Reseña de
Procesos constituyentes. Caminos hacia la ruptura democrática.
Procesos constituyentes. Caminos hacia la ruptura democrática.
Gerardo Pisarello
Madrid : Trotta, 2014
Escrito por Luis Roca Jusmet
Gerardo Pisarello está realizando un extraordinario trabajo para definir una postura de izquierda en el análisis del constitucionalismo. Es una labor fundamental porque es un campo clave para poder establecer una demarcación clara, sobre todo en los países llamados democráticos. Sabemos que hay una tendencia interesada para diluir estas diferencia, como si en el fondo plantearan lo mismo. Su libro anterior, Un largo Termidor.La ofensiva de constitucionalismo antidemocrático,ya me parece un estudio imprescindible en este sentido.
Gerardo Pisarello está realizando un extraordinario trabajo para definir una postura de izquierda en el análisis del constitucionalismo. Es una labor fundamental porque es un campo clave para poder establecer una demarcación clara, sobre todo en los países llamados democráticos. Sabemos que hay una tendencia interesada para diluir estas diferencia, como si en el fondo plantearan lo mismo. Su libro anterior, Un largo Termidor.La ofensiva de constitucionalismo antidemocrático,ya me parece un estudio imprescindible en este sentido.
El análisis riguroso y
preciso que realiza Pisarello en el libro que nos ocupa es una
excelente caja de herramientas para entender y valorar los procesos
complejos que o son democratizadores (les llama constituyentes) o
son antidemocráticos ( desconstituyentes). Pero lo que hay que
tener claro es que los procesos desconstituyentes no son resultado,
la mayoría de las veces, de un golpe de Estado o de la intervención
de grupos totalitarios. Ocurre a través de una deriva oligárquica
del sistema constitucional. Su
forma política es la del liberalismo conservador o del
neoliberalismo. Consiste en una eliminación progresiva de los
elementos democráticos y garantistas y una introducción de aspectos
autoritarios y un sufragio restringido y distorsionado. Los poderes
económicos de las multinacionales y la financiarización de la
economía están detrás de los procesos constituyentes actuales.
Los procesos
constituyentes son siempre resultado de movimientos emancipatorios
populares. Lo fueron la revolución inglesa, francesa y americana.
También los que aparecen en el siglo XX, en los que hay unos
patrones comunes : en primer lugar vienen precedidos de un proceso
desconstituyente; en segundo levantan un gobierno de transición
entre ambos procesos; en tercero, se convocan elecciones a una
Asamblea Constituyente y en cuarto se elabora una Constitución. En
las entreguerras se concretan en las revoluciones mexicanas y rusa.
También en la Constitución republicana española. Hubieron después
todas las rupturas constituyentes de la postguerra, muchas veces bajo
la forma de movimientos anticolonialistas. Hay siempre una ofensiva
popular detrás y una reacción conservadora que se resiste. En los
años 60 hay movimientos democratizadores en las empresas y en la
sociedad ( básicamente relativos a los derechos de las mujeres) y
aparece una nueva dimensión emancipadora con el ecologismo.
A partir de los años 70 hay todo un proceso desconstituyente que es el del neoliberalismo, que es un proyecto global de restauración política, jurídica y económica. A partir de los años 80 aparecen otros procesos constituyentes, básicamente en América Latina, pero también en Sudáfrica y en Islandia. Los procesos constituyentes y descontituyentes no son lineales, son complejos y contradictorios, con avances y retrocesos.
A partir de los años 70 hay todo un proceso desconstituyente que es el del neoliberalismo, que es un proyecto global de restauración política, jurídica y económica. A partir de los años 80 aparecen otros procesos constituyentes, básicamente en América Latina, pero también en Sudáfrica y en Islandia. Los procesos constituyentes y descontituyentes no son lineales, son complejos y contradictorios, con avances y retrocesos.
El último capítulo del
libro trata del tema que nos afecta más directamente, que es del
proceso constituyente que aparece en España a partir de la
Transición. Un elemento interesante es que la contextualización
anterior permite situarlo y entenderlo mejor. Tanto en la medida que
se sitúa en un sistema mundial que es el capitalismo y
simultáneamente en una trayectoria histórica. Pisarello también
acierta al ver todo un proceso crítico, que va desde la idealización
de la Transición hasta la crisis de Régimen actual. La Transición
no es producto de un proceso constituyente radical sino de unos
pactos que acaban dando la iniciativa a los sectores reformistas del
franquismo. Esto permite que la Constitución no sea rupturista y que
integre muchos restos del sistema anterior : privilegios de la
Iglesia, poder del Ejército, Monarquía, Unidad indivisible de
España. Al mismo tiempo hay toda una serie de elementos progresistas
que no acaban de desarrollarse, como son los derechos sociales que
apunta la Constitución. Así el derecho a la vivienda queda como un
formulismo vacío mientras en la práctica las condiciones son cada
vez más adversas para materializarlo. Pisarello señala igualmente
los aspectos regresivos que ha tenido, por una parte, una comprensión
muy estática de la Constitución. Y por otra una serie de medidas
que se introducido por la puerta trasera pero que han perjudicado su
contenido : la entrada en la OTAN, en la Unión europea ( de la
manera como se ha hecho) y la reforma del artículo 135 ( sobre la
prioridad de pagar la deuda pública). El análisis me parece
interesante aunque señalaría una reserva. Pisarello considera que
en Cataluña, el país vasco y Galícia hay la voluntad de impulsar
un proceso constituyente rupturista. Yo matizaría mucho. En el caso
de Galícia está claro que hay un movimiento independentista
minoritario y nada más. Que en el País Vasco el proceso es muy
complejo que contiene elementos muy heterogéneos, como un movimiento
independentista ligado a la violencia y un partido mayoritario ( el
PNV) conservador. Con el tema de Cataluña pasa lo mismo : hay una
idealización del movimiento independentista y una visión algo
reduccionista del problema. Pero este es un complicado debate en el
que no entraré ahora.
La conclusión no podía
ser otra que la voluntad de impulsar los procesos constituyentes y
democratizadores. Las propuestas se sitúan todas en la tradición de
la izquierda democrática. Son radicales como no podían ser de otra
manera en el proceso constituyente que estamos viviendo. Tema de
discusión es si son posibles o maximalistas. En todo caso valen como
una brújula que no hemos de dejar de tener si queremos avanzar en
alguna línea y no solo criticas. El esfuerzo estimable de Gerardo
Pisarello es el de concretar propuestas.
No tiene que ver con esto, me estoy terminando tu recomedación Tony Judt, "Pensar el siglo XX". Entusiasmante volumen. Un análisis finísimo de todo: historia y política, los intelectuales, la democracia, sus fallos, la economía, los engaños en los que caemos, como ser intelectual, cuál es el papel, local y global...En definitiva, libro de cabecera para cualquier persona que quiera profundizar en porqué estamos como estamos y cómo salir, saliendo de los tópicos al uso y yendo al fondo de porqué concretamente han pasado las cosas que han pasado en el mundo. Superinteresante. Espero sacar algunos escritos de las partes que más me han gustado.
ResponderEliminarMe alegro que te haya gustado. "El refugio de la memoria" y "Algo va mal", más ligeros, también valen la pena.
EliminarUn abrazo
Luis
Muy interesante lo de Pisarello. Lo de los sectores "reformistas del franquismo" tiene su gracia. Realmente no eran reformistas más que de fachada, puesto que a la oligarquía franquista le interesaba seguir donde estaban, mandando. Pero como ya no se sostenía su situación con el nombre de dictadura ni invocando a Franco, "Nos hacemos demócratas de toda la vida de la noche a la mañana". En definitiva "reforma" significa cambiar el ropaje para que todo siga igual. Y por supuesto los políticos profesionales apuntándose a "la mano tendida" de los que les ofrecían tomar parte de la fiesta, aunque para ellos hubiera que traicionar los ideales y a la gente llana que había dado hasta la vida por esos ideales.
ResponderEliminarA casi 40 años de la Constitución de 1978 y con el PP en el poder el aroma rancio en todas las "Iniciativas" legistativas que desprend este gobierno es insoportable y nos demuestra a las claras que no nos sacudimos las telarañas más que de boquilla. Basta rascar un poco en los nombres y genealogías de la banca, la política, los ricos españoles, incluso muchos jueces .... y demás créme de la créme para comprobar que siguen siendo los mismos de siempre. Incluso apoyan estructuras que ya no cuentan con el refrendo de la mayoría de la sociedad puesto que las mentalidades de las gentes han evolucionado.
La policía en contra de los pocos que se atreven a ir contra la injusticia. Convirtiendo el parlamento en búnker y haciendo leyes que protgen los intereses de esa oligarquía y el que a ella se apunte, y perjudican a la base y mayoría de la gente. Encima hacen gala de una paleta de políticos ineptos, corruptos, ladrones y bobos que no hay más que decir.
Aquí no se mueve nada o se mueve poco y puntualmente. Hasta el periódico "Insignia" de la izquierda El País está ya en manos amigas de Rajoy. Esto es para hacerse el harakiri....
Bueno, yo diiscrepo que "El País2 haya sido algún momento un periódico de izquierda. ha representado, como máximo al socialliberalismo del PSOE, uno de los arrtífices de la transición. El único proyecto d eun periódico de izquierdas fue "Público". No creo que "El País" haya cambiado demasiado de línea. La policía sigue haciendo, por otra parte, el papel de siempre.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo en la degradación progesiva de los líderes políticos, cada vez menos competentes, con menos ético y con una línea política menos favorable a los intereses del pueblo.
El llibro en cuestión es interesante. El próximo post será una entrevista al autor.
Yo en aquellos años militaba en contra de la "transición" y abogaba por un cambio revolucionario. Ahora, "con todo lo que sé" y mirando para atrás, no lo tengo claro. Hasta qué punto la correlación de fuerzas (también internacionales) hubiera permitido quedarse más acá o irse más allá, no lo sabremos. En Portugal, con el impulso de un importante sector del ejército, consiguieron una democracia más avanzada, que luego la fueron "cepillando", al estilo de Alfonso Guerra. No cabía ir más lejos en el "mundo occidental". En España la oligarquía franquista y la burguesa más inteligente y moderna, respaldadas por las internacionales, crearon una alianza muy fuerte. Actualmente doy mucha importancia al no derramamiento de sangre, a evitar guerras (en aquellos tiempos, no). Me interesan más los procesos democráticos que se están dando en algunos estados sudamericanos, resultantes de un combinado de movilizaciones sociales y alternativas electorales. Las pasadas "revoluciones" no son ya un buen ejemplo para mí.
ResponderEliminarPienso lo mismo que tú, Agustín. Yo también una defendía una revolución que hoy me parece una fantasía de adolsecentes y un delirio de adultos, La ruptura democrática era un objetivo más realista que se considuió amedias. Pero el desastre que vivimos me parece más el resultado d elo que pasó a partir d ela propia transición que d ela transición. una parte de las élites económicas y políticas qeue han llevado al país donde está fueron antiguos revolucionarios que criticaron la transición. Tienen su lógica : cuando te planteas objetivos impoisbles como la revolución acabas cayendo en el cinismo al sesencantarte.. Que lo hagas o no depende de tu calidad ética, no de la ideología.
ResponderEliminarUn abrazo
Un abrazo
No hay porqué irse a derramar sangre, hubiera bastado con un no transigir en tantas cosas y plantarse, por ejemplo, monarquía¿Qué obligación había de aceptar a un monarca impuesto por el dictador?
ResponderEliminarLo que sí es que tenemos el recórd de años de fascismo en Europa occidental, fascismo a la española, pero fascismo. Y los fascistas de ayer se hicieron los demócrtas de hoy y a vivir la vida.
También el libro de Judt me ha gustado por eso, porque aclara muy bien que es fascismo. Explica cómo se vió la guerra civil española desde el extranjero, acontecimiento fundacional de lo que hoy es España, puesto que no hubo ruptura con el régimen político que de ella salió. Incluso un ministro de Franco fue "padre" de la actual constitución. De risa sino fuera algo tan serio como la base del sistema democrático de libertades.
Como dijo Julián Casanova, historiador al que admiro, recientemente en un programa de radio, lo primero que nos falta en nuestro país es conocimiento de nuestra propia historia y circunstancias. Hay que leer y saber más y no quedarnos con lo que la sociedad semifascista en la que muchos nacimos nos enseñó porque no se corresponde, era propaganda.
Dos objeciones a lo que dices. la primera es que el Ejército cedió porque se mantuvo la monarquía y la unidad de España. En caso contrario es posible que hubiera intervenido y entonces si hubiera habido derramameinto de sangre. La otra es que el PP no es un partido fascista, es neoconservador en lo social y neoliberal en lo económico pero no fascista. Entre sus votantes hay fascistas pero dudo que sean muchos.
ResponderEliminarUn abrazo
Solo recalcar que siempre hay que calcular lo mejor posible la correlación real de fuerzas (de todas las "fuerzas") y conseguir alternativas que no lleven a la gente al matadero.
ResponderEliminarSolo recalcar que siempre hay que calcular lo mejor posible la correlación real de fuerzas (de todas las "fuerzas") y conseguir alternativas que no lleven a la gente al matadero.
ResponderEliminarNo les hace falta ser muchos, son pocos pero les cunde y se colocan en la cumbre mientras los demás luchamos por sobrevivir y discutimos de cosas interesantísimas, en este país hay quien no pierde un minuto en teorías.
ResponderEliminarObserva cómo copan los cargos interesantes esa minoría que llamo fascista para entendernos votada por la mayoría no fascista del PP.
http://www.abc.es/espana/20140424/abci-cgpj-supremo-magistrados-201404232114.html