Luis Roca Jusmet
Reseña de
La ética del pensamiento. Para una crítica de lo que somos
(
Edición a cargo de Jorge Álvarez Yagüe)
Madrid
: Biblioteca Nueva, 2016
Considero a Michel Foucault uno de los
filósofos más importantes del siglo XX. Por supuesto que esta afirmación puede
problematizarse, empezando por el carácter poco convencional de la filosofía de
Foucault y por la propia noción de "importante". Seguro que el mismo
Foucault lo haría : ¿ para quién es importante? ¿ por qué constituimos a
alguien como importante y en función de qué ?. En todo caso es uno de los
filósofos más estimulantes que he leído y uno de los que más me han hecho
pensar. Pensar quiere decir aquí, por supuesto, pensar de otra manera
que como habitualmente lo hacemos.
Dentro de la clasificación habitual de la obra
de Foucault ( aunque, como sabemos, él mismo cuestionaba la noción de obra y
de autor) lo que se considera su tercera etapa es, para mí, la más
interesante. Estamos hablando sobre todo de lo que produce desde mediados de
los setenta. Producción que no es básicamente escrita , ya que básicamente lo
que publica son los tres volúmenes de su Historia de la sexualidad. Está, por el contrario, centrada en los cursos
que realiza en el Collège de France, que empiezan centrándose en las formas de
poder no disciplinario y que se desplazarán hacia la temática del cuidado de
sí. Que van desde su marco histórico de análisis habitual, que es el de la
Modernidad ( sobre todo sus inicios) hasta la época helenístico romana y el
cristianismo primitivo. Todo ello mientras su proyecto de análisis de la
sexualidad se traslada a la reflexión sobre las tecnologías del yo.
Pero si lo más importante fueron sus cursos,
la dificultad que nos encontramos es que estos no se han ido escribiendo, sino
que se van publicando tardíamente a
partir de grabaciones. Hay, por tanto, un trabajo abierto de comprensión de
Foucault, que está en curso y que materiales como los publicados en este libro
enriquecen notablemente. Hay que decir que esta edición es exquisita y hay que
celebrarlo. Lo es la introducción, las notas y la parte que le corresponde a
Jorge Álvarez Yagüez en la traducción ( la otra parte le corresponde a Horacio
Pons, un clásico en la traducción de Foucault). Los textos y las entrevistas,
mayoritariamente no traducidas anteriormente al español, están muy bien
seleccionados. Destacaría del conjuunto algunos textos ( la mayoría de los
cuales son transcripción de conferencias ) : "Sobre el comienzo de la
hermenéutica de sí", "La parresia", "El sujeto y el
poder" y "La vida, la experiencia y la ciencia". El primero de
los tres me parece imprescindible, entre otras cosas porque el curso del que
habla, "La hermenéutica del sujeto" me parece el curso de Foucault
más extraordinario y sugerente de todos los que estuvo dictando de 1970 a
1984, que ya es decir. Se trata de la
transcripción de dos conferencias que aportan muchos materiales que nos
permiten comprender mejor este curso, sobre todo la transformación que se da en
los ejercicios espirituales ( por utilizar el término de su querido Pierre
Hadot) de la antigüedad tardía al cristianismo. El artículo "La
parresia" ( transcripción de una conferencia en Grenoble) es altamente
interesante, ya que como sabemos es una práctica que plantea inicialmente
ligada al cuidado de sí pero que pasará a ser el centro de los dos
últimos cursos, en el que aparecerá en su dimensión política y como modo de
vida filosófico respectivamente. El último escrito, "El sujeto y
el poder" es más que fundamental, ya que
Foucault hace un esfuerzo sintético para explicar sus conclusiones sobre la
cuestión del poder en relación al hilo conductor del problema de la subjetividad, que define como el central de
sus trabajos. También vale la pena citar, aunque sea menor, el que titula “La
vida : la experiencia y la ciencia”, sobre todo porque e sun elogio explícito a
su maestro Georges Canguilhem. Mi amigo Francisco Vázquez García, gran experto
en Foucualt y en Canguilhem, siempre me había dicho que éste había sido su
influencia fundamental, aunque no lo dijera
muy explícitamente.. Esta es la oportunidad de leer este reconocido e
inteligente homenaje.
Igualmente merecen citarse tres entrevistas
: la que le realizan en 1981 J. François
y J. De Witt, la de varios filósofos norteamericanos importantes sobre
política y ética en 1983 y la A.Fontana sobre estética de la existencia
en 1984. Hay que entender el papel fundamental que tienen las entrevistas
para seguir la trayectoria de Foucault. Son un complemento necesario para
seguir el hilo conductor de unos trabajos que son complejos y que se van
construyendo sobre la marcha, de una manera muy creativa. La primera de las
tres entrevistas es crucial porque está centrada en el tema de la confesión, en
el momento en que acaba de dar el curso sobre "Subjetividad y verdad",
que marca un punto de ruptura con la problemática de la biopolítica en la
modernidad y le orienta hacia la antigüedad y la relación que se establece
entonces entre el sujeto y la verdad. Hay además una exposición muy precisa por
parte de Foucault de algo que ha dado muchos malentendidos que es su posón respecto al psicoanálisis, más
específicamente el lacaniano. Lo primero es desmarcarse totalmente de uno de
sus libros juveniles, que es Enfermedad mental y personalidad. Luego
marcar los dos puntos que para él son claves : por una parte su carácter
terapéutico, un trabajo sobre sí ligado al invento de la confesión. Aquí su
eficacia es, dice, simbólica, como el del chaman : funciona en la medida en que
el paciente se lo cree. Por otra parte hay un elemento de control, que es el de
un poder pastoral que dirige la conducta a través de la dirección de la mente.
La segunda entrevista, sobre la definición de su trabajo como genealogía de
la ética es también clarificador. Pero me queda siempre la sensación de que
hay una cierta ambigüedad, una cierta confusión entre los términos ético y
moral en Foucault. Aunque parece que la ética hace referencia a un arte de
vivir y la moral a un conjunto de normas ( obligaciones, prohibiciones) la
diferencia no siempre queda clara. En todo caso la entrevista no tiene
desperdicio. La última entrevista, muy breve, de A. Fontana, complementa muy
bien la anterior.
En el libro aparecen por tanto todas las
problemáticas de lo que se ha llamado "el último Foucault". Con matices, interrogantes y giros de un
pensar que tiene una tremenda potencia, que no solamente interpela al
interlocutor sino que se interpela a sí mismo.
Se trata en definitiva de un libro
absolutamente fundamental para quien quiera seguir avanzando en la comprensión
de Foucault. Pero que puede ser la puerta de entrada de todos aquellos que, sin
ser especialistas, quieran profundizar en la obra abierta y dinámica de éste
gran filósofo contemporáneo. Y el título
es acertado, por cierto, porque si hay en Michel Foucault una ética muy
clara del pensamiento.
ResponderEliminarTampoco me queda clara Luis, la diferencia
Te pegunto:
¿La ética como un arte de vivir en libertad que favorece la libertad de los otros desde ciertas prácticas conducentes (moral)?
Querdia Inés. Te doy mi respuesta al pregunta.Consideremos qie la ética es la p´ractica de la libertad, es decir lo que decides hacer con tu vida. Incluir o no en esta p´ractica a los otros es, para mí, una decisión ética. En el caso de nuestro amigo nuestro amigo Nietzsche está claro que la ética se contrapone a la moral. Pero yo no puedo pensar en una ética que no ingluya el reconocimeinto del otro.Un abrazo
EliminarSólo he leído de Foucault dos libros, y uno no es suyo, son Foucault para principiantes y La inquietud de sí, no es que me haya quedado mucho sobre su personalidad, pero de oídas y en uno de estos libros me da la sensación que da demasiada importancia al poder, al saber como poder, cosa de la que estoy completamente en contra, completamente, no doy importancia según mi discurso al poder, aunque pienso que puede haber personas en las que sus vidas se deban o se rigen sencillamente por él.
ResponderEliminarLo he visto en la economía de la castracíón, que dice Lacan, una posición de ver la realidad como una tarta y muchos comensales que deben luchar para coger su trozo, es una simple intuición, y quizá, lo más seguro es que me equivoque con él, pero no es de mi agrado.
Como poeta que puedo llegar a ser más que filósofo me da un cierto placer leer La inquietud de sí pero no puedo disfrutar sino con la magia de Lacan o de Freud, esa magia que nos dice que hay una realidad que nos es exterior pero "tampoco" interior, sino en la que estamos como seres hablantes.
Vicent