida que quieres llevar si lo es. Lo cual tiene que ver con la política pero no con la cuestión estricta d ela participación. Pero la libertad interna es la capacidad de hacer lo que quieres hacer, de no dejarte determinar por los otros, por tus impulsos o tu miedo. Bueno, seguro que en el fondo estamos de acuerdo.
ResponderEliminarUn abrazo
ResponderEliminarFíjate, en el fondo tú lo has dicho, el peor obstáculo que hoy tiene esa libertad política que yo llamo relevante es el miedo, miedo al cambio, a las opiniones ajenas, a no saber donde nos metemos... Me interesa mucho esa cuestión llevada a nuestras concretas circunstancias.
De ahí lo subversiva que puede llegar a ser la filosofía, por esa capacidad que nos da de distanciarnos de la sociedad, de nuestras relaciones concretas y verlas como desde fuera.
Pienso que una democracia bien llevada no se limita a decir "participo" como quien participa en un concurso. Sino a que haya una verdadera acción ciudadana real, unas decisiones ciudadanas que inciden. Y que eso no sea visto como una graciosa concesión de "sus majestades las autoridades". Sino como un derecho alcanzado por la propia población.
Mi impresión es que en nuestro país hemos vivido unas circunstancias en las que mi anterior párrafo es pura poesía.
Y eso es lo grave de toda la cuestión política.
Mientras hablemos entre nosotros lectores de altas filosofías que nos entendemos y nos lo pasamos bien con las florituras conceptuales no pasa nada. El día en que la ciudadanía se entere y se empape de ese coraje cívico necesario para "obrar", se hunde el chiringuito global. Difícil pero no imposible.
De todas formas por aquí es muy difícil porque no se juega limpio. Te siegan la hierba debajo de los pies.
Toda la reflexión de la Arendt parte del totalitarismo que padeció en sus carnes. Sí, es muy político y de hecho ella aborrecía de llamarse filósofa porque aborrecía de hacerse "ideas" de las cosas sin tocar suelo. Por eso su pensamiento me ha resultado siempre tan atractivo, porque es una pensadora que piensa desde las raíces de las cosas, no flota en lo abstracto, sino que busca el fondo y con los ojos muy abiertos a la realidad. De hecho esto que hoy traemos aquí, sobre la libertad, ya te dije que en alemán lo han traducido "Sobre el mal", porque a raíz de la polvareda Eichmann se plantea como es posible ese mal en la sociedad. Una cuestión política que le lleva a la reflexión filosófica para acabar en la política.
Un comentario muy interesante, Ana, y que he leído con mucha atención. Totalmente de acuerdo. En primer lugar la democracia es posible y real cuando hay información, formación y acción política. Cuando no la hay, como ahora, es una oligarquía liberal. A los oligarcas de la política no solo les va bien sino que lo potencian. Mientras seamos minorías las que pensemos y actuemos políticamente estan salavdos. y que conste que muchos ciudadanos no ilustrados se han incorporado, por suerte, a este grupo, como los indignados, los que luchan contra los deshaucios, etc.
ResponderEliminarla filosofía tiene un valor cuando piensa el presente real, como especulación abastracta o como trabajo académico no me interesa.
La filosofía lleva a la política pero también a la ética, en cuanto que me interpela sobre mi forma d evivir. Ëtica y política están ligadas pero no son los mismo.
Un abrazo