Escrito por Luis Roca Jusmet
Pierre Hadot es uno de los historiadores de la filosofía más interesantes que conozco. Su idea fundamental es que la filosofía antigua es una forma de vida, que solo a partir del tardohelenismo se entiende la filosofía de manera escolástica, es decir como trabajo de textos. la filosofía como disciplina, es evidente, ha seguido este último itinerario y a partir de él aparece la filosofía académica. También el profesor de filosofía, sea universitario y escolar. La filosofía es así un oficio, que consiste en investigar en su propia tradición textual o en enseñar.
Señala Hadot que, de todas maneras, la filosofía como forma de vida se ha mantenido hasta el presente a través de filósofos que han hecho de la filosofía una forma de vida, que han vivido filosóficamente. Esto quiere decir que su pensamiento y su vida están absolutamente conectados. Tres ejemplos son, para mí, Spinoza, Nietzsche y Cioran. Voy ha hacer una pequeña comparación entre los tres.
Nietzsche se refiere a Spinoza de manera ambivalente, que no es poco. No es poco porque Nietzsche quiere derribar ídolos y no perdona a nadie : normalmente lo descuartiza. Que reconozca lo que tiene de bueno un filósofo es ya un síntoma de respeto por su parte. A veces se ríe de Spinoza porque no soporta su ideal de conocimiento basado en el Amor de Dios. Aquí Nietzsche, cegado por su agresividad contra cualquier forma de deísmo ,cae en la trampa y no es capaz de una lectura más sutil. Pero en su correspondencia Nietzsche señala lo mucho que le une a Spinoza. Deleuze fue el primero en unirlos.
En primer lugar lo que une a Nietzsche y a Spinoza es su ética afirmativa de la vida. Para Nietzsche es la voluntad de poder que se expande, para Spinoza es la alegría de vivir siguiendo el conatus de querer ser. Los dos denuncian el supuesto Orden Moral del Mundo : el Bien y el Mal no existen, son inventos para someternos al poder sacerdotal. Bueno es lo que proporciona placer y alegría y malo lo que nos produce sufrimiento y tristeza. Pero hay más: Nietzsche defiende la acción contra la reacción : hay que actuar por el propio impulso y no como respuesta a la acción del otro. Hay que ser creativo. Spinoza dice en esta línea que hay que hacer y no padecer : lo primero es poder y lo segundo impotencia. Ambos critican la ficción del libre albedrío.
Estamos determinados pero la libertad es autodeterminación : ser capaces de decidir por nosotros mismos y no por la presión de los otros. Es una determinación interna contra la determinación externa. Spinoza considera igualmente, con Nietzsche, que la culpa y la compasión son pasiones tristes, negativas, inútiles. No hay voluntad libre : hay voluntad fuerte y voluntad débil. Spinoza no es racionalista : es el deseo lo que mueve y debe mover al hombre. Pero hay que distanciarse serenamente de los condicionamientos externos e internos. En esto me parece mejor que Nietzsche, que hace una especie de apología de la vida como exceso.
El mundo es lo que es y no puede ser otra cosa. Amor Fati decía Nietzsche: hemos de querer las cosas como son porque es lo que hay. La enigmática afirmación del eterno retorno. La Naturaleza es, para ambos, un proceso abierto y creativo, un encadenamiento en el que nuestra acción participa: un despliegue finito de lo infinito.
Una diferencia radical entre Nietzsche y Spinoza es política. Nietzsche tiene una concepción jerárquica y antidemocrática, es antiigualitario. Spinoza, en cambio, defendía la democracia radicalmente. Es el sistema político que desarrolla todas las capacidades, todas las potencias. El hombre es un esclavo cuando se somete a sus pasiones o cuando lo hace a una Autoridad. La democracia conduce a seguir las leyes que la comunidad como conjunto ha decidido. Spinoza es, en este sentido, muy superior a Nietzsche. Cioran era un escéptico respecto a todo, aunque políticamente tiraba a conservador : de joven se dejo seducir por el fascismo.
Nietzsche y Cioran son dos filósofos que parecen presentar secretas afinidades. Muchos son los lectores que siente fascinación por ambos. El filósofo contemporáneo Clément Rosset es un paradigma. Pero Nietzsche y Cioran son incompatibles. Nietzsche hubiera considerado a Cioran un nihilista, igual que a Schopenhauer y en este sentido lo hubiera atacado sin piedad. Pero seguro que hubiera apreciado muchos matices de Cioran. Era un intempestivo como él, aunque partieran de posicones opuestas.
Cioran
es ambivalente con respecto a Nietzsche. Aprecia de él su estilo
fragamentario. Es más, lo considera el iniciador del mismo tipo de
filosofía que él práctica.También aprecia muchos de
sus pensamientos pero desprecia su entusiasmo y su propuesta del
super-hombre. Lo considera un ingenuo y cada se siente más alejado de
él.
Tienen
en común una cierta lucidez pero aplicando el perspectivismo de
Nietzsche solo podemos compararlos desde su punto de vista sobre la
vida. El punto de vista de
Cioran es negativo, el de la amargura pero si lo leemos a fondo
viene de la pérdida del paraíso perdido : la infancia. Cioran habla de
ella como de una infancia absolutamente feliz. Pero no le dominan las pasiones
tristes, ni tampoco el dolor. Es una especie de amarga indiferencia.La cuestión es si, a pesar del dolor, vale la pena vivir.
Cioran dice no. Spinoza y Nietzsche dicen que sí, pero es una afirmación trágica. Esto les une a los tres : una concepción trágica de la existencia. El deseo es, para Spinoza y Nietzsche, el motor de la vida. El deseo que le falta a Cioran.
Tres temperamentos diferentes, por supuesto. El flemático Spinoza, el nervioso Nietzsche y el apático Cioran.
Hay en los tres un aire común de solitarios. También comparten, sin duda, lo que decía Unamuno : pensar lo que sentimos y sentir lo que pensamos. Radicalmente los tres, sin concesiones. Intempestivos y al margen de las instituciones.
Tres temperamentos diferentes, por supuesto. El flemático Spinoza, el nervioso Nietzsche y el apático Cioran.
Hay en los tres un aire común de solitarios. También comparten, sin duda, lo que decía Unamuno : pensar lo que sentimos y sentir lo que pensamos. Radicalmente los tres, sin concesiones. Intempestivos y al margen de las instituciones.
Reproduzco el comentario que me ha enviado Sol Ruiz en dos partes:
ResponderEliminarQué buen artículo y qué buen análisis, Luis. Gracias por dedicar tu tiempo a los demás. Es la mejor terapia que podemos hacer. Con tu permiso, me lo llevo al "cesto" para que siga iluminando, por todas partes, a todos los que lo lean.
Personalmente mi debilidad es Spinoza,entre él y Descartes con su método sobre la duda y su definición perfecta de la verdad como certeza íntima que se corresponde con la realidad más noble, fueron mis dos primeros atisbos de la filosofía moderna, tras los inigualables griegos que me iniciaron, allá por mis 15-16 años. Luego vino Kant que me sedujo absolutamente, Leibniz que me divirtió muchísimo, era como jugar en el Universo a base de mónadas, que imaginaba como átomos inteligentes en comandita, como neutrinos, unidos en la Mónada Neutrina maestra y organizadora del cotarro general.
El empirismo inglés también me puso contra las cuerdas y me mostró el lado prosaico y corto de miras infinitas tan necesario para aclararnos en la cutrez de los PPs que vamos encontrando por las esquinas de la vida y mostrarnos el mapa de lo que hay en otros niveles menos agraciados por la inspiración, pero inevitables para aprender, crecer y evolucionar.
Nietzsche siempre me ha parecido un poeta frustrado, un soñador empeñado en racionalizar sus sueños y convertirlos en una disciplina del pensamiento. La verdad es que es un alivio que su proximidad al nazismo fuese una manipulación de su hermana que debía ser como la Señorita Rottenmayer, un sargento de caballería, pero sin Heidi, sino con el pobre Fiedrich y con muy mala baba. Nunca me ha encajado el alma que escribió "Así hablaba Zaratustra" con la connivencia exterminadora del nazismo y su zafiedad ideo-ilógica, y sobre todo inhumana. Pero debo reconocer que la soberbia de Nietzsche me aleja bastante de su filosofía en general y su optimismo grandilocuente me resulta ilusorio.
Querida Sol. Comparto, como sabes tu entusiasmo por Spinoza. Descartes nunca me ha gustado, Lo explico a los alumnos lo mejor que puedo,pero nunca lo eligiría. De Leibnitz conozco poco aunque me resulta atractivo. Kant es impresionante, aunque no comparto su ética del todo. Entiendo lo que dices de Nietzsche peor lo interesante son los amtices y su apuesta por la vida. Hay que eliminar la parte profético-delirante de su discurso, su actitud soberbia su crítica a la igualdad. Es posible hacerlo y quedarse con partes muy estimulantes. No es un filósofo sistemático y se puede separara lo que te interesa de lo que no.
EliminarCioran es un producto del 'ahorismo', un amargo analista de lo que ni siquiera intenta cambiar ni mejorar. Me resulta ingenioso y plano como los chistes de El Roto, que me encantan, por cierto igual que el ingenio desperdiciado de Cioran. Está como atascado en el ombligo de sus consideraciones y en el homenaje a la cutrez de lo mezquino sin remisión; tengo la sensación de que, en efecto, un trauma profundo sin superar le dejó a medio gas como ser humano herido crónico, y le catapultó a ser el padre padrone de la frustración y del cinismo inoperante y suicida pasivo. Luego con Hegel me aburrí, igual que le pasó a Marx con el tiempo. Y llegué a la misma conclusión que él: si la filosofía no ha conseguido a lo largo de la historia nada más que alimentar la bulimia de las citas y el regodeo narciso del pensar, y no ha sido capaz de mejorar la condición del mundo humano, eliminando desigualdades, injusticias y sufrimientos causados por ese sistema, es que algo le falla y es seguramente, la desencarnación a que nos lleva el pensamiento ensimismado cuando se desenchufa de la vida a base de cortacircuitos-escapatoria que rompen el vínculo entre lo pensado y lo vivido. Ahí es donde me quedo con nuestro entrañable Baruch Spinoza, que mezclado con Bach en la música, define al hombre de mi vida, jajajajaja!!!!, por supuesto absolutamente irreal, jajajaja!!! Fue y vivió como pensaba. Su vida fue breve y nada feliz, más bien al contrario, difícil y peligrosa. Sufrió la persecución, el exilio, el aislamiento y nada de eso pudo con él ni con la columna vertebral de su alegría profunda, de su conexión que le hacía posible vivir lo infinito en lo cotidiano y viceversa. Era, es, un alquimista auténtico. Intemporal. Y sobre todo la metáfora viviente del Hombre Bueno. Por eso ahora mismo tiene tanta frescura y actualidad como cuando estaba en este mundo. Y como le pasa al buen vino, cuanto más tiempo transcurre mejor sabe su bouquet y más reconforta. Y es que él, como Descartes, Sócrates o Kant, descubrieron la piedra filosofal: la coherencia entre vida y obra. Que la mejor obra de un hombre es hacer el prodigio de materializar en su vida lo que piensa y lo que siente. Ser verdad él mismo. También Marx consiguió algo parecido. Pudo ser un gran tipo mediático en la Universidad y en el mundo intelectual, considerado por todos y hasta rico. Sin embargo eligió la coherencia de la entrega a la causa del cambio social y murió sin nada, como un Francesco d'Asssisi. Le importó más la humanidad que su propia carrera personal. Tal vez si no hubiese sido por Engels -qué bien puesto tenía el apellido- su obra ni siquiera se conocería. En fin, que todos ellos son paradigmas y maestros del "sí" y del "no". Unos aspectos me indican qué debo tomar en cuenta para aplicar en mi vida y otros, lo que debo evitar, corregir o dejar marchar. Benditos sean por lo que aportan, y bendito tú que lo muestras y lo enseñas. Gracias, Luis. Y un abrazo.
ResponderEliminarCioran es una de mis debilidades.Me parece un nihilista trágico que, por una extraña paradoja, es estimulante. Tiene una lucidez y una capacidda expresiva tremendas pero es la visión del mundo de un melancólico, incapaz de salir de la certeza de que no vale nada.Un abrazo y gracias por tus valiosas aportaciones.
Eliminar¿Vivir el ahora? ¿Carpe diem? Depende, obviamente. Si el ahora es muy malo es mejor vivir con la esperanza de que el fúturo se mejor. Luis M. Pousa
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