Una ética para laicos
Richard Rorty
Presentación de Gianni Vattimo
( traducción de Luciano Padilla López)
Ed. Katz, 2009, 41 páginas
Escrito por Luis Roca Jusmet
Este pequeño libro tiene la virtud de introducir de una forma clara y accesible para los no iniciados un tema de ciudadanía que académicamente pertenece a la filosofía. Personalmente no me canso de repetir que hay temas de disciplinas específicas ( como también de las ciencias sociales, por ejemplo) que no pueden quedarse en manos de los expertos porque son imprescindibles para la ciudadanía democrática activa. Por esto está bien que los que trabajan de manera rigurosa y crítica estos temas sepan darle un formato didáctico que permita a los interesados no iniciados formar un criterio propio. Esta es la condición para el imperativo ilustrado del sapere aude ( piensa por ti mismo)
Con esta óptica tenemos que aproximarnos a este libro. No es un tratado en profundidad sobre la relación entre ética y religión o sobre la polémica, más interesante aún, entre el relativismo y el universalismo moral. Pero sí puede servir como un texto introductorio de iniciación a estos temas. Tampoco nos permita entrar en polémica con la teoría ética de Richard Rorty ( 1931-2007), que es sin duda un filósofo relevante del último cuarto del siglo XX. Con Rorty, igual que con Vattimo que lo presenta, pasa una cosa muy propia de la época y del país, que es la idealizar a los pensadores de moda para luego defenestrarlos. Cuando quedaba bien ser postmodernista todo eran alabanzas y ahora que ocurre lo contrario todo son críticas. Ni tanto ni tan poco, sobre todo con Rorty ( de Vattimo no creo que quede nada en el futuro). Su primer libro reconocido, “La filosofía y el espejo de la naturaleza” fue un escrito interesante que valdría la pena recuperar con una traducción un poco más decente que la única que disponemos en castellano. “Consecuencias del pragmatismo” también fue un texto renovador de esta tradición filosófica, poco conocida en nuestro país. “Contingencia, ironía, solidaridad” era una propuesta que supo introducir una polémica fecunda sobre cuestiones de ética contemporánea y que intenta un encuentro del pragmatismo con Wittgenstein y Heidegger.
El texto de Rorty intenta recuperar lo mejor de la tradición anglosajona del liberalismo moral ( en la línea de John Suart Mill) en contra de la tradición moral católica
(representada por Benedicto XVI). Rorty defiende un relativismo ético-moral moderado que políticamente conecta con lo que llama la democracia social. El único absoluto que plantea que es la felicidad humana, lo cual me parece un buen planteamiento en contra de una fundamentación metafísica o teológica de la moral. Lo que ocurre es que hay que sacar conclusiones políticas más claras y radicales que las que extrae Rorty a causa de su liberalismo. Su desencanto por el marxismo le lleva a no atreverse cuestionar el capitalismo y las oligarquías liberales que las gestionan, cuya lógica va en contra de la felicidad común.
En este sentido volvemos al tema de las verdades y Rorty no acaba de desembarazarse del dogma positivista (al que tan bien criticó en su teoría del conocimiento) que separa los hechos de las preferencias, donde sitúa las opciones éticas, morales y políticas. Creo que podemos llegar a verdades morales pero de una naturaleza diferente, por supuesto, que las verdades científicas. Porque aquí surge otra cuestión que no plantea Rorty y que me parece clave que es la necesaria discriminación entre ética y moral, que creo que pueden corresponderse con el arte de vivir y los principios normativos hacia los otros.
La conclusión final de Rorty me parece, de todas maneras, la mejor: hay que superar la oposición entre la verdad universal y el relativismo del “todo vale”y que esta superación no la encontraremos a partir de afirmaciones abstractas sino desde una reflexión crítica basada en la historia humana. Lo que falta es una opción política crítica y radical que no se reduzca a este liberalismo abstracto que propone el mismo Rorty y que ciertamente lo desluce en relación con sus propuestas epistemológicas o éticas
Richard Rorty
Presentación de Gianni Vattimo
( traducción de Luciano Padilla López)
Ed. Katz, 2009, 41 páginas
Escrito por Luis Roca Jusmet
Este pequeño libro tiene la virtud de introducir de una forma clara y accesible para los no iniciados un tema de ciudadanía que académicamente pertenece a la filosofía. Personalmente no me canso de repetir que hay temas de disciplinas específicas ( como también de las ciencias sociales, por ejemplo) que no pueden quedarse en manos de los expertos porque son imprescindibles para la ciudadanía democrática activa. Por esto está bien que los que trabajan de manera rigurosa y crítica estos temas sepan darle un formato didáctico que permita a los interesados no iniciados formar un criterio propio. Esta es la condición para el imperativo ilustrado del sapere aude ( piensa por ti mismo)
Con esta óptica tenemos que aproximarnos a este libro. No es un tratado en profundidad sobre la relación entre ética y religión o sobre la polémica, más interesante aún, entre el relativismo y el universalismo moral. Pero sí puede servir como un texto introductorio de iniciación a estos temas. Tampoco nos permita entrar en polémica con la teoría ética de Richard Rorty ( 1931-2007), que es sin duda un filósofo relevante del último cuarto del siglo XX. Con Rorty, igual que con Vattimo que lo presenta, pasa una cosa muy propia de la época y del país, que es la idealizar a los pensadores de moda para luego defenestrarlos. Cuando quedaba bien ser postmodernista todo eran alabanzas y ahora que ocurre lo contrario todo son críticas. Ni tanto ni tan poco, sobre todo con Rorty ( de Vattimo no creo que quede nada en el futuro). Su primer libro reconocido, “La filosofía y el espejo de la naturaleza” fue un escrito interesante que valdría la pena recuperar con una traducción un poco más decente que la única que disponemos en castellano. “Consecuencias del pragmatismo” también fue un texto renovador de esta tradición filosófica, poco conocida en nuestro país. “Contingencia, ironía, solidaridad” era una propuesta que supo introducir una polémica fecunda sobre cuestiones de ética contemporánea y que intenta un encuentro del pragmatismo con Wittgenstein y Heidegger.
El texto de Rorty intenta recuperar lo mejor de la tradición anglosajona del liberalismo moral ( en la línea de John Suart Mill) en contra de la tradición moral católica
(representada por Benedicto XVI). Rorty defiende un relativismo ético-moral moderado que políticamente conecta con lo que llama la democracia social. El único absoluto que plantea que es la felicidad humana, lo cual me parece un buen planteamiento en contra de una fundamentación metafísica o teológica de la moral. Lo que ocurre es que hay que sacar conclusiones políticas más claras y radicales que las que extrae Rorty a causa de su liberalismo. Su desencanto por el marxismo le lleva a no atreverse cuestionar el capitalismo y las oligarquías liberales que las gestionan, cuya lógica va en contra de la felicidad común.
En este sentido volvemos al tema de las verdades y Rorty no acaba de desembarazarse del dogma positivista (al que tan bien criticó en su teoría del conocimiento) que separa los hechos de las preferencias, donde sitúa las opciones éticas, morales y políticas. Creo que podemos llegar a verdades morales pero de una naturaleza diferente, por supuesto, que las verdades científicas. Porque aquí surge otra cuestión que no plantea Rorty y que me parece clave que es la necesaria discriminación entre ética y moral, que creo que pueden corresponderse con el arte de vivir y los principios normativos hacia los otros.
La conclusión final de Rorty me parece, de todas maneras, la mejor: hay que superar la oposición entre la verdad universal y el relativismo del “todo vale”y que esta superación no la encontraremos a partir de afirmaciones abstractas sino desde una reflexión crítica basada en la historia humana. Lo que falta es una opción política crítica y radical que no se reduzca a este liberalismo abstracto que propone el mismo Rorty y que ciertamente lo desluce en relación con sus propuestas epistemológicas o éticas
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