Verdad y
mentira en la política
Hannah Arendt
( Traducción
de Roberto Ramos Fontecoba)
Barcelona :
Página indómita, 2016
Escrito por Luis Roca Jusmet
Escrito por Luis Roca Jusmet
Hoy se habla
de la post-verdad en política, lo cual no deja de ser un eufemismo
para referirse a la justificación de la mentira. Pero no estamos
hablando de algo nuevo, como muy bien nos recuerdan, con su plena
actualidad, los dos textos, tan breves como valiosos, que componen el
libro, en esta última reedición, de Hanna Arendt. Recordemos que la
autora, que seguramente no necesita presentación, es una filósofa
alemana, nacida en 1906, de origen judío, afincada en EEUU desde
1941 hasta el momento de su momento ( en New York, el año 1975). Los
dos artículos son diferentes peor muy complementario. El primero,
"Verdad y política", fue publicado en 1967, en el contexto
de la polémica desatada a raíz de la publicación de Eichmann en
Jerusalén. El segundo, "La mentira en política", se
publicó en 1972.
"Verdad
y política" es un ensayo sobre filosofía política.
Interesante y denso, pero como luego explicaré discutible en alguno
de sus planteamientos. De entrada la filósofa sitúa un cierto
desplazamiento de la cuestión, ya que si bien la mentira siempre ha
existido en política, la formulación básica era el secretismo y la
ocultación de hechos, el sacrificar la verdad por intereses del
poder. Así lo formularon, por ejemplo, Maquiavelo y Hobbes. Es la
cuestión de saber si siempre es legítimo decir la verdad. Pero
desde el siglo XX se trata de la mentira sistemática y deliberada
con fines políticos. De hecho, la segunda parte del libro
ejemplificará muy bien a qué se está refiriendo. Otra cuestión
que señala, en este sentido, es la confusión deliberada entre
hechos y opiniones. Hanna Arendt acaba planteando la diferencia entre
verdades filosóficas y verdades fácticas, que es lo que finalmente
quiere remarcar. La verdad, dice, tiene una fuerza terrible porque el
poder puede ocultarla o tergiversarla, pero está allí. Recuerda la
frase de Machado : "La verdad es la verdad, dígala Agamenón o
el porquero". Y aquí estamos hablando de la verdad de los
hechos. Hechos que, evidentemente son narrados y en esta narración
hay elementos interpretativos y retóricos, pero que en ningún caso
pueden distorsionar la realidad de lo que es. Estamos en una
formulación clásica de la verdad, por supuesto, que es la
aristotélica : la verdad como adecuación del enunciado con el
facto, con los hechos. Dice la autora que es con Homero cuando
comienza esta voluntad de verdad, al decidir ser imparcial y contar
las hazañas
de los troyanos como la de los aqueos, exaltar tanto la gloria de
Héctor, el enemigo derrotado, como de Aquiles, el héroe del pueblo
del poeta. Ciertamente la imparcialidad es una cara de la verdad,
seguramente la más difícil de asumir desde la perspectiva política
de cada cual. Y es muy expresiva la manera como Hanna Arendt acaba el
artículo : "Es posible definir la verdad como aquello que no
podemos cambiar; en términos metafóricos, es el terreno que pisamos
y el cielo que se extiende sobre nuestros cabezas." En el mundo
de la politiquería se niega esta verdad, pero si queremos
dignificarla como algo noble, entonces es a partir de ella que
podemos ver el horizonte de lo que podemos y queremos cambiar. Es la
libertad que nos permite imaginar la transformación de lo que hay
para abrirnos a otro mundo posible. Sartre, contemporáneo de Hanna
Arendt ( y que esta no cita) hablaba del imaginario en este sentido y
lo prescribía totalmente cuando modificada lo real de la percepción.
Pero lo que
me parece que falla en la reflexión de Hanna Arendt es la
demarcación entre lo que el el hecho y el valor, el enunciado y el
discurso. Habla de verdades de hecho y de verdades filosóficas y
realmente no queda claro a lo que se refiere con este último
término. ¿ Qué es una verdad filosófica ? A menos que nos
situemos en un nivel metafísico, cosa que Hanna Arendt tampoco
parece que pretenda, es un término muy confuso. ¿ Existen las
verdades políticas o morales o son simplemente ideales ?. Por otra
parte, al no diferenciar entre lo que es un enunciado y un discurso,
y entre lo que es un discurso informativo y uno argumentativo,
resulta todo lo que dice muy sugerente pero parece que no acabamos de
clarificar de que verdad hablamos cuando nos referimos a la política,
exceptuando, claro, la verdad de los hechos. Pero hay que entrar
también en la validez de las argumentaciones, que es otra manera de
concluir hechos.
El segundo
escrito es un análisis, tan preciso como certero, de las
implicaciones políticas, desde el punto de vista de la verdad y de
la mentira, de lo que puso de manifiesto la publicación en el New
York Times, el año 1971, del confidencial archivo del papel
desempeñado por los norteamericanos en Indochina ( Vietnam) desde el
final de la Segunda Guerra Mundial hasta el año 1968. El informe fue
encargado pro Robert McNamara en junio de 1967 y acabado en enero de
1969. Lo que se pone de manifiesto es que durante estos años las
élites militares, en colaboración con profesionales “de
resolución de problemas” se dedican deliberadamente a falsear los
hechos, entendiendo la política como puro marketing. Los asesores
militares de la Seguridad Nacional filtraban la información que no
les interesaba al Presidente, que podía manipularse con facilidad.
Aunque hay ciertamente una deriva que va de Einsenhawer hasta
Johnson, ya que si el primero sentía todavía un compromiso hacia la
Constitución y el Congreso, en el segundo esta reserva ya se había
eliminado. .Al mismo tiempo se engaña sistemáticamente a la opinión
pública y al mismo congreso.Vamos, efectivamente, a lo que Sheldon
S. Wolin llamaría “Democracia S.A. O el fantasma del totalitarismo
invertido”. Todas las hipótesis que se barajaron para la toma de
decisiones, desde la teoría del dominó hasta la conspiración
comunista mundial del bloque chinosoviético, era decididamente
falsas. Los hechos contradecían de manera rotunda y continuada cada
una de estas formulaciones. Vale la pena saber, como nos recuerda
este escrito, que lo que vivimos no hace mucho en relación a la
Guerra de Irak no era, bien al contrario, una novedad.
De hecho se
barajaban diferentes discursos para justificar la intervención que
iban dirigidos a audiencias diferentes. Se hizo mal y además
mintiendo constantemente. En realidad, señala Hanna Arendt, no había
intereses económicos ni geopolíticos sino la pura arrogancia del
poder, el mantener la imagen de omnipotencia, la de mostrar al mundo
la superioridad militar y política de EEUU. Es decir, que el terror
que finalmente multiplicó esta escalada de mentiras fue al impacto
que tendría a nivel mundial el desprestigio de EEUU. Evidentemente
la mentira no solo concernía a los hechos, sino a las propias
consecuencias que tendría sobre el país el mantenimiento de la
intervención bélica. Desgraciadamente Hanna Arendt se equivoca
cuando dice que todo esto puede cambiar. En algún momento y en algún
sentido quizás, pero el escenario actual es peor que el que nos
describe en este libro.
En conjunto
un libro que vale la pena leer. Hay que mantener la veracidad como
una virtud política. Se equivoca Hanna Arendt cuando dice que nunca
se ha hecho. Michel Foucault nos lo recordó en sus dos últimos
cursos en el Collège de France cuando recuperó el concepto griego
de Parrhesia o coraje de decir la verdad.
Excelente la notas
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