Escrito por Luis Roca Jusmet
El otro día apareció en la revista dominical de "El País" un artículo titulado "Enganchados al porno on-line". Algunos elementos me llaman la atención y me llevan a una reflexión crítica.
La primera es considerar a los adictos al cibersexo como un trastorno de la disfunción sexual. O bien esperar que se incluya en el DSM-V como trastorno hipersexual. El razonamiento psiquiátrico esel imperante y es más ideológico que científico. La psiquiatría es una técnica, no una ciencia y sus bases son ideológicas.Sirve, básicamente para no entender nada de problemáticas como el cibersexo.
El cibersexo podemos definirlo como el consumo de sexo a través de la tecnología informática. El cibersexo puede ser o no ser una adicción. Tener dependencia no es una adicción porque todo el mundo depende de lo que le gusta. Adicción es cuando una práctica nos domina y nos provoca una relación compulsiva y necesaria.La adicción quiere decir pasat de algo que es contingente a algo que es necesario. Para entender el cibersexo hay que tratarlo desde aspectos sociológicos y psicológicos.
Un aspecto sociológico importante es el dominio progresivo de la cultura del nihilismo consumista y teconológico.El cibersexo forma parte de este consumo tecnológico.
Existe también la cuestión de las adicciones, que se corresponde con lo que el psicoanalista italino Massimo Recalcatti denomina "la clínica del vacío" frente a la "clínica de la falta" de las neurosis. En la clínica de la falta el conflicto es en relación al Otro y la sexualidad es en relación con el Otro. En las adicciones el partenaire es el objeto adictivo, con el que se intenta tapar el vacío. Esta sexualidad es masturbatoria por definición y se sustenta en la imagen que excita, no en el cuerpo del otro. Es más visual que táctil y sigue el recorrido de la pornografía en revistas-fotos, en el cine, en el vídeo y finalmente en Internet, que es rápido y accesible con absoluta facilidad.
Otra cuestión es la invención de la sexualidad en la sociedad occidental, de la que ha hablado de manera muy lúcida Foucault. Nos explica que frente al arte erótico oriental que trata sobre técnicas para intensificar el placer sexual tenemos la ciencia sexual. La ciencia transforma el sexo en un objeto de saber y de constitución de la identidad. la sexualidad es a la vez una forma de subjetividad y un objeto de estudio. Se inicia con el cristianismo, que problematiza la sexualidad, que se transforma en algo obsesivo. En la época moderna continua con el psicoanálisis y su planteamiento del deseo como el elemento secreto y determinante de la psicología humana.
Pero quizás hay otra pregunta, que es la que Arnold I. Davidson considera que es la que se hace Foucault y no acaba nunca de responder : ¿ Qué es el placer del sexo, que es lo que nos hacer? Porque hay algo enigmático en el sexo que nos atrapa. Quizás uno de los maestro de Foucault, nos pueda ayudar :
"No me inclino a pensar que lo esencial en este mundo sea la voluptuosidad. El hombre no está limitado al órgano del goce sexual. Pero este inconfesable órgano le enseña muchas un secreto. Puesto que el goce depende de la perspectiva deletérea que se abre al espíritu, es probabale que hagamos trampas y que intentemos acceder al goce acercándonos lo menos posible al horror. las imágenes que excitan el deseo o rpovocan el espasmo final suelen ser turbias, equívocas : si apuntan al horror o a la muerte siempre es de manera taimada. Incluso en la perspectiva de Sade, la muerte se desvía hacia el otro, y el otro es el principio de una expresión deliciosa de la vida..."
Las palabras no expresan nada demasiado claro pero sugieren. El erotismo es sugerencia y la pornografía es la tumba de la sugerencia. Lo que se muestra es pura mecánica. Esto es lo que me parece, en general, la pornografía: visibilidad y mecánica. Pero el cibersexo es más que esto, el cibersexo, en su lógica adictiva, se convierte en la negación del erotismo y quizás, al final, de la propia sexualidad, que se convierte así en una mecánica masturbatoria y compulsiva, en el goce del idiota.
Precisamente tengo a mi lado el tomo Estética, E´tica y hermenéutica en el que aparece un artículo de Foucault que acabo de leer "Sexualidad y poder" . Expone detenidamente esas diferencias entre oriente y occidente que señalas en tu artículo, Es muy profundo y bien visto eso del nacimiento del poder pastoral con el cristianismo, el poder sobre las conciencias y concretamente sobre la sexualidad y su ejercicio. Que duda cabe que dominando y prohibiendo su ejercicio se domina muy bien a la persona por así decir desde su propio interior. Foucault no habla de ello, pero que es bien palpable en nuestra cultura hispánica tan marcada por el catolicismo vieja escuela, como pecado, pecador, moral...en la cultura popular, en el inconsciente de este país se asocia siempre con sexo. Cuando la lista de pecados, inmoralidades es bastante más amplia y desde luego se dejan de lado en esa mentalidad que nos han inculcado popularmente acciones que sí hacen daño a los demás gravemente. Pero nadie asocia pecado o moral con llevarse el dinero público, por poner un ejemplo.
ResponderEliminarY sobre el poder pastoral, el control de la sexualidad de la gente he leído testimonios de personas, tanto hombres como mujeres que sufireron el mismo poder pastoral exagerado que yo y eso sí que es un museo de los horrores. Me río yo de las imágenes turbias y equívocas que citas....lo que se puede obsesionar la gente, en lo que yo sé, sobre todo hombres con este tema y las chifladuras que se pueden llegar a hacer por controlar las vidas ajenas o por el hecho de ser controlado.
Si Foucault hubiera conocido directamente determinadas experiencias en instituciones católicas no sé lo que hubiera dicho. Algo sabía, pero no todo. Más que nada por la fachada de todo lo contrario que a veces se da en esos lugares...
http://sinmiedoalopusdei.blogspot.com.es/2007/07/sexo-en-el-opus-teora-y-prctica.html
Tienes razón en lo que dices, Ana, El sexo como obsesión lo crea el cristianismo en Europa ( esto lo vio bien Foucault) y en instituciones como el Opus se ve claramente sus efectos nefastos : neurosis y perversiones por la represión, hipocresia... La cara y la cruz de la misma moneda, el cibersexo es o¡tra manera de vivirlo de manera compulsiva.
ResponderEliminarUn abrazo
Más allá de las consideraciones en las que coincido una reflexión sobre aquello que lo convertimos en síntoma me parece interesante. Hoy es demasiado fácil convertirlo todo en un trastorno en una patología que provoca un efecto perverso porque estigmatiza lo social como elemento de moralina y permite valorar aquello que la cultura produce y mercantiliza para luego que resulte un objeto de consumo y así el objeto se ofrece como producto para que psicólogos y psiquiatras lo conviertan con su mirada en una forma de hablar de las enfermedades sociales.. coincido sin embargo en esa culpabilización de los deseos y la represión de los mismos por la tradición judeocristiana y el negocio entorno a todo eso... lo que no tengo tan claro es si Foucault consideraría eso como una forma de poder y de mercancía al servicio de algo o alguien ...
ResponderEliminarsaludos
Como en otras ocasiones coincidimos en muchas percpeciones y análisis. Pienso que Foucault hace un estudio muy preciso que este tipo de relaciones de poder, en las que siempre alguién ejerce el dominio, aunque llo que importa no es tanto el individuo que lo hace sino la estructura que lo permite.
ResponderEliminarUn abrazo
Hola de nuevo Luís,
ResponderEliminarPresté mucha atención al artículo del País que citas, también. Lo he leído con muchísima atención y de su lectura y del análisis de las confesiones he extraído varías respuestas y varios interrogantes.
La primera, por orden de lectura del artículo, es la siguiente. ¿Hasta qué punto esa "adicción" es producto de unos sucesos que marcarían profundamente la adolescencia? En las diversas historias-confesiones giran en torno a la promiscuidad de bien joven o en su contrario, es decir, a una falta, escasez de relaciones sexuales normales. Así, por ejemplo, se dan los casos de Manu, el exitoso abogado promiscuo y a su contrario Andy cuya historia está sumida en el problema de la penetración -no puede-, el problema de la impotencia sexual hasta una crisis espiritual más profunda que le llevan a pasar por el sacerdocio, el lupanar y al matrimonio. Estos ejemplos, me llevan a pensar que las experiencias juveniles marcan de manera clara nuestra manera de entender el sexo en toda su totalidad: su sobreabundancia o su carencia, su manera de afrontarlos y de actuar.
Pero el tema que más me interesa es el de la ansiedad. Lo que quiero destacar en esta reflexión es la relación de la ansiedad con la búsqueda del placer, con el goce, con la compulsividad, con la impulsividad, con la abstracción del presente -es decir, como una forma de "escaparse", como confiesa uno de los entrevistados-, con la búsqueda de la emoción, de la sexualidad al límite, y que acaba en la consideración de <>...
Con esta concatenación de ideas y su relación quiero poner en énfasis la estrecha y intrínseca relación que a mi modo de entender se establece entre la ansiedad, como factor psicológico, y la personalidad. Y que no es disyuntiva si no una conectiva.
Pienso que reducir el goce sexual masturbatorio y con ello al cibersexo, que a mi modo de entender sólo se convierte en una herramienta más al servicio del placer, a una práctica mecánica, compulsa y negadora de la propia sexualidad es erróneo cuando menos que limitador en torno a la gran pregunta que nos hacemos todos nosotros, pues aquí de lo que se trata aquí es de dislumbrar lo que apunta Foucault a través de Arnold I Davidson: "¿Qué es el placer del sexo?
Sexo-Personalidad. Tomando la práctica del sexo como una práctica reproductiva no podemos negar su vital importancia como función que permite la conservación y aumento de la especia humana. El sexo sería, como reproducción, una de las funciones más importantes que lleva a cabo un ser humano entre otras como pueden ser el alimentarse, etc. De esto no cabe la menor duda.
Para mi modo de ver no existe una sexualidad natural. En cuanto nos socializamos, a través de la ley y del lenguaje, la sexualidad se convierte en una pulsión ciega que ligamos a una fantasía. Pero me parece importante mantener algo de misterio en el sexo y al mismo tiempo mantener la relación con el cuerpo y no reducirlo a una excitación imaginaria. Por lo menos no solo esto. Yo no tengo nada contra la masturbación ni contra las estímyulaciones a partir d eimágenes pero me parecen pobres. Digo que es negadora de una sexualidad más satusfactoria si es una vía compulsiva. En cuanto a la configuración de la sexualidad seguramente "la elección sexual" como dice Freud se hace a muy corta edad y luego, en la adolescencia, es cuanto se aacaba de estructurar. La ansidedad es un signo de la época y todas las adicciones son maneras de calmar la ansidedad, por lo menos en parte.
EliminarUn abrazo
Y como sabemos el sexo también está unido al placer sexual. Es decir, el sexo es una de las funciones biológicas más importantes que configuran a un ser humano.
ResponderEliminarPero no sólo en su función reproductiva si no es su faceta del placer -no hace falta apuntar aquí la reflexión freudiana en torno al placer-.
El sexo, en todas sus variantes, es una función y es una pasión. Función y pasión.
Lo que quiero señalar en este breve comentario en adelante es, como he dicho más arriba, la intrínseca relación entre sexo y personalidad.
Y dejando abiertas un sinfín de preguntas: ¿Por qué algunos "adicto" perciben el sexo, el cibersexo en concreto, como una "caza en busca de emoción"? ¿Por qué ese exceso -aquí con este término estoy apuntado a Bataille- que une -para bien o para mal-, significa para éstos un "abstraerse del presente", un "escaparse", una búsqueda de emoción "al límite" que enlaza con, y aquí aparece una confesión para mí sumamente importante, una <>?
A mi modo de entender, el sexo y en concreto el cibersexo, una más de sus variantes, es una función y una afección estrechamente relacionada con una forma de vida, con una personalidad, en definitiva, con una idiosincrasia. Así pues, el cibersexo es ni más ni menos que otra herramienta más que refleja y plasma un modo concreto como se conciben las relaciones sexuales hoy en día - y aquí podríamos entrar en un debate sociológico, que no es mi caso en estar reflexión-. Pero, a mi modo de ver, no es sólo es algo mecánico y compulsivo, si no, por el contrario, una expresión más, un modo de experimentar más, un modo de más en la que nuestros deseos se expresan. Sea para escaparse de una realidad como expresión de una sexualidad-personalidad compleja del ser humano.
Entonces, ¿Por qué esa necesidad emocional que no física del sexo? En mi respuesta vuelvo al principio: Quizás, producto de unos acontecimientos, una realidad concreta ausente o presente, en la juventud que marca la personalidad sexual del individuo en su madurez sexual; quizás, una forma de escaparse de la realidad, una forma de evasión; quizás, una forma compulsiva e instintiva de desahogar unas energías que no encuentran o no saben encontrar otros medios para ¿sublimarse? o ¿derrocharse??; quizás, y en el fondo de la cuestión, y la que entraña más complejidad: quizás, una forma de expresarse, de afirmarse, de ser en el mundo. Una forma auto-consciente de ser algo, una expresión, ingenuamente, genuina -atribuible al ello, al yo o al superyo, cualquiera a la que nosotros podamos atribuir-, pero que en el fondo no deja de ser ni más ni menos que la expresión más volitiva. Y entonces nos preguntaremos, ¿Hasta rozar el límite?
L que dices es interesante. Señalo dos problemas. Para Foucault es el cristianismo el que ha ligado el tema de la identiad con la sexualidad y él considera que el psicoanálisis mantiene esta ilusión. Publicaré pronto un resumen de un seminario que dió Foucualt con Richard Sennett a principios de los ochenta sobre el tema. Respecto a la sexualidad y la reproducción está claro que el proceso civillizatorio, para bien o para mal, cada vez los desliga más.
EliminarEn este sentido, no hablo de la práctica clínica de "lo que falta", si no que trato de poner de relieve "lo que se expresa", -"Se" como pronombre personal-. No El Qué si no Un Se. En esa dicotomía presto especial análisis al "se" como fundamento de una analítica.
ResponderEliminarUn apunte más tras releer mi texto y que en la publicación no está por motivos tecnológicos. Lo que escribo entre <> es la palabra personalidad límite.
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