Corrupción. Corregida y
aumentada
José Mª Tortosa
( Prólogo de Alberto
Acosta)
Barcelona: Icaria, 2013
Editorial Icaria sigue
con su batalla ideológica contra el pensamiento único del
neoliberalismo y por construir un pensamiento crítico alternativo.
Porque en el tema de la corrupción lo que necesitamos no es saber
que existe,sino saber porque existe y como podemos combatirlo.
Programas como "Salvados" están bien pero al final quizás
acaben teniendo una función negativa. No porque lo vea mucha gente,
solo faltaría un argumento elitista como este. Simplemente porque
acabamos normalizando hablar de la corrupción, quejándonos de ella
y esperando la próxima noticia para escandalizarnos más y decir lo
mal que va todo. En momentos de aparente crecimiento es importante
potenciar la conciencia de los problemas y conflictos, muchas veces
ocultos. Pero en una crisis como la que estamos lo que hace falta es
precisar los análisis y madurar alternativas posibles y deseables.
Siendo como es el tema de
la corrupción uno de los grandes problemas es importantes aclararnos
al máximo sobre la cuestión. José María Tortosa, sociólogo, lo
hizo. Lo digo en pasado porque esta es una edición ampliada y
corregida de un texto que escribió hace 20 años. El que tengamos
que recurrir a un texto antiguo, por decirlo así, quiere decir
varias cosas. La primera que el libro es bueno, la segunda que
mantiene su actualidad y la tercera que no se ha escrito demasiado
sobre el tema. ¿ Que es la corrupción ? Es el juego sucio de unos
actores que utilizan de manera ilícita la responsabilidad que tiene
uno de ellos en una institución o empresa para un beneficio personal
de ambos. Porque hay corrupción pública y corrupción privada. Es
evidente que a los ciudadanos nos interesa la pública porque se
juega nuestro dinero. Pero también lo es, como señala Tortosa, que
las dos forman parte de una dinámica global de la sociedad que a la
larga acaba siendo mortífera para esta.
El autor del libro señala, a mi modo
de ver con toda la razón, que nos olvidemos de un sistema que
excluya de manera total la corrupción.
No es por el camino de las utopias como hemos de abordar la cuestión, que impiden una solución realista o que incluso pueden llevarnos a peores escenarios. La corrupción existe, ha existido y, poco o mucho, seguirá existiendo. De lo que se trata es de prevenirla al máximo y, en caso de que aparezca, sancionarla de manera ejemplar. De saber, más allá de lo común, de saber cuales son las causas estructurales y contingentes. Aquí, al decir estructurales, no nos referimos ( ni yo ni el autor) a universales. Nos referimos a las propias de la esctructura socioeconómica en que vivimos, que es el Sistema Mundo Capitalista, cada vez más globalizado. También, al hablar de las causas contingentes, a los elementos particulares ( de un país, de un momento histórico) y personales que conducen a los actos de corrupción. Es decir a las causas globales ( propias del capitalismo), a las locales y a las individuales. Causas que son todas ellas condicionantes y que en su interacción determinan lo que ocurre. Y lo que ocurre es que una patología, una enfermedad que hoy podemos considerar grave. En los últimos años, dice Tortosa, podemos hablar metafóricamente de un cáncer con metástasis. Hablando de la corrupción estructural, que es la propia del capitalismo, Tortosa señala cinco actores : 1) la élite en el poder; 2) las pequeñas y "mediocres" empresas; 3) los políticos y funcionarios; 4) los medios de comunicación, que informan pero también manipulan; 5) la opinión pública, que pueden tener sus pequeñas corruptelas en algunos casos y que si no tienen más es por falta de poder. La corrupción está en todos los países pero difiere en intensidad. Hay cadenas que unen a todos los países y va, sobre todo, de los países ricos a los países pobres. Va, por tanto, de lo global, a lo local. Dentro de la élite en el poder de la que hablábamos, las multinacionales, que son un poder globalizado, son las que ejecen la corrupción de una manera más clara. Las élites mundiales se concentran mientras las locales se dividen. Esta es, como señaló Wallerstein, la lógica del capitalismo, la que tiende al monopolio y a la competencia. Solo en las pequeñas y "mediocres" empresas funciona realmente la competencia.
No es por el camino de las utopias como hemos de abordar la cuestión, que impiden una solución realista o que incluso pueden llevarnos a peores escenarios. La corrupción existe, ha existido y, poco o mucho, seguirá existiendo. De lo que se trata es de prevenirla al máximo y, en caso de que aparezca, sancionarla de manera ejemplar. De saber, más allá de lo común, de saber cuales son las causas estructurales y contingentes. Aquí, al decir estructurales, no nos referimos ( ni yo ni el autor) a universales. Nos referimos a las propias de la esctructura socioeconómica en que vivimos, que es el Sistema Mundo Capitalista, cada vez más globalizado. También, al hablar de las causas contingentes, a los elementos particulares ( de un país, de un momento histórico) y personales que conducen a los actos de corrupción. Es decir a las causas globales ( propias del capitalismo), a las locales y a las individuales. Causas que son todas ellas condicionantes y que en su interacción determinan lo que ocurre. Y lo que ocurre es que una patología, una enfermedad que hoy podemos considerar grave. En los últimos años, dice Tortosa, podemos hablar metafóricamente de un cáncer con metástasis. Hablando de la corrupción estructural, que es la propia del capitalismo, Tortosa señala cinco actores : 1) la élite en el poder; 2) las pequeñas y "mediocres" empresas; 3) los políticos y funcionarios; 4) los medios de comunicación, que informan pero también manipulan; 5) la opinión pública, que pueden tener sus pequeñas corruptelas en algunos casos y que si no tienen más es por falta de poder. La corrupción está en todos los países pero difiere en intensidad. Hay cadenas que unen a todos los países y va, sobre todo, de los países ricos a los países pobres. Va, por tanto, de lo global, a lo local. Dentro de la élite en el poder de la que hablábamos, las multinacionales, que son un poder globalizado, son las que ejecen la corrupción de una manera más clara. Las élites mundiales se concentran mientras las locales se dividen. Esta es, como señaló Wallerstein, la lógica del capitalismo, la que tiende al monopolio y a la competencia. Solo en las pequeñas y "mediocres" empresas funciona realmente la competencia.
¿ Cual es la terapia ? Lo primero es
evidente pero es solo una declaración de buenas intenciones :
restituir los códigos éticos y morales. Dicho esto, pasamos a las
propuestas concretas. En primer lugar deben actuar los organismos
internacionales, como la ONU, la OCDE o la OIT , porque la lucha es
global. Pero también hay que plantearse un cambio de sistema, porque
el capitalismo, con su lógica del máximo bneficio o su
mercantilización total, favorece la corrupción en todas sus
escalas. Hay que favorecer microsociedades más democráticas, más
igualitarias y más transparentes. A nivel concretoe inmediato hay,
por supuesto, que mejorar las leyes. Pero sobre todo su
aplicación.Para ello hay que mejorar los sistemas de control,
ampliando los cuerpos de inspectores. Detectar los puntos
institucionales más vulnerablesy hacer un seguimiento estricto con
una vigilancia particular. Disminuir los procedimientos burocráticos,
porque a más papeleo ( tan innecesario la mayoría de las veces, tan
contraproducente) más necesidad de buscar atajos. Hay que aceptar
"chivatazos" como norma, no para acusar sino para
investigar. Sobre todo hay que delimitar y no diluir las
responsabilidades para saber quién tiene que pagar con las
consecuencias y que no puedan pasarse la pelota unos a otros. El
resumen que hace José María Tortosa está muy bien : " Hagamos
más probable el descubrimiento del corrupto e impongámosle un
castigo realmente ejemplar. Pero mala medicina sería esta si no
fuera también prevenir."
¿ Cómo prevenir ? Seleccionar a los
políticos por su competencia pero también por su ética. Que los
funcionarios tengan refuerzos positivos si su conducta es ejemplar.
Hacer transparente el funcionamiento y la financiación de los
partidos y el patrimonio de los políticos. Hacer, en el caso de los
funcionarios un proceso en el que no recaiga la decisión en una
sola persona. Que los "puestos peligrosos" sean rotativos.
Hay que hacer algo, concluye el libro,
y no lo harán las élites. Solo la presión ciudadana en todos los
frentes, incluido el electoral, puede cambiar las cosas.
El prólogo de Alberto Acosta, por
otra parte, es un breve pero buen complemento del libro.
Tan sencillo como que vayan a la cárcel desde el minuto uno y se les quite toda posibilidad de ocultar el dinero que han robado. Y no dar vueltas y vueltas a la misma tortilla y los tipos siguiendo protegidos y cobrando del partido en el poder.
ResponderEliminarCon qué se cumplieran las leyes para los ladrones de millones con igual celeridad con las que se cumplen para el ciudadano de a pie que no dispone de enchufes políticos, nos daríamos con un canto en los dientes.
Que a cualquiera de nosotros se nos ocurra ocultar cualquier migaja y caerá el peso de la ley cual guillotina.
¿Dónde están los jueces que apliquen sin contemplaciones?
La impresión que dan tantos casos y tantos millones robados es que todas esas altas personas se sabían o creían impunes. Y temo que cuando pase la moda, se nos olvide y pasemos masivamente a interesarnos por la siguiente copa mundial de fútbol. Deporte contra el que no tengo nada, sólo constato que es más relajado y se descarga igual la adrenalina que enfadándose escuchando el telediario para nada.
ASí de claro, Ana.
ResponderEliminarUn abrazo
Muy ingenuo José María Tortosa, ciertamente muy ingenuo.
ResponderEliminarTodos los poderes están comprometidos y hasta el ciudadano de a pie que busca inluencias para ser barrendero en la Municipalidad.
y que después querrá su "prima" por proveer a otro esas influencias.Pero claro...¡tiene cinco hijos!...
No es esta la cuestión. Inés, me parece. Hay que denunciar el problema y buscar soluciones. Como abogado ya sabes que las leyes y su aplicación son fundamentales. De ñlas conductas personales, hay de todo, por supuesto. Ingenuo sería confiar en la buena voluntad de la gente.
ResponderEliminarUn abrazo
El problema es denunciado en todas partes ,tanto es denunciado que ya pierde su efecto.
ResponderEliminarPareciera en cambio ser un Escuela.
Leyes sobran y jurisprudencia ausente ...
Cariños.
Fíjate en China, Inés. hay mucha corrupción pero se la juegan. Acaban de condenar a muerte a un alto funcionario corrupto.
ResponderEliminarEstá claro, Inés, y estoy de acuerdo contingo, que lo que faltan no son leyes. falta voluntad política y jurídica de aplicarlas...
Un gran abrazo
El tema de la corrupcion es terrible,lo vivimos a diario tanto en el sector publico como en el privado. Luis conoces a Agusti Chalaux?Sus ideas sobre una moneda telematica ,como el la llama,en el que uno de sus beneficios;entre otros,seria poder conocer a travez del mercado la realidad de las transacciones economicas,los reales movimientos del dinero,que se compra y que se vende,y esto seria de gran ayuda contra el lavado de dinero proveniente de la prostitucion,el trafico de armas,la droga etc.
ResponderEliminarhttp://chalaux.org/mtemesin.htm
Saludos.
Adrian.