Escrito por Luis Roca Jusmet
En este artículo planteo dos reflexiones sobre la democracia como igualdad política.
En primer lugar a partir la intervención de José Luis Moreno Pestaña que aparece en el video. Como técnicamente no puedo bajarla he bajado otro video que lo presenta y a partir de aquí se puede ir, desde youtube, y desde aquí se puede ir al video de José Luis Moreno Lo que plantea en él es, entre otras cosas, la defensa del sorteo para elegir cargos políticos, la rotación de estos cargos y la auditoria de cuentas sobre su actuación. No lo hace mecánicamente, sino reactualizando las propuestas de la democracia ateniense.
En segundo lugar hago una referencia a dos teóricos de la democracia como igualdad política, en un sentido radical. que son Cornelius Castoriadis y Jacques Rancière. Ambos cuestionan, las democracias contemporáneas. Los dos plantean la democracia como una igualdad política que no pase ni por los partidos ni por sistemas de delegación. Estamos en una oligarquía liberal con elementos democráticos. Es una oligarquía porque domina un grupo minoritario : esto es lo que hay. Este grupo minoritario está formado por un poder económico y un poder burocrático-policial. El poder económico es el poder de los grupos financieros del capitalismo actual. El poder burocrático
( Castoriadis,) o policial ( Rancière ) es el que surge del parasitismo del Estado y es nacional. Esta oligarquía es liberal porque gobierna a partir de unas elecciones y en un marco relativo de libertades. De sus planteamientos radicales podríamos quizás recoger una propuesta, que es la del sorteo.
Cornelius Castoriadis considera que tanto la filosofía como la democracia griega responden al mismo proceso creativo. Ambos son una invención que surge del cuestionamiento crítico de lo que hay. Responden ambas a un pensamiento creativo, que es a la vez crítico y normativo. Es crítico porque cuestiona las leyes que hay y no acepta la autoridad y la tradición que las fundamenta. Es normativo porque genera sus propias leyes. En este sentido son una práctica y un discurso que expresa la autonomía individual y social : auto-nomos. Autonomia individual y autogestión colectiva.
Castoriadis formula una crítica de lo político en nombre de la política. Lo político es lo jerárquico, tanto a nivel de empresas como de instituciones. Las empresas son jerárquicas porque hay una división entre dirigentes y ejecutores. Castoriadis rompe con el marxismo y su teoría del valor y de la plusvalía como eje central de su denuncia al capitalismo. El problema no era la propiedad privada de los medios de producción sino la gestión privada: el beneficio era una consecuencia de esta división. En la URSS no había un Estado Obrero degenerado, como formulaban sus antiguos camaradas troskistas, sino un Capitalismo burocrático. Entre los dirigentes del PC soviético y los capitalistas de los países capitalistas existía una jerarquía similar, el mismo fondo con diferentes formas. Supo ver que el capitalismo acabaría en manos de una burocracia de ejecutivos, que serían los que decidirían sobre empresas multinacionales o entidades financieras. Su función crítica se basa en un criterio y este criterio tiene que ver con la finalidad que asigna el ser humano, que es el desarrollo de la autonomía. Autonomía quiere decir dotarse de las propias leyes, es decir de las propias normas. En este sentido es normativo, ya que propone lo que va a favor de la autonomía, que no es otra cosa que la democracia. La democracia no es un procedimiento, es un régimen que está formada por personas autónomas. Estos ciudadanos tienen capacidad de decidir sobre sus propias normas y sobre las normas de la sociedad, Son creativos porque son a la vez autocríticos y autonormativos, lo cual les hace responsables del seguimiento de estas leyes de las que ellos mismos se han dotado. Hay una clara influencia, no demasiado considerada, ni por él mismo ni por sus estudiosos, de Spinoza. Spinoza habla del poder de las personas, que se unifican en un poder común. Obedecer las leyes no es servidumbre, es libertad porque uno mismo a colaborado en su formación y decisión. Obedecer a otro o las leyes de los otros, sí es servidumbre Este planteamiento de Spinoza, crítico y normativo, anticipa el análisis y la propuesta de Castoriadis.
Por otro lado tenemos a Jacques Rancière. Para Rancière la democracia es un movimiento emancipatorio que busca la igualdad política. En contra del tópico de la democracia ateniense como un dominio de las clases dominantes Rancière considera que lo que representa es el acceso de los trabajadores pobres libres al gobierno de la Polis. Es una práctica política, democrática, contra el orden policial jerárquico establecido por las clases dominantes atenienses. La filosofía sería entonces una reacción a este poder democrático. La filosofía política aparecerá así, para Rancière, como una reacción policial a la democracia. Será entonces una filosofía del orden, esencialmente normativa, que utiliza la crítica como arma antidemocrática. La democracia no es una filosofía, ni tan siquiera un discurso. Es una práctica de los sin-parte, de los excluidos de este orden. Platón lo dice claramente : los trabajadores que se ocupen de sus oficios, que ya tenemos a los sabios para gobernar con leyes, es decir, con normas. Pero las sociedades actuales contemporáneas no son un Estado de excepción permanente, nos advierte Rancière.
Rancière tiene una formación althusseriana. Althusser presenta también un núcleo crítico fuerte y una normativa igualmente dura. Pero la crítica en Althusser no es la misma que utilizará posteriormente Rancière, una vez superada la influencia de su maestro. Para Althusser hay una distinción entre ciencia ( marxista) e ideología que delimita los campos de la crítica con claridad. La ideología es falsa consciencia, es ocultación de los procesos reales. El marxismo es el materialismo histórico, la ciencia del núcleo de la sociedad y de sus cambios, la lucha de clases. El movimiento de la historia, que no tiene sujeto, necesita de una clase revolucionaria dirigida por una vanguardia para acabar con el capitalismo y facilitar la transición del socialismo al comunismo a través de la dictadura del proletariado. Hay una normativa de como organizarse ( modelo leninista), de la toma del poder y de la finalidad del proceso. Lo que Rancière cuestiona es la cientificidad de una teoría política, lo cual lleva implícita un cuestionamiento de la posición platónica. Y también una defensa implícita de Protágoras al considerar la política como una cuestión de opinión ( doxa). Para Rancière cualquier intento de situar la política en el terreno de la ciencia es una manera de justificar un orden policial. Es lo que considera que hace Althusser. Rancière reivindicará la política como suplemento, como lo que ocurre cuando algunos reivindican nuevos lugares y derechos. La sociedad necesita orden y policía, no política. En este sentido la política sería crítica y la policía normativa.
En este artículo planteo dos reflexiones sobre la democracia como igualdad política.
En primer lugar a partir la intervención de José Luis Moreno Pestaña que aparece en el video. Como técnicamente no puedo bajarla he bajado otro video que lo presenta y a partir de aquí se puede ir, desde youtube, y desde aquí se puede ir al video de José Luis Moreno Lo que plantea en él es, entre otras cosas, la defensa del sorteo para elegir cargos políticos, la rotación de estos cargos y la auditoria de cuentas sobre su actuación. No lo hace mecánicamente, sino reactualizando las propuestas de la democracia ateniense.
En segundo lugar hago una referencia a dos teóricos de la democracia como igualdad política, en un sentido radical. que son Cornelius Castoriadis y Jacques Rancière. Ambos cuestionan, las democracias contemporáneas. Los dos plantean la democracia como una igualdad política que no pase ni por los partidos ni por sistemas de delegación. Estamos en una oligarquía liberal con elementos democráticos. Es una oligarquía porque domina un grupo minoritario : esto es lo que hay. Este grupo minoritario está formado por un poder económico y un poder burocrático-policial. El poder económico es el poder de los grupos financieros del capitalismo actual. El poder burocrático
( Castoriadis,) o policial ( Rancière ) es el que surge del parasitismo del Estado y es nacional. Esta oligarquía es liberal porque gobierna a partir de unas elecciones y en un marco relativo de libertades. De sus planteamientos radicales podríamos quizás recoger una propuesta, que es la del sorteo.
Cornelius Castoriadis considera que tanto la filosofía como la democracia griega responden al mismo proceso creativo. Ambos son una invención que surge del cuestionamiento crítico de lo que hay. Responden ambas a un pensamiento creativo, que es a la vez crítico y normativo. Es crítico porque cuestiona las leyes que hay y no acepta la autoridad y la tradición que las fundamenta. Es normativo porque genera sus propias leyes. En este sentido son una práctica y un discurso que expresa la autonomía individual y social : auto-nomos. Autonomia individual y autogestión colectiva.
Castoriadis formula una crítica de lo político en nombre de la política. Lo político es lo jerárquico, tanto a nivel de empresas como de instituciones. Las empresas son jerárquicas porque hay una división entre dirigentes y ejecutores. Castoriadis rompe con el marxismo y su teoría del valor y de la plusvalía como eje central de su denuncia al capitalismo. El problema no era la propiedad privada de los medios de producción sino la gestión privada: el beneficio era una consecuencia de esta división. En la URSS no había un Estado Obrero degenerado, como formulaban sus antiguos camaradas troskistas, sino un Capitalismo burocrático. Entre los dirigentes del PC soviético y los capitalistas de los países capitalistas existía una jerarquía similar, el mismo fondo con diferentes formas. Supo ver que el capitalismo acabaría en manos de una burocracia de ejecutivos, que serían los que decidirían sobre empresas multinacionales o entidades financieras. Su función crítica se basa en un criterio y este criterio tiene que ver con la finalidad que asigna el ser humano, que es el desarrollo de la autonomía. Autonomía quiere decir dotarse de las propias leyes, es decir de las propias normas. En este sentido es normativo, ya que propone lo que va a favor de la autonomía, que no es otra cosa que la democracia. La democracia no es un procedimiento, es un régimen que está formada por personas autónomas. Estos ciudadanos tienen capacidad de decidir sobre sus propias normas y sobre las normas de la sociedad, Son creativos porque son a la vez autocríticos y autonormativos, lo cual les hace responsables del seguimiento de estas leyes de las que ellos mismos se han dotado. Hay una clara influencia, no demasiado considerada, ni por él mismo ni por sus estudiosos, de Spinoza. Spinoza habla del poder de las personas, que se unifican en un poder común. Obedecer las leyes no es servidumbre, es libertad porque uno mismo a colaborado en su formación y decisión. Obedecer a otro o las leyes de los otros, sí es servidumbre Este planteamiento de Spinoza, crítico y normativo, anticipa el análisis y la propuesta de Castoriadis.
Por otro lado tenemos a Jacques Rancière. Para Rancière la democracia es un movimiento emancipatorio que busca la igualdad política. En contra del tópico de la democracia ateniense como un dominio de las clases dominantes Rancière considera que lo que representa es el acceso de los trabajadores pobres libres al gobierno de la Polis. Es una práctica política, democrática, contra el orden policial jerárquico establecido por las clases dominantes atenienses. La filosofía sería entonces una reacción a este poder democrático. La filosofía política aparecerá así, para Rancière, como una reacción policial a la democracia. Será entonces una filosofía del orden, esencialmente normativa, que utiliza la crítica como arma antidemocrática. La democracia no es una filosofía, ni tan siquiera un discurso. Es una práctica de los sin-parte, de los excluidos de este orden. Platón lo dice claramente : los trabajadores que se ocupen de sus oficios, que ya tenemos a los sabios para gobernar con leyes, es decir, con normas. Pero las sociedades actuales contemporáneas no son un Estado de excepción permanente, nos advierte Rancière.
Rancière tiene una formación althusseriana. Althusser presenta también un núcleo crítico fuerte y una normativa igualmente dura. Pero la crítica en Althusser no es la misma que utilizará posteriormente Rancière, una vez superada la influencia de su maestro. Para Althusser hay una distinción entre ciencia ( marxista) e ideología que delimita los campos de la crítica con claridad. La ideología es falsa consciencia, es ocultación de los procesos reales. El marxismo es el materialismo histórico, la ciencia del núcleo de la sociedad y de sus cambios, la lucha de clases. El movimiento de la historia, que no tiene sujeto, necesita de una clase revolucionaria dirigida por una vanguardia para acabar con el capitalismo y facilitar la transición del socialismo al comunismo a través de la dictadura del proletariado. Hay una normativa de como organizarse ( modelo leninista), de la toma del poder y de la finalidad del proceso. Lo que Rancière cuestiona es la cientificidad de una teoría política, lo cual lleva implícita un cuestionamiento de la posición platónica. Y también una defensa implícita de Protágoras al considerar la política como una cuestión de opinión ( doxa). Para Rancière cualquier intento de situar la política en el terreno de la ciencia es una manera de justificar un orden policial. Es lo que considera que hace Althusser. Rancière reivindicará la política como suplemento, como lo que ocurre cuando algunos reivindican nuevos lugares y derechos. La sociedad necesita orden y policía, no política. En este sentido la política sería crítica y la policía normativa.
Encontramos así en ambos un planteamiento de la democracia como emancipación. La democracia ateniense es también para los dos la referencia originaria. Consideran igualmente las sociedades llamadas democráticas como oligarquías liberales con elementos democráticos. la alternativa para Castoriadis es una sociedad democrática, basada en la autonomía individual y en la autogestión colectiva. Una democracia directa donde los ciudadanos crean sus leyes y sus instituciones y se ven obligados a seguirlas. Esto es, para Rancière, un imposible porque volvería a imponerse un nuevo orden en el que habrían excluidos y porque el conflicto es inevitable. Rancière se mantiene en la defensa de la democracia como movimiento emancipatorio en un movimiento que nunca concluye.
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