Reseña de
El coraje de la
verdad. El gobierno de sí y de los otros,II
Michel Foucault
( Traducción de Horace
Pons)
Madrid : Akal, 2014
Escrito por Luis Roca Jusmet
Este libro es la
transcripción del último curso dado por Michel Foucault. Lo inició
el 1 febrero y lo acabó el 29 de marzo de 1984. El 25 de junio del
mismo año moría a causa del SIDA. Es un curso corto, mucho más que
los anteriores. Foucault estaba bastante débil, pero tampoco era
consciente de que estaba viviendo los últimos meses de su vida.
Nadie lo sabía, aunque todos ( incluido él) sabían que,
probablemente, no le quedaba mucho tiempo de vida. He titulado la
reseña un testamento
filosófico y no el testamento filosófico para
dar al termino una cierta ambigüedad. Ambigüedad que se deriva que
ni Foucault presenta el curso como un testamento, ni tampoco Foucault
sabía que sería el último. Hay de todas maneras muchas referencias
a la enfermedad, a la muerte, a los últimos momentos de la vida de
Sócrates que hacen tentador considerarlo como un testamento. En
todo caso fueron las últimas palabras públicas de Foucault. La
publicación original del libro, en francés, se efectuó el año
2009. El editor, como en los otros seminarios, es Fréderic Gros,
bajo de dirección de François Ewald y Alessandro Fontana. La
traducción de Horacio Pons es muy acertada.
El
libro es, desde cualquier punto de vista, imprescindible para quién
esté interesado por el conjunto de la obra de Foucault. Pero de una
manera más específica ,el libro completa el giro dado a partir de
sus últimos seminarios. Sobre todo en relación con los dos
anteriores. En La hermenéutica del sujeto
Foucault se centra en la cuestión que podríamos denominar ética,
entendida como práctica de la
libertad, como elección vital. Foucault utiliza el término
introducido por Pierre Hadot de ejercicio espiritual para desarrollar
lo que él llama el cuidado de sí mismo. Es, en cierta manera, el
compromiso que cada cual tiene consigo mismo para hacer de su vida
una obra de arte. Sería el gobierno de sí mismo. En El
gobierno de sí y de los otros Foucault
vuelve a sus problemáticas políticas. Esto contradice las versiones
de que Foucault deriva hacia un dandismo, un esteticismo
individualista. Foucault no se olvida nunca que el cuidado de uno
mismo tiene relación con el cuidado del otro. Por esto en este
seminario trata del gobierno de los otros. Pero lo hace a partir de
una práctica que había definido como un ejercicio espiritual, que
era la parrhesia. Es
un término que quiere decir veracidad, franqueza. Pero en este
seminario le da una dimensión política porque la entiende como el
coraje para interpelar al poder desde la verdad. Tanto si nos
referimos de un ciudadano que habla en la asamblea como de un
cortesano que habla con el monarca. Hablamos entonces del compromiso
con la ciudad, con la polis. Pero en este seminario que nos ocupa le
da una tercera dimensión, que quizás podríamos llamar moral,
considerando a esta como las normas de conducta referidas a los
otros.
La parreshia a la aquí se refiere Foucault está representada por Sócrates y por los cínicos. Su conducta es social, está orientada hacia los otros pero no es directamente política. Es tan peligrosa como esta, por cierto. Cuando Sócrates, dice Foucault, se niega a participar directamente en la política por el riesgo que implica no lo hace por miedo a la muerte sino porque si le matan no lo podría llevar a cabo su destino, que es el del diálogo con los ciudadanos. Foucault también precisa la diferencia entre la parrhesía de la profecía, de la sabiduría y de la pedagogía como transmisión de un saber. Son cuatro formas de veridicción diferentes, Es a partir de aquí que Foucault define lo que son las cuatro actitudes filosóficas básicas. La profética : que promete una verdad que emancipara moral y políticamente. La del sabio, cuyo planteamiento es que la verdad ilumina la conducta moral y política adecuada. La técnica, que convierte en heterogéneo el discurso verdadero del ético y del político. Y finalmente la suya, la crítica, la de la parrhesía, que considerando la verdad, la moral y la política diferentes analiza la manera como están relacionados. Los ejemplos de las tres primeras serían el marxismo, la metafísica y el positivismo.
La parreshia a la aquí se refiere Foucault está representada por Sócrates y por los cínicos. Su conducta es social, está orientada hacia los otros pero no es directamente política. Es tan peligrosa como esta, por cierto. Cuando Sócrates, dice Foucault, se niega a participar directamente en la política por el riesgo que implica no lo hace por miedo a la muerte sino porque si le matan no lo podría llevar a cabo su destino, que es el del diálogo con los ciudadanos. Foucault también precisa la diferencia entre la parrhesía de la profecía, de la sabiduría y de la pedagogía como transmisión de un saber. Son cuatro formas de veridicción diferentes, Es a partir de aquí que Foucault define lo que son las cuatro actitudes filosóficas básicas. La profética : que promete una verdad que emancipara moral y políticamente. La del sabio, cuyo planteamiento es que la verdad ilumina la conducta moral y política adecuada. La técnica, que convierte en heterogéneo el discurso verdadero del ético y del político. Y finalmente la suya, la crítica, la de la parrhesía, que considerando la verdad, la moral y la política diferentes analiza la manera como están relacionados. Los ejemplos de las tres primeras serían el marxismo, la metafísica y el positivismo.
Otro
tema muy interesante que plantea el libro es la contraposición entre
dos diálogo Albicíades y el Laques. Esta reflexión
aclara las dos líneas bajo las cuales Foucault lo que es el cuidado
de sí. O como un trabajo del alma, orientado hacia la inmortalidad o
sobre la vida, orientado a hacer de esta una prueba, un arte, un
aprendizaje d ella vida. Hay que decir que en este seminario Foucault
no utiliza el término ejercicio espiritual sino el de
verdadera vida, que le permite situar la importancia nuclear
que da al término parrhesia en los dos últimos seminarios.
El
libro desarrolla todo un trabajo muy preciso sobre Sócrates, sobre
todo en relación a su función y a su muerte. También un estudio
intenso del cinismo, por una parte como escuela antigua pero por otra
como un movimiento que, según Foucault atraviesa toda la historia de
la filosofía. La vida cínica se define por cuatro aspectos : una
vida independiente, recta, soberana y dueña de sí misma.
Trata
igualmente del cinismo como transgresión, lo cual le permite volver
sobre poderosas influencias como Georges Bataille. Hay finalmente
todo un estudio del cristianismo como forma de vida alternativa a la
filosofía, que irá convirtiéndose progresiva en una práctica
institucional. Spinoza sería el último representante de una vida
filosófica. Múltiples y sugerentes comentarios sobre temas como la
militancia revolucionaria, la vida alternativa, la rebelión nos dan
constantes materiales para pensar sobre temas actuales e
interesantes.
Dice
Foucault en un momento " Trataré el año que viene...".
Desgraciadamente no hubo más cursos, que acabaron con la propia vida
de Foucault. Disfrutemos, por lo menos, de todas estas publicaciones
que son un estímulo para cualquiera que quiera pensar el mundo en
que vivimos.
Es un libro muy estimulante y que me impactó más que filosóficamente, existencialmente. Se ve un Foucault muy sincero, nada críptico, todo lo contrario, pedagógico. Vuelve una y otra vez sobre lo mismo, retoma. Se percibe que no está luciéndose, sino transmitiendo algo. Estos cursos que dio en el Collège de France estaban abarrotados con gente sentada en el suelo me parece. Aunque dicen que a él le gustaban más los seminarios ma´s reducidos y poder charlar cn la gente.
ResponderEliminarHay un redescubrimiento de lo más genuino de la filosofía, forma de vida, y el encuentro con el filósofo que puede significar una "conversión". Los cínicos son el ejemplo perfecto, extremo y más auténtico de ese decir la verdad desnuda, que duele y es casi asocial.Encarnan la renuncia a toda hipocresía social, que son formas de ocultar la verdad.
Un libro imprescindible. Verdad y poder se llevan mal desde entonces y siempre, inevitablemente. Pero el poder necesita que la verdad sea dicha
Efectivamente Ana, Foucualt es un buen ejemplo de que la verdad transforma.Los cursos de Foucault son interesantes y sugerentes para entende rel presente y entendernos nosotros. Aunque no es mi preferido es, como dices, imprescindibles. De todas maneras no acabo de identificarme con su entusiasmo por los cínicos. Un abrazo
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