Historia
política de la verdad. Una genealogía de la moral. Breviarios de
los cursos del Collège de France
Michel Foucault. Edición
de Jorge Álvarez Yágüez
Madrid : Biblioteca Nueva,
2016
Michel Foucault es, sin
duda, uno de los grandes filósofos de la segunda mitad del siglo XX.
Y Jorge Álvarez Yágüez, editor del libro, es uno de los expertos
españoles que mejor han trabajado “el último Foucault”, el que
puede situarse ya en los cursos de los años 80 y en la publicación
del segundo y tercer volumen de su Historia de la sexualidad.
Escribió al respecto un interesante libro con este título,
subtitulado “voluntad de verdad y subjetividad ( Biblioteca Nueva,
2013) en el que argumentaba la coherencia global de la trayectoria
foucaultiana y cuestionaba radicalmente su supuesto giro hacia
posturas individualistas esteticistas y un retorno a una filosofía
del sujeto. Siguiendo las propias palabras de Foucault la relación
entre sujeto y verdad era el hilo conductor de toda su obra. Aunque
es cierto que hay en el último Foucault una apertura a un sujeto
ético con más margen para construirse a sí mismo. Lo que no quiere
decir que esto le aparte de la dimensión política de la ética,
como Álvarez Yágüez pone de manifiesto en su brillante estudio
sobre la noción griega de parrêsía.No hace mucho Jorge Álvarez
Yágüez editó un libro con el sugerente título de La ética del
pensamiento. Para una crítica de lo que somos ( Biblioteca
Nueva, 2015) en el que presentaba toda una serie de textos
foucaultianos, no por menores menos sugerentes, escritos entre 1977 y
1984, justamente de esta última etapa que estamos hablando. La
hipótesis de Jorge Álvarez Yágüez es que la expresión “ética
del pensamiento” sintetiza su propuesta vital y filosófica,
totalmente entrelazadas, que no hacen otra cosa que querer liberar el
pensamiento de sus ataduras, para poder pensar de otra forma y
ejercer una práctica la libertad sin someterse a las formas de
dominio y de normalización que nos imponen. Ello en el marco de una
ontología del presente ( en la línea apuntada por Kant) que no se
olvida de la inspiración nietzscheana de hacer de la filosofía un
diagnóstico del tiempo en el que vivimos.
El libro que nos ocupa
es un perfecto complemento del anterior, ya que nos permite acceder
a una edición completa y perfectamente hilvanada de los resúmenes
que el propio Foucault escribió sobre los trece cursos que dio en el
Collège de France hasta su muerte. Estos cursos se inician en el año
1970 y los cinco primeros se corresponden con lo que se ha llamado la
genealogía del poder, por loq ue estamos hablando ahora no
únicamente del “último Foucault”. La obra escrita de Foucault
se podría agrupar en tres bloques. Por una parte los libros que
Foucault escribió para publicar, que van sus libros ya clásicos
sobre el saber, la clínica y la locura. Posteriormente, a partir del
momento en que empieza a desarrollar sus cursos, escribe menos.
Aunque "Vigilar y castigar" es, sin duda, un clásico
imprescindible sobre el poder disciplinario ( y que se corresponde
con sus primeros cursos ). Y por supuestos también los tres
volúmenes de La historia de la sexualidad, son tremendamente
sugerentes. Tenemos después un segundo bloque que incluyen
entrevistas, artículos y transcripciones de conferencias. Finalmente
tenemos los cursos del Collège de France. Para mí casi son la parte
más interesante del trabajo intelectual de Foucault. Me gusta la
sobriedad de estilo que ha ganado, ya que Foucault se vuelve más
austero en su lenguaje y depura un cierto exceso retórico. Hemos
tenido que esperar a que se editaran de manera rigurosa la
transcripción de los cursos del Collège de France, que poco a poco
se han ido traduciendo al español. Pero faltaba algo, que es lo que
ahora Jorge Álvarez Yagüe nos permite disfrutar. Se trata de una
edición bien estructurada de los extraordinarios resúmenes que el
mismo Foucault hizo con claridad, precisión y una gran capacidad
sintética. Pero el libro no es solamente esto. Es también una
introducción a todos estos cursos, a cada uno y al conjunto, que
Jorge Álvarez Yagüe elabora de una manera tan inteligente como
rigurosa. Es, en definitiva,una invitación a seguir la coherencia y
las aportaciones de una serie de cursos cuya temática va desde el
análisis del saber en relación con el poder, hasta el desarrollo de
las tecnologías del yo, pasando por los conceptos renovadores de
biopolítica y poder pastoral. Desgraciadamente no hay resumen de los
dos últimos cursos, “El gobierno de sí y de los otros” y “El
coraje de la verdad. El gobierno de sí y de los otros”. Las notas
críticas, los apuntes minuciosos del profesor Álvarez Yagüe,
acompañan y facilitan la lectura de manera extraordinaria.
Recomiendo este libro sin
reservas. Tanto a los que quieren conocer a Foucault, como a los que
quieren conocer sus cursos como a los que como yo, modestamente, ya
conocemos a Foucault. Me parece una edición exquisita y un trabajo
imprescindible para completar el conocimiento de lo que son los
trabajos de este pensador singular. Nos invita a la apasionante
aventura de uno de los viajes intelectuales de Michel Foucault. Con
parada y fonda, para quién quiera profundizar, en cada una de las
cuidadas ediciones de los cursos que se resumen en el libro.
Como reflexión final
quisiera apuntar una reflexión que me sugiere el subtítulo del
libro “ Una genealogía de la moral”. Hay aquí una cuestión muy
interesante que es la diferencia entre moral y ética. Precisamente
he defendido siempre la necesidad de separa loas dos nociones en un
sentido que también apunta Jorge, que es la ética como arte de
vivir, en el sentido griego, y la moral como código de obligaciones
y prohibiciones. Porque justamente en el caso de Nietzsche está
claro que defiende una ética ( unos valores en el sentido
anteriormente apuntado) y critica cualquier moral. Pero hay también
otro sentido que es el del reconocimiento del otro. Está claro que
no hay en Nietzsche un reconocimiento del otro y en Foucault sí. En
el caso de Foucault lo canaliza a través de la política, pero hay
también un imperativo de respeto al otro que no se hasta que punto
deberíamos llamarlo ético-político o habría de llamarse moral, en
este sentido altruista que Nietzsche siempre denuncia. Queda también,
por supuesto, una cierta ambigüedad cuando Foucault denuncia lo
insoportable pero tiene tantas reservas, por su rechazo a los
universales, de hablar de justicia o de derechos humanos. Enfín, es
indudable que Foucault es un pensador imprescindible para entender
nuestro tiempo y que para ello hay que utilizar sus textos como una
caja de herramientas y no como un libro sagrado. Leamos y pensemos no
sobre Foucault sino con Foucault. Como nos invita a hacer Jorge.
No hay comentarios:
Publicar un comentario