Reseña de
Pensar
rápido, pensar despacio
Daniel
Kahneman
(
Traducción de Joaquín Chamorro Mielke)
Madrid : Debate, 2012
Luis Roca jusmet
Este
es un libro que presenta un interés diverso, Por una parte es un
potente libro de psicología, por otro tiene un interés en múltiples
campos ( por ejemplo la economía) y finalmente nos proporciona un
material muy útil para la reflexión filosófica.
El
libro está dividido en cinco partes, cada una de las cuales tiene
una consistencia propia, y en una conclusión que se recoge a partir
del hilo conductor que los une. Empezaremos por el primer tema, en el
que el autor fundamenta teóricamente el conjunto del libro a partir
de su planteamiento sobre los dos dos sistemas de pensar. El sistema
1 es intuitivo y el sistema 2 es argumentativo. Normalmente
utilizamos el sistema 1 porque es más rápido, más fácil y
familiar. Lo hacemos para formular un juicio o para decidir. No hay
razonamiento, hay una aplicación automática de la intuición. Esta
no debe ser mitificada. Aunque a veces puede condensar toda una
experiencia previa
(
la del experto) otras veces puede ser simplemente la repetición de
un prejuicio. Va directamente a la conclusión sin ningún
razonamiento previo. A veces es eficiente porque nos ahorra tiempo y
esfuerzo ( cuando la situación es familiar) y otras veces es
arriesgado ( porque es una situación que no conocemos y es
precipitado). Lo cual no quiere decir que cuando la intuición lo que
hace es proyectar un prejuicio entonces la familiaridad conduce al
error. Son lo que el autor llama las ilusiones cognitivas. El sistema
2 implica más dificultad y el sistema 1 recurre al 2 cuando duda y
hay entonces un proceso de deliberación, de comparación y de
elaboración. Hay reflexión, cálculo y hace falta lógica y
paciencia. Pero el sistema 1 no es inmediato, hay detrás un
mecanismo espontáneo de asociación que es como una serie de ondas
que se van bifurcando. La idea motor conduce a un encadenamiento,
muchas veces no consiente, que conduce a la acción. En el sistema 1
hay facilidad cognitiva y en el sistema 2 hay tensión cognitiva.
Necesitamos construir el sistema 1 porque hay que interpretar de
manera rápida, la mayoría de veces, lo que pasa y lo que nos pasa.
En el sistema 1 están las pautas automáticas para hacerlo. Nos
permite un criterio inmediato para diferenciar lo que es normal y lo
que es anormal. Utilizamos la causalidad, porque tal como decía Kant
en contra de Hume, la causalidad es un mecanismo inmediato, no el
resultado de un hábito asociativo. El capítulo es interesante,
sobre todo porque desmonta dos tópicos. El primero es que nuestros
juicios y decisiones son producto de razonamientos cuando lo son casi
siempre de juicios intuitivos. El segundo y más importante es el de
eliminar este aire algo místico o enigmático de la intuición, que
contiene elementos muy heterogéneos, desde experiencias acumuladas
hasta prejuicios interiorizados.
El
segundo capítulo me parece más problemático. En primer lugar la
traducción del título es poco clara porque "Heurísticas y
sesgos" son dos palabras poco utilizadas y con significados algo
ambiguos, que podrías ser el de "investigaciones/casos y
caminos torcidos u oblicuos". En segundo lugar porque los
conceptos clave ( por ejemplo regresión) no los define y
resulta difícil saber de que está hablando en concreto. Finalmente
hay cuestiones que para mí son poco claras. Por ejemplo el
significado de aleatorio o azar. La hipótesis básica, si no me
equivoco, es que nuestras predicciones son, en general, poco
consistentes. Lo son porque se basan en apariencias, en ejemplos, en
manipulaciones que nos crean una determinada disponibilidad en la
predicción. Su propuesta es que la mejor previsión es la que se
basa en la estadística porque la mayoría de las cosas no se basan
en una correlación causa-efecto sino en el azar, es decir, que son
aleatorios. Como filósofo estas afirmaciones me resultan
discutibles. ¿ Que quiere decir azar o aleatorio ? ¿ que una cosa
pasa y que igual que pasa podría no hacerlo ? Yo soy muy
determinista y, como tal, cuestiono esta afirmación. No soy
determinista en un sentido mecánico porque no creo que las cosas
pasen porque se apliquen una leyes necesarias. Lo soy en el sentido
que todo lo que ocurre sucede por la interacción de unos
condicionantes anteriores. Incluso el número de la lotería que sale
en un día concreto está determinado por todos los condicionamientos
anteriores. Que las cosas pasan aleatoriamente me parece, en este
aspecto, poco preciso. El universo real es el único universo
posible, aunque imaginariamente puedan haber otros. Pero entonces el
mundo sería otro: incluso para que el número que sale en la lotería
sea diferente. Otra cosa es lo que podemos conocer y que la
estadística puede darnos una base para la previsión mejor que otras
cuando hay un desconocimiento. Pero con límites. Yo puedo considerar
que el 90% de alumnos que aprueban segundo de bachillerato aprueban
de selectividad. Dado un alumno tiene una posibilidad de 9/10 si no
le conozco pero si sé que es una alumno al que le han aprobado el
segundo de bachillerato sin merecerlo entonces puedo invertir la
predicción estadística.
El
tercer capítulo, interesante, se titula "El exceso de
confianza". También podría titularse, de manera menos amable,
"Como nos autoengañamos los humanos". Es muy simple, pero
no por ello menos certero: los humanos tenemos la ilusión de
entendernos a nosotros mismos, de entender el mundo y de hacer
valoraciones correctas. En realidad esta triple ilusión se basa en
una falsa certeza basada en conclusiones poco consistentes a las que
les damos una coherencia aparente. En realidad viene a ser una
actualización de lo que decía Hume : en un mundo de incertidumbres
necesitamos seguridades psicológicas para predecir y hacer coherente
nuestro mundo. Hay otra falacia, también señalada por Kahneman, que
es la de de planificación. Lo hacemos en un escenario idealizado en
el que creemos controlar las errores y las posibilidades de error y
de fracaso. En realidad sobrestimamos el control y la mayoría de los
obstáculos y contingencias que aparecen no estaban contempladas.
Esto hacer que, en general, seamos optimistas. En el mundo
capitalista es la ilusión del empresario que empieza, que siempre
considera sus posibilidades de éxito muy superiores a lo que dicen
las estadísticas.
El
cuarto capítulo analiza el mecanismo de nuestras elecciones,
básicamente criticando la teoría convencional de los economistas de
la utilidad esperada. Esta viene a decir que los agentes económicos
son racionales y deciden en función de la mejor probabilidad.
Kahneman, basándose en diferentes estudios, considera que este
proceso es ficticio. Contrapone la teoría de la perspectiva, que se
basa en los supuestos de que siempre hay un punto de referencia
inicial y que nos movemos más por la aversión a la pérdida que no
por las ganancias. Dicho de otro modo : en general los humanos somos
naturalmente conservadores y preferimos no arriesgarnos a perder
antes que a ganar. Pero introduce también otra variable, que es lo
que yo ( no él) llamaría el imaginario. Lo hace de manera débil, a
mi modo de ver, pero en todo caso lo pone de manifiesto. El
imaginario quiere decir que hay componentes emocionales y hechos
aislados que se pueden magnificar, sobre todo en su dimensión
colectiva. Pueden haber horrores muy improbables pero que condicionen
con fuerza en una determinada cultura. Esto, por supuesto, nos
llevaría a otro tema, que es el de la manipulación en los mass
media: como a base de repetir peligros inexistentes. Desgraciadamente
el autor del libro no quiere deslizarse por la crítica al sistema.
El
quinto capítulo también da bastante de sí : habla de los dos yoes.
Uno es el yo que experimenta y otro es el yo que recuerda. Para mí
es un tema de gran calado filosófico . El de la identidad dividida.
Lo podemos encontrar de manera paradigmática y en un sentido
diferente en Freud. Pero lo que plantea aquí es otra cosa, que sí
es posible relacionar con los planteamientos del neurocientífico
Antonio Damasio cuando separa el yo neuronal y el yo narrativo.
También podemos ligarlo con un tema presente en este libro, que es
el del tiempo. Nuestro yo narrativo construye una biografía
focalizada en momentos determinados y que se olvida de la dimensión
real que tuvieron y de otros muchos que no ha seleccionado. Es el yo
que recuerda. El yo que experimenta, en cambio, vive esta duración
de las cosas en términos reales, que el yo narrativo muchas veces
olvida. Esto hace que distorsionemos las experiencias anteriores y
que las valoremos desde una dimensión diferente de la importancia
que tuvieron.
El
libro es largo pero su estilo es didáctico, aunque a veces resulte
fallido porque algunos conceptos no tienen la claridad necesaria.
Está plagada de ejemplos, la mayoría empíricos, como corresponde a
un psicólogo cientifista. Muchas son las sugerencias y muchas son
las apalicaciones desde un punto de vista psicológico y filosófico.
Desde un punto de vista económico es crítico con la economía
convencional pero no deja de moverse en el narco teórico del
individualismo liberal. En todo caso, un libro que merece se leído y
comentado.
El Azar. Yo lo entiendo como tal cuando “lo que ocurre sucede por la interacción de unos condicionantes anteriores” sin que cada uno de éstos estuvieran dirigidos al hecho o suceso resultante. Lo que para mí lo explica fundamentalmente es esa coincidencia de causas que no estaban destinadas a coincidir en una finalidad concreta. Sólo el dios de algunas religiones podría eliminar el azar.
ResponderEliminarDe acuerdo Agustín, totalmente. El azar es simplemente lo que hos ocurre sin que intervengamos. pero esto no quiere decir que ocurra porque sí, yo soy muy determinista, es producto de esta interacción.
ResponderEliminar¡Qué buena pinta! Un amigo me lo pasó en PDF pero no le había hecho mucho caso, tendré que leerlo. Eso sí, no estoy muy seguro de lo que decís del azar.
ResponderEliminarSaludos!
José Antonio, un placer por tu vista. Si tienes tiempo, concretame más lo que dices del azar. Es un tema que me apasiona.
ResponderEliminarun abrazo
David Valdiviezo 28 de noviembre de 2015, 09:10
ResponderEliminarCuando un plan se ejecuta no necesariamente se cumple lo planeado, el éxito puede ser suerte o criterio
David Valdiviezo 28 de noviembre 2015
ResponderEliminarCuando un plan se ejecuta no siempre se cumple con lo planeado, el éxito dependerá de la suerte o el criterio
En realidad sobrestimamos el control y la mayoría de los obstáculos y contingencias que aparecen no estaban contempladas
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