Reseña
Slavoj Zizek
una introducción
Antonio J. Antón
Fernández
Hace casi 10 años escribí en "El
Viejo Topo" un artículo con este título. Como Antón
Fernández, el joven autor del libro recuerda, fué uno de los
primeros artículos que hablaba de este filósofo esloveno en nuestro
país. Mucho ha llovido desde entonces y muchos libros se han
traducido al castellano, tanto por parte de editoriales
latinoamericanas como españolas. Muchos libros se han escrito
también, sobre todo en inglés, sobre Zizek. Pero que yo sepa no hay
ningún libro introductorio en castellano, hasta el presente.
Curiosamente hay un artículo introductorio en catalán que yo mismo
escribí en el libro Marges de la filosofía con el título de
"Slavoj Zizek, la filosofia com espai radical". Antonio J.
Antón Fernández es licenciado en filosofía, traductor, director de
la edición española de la revista Transform! Y militante comunista.
ES su segundo libro ( el primero, que escribió con david Becerra fue
"Miguel Hernández: la voz d ela herida". Entre sus
traducciones están algunos de los libros de Zizek traducidos al
castellano.
Bienvenido sea, por tanto, un libro
sobre Zizek. Porque este filósofo es polémico, incontinente,
excesivo, pero uno de las mentes críticas más interesantes del
panorama filosófico actual. Ahora bien, hay que decir que cualquier
libro sobre Zizek es un libro fallido. Lo es porque Zizek trabaja
filosóficamente sobre unas bases teóricas muy complejas. Esto
quiere decir que para entenderlo hay que partir de un conocimiento de
la triada Lacan-Hegel-Marx, que como bien señala Antón Fernández
son sus referencias indispensables. Me voy a centrar sobre todo en el
tema de Lacan por dos razones : en primer lugar porque lo conozco
mejor pero sobre todo porque Zizek es, por encima de todo, un
lacaniano. Esto nos sitúa en la primera paradoja. ¿ No será Lacan
el Gran Otro de Zizek ?. Porque nuestro filósofo no cuestiona nunca
al psicoanalista francés, es siempre para él el punto de partida.
Esto contrasta con el estilo fresco, inococlasta y heterodoxo del
provocador Zizek de una manera sorprendente. Pero no sólo esto, ya
que como el mismo Zizek reconoce la vía que ha tenido para entender
a Lacan es su yerno y heredero institucional, Jacques-Alain Miller.
Pero si la virtud de Miller es hacer más comprensible el lenguaje
insoportablemente barroco de lacan su vicio es que lo transforma en
un sistema. Y esto se nota, siguiendo la paradoja, en el
antisitemático Zizek, que todavía lo quiere sistematizar más. Esto
se nota cuando, por ejemplo, subdivide la tríada
Real-simbólico-imaginario en un Real-Real, en un Real.simbólico, en
un Real-imaginario y lo mismo con lo simbólico y lo imaginario.
Antón Fernández elabora una síntesis imposible de la influencia
lacanina. Lo hace con la máxima precisión. La única crítica es
que el registro imaginario me parece que recibe un trato en el que
falta el que creo que es su elemento fundamental, que es ser una
señuelo, una fuente de ilusión. Y, por el contrario, recibe un
lugar excesivo en las dificiles nociones de fantasía o de
objeto a.
La lectura de Antón Fernández es,
básicamente, una lectura política. Se nota que es el aspecto que le
interesa más y está bien. Porque además es el propio Zizek el que
se va centrado progresivamente en la política y dejando d elado las
otras cuestiones que le han acompañado, como la crítica más
específicamente cultural o sus brillantes análisis sobre el cine.
El elemento que recibe un lugar central es, además, el de la
ideología. Lo cual está bien porque es un tema recurrente de Zizek
que tiene para él además una dimensión claramente política. Se ve
a través de él cómo la influencia de Althusser está presente en
Zizek. No solo en el tema de la ideología sino en el propio tema de
la lucha de clases. Me parece que el filósofo esloveno recupera la
afirmación polémica de Althusser de que la lucha de clases es el
antagonismo radical de nuestra sociedad y que es un elemento
estructural que existe más allá de las circunstancias empíricas.
Es decir, que aunque la clase explotada en el capitalismo no sea
consciente que está explotada ni luche por resistirse o por
transformar la sociedad, esta lucha existe porque el antagonismo de
intereses lo hace como la división básica del capitalismo. Hay
también un análisis muy interesante por parte de Antón Fernández
de los cambios de la posición de Zizek respectoa la democracia. Si
en el contexto del socialismo burocrático en que se forma la
democracia es el significante central poco a poco Zizek lo va
desplazando a un lugar problemático. Lo va identificando cada vez
más con el elemento clave de lo que él llama la farsa liberal. Esto
le separa de otro filósofo con el que tiene un fructífero debate,
que es Jacques Rancière, al que acusa de caer en una política pura
olvidándose que lo fundamental, como dijo Marx, es la política
económica. Falta quizás en el libro un análisis nás a fondo del
que es en estos momentos el otro filósofo que está más presente en
su postura actual, que es Alain Badiou, aunque muy certeramente está
presente en el epílogo. Antón Fernández cita finalmente el lugar
fundamental que para Zizek ocupa Lenin, que es la referencia política
central de Zizek. Lo es por la noción que defiendo de arriesgar lo
imposible a través de un Acto que rompa las coordenadas de lo que la
ideología te presenta como posible. Hay aquí una noción muy fuerte
de vanguardia, quizás también bajo influencia althusseriana. El
autor del libro cita igualmente la analogía que hace Zizek siguiendo
a Lacan del discurso del analista, frente al discurso del amo, el
discurso universitario y el discurso histérico. Zizek retoma esta
formulación de Lacan, que para mí es bastante excesiva de una forma
todavía más excesiva. La comparación, ni tan siuiera analógica,
entre la posición del analista y la del revolucionario, me parece
desmesurada. Llego aquí a lo que sería mi crítica a Zizek, un
pensador del que por cierto ( como el mismo Antón Fernández) he
aprendido mucho: su furor excesivo. Ya Lacan recogía esta
advertencia de Freud, que el mismo no siguió. Pero Zizek peca de
incontinencia de una forma, para mí, evidente. Este es su principal
defecto. Pero como no hemos de ser sus seguidores aprendamos de sus
virtudes, que no las voy a decir porque debe ser el lector el que las
aprecie.
El libro de Antón Fernández era sin
duda un libro necesario y útil. Ahora bien ¿ útil para quién,
podemos preguntarnos ? Yo más bien diría para los que ya están
leyendo a Zizek. Este es para mí el papel de estas introducciones.
Que alguién que conoce bien al pensador, que lo ha trabajado a
fondo, comparta una reflexión sobre su obra abierta con los que lo
están conociendo.
Buenos dias Luis..
ResponderEliminarMe detengo en este párrafo:
" La comparación, ni tan siquiera analógica, entre la posición del analista y la del revolucionario, me parece desmesurada. ..".
¿Serías tan gentil en abundar?
El analista sin lugar a dudas "revoluciona", solo que desde el Edipo re-instala al sujeto en un resentido reformismo conciliador....
Cariños.
Bueno, me parece que son dos cosas totalmente diferentes. Yo no soy analista, me he analizado sin acabar el análisis. El psicoanálisis me parece una aportación teórica interesante, imprescindible. Hay que recoger, sin dogmatismos, las aportaciones de Freud, melaine Klein, Winnicok y Lacan, para ir entendiendo desde diversos frentes algo tan complejo como la realidad psíquica. Respecto a la práctica tengo muchas dudas. Se establece un relación de poder para la que no me convence la explicación de los lacanianos. Freud me parece que era mucho más prudente. No s eplanteaba el psiconálisis en sentido casi iniciático como los lacanianos. Yo me analicé con un lacaniano. Esto no quita que el análisis como trabajo interior sea interesante. Pero no de la misma manera para todos. Ni no para todos. Depende para quién y para lo que lo quiera. Zizek coge los cuatro discursos de Lacan : el del Amo, el de la histérica, el universitario y el del analista. Fuerza la comparación. El del amo y el universitario es el discurso del poder en sus dos formas. El de la histérica es el del revolucionario que pide lo que no le pueden dar. ¿ Y el analista ? Zizek continua creyendo en la vanguardia revolucionaria y tiene que encontrar en lacan, que no tenía nada de revolucionario, una explicación. Zizek puede ser genial pero tiene un Amo-maestro y este se llama Lacan.
ResponderEliminarUn abrazo querida, espero tu respuesta, seguro que tienes cosas muy interesantes que decir.
Luis, todos tenemos un amo-maestro, aunque no lo distingamos por cuanto "condensado", metamorfoseado...como en un trabajo onírico encubridor ...
ResponderEliminarZizek sobre la plataforma de Lacan se lanza hacia vuelos siderales..
¿Vanguardia revolucionaria" Luis?...Instrúyeme por favor...
Deleuze ya no sabe que decir, no puede negar y propone un Esquizoanális, una desintegración un cuerpo sin órganos, para llegar a la "manida" revolución...
Me limito a leer discursos repetidos amigo...Lamento no resultar interesante, amigo; pero es que me ha desinteresado el travestismo revolucionario...
Esw cierto que todos tenemos amos.maestros troceados y tranfasormados. Pero el problema es tener un Amo-Maestro. Bueno, en todo caso Zizek es productivo. Bueno, coloco un post en el que con un amigo hicimos un análisis de la cuestión. Lo coloco en la página central.
ResponderEliminarLa revolución es para mí una idea superada. De hecho el mismo Deleuze dice que todas las revoluciones acaban con nuevas formas de dominio. Es una idea que no me interesa, como atí. Es la parte menos interesante de Zizek.
Lo que dices, Inés, simepre es interesante, tu nunca te limitas a repetir.
Un abrazo
Luis