Escrito por Luis Roca Jusmet
Vivir no es fácil, para nadie. Las dificultades no son las mismas para todos, por supuesto. El primer problema es sobrevivir. Algunos lo tenemos resuelto al nacer y otros no. Esta es la primera y radical injusticia de la humanidad. Quien necesita preocuparse por la supervivencia no se plantea otros problemas. Lo básico es lo primero. Los seres humanos somos animales complicados y una vez superada esta primera cuestión aparecen otro problema, que es el de cómo vivir.
En las sociedades tradicionales se transmitía un ideal, es decir unas creencias, unos valores, unas normas que asignaban a cada cual un status y un rol social determinados. Uno podía sentirse mejor o peor en este papel, pero los márgenes de decisión eran muy limitados. Había seguridad y poca libertad. Los que se rebelaban debían pagar un alto precio para hacerlo. Eran pocos. Los demás tenían un camino marcado, marcado por los otros, por las normas sociales. la dificultad de vivir estaba, sobre todo, en asumir de la mejor manera posible este papel social que te habían asignado.
Hoy no vivimos en una sociedad tradicional. Todo lo sólido se va disolviendo y la sociedad es cada vez más líquida. La sociedad moderna va avanzando en esta línea. Se pierde seguridad y se gana libertad. Los ideales caen. La responsabilidad se desplaza cada vez más de la sociedad al individuo. Esta es la dinámica social, nos guste o no, la valoremos de una manera o de otra. Todos estamos interpelados. Los totalitarismos ( ideológicos, religiosos, nacionalistas) son manera de escapar para refugiarnos en el grupo y en el líder que decide por todos. En el límite están las sectas, que radicalizan estas huidas hacia adelante.
La libertad da miedo, pero pienso que hay que asumirla. Hemos perdido seguridad pero no podemos desperdiciar lo que hemos ganado. Saber lo que hacer para tener una buena vida lo vamos construyendo mejor o peor. Digo construir ( a veces es destruir) y no descubrir. Como dijo tan sabiamente Antonio Machado, "caminante, no hay camino, se hace camino al andar". Cuando el camino está hecho es que lo han hecho los otros. Por esto considero que no hay que ir por la vida con un mapa ni con un plan cerrado. Pero esto no quiere decir que no necesitemos una brújula, que nos oriente hacia el norte. De esto se trata, de ir construyendo este Norte en cada uno de los aspectos de nuestra vida. Porque si no tenemos un Norte, o somos una bala perdida que no sabe dónde va o una veleta que va donde le llevan los otros
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