Imágenes políticas
Raymond
Depardon
(
traducción y edición de Javier Bassas Vila )
Madrid
:Ediciones Casus belli, 2012
Escrito por Luis Roca Jusmet
Escrito por Luis Roca Jusmet
He de
transmitir en primer lugar el goce que me supuesto a mí, poco
aficionado a la fotografía, este libro, que no es otra cosa que un
recorrido selectivo de un fotógrafo a través de su obra. Que no es
poco : no sólo por la categoría del fotógrafo, Raymond Depardon (
Villefranche-su-Saône, Francia, 1942) sino también por las
reflexiones propias y la de Jacques Rancière sobre su obra.
Estas dos imágenes, tan conocidas como conseguidas, de Michel Foucault y de Gilles Deleuze, fueron captadas por Depardon.
Imágenes políticas. No imágenes morales sino imágenes políticas. La moral produce sentimientos de indignación delante de un verdugo y una víctima. Nos hace identificarnos con la víctima y rechazar al verdugo. De esta manera nosotros del lado de la justícia. Pero esto no es lo que quiere generar Depardon. No es efectista y hay que serlo para querer producir indignación. La palabra moral no parece en los escritos y comentarios de Depardon. Aparecen, en cambio las palabras ética y política. La ética tiene que ver con la posición del fotógrafo. Ética es su defensa de la libertad, autonomía y responsabilidad del fotógrafo, tanto delante de los Estados, como delante de las empresas como también de "los derechos a la propia imagen". Es un garantismo excesivo porque impide al fotógrafo captar lo que considera necesario. Para él cada fotografia debe ser un decisión ética y política del fotógrafo, que capata lo visible. La sustracción jurídica de este derecho del fotógrafo elimina el propio estatuto del fotógrafo veraz, que quiere decir algo. Es un precio demasiado alto. La política está en las imágenes. Porque todo es político, todo tiene que ver con la manera como está organizada la sociedad, con lo público, con su deber de igualdad. Aquí Rancière le corregiría : el orden establecido con su distribución de cuerpos es lo policial, la lucha por la igualdad es lo político. Volvemos a las fotografías de Departon : lo que quiere es mostrar lo que hay no lo que pensamos que debería haber. Pero esto no quiere decir que quiera darnos una visión fatalista de lo real. En absoluto. Muestra lo que hay en su contingencia. Es decir, las cosas son así pero podrían ser de otra manera. Esto es lo político. Saber que los cuerpos están en el lugar que se les ha asignado pero quizás podrían estar en otro. Estos cuerpos humanos, sensibles y hablantes podrían cambiar con su acción.
Estas dos imágenes, tan conocidas como conseguidas, de Michel Foucault y de Gilles Deleuze, fueron captadas por Depardon.
Imágenes políticas. No imágenes morales sino imágenes políticas. La moral produce sentimientos de indignación delante de un verdugo y una víctima. Nos hace identificarnos con la víctima y rechazar al verdugo. De esta manera nosotros del lado de la justícia. Pero esto no es lo que quiere generar Depardon. No es efectista y hay que serlo para querer producir indignación. La palabra moral no parece en los escritos y comentarios de Depardon. Aparecen, en cambio las palabras ética y política. La ética tiene que ver con la posición del fotógrafo. Ética es su defensa de la libertad, autonomía y responsabilidad del fotógrafo, tanto delante de los Estados, como delante de las empresas como también de "los derechos a la propia imagen". Es un garantismo excesivo porque impide al fotógrafo captar lo que considera necesario. Para él cada fotografia debe ser un decisión ética y política del fotógrafo, que capata lo visible. La sustracción jurídica de este derecho del fotógrafo elimina el propio estatuto del fotógrafo veraz, que quiere decir algo. Es un precio demasiado alto. La política está en las imágenes. Porque todo es político, todo tiene que ver con la manera como está organizada la sociedad, con lo público, con su deber de igualdad. Aquí Rancière le corregiría : el orden establecido con su distribución de cuerpos es lo policial, la lucha por la igualdad es lo político. Volvemos a las fotografías de Departon : lo que quiere es mostrar lo que hay no lo que pensamos que debería haber. Pero esto no quiere decir que quiera darnos una visión fatalista de lo real. En absoluto. Muestra lo que hay en su contingencia. Es decir, las cosas son así pero podrían ser de otra manera. Esto es lo político. Saber que los cuerpos están en el lugar que se les ha asignado pero quizás podrían estar en otro. Estos cuerpos humanos, sensibles y hablantes podrían cambiar con su acción.
Como
dice Rancière lo que dice nuestro fotógrafo es : "esto es".
Podría haber otra cosa pero es lo que hay y lo que hay es, sobre
todo, injusticia y dolor. Pero no es la injustícia del moralista
indignado sino algo más primario, que nos incumbe a todos. La
filósofa Judith Shklar escribió un libro sobre los rostros de la
injusticia. Decía algo interesante : se ha hablado mucho de la
justicia y poco de a injusticia. Seremos poco platónicos : la
injusticia no implica una noción previa de injusticia. "Todo es
tan injusto desde hace tanto tiempo", nos dice Departon. No se
trata de la compasión, quizás de este sentimiento de humanidad del
que nos hablaba Hume. No es identificarse con el sufrimiento del
otro, sufrir con él porque el otro no quiere ni sufrir él. ¿ De
que le sirve nuestra expiación ? Departon hizo películas y una de
ellas hablaba de África, de los africanos y se llamaba "¿ Cómo
te va con tu dolor ?". No hay que exhibirlo, hay que respetarlo
manteniendo una distancia. La distancia es fundamental, hay que
mantenerla porque es el respeto al otro. No hay que buscar la
catarsis. A veces es el horror lo que se muestra, es lo insoportable.
A
Rancière le encanta lo que hace Raymond Depardon porque rompe las
fronteras entre la fotografía, el cine, el texto. Es el arte que
rompe las barreras entre los géneros. Como la
filosofía, según la definición de Rancière: un discurso entre
los discursos, que rompe los límites entre las disciplina.
No puedo
acabar el elogio a este extraordinario documento sin completar la
triada. Raymond Departon, Jacques Rancière y Javier Bassas Vila,
traductor y editor de esta pequeña joya. Departon es el amo, por
utilizar una expresión de los adolescentes. Pero ha tenido buena
compañía. Y se nota.
No hay comentarios:
Publicar un comentario