Escrito por Luis Roca Jusmet
Nuestro polémico Zizek nos plantea en este video una cuestión interesante, que es la de problematizar el concepto de felicidad. Ya Michel Foucault contestaba en una entrevista cuando le preguntaban por la felicidad que no tenía nada que decir porque esta palabra era una quimera, no quería decir nada, más allá de un ideal imposible o una banalidad.
De todas maneras sigo pensando que es un término que resulta útil en la medida en que entendamos por ello lo que decía John Stuart Mill, que era aquello que deseamos los humanos. Es decir, que Mill ya desmarcaba la felicidad de la satisfacción criticando a su maestro Jeremy Bentham. porque Bentham sí que parece que planteaba la felicidad en términos de satisfacción, es decir, máximo placer y mínimo dolor. justamente Mill le critica el que los humanos tienen un deseo que va más allá de la satisfacción. "Más vale ser un Sócrates satisfecho que un cerdo satisfecho" decía Mill. Con ello quería plantear dos cuestiones : la primera es que la felcidad, en el caso humano, debe plantearse en términos cualitativos y no cuantitativo. La segunda es que el deseo humano no se reduce a la satisfacción. Mill decía además que la felicidad no era un ideal sino algo vivo y concreto. Es decir, que cuando hacemos lo que nos gusta es esto la felicidad. Lo cual significa que la felicidad es un conjunto inestable de actividades, de actos. Algo heterogéneo y frágil que cada humano va definiendo desde su singularidad.
Lo cual nos podría llevar al psicoanálisis y a Lacan.Este también polémico psicoanalista francés ( y maestro absoluto de Zizek) plantea que el deseo es la diferencia entre la demanda y el goce. Es decir que los humanos siempre pedimos algo ( una demanda que siempre es demanda de amor, dice Lacan, pero que podríamos llamar demanda de felicidad) que nunca acabamos de encontrar. El deseo no sería por lo tanto de felicidad, como dice Mill ( a ello le llamamos demanda) y el deseo es este resto indestructible. Es lo que mueve a Sócrates a no ser "este cerdo satisfecho".
Lo cual nos conduciría a la felicidad como un ideal imposible.
El deseo nos hace humanos.
Hay otra opción que sería la la felicidad como un estado al que se llega a partir de una transformación interna. Sería la ataraxia de los epicúreos, la apatheia de los estoicos, el nirvana de los budistas, la beatitud de Spinoza. ¿ Posible ?
Lo interesante sería que deberíamos corregir aquí la idea que este estado de felicidad elimina el deseo. Lo que elimina es la demanda. ¿ Donde queda entonces el deseo ? Esta sería la cuestión.Y yo no tengo la respuesta, por supuesto.
Pero quizás la respuesta a Zizek podría ser que hacer d ela vida una experiencia interesante es, como dice Mill, una de las opciones de la felicidad.
Como no he accedido a este estado interno en el que la felicidad no depende de nada externo, afirmo más humildemente intento conseguir una cierta autonomía interna, una serenidad que me permita una cierta autonomía de lo que ocurre en el mundo pero que sigo dependiendo de lo que ocurre en este mundo. Por otra parte comparto con Mill la idea de que somos felices haciendo aquello que queremos. Pero el deseo, como apuntaba Lacan, se esconde y no se manifiesta en los aspectos superficiales de nuestras demandas.
Después e la lectura de "Menos que nada" de Zizek creo haber comprendido
ResponderEliminarque la pulsión está siempre ahí, dando vueltas eternamente en torno al objeto y
eso no tiene remedio, es estructural en nuestra vida.
En cuanto a las diversas definiciones de felicidad, sí, si no dependiéramos de lo externo a nosotros
seráimos auténticos marcianos, dependemos. La cuestión está en modular la dependencia.
Yo no he leído el libro, tengo demasiadas cosas que leer y quedé algo saturado de Ziziek. te todas maneras de los casi libros suyos que he elído me quedo con dos : uno antiguo ( "Mirando al sesgo") y otro más reciente ( "Visión de paralaje"). Sobre este último intentaré dar un seminario el trimestre que viene. una abrazo.
EliminarPara mí la felicidad es sentirme vivo y fuerte. Estoy con Zizek y con todo lo que dice salvo con una cosa, que es la felicidad el acto simbólico de proclamarla, así de simple y de complejo, yo soy feliz, tengo de tanto en tanto nudos gordianos y borromeos que desatar, pero estoy vivo y aún fuerte, los sigo desaciendo, y de paso hago o intento hacer el bien a los demás, al Mundo, al Universo, para mí ese planteamiento de la felicidad me da mi "¿Felicidad?" simbólica pero tan real.
ResponderEliminarY lo de la amante es así exactamente, yo, como histérico no necesito en una crisis más que un par de películas pornográficas y una nueva vuelta de tuerca de mi deseo, que sin duda se produce acto seguido, pero si fuera un neurótico-obsesivo con deseos de tener una amante sabría o lo sé ahora, esa es la paradoja, que mi amante sería un simple alargamiento de mi mujer, mi verdadero amor.
Lógicamente, si perdiera a mi mujer perdería inmediatamente a mi amante, en parte también porque la amante me habría elegido "a dos" a mi con mi mujer, por el complejo de Edipo en que suelen estar las personas que se encallan en un amor de este tipo, siendo mujeres.
En fin, que coincido completamente con Zizek salvo el hecho de lo simbólico de la felicidad, que deja de serlo para ser con mayúsculas Felicidad.
Ahora voy a leer tu artículo, lo he dejado para el final porque el ver el vídeo se me habían ocurrido varias ideas que ya te he expuesto.
Vicent Adsuara i Rollan
Y hay otro tema, la Humanidad y fluctuando en ambos sentidos, está formada por personas cabreadas y otras insatisfechas, las cabradas son los normâles, normachos, normópatas, capitalistas; las insatisfechas las mujeres o histéricos, ya sean estas hombres o mujeres, sin connotaciones sexuales, recuerda la teoria Queer.
ResponderEliminarPues bien la felicidad no es llegar a una Ïtaca o sociedad celestial comunista o solución final, sino un estar aceptando con agrado la "falta", la imperfección de todo sistema, incluso sin ser un normacho o normal, sin conceptualizar las cosas y la realidad, sino en la histeria femenina.
Yo tengo una frase que fue la culminación de mi análisis que dice: El síntoma es la urgencia del deseo debido/da al desconocimiento del goce.
El síntoma és la urgència del desig degut/da al desconeixement del gaudi.
Con los tres registros, el catalán-valenciano, el castellano i la falta de ortografía que supone escribir en catalán-valenciano "síntoma".
Tiene infinitud de explicaciones, pero te diré una de ellas que viene bien al tema de la felicidad, y es que en el desconocimiento del "otro", en mi caso del "goce" es donde radica el caminar del galgo que soy yo detrás de mi liebre, la Felicidad y ese caminar es también o sólo él la Felicidad con mayúsculas.
Vicent Adsuara i Rollan