Reseña de
La norma de la
filosofía. La configuración del patrón filosófico español tras la Guerra Civil
José Luis Moreno Pestaña
Madrid : Biblioteca Nueva, 2013
Luis Roca Jusmet
José Luis Moreno Pestaña (
1970) es profesor de Filosofía de la Universidad de Cádiz y uno de los
investigadores más interesante del panorama filosófico español. Ha trabajado en
diversos frentes y ha publicado múltiples escritos que los han plasmado de
manera clara y rigurosa. Entre sus libros destacan los estudios renovadores
dedicados a Foucault y su obra (Convirtiéndose en Foucault. Sociogénesis de un filósofo y Foucault y la política). Otros los
ha dedicado a la sociología y a la filosofía, entendida esta relación de manera
diversa y sugerente. Podemos referirnos a un trabajo de campo sobre la anorexia
y la bulimia: Moral corporal, trastornos y alimentarios y clase social.
Pero también a trabajos que completan el libro que comentamos como Filosofía
y sociología en Jesús Ibáñez o la introducción (junto a Francisco
Vázquez García) de Pierre Bourdieu y la filosofía.
Este libro hay que
entenderlo en el contexto del proyecto filosófico de Moreno Pestaña, en parte
compartido por el citado Francisco Vázquez García. Digo esto en dos sentidos
precisos. El primero porque el libro que nos ocupa, completa el libro que el
citado Francisco Vázquez García escribió el año 2009 sobre La filosofía
española. Herederos y pretendientes. Una lectura sociológica (1963-1990). Digo
complementar con ciertas reservas, ya que son dos libros independientes que no
responden a un plan común, aunque sí a una metodología afín , fruto de un
diálogo fructífero entre ambos. El segundo sentido lo entendemos con la
hipótesis central de este libro: Ortega y Gasset formula un proyecto filosófico
interesante que todavía hoy queda pendiente. Este proyecto responde a un modelo
de filosofía abierta a las ciencias sociales que se contrapone al modelo
cerrado de filosofía canónica que se constituye en norma en los años 50. Los
tres debates que articulan el desarrollo del libro clarifican como se
constituye esta norma de filosofía canónica en torno a la crítica a Ortega
Gasset y como aparecerá su transgresión en el debate entre Manuel Sacristán y
Gustavo Bueno.
El primer debate es sobre el tema de las generaciones, una de
las problemáticas abiertas por Ortega en su análisis de la historia.
Intervienen básicamente los seguidores directos de Ortega, representados por
Julián Marías, y los de Zubiri, a través de Pedro Laín Entralgo. El tema de las
generaciones plantea cuestiones como la vinculación entre un aspecto biológico,
otro político y otro relacionado con los repertorios de creencias y de
proyectos comunes. A nivel político, por ejemplo, las generaciones pueden
dividirse entre los que accederán al poder (30-45 años) lo que están en el
poder ( 45-60 ) y los que lo han dejado ( a partir de los 60). Ortega planteará
una medida de 15 años, por tanto, para definir las generaciones, entendida como
sucesión de grupos humanos. Lo enriquecerá con unas diferencias horizontales entre
las zonas centrales y periféricas de cada generación. Lo que pretendía Ortega
con esta hipótesis era armar conceptualmente, desde la filosofía, a la ciencia
histórica. En realidad la misma noción de generación sirve para entender este
debate entre Marías y Laín, que forman parte de la misma cultura (utilizo aquí
un término que curiosamente está ausente en Ortega y en libro). Porque solo,
como bien nos enseña Moreno Pestaña, compartiendo un terreno común es posible
el diálogo. Si no hay una cierta reciprocidad no es posible entender los
argumentos del otro. En realidad, apunto yo, esto es el diálogo. Dos lógicas
diferentes pero que implican la escucha del otro.
El segundo debate es el de la batalla entre
orteguianos y no orteguianos y la victoria de los segundos, que impondrán su
norma canónica a la filosofía posterior. ¿Cuál es el debate ? El de la propia
definición y la valoración del filósofo. ¿Quién es el filósofo? ¿Cómo
evaluarlo? Son necesarios criterios que diferencien el que es un filósofo del
que no lo es y del que es un buen o un mal filósofo. Ortega plantea,
contradictoriamente, un modelo de filósofo que él mismo no acabará de asumir.
Para él el modelo es una filosofía abierta, antisistemática, abierta la ciencia histórica. El adentro de la filosofía
solo puede entenderse desde el afuera. La filosofía académica ha acabado porque
no podemos encerrarnos en los textos filosóficos si queremos que la filosofía
nos ayude a entender el mundo. Ortega, a pesar de sí mismo, estaba empeñado en
ofrecer una filosofía sistemática. Este es su papel transitorio, ya no acaba de
llevarlo a sus últimas consecuencias. Esto explica que sus alumnos más fieles (
como Julián Marías) esperaran que
publicara su obra sistemática. Se trataba de ir a los textos desde el contexto
y éste era tanto el biográfico como el histórico. Pero se perdió la
batalla ganó la filosofía canónica y lo
hizo a través del tomismo.
El tercer debate es paradójico. Es un debate
que no se dio y que además se planteaba entre dos representantes de la
transgresión a la norma. Se trata del texto de Manuel Sacristán “Sobre el lugar
de la filosofía en los estudios superiores” y la respuesta de Gustavo Bueno.
Sacristán, ignoramos porqué, no le contestó. En realidad, plantea Moreno
Pestaña, eran demasiado próximos y planteaban los dos una ruptura con la norma
y una recuperación del proyecto de filosofía abierta, ligado a las ciencias
sociales, de Ortega. Sacristán radicaliza a Ortega: estamos al final de la
filosofía académica. Hubiera estado bien que contestara a Bueno porque este
final de la filosofía académica no implica necesariamente la eliminación de
ésta. Lo que se acaba es la filosofía cerrada en sí misma, no necesariamente la
filosofía como especialidad, que defiende Bueno.
Lo más interesante es
saber lo que ha ocurrido desde entonces. Tenemos el libro citado de Vázquez
García y otro trabajo pendiente desde 1990 hasta la actualidad. Pero Moreno
Pestaña nos adelante sus conclusiones y vale la pena comentarlas por su sentido
crítico. Lo que ha ocurrido ha sido un penoso malentendido. Se ha considerado
que la filosofía durante el franquismo fue pobre y dogmática y que con el
postfranquismo surgió una filosofía renovadora y crítica. Nada más lejos de la
realidad porque el debate no era éste. El debate era entre una filosofía
cerrada y una filosofía abierta. La filosofía cerrada es la canónica, que es la
que se alimenta de sus propios textos. Hemos vivido múltiples ejemplos de
escolásticas seguidoras del último autor de moda : Foucault, Deleuze,
Wittgenstein, Popper... Y quizás sean escolásticas peores,
menos elaboradas, más arbitrarias que las de los tomistas. Hay que preguntarse
también si no es esta filosofía canónica la que domina las Universidades
todavía hoy. Pero la filosofía académica no es necesariamente una filosofía
canónica, sistemática y cerrada, apunta Moreno Pestaña: hay que darle su valor.
No podemos hablar, añado yo, dicotomías absolutas. Hay ejemplos pobres de
filosofía abierta y los hay de filosofía cerrada. Un ejemplo de esto último, para
mí, sería Felipe Martinez Marzoa.
Hay una ética de la
veracidad del trabajo intelectual que me parece admirable en Moreno Pestaña.
Queda entonces pendiente este proyecto fallido que apuntó Ortega. Que
continuaron gente como Sacristán y como Bueno. Y que algunos, como José Luis
Moreno Pestaña y Francisco Vázquez García, continúan con dignidad. Trabajo muy
fecundo, en la línea de Pierre Bourdieu o de Randall Collins, de un encuentro
fructífero entre la filosofía y la sociología.
Muchas más cosas podrían decirse sobre el
libro, como su ejemplaridad metodológicas en la descripción de las trayectorias
de los filósofos citados. Trabajo paciente de lectura de documentos, de
elaboración de entrevistas y sobre todo de reflexión consistente. Un libro de
una gran densidad que nos permite entender también los efectos de la Guerra
Civil en diferentes grupos de pensadores: a unos les cerró el camino y a otros
de lo facilitó. Igualmente me parece muy sugerente sus alusiones a la Iglesia y
al Partido Comunista como instituciones totales.
Quiero acabar con una nota irónica que muestra los tópicos que
denuncia Moreno Pestaña: el académico y canónico filósofo Sergio Rábade nos
da la misma definición de filosofía que el vanguardista Gilles Deleuze : la
filosofía es creación de conceptos.
El libro promete, habrá que leerlo.
ResponderEliminarLa tradición orteguiana se rompió por la guerra y el exilio. José Luis Mora, impulsor del "hispanismo filosófico" habla de que lamentablemente hubo un segundo exilio de los filósofos exiliados cuando en los años sesenta acceden a cátedras nuevas generaciones ya no directamente relacionadas con la guerra y el régimen que se olvidan de los que se habían ido, y se dedican más a esas escolásticas de autores extranjeros que has citado.
En este tema de la filosofía veo a los filósofos españoles siempre ahogados por el poder, en conflicto con los que detentan el poder, los políticos españoles están obsesionados porque la cultura les rinda pleitesía. Y por supuesto la filosofía. Debe ser por la tradición de que la iglesia era la institución cultural por excelencia y siempre al servicio del rey. Esa era la función del clérigo.
Pero hoy fachilandia lo tiene cada vez más crudo.
En esos años de la dictadura el tema de las cátedras universitarias, que es donde normalmente debería de parar todo talento filosófico, era un asunto de "estar colocado" con la tribu que te aupara. En la página que hacen precisamente en Oviedo, se cuentan con detalle estas historias. Cuanto aprendiz bisoño colocado en detrimento de los talentos filosóficos. Emigran los científicos, y si pueden también los filósofos.
El propio Julián Marías se quedó sin su cátedra gracias a los mismos que hoy probablemente le rindan culto tras su muerte. Aranguren y su exilio. Muguerza tampoco tenía el favor de la tribu... y al final un hueco en la UNED... este país es penoso. La mala política domina demasiado y desborda por todos los costados.
Cuando se ven las condiciones de tranquilidad social y cultural, la estabilidad de las instituciones que permiten la formación de filósofos en otros países, se comprende que a trompicones es muy difícil que cuaje una tradición filosófica seria y honda.
Disfruté mucho del libro "El maestro en el erial", una buena explicación de sociología de la filosofía.
No te lo pierdas, Ana.
ResponderEliminarun abrazo
Acabo de enterarme que precisamente este fin de semana Moreno Pestaña habla en Madrid sobre "la movilización filosófica contra Ortega durante
ResponderEliminarel franquismo". Lamentablemente no puedo acudir, me hubiera gustado que me firmara el libro
Lástima Inés, es una persona cordial y poco arrogante.
ResponderEliminarUn abrazo
Perdona Ana, estoy hablando mucho con Inés y he tenido el lapsus.
ResponderEliminarUn abrazo