Escrito
por Luis Roca Jusmet
Es
interesante pensar la diferencia entre una relación por vía virtual o por via…¿presencial
? No me parece un término preciso porque si estableces una relación virtual
también estás presente. Tampoco podríamos decir que cambia lo simbólico o lo
imaginario. Nos relacionamos a través de palabras que emitimos desde la voz y
tenemos, a través de la mirada, una imagen del otro.
En
un encuentro virtual somos sujetos con un cuerpo que nos relacionamos con el
otro a través de una pantalla. El cuerpo es el soporte desde donde hablamos y
percibimos. Pero nuestro cuerpo podría reducirse a un cerebro. El
protagonista
de “Johnny cogió su fusil” podría tener encuentros virtuales. Pero es un caso
terrible que roza lo insoportable. Quizás hoy podría tener prótesis.
Lo
cual nos da una primera pista, que es la distinción entre un cuerpo y una máquina,
que es justamente la que no contemplaba Descartes. Desde una concepción
dualista como la suya la diferencia entre una relación virtual y no virtual
sería secundaria. Porque la mente puede estar tan activa en un caso
como
en otro. Incluso los afectos. Podríamos tener una relación virtual cotidiana
mucho más interesante e intensa que una no virtual (que todavía no hemos sabido
nombrar).
La pregunta es clara. ¿Qué es entonces lo que perdemos en una relación virtual?
Perdemos el cuerpo en su dimensión real. Queda el cuerpo simbólico, es decir el
cuerpo que habla y del que hablamos. Queda el cuerpo imaginario, es decir el
cuerpo-imagen que podemos ver e imaginar. Pero el centro se desplaza a otro
lugar. Se desplaza a la mente como el centro desde el cual nos
relacionamos.
Es el sujeto-mente el que interactúa. Es la concepción cartesiana radicalizada.
Un sujeto-mente que utiliza máquinas, desde su cuerpo hasta su ordenador.
Este
cuerpo real que perdemos en lo virtual es el cuerpo como centro de nuestra
experiencia. Como decía Spinoza somos cuerpo con una idea de sí mismo, que es
la mente. Que la mente es idea del cuerpo no quiere decir que
la
mente sea la representación del cuerpo, como interpreta Antonio Damasio.
Quiere
decir que somos una potencia que se manifiesta como mente y como cuerpo. ¿En
una relación virtual disminuye la potencia del cuerpo? Porque esto ocurre
también
cuando leemos un libro, cuando escuchamos música o cuando miramos una película. Entonces no hemos de
considerar lo que ocurre con el cuerpo en términos de movimiento/reposo ni en
términos de contacto desde la piel. Es algo más profundo y enigmático lo que se
pierde. Algo relacionado con el cuerpo como misterio. Porque quizás es en el
cuerpo donde se resumen
todas
las preguntas sobre la existencia y la condición humana. Algunos filósofos,
como Schopenhauer, Nietzsche, Merleau Pony o Michel Foucault han
querido
llevar la filosofía de a la corporalidad. Igual que hicieron, a su manera, Freud
y Lacan.
En
todo caso hay que ir de la idea de un sujeto con cuerpo, propia de Descartes,
al un cuerpo subjetivado, que va del planteamiento de Spinoza al de Merleau-Ponty.
O al del interesante biólogo Francisco Varela cuando habla del cuerpo. El
budismo zen, escuela soto, centra su práctica en el zazen. Es el cuerpo, en una
determinada posición, con una precisa gestualidad y respirando
la
base de esta meditación.
Algo se pierde y este algo tiene relación con el cuerpo real, cuerpo del goce y
del padecimiento, cuerpo desde el que experimentamos lo vivido. Sobre esto
que
se pierde hay que reflexionar en profundidad y con matices.