Escrito por Luis Roca Jusmet
De viaje familiar por Amsterdam, uno de mis hijos se entusiasmó al ver el anuncio de una exposición de Bansky.
Como íbamos al Museo de Van Gogh sin que fuera negociable y ellos no maifestaban ningún entusiasmo inicial cedimos en su demanda. La verdad es que no sabía quién era el personaje. Me comentó que era el graffitero más famosos del mundo. Fuimos a la exposición.
Bansky es, esto ya se capta solo entrar, un artista con pretensiones de arte crítico. Entiendo por arte crítico una formas artísticas con la finalidad política de cuestionar el orden establecido. Bansky utiliza una forma artística institucionalmente excluida, que es el graffiti. Institucional en un doble sentido : académicamente y legalmente. El graffiti es casi siempre ilegal porque pinta sobre paredes que no tienen esta función. Incluso parece que si se pintan graffitis en lugares establecido como tales pierde su fuerza subversiva. Porque, al margen de su calidad estética, el graffiti tiene una carácter de denuncia social, o por lo menos el que nos interesa, que es el de Bansky. Lo que nos muestra son una serie de imágenes que quieren darnos a pensar de otra manera, que ponen de manifiesto las contradicciones del sistema. ¿ Cuál es la función del arte crítico ? Voy a seguir el lúcido análisis de Jacques Rancière. la estética es emancipatoria en la medida que modifica el reparto de lo sensible. ¿ qué quiere decir con esto ? Quiere decir que lo establecido coloca a cada cual en un lugar jerárquicamente establecido desde el que sentir, pensar y actuar. El arte es emancipatorio en la medida en que nos permite percibir, sentir, pensar y actuar de una manera diferente que la que marcan los poderes dominantes. pero en este sentido deberíamos diferenciar entre la emancipación del artista y la del espectador. ¿ Se libera el artista con su experiencia estética ? ¿ Se libera también el espectador ? En el caso de Bansky la respuesta es clara y precisa : un Sí y un No,
Bansky pinta lo que quiere expresar de una manera totalmente libre donde quiere. No respeta las reglas establecidas. Pinta en cualquier pared, en cualquier lugar en el que quiere expresar algo. Incluso entra en los museos y coloca cuadros propios para cuestionar la propia exposición. Pero es que Bansky hace además unos graffitis con gran valor estético y además dice cosas interesantes. Voy a coger un ejemplo. la fotografía de un graffiti ( porque lo que se expone sobre todo son fotografías de los graffitis, no los graffitis ) en el que aparece una cola de individuos con aspecto antisistema que hacen cola para comprar por 30 euros una camisa que tiene escrito "abajo el capitalismo". Es justamente la imagen que he colocado al comienzo del post.
Perfecto. Denuncia a los consumidores capitalistas que consumen la propia crítica al capitalismo, convertida en un negocio.
Pongámonos ahora en el lugar del espectador, en este caso en el mío, ¿ Soy un espectador emancipado, en el sentido que apunta Rancière ? La respuesta, como he dicho antes, es clara : No. ¿ Por qué ? En primer lugar voy a un museo y tengo que pagar. Si bien los museos implican, como ya señaló el mismo Rancière, una democratización de arte, cuando se paga ya se establece una selección económica. En segundo lugar, cuando vemos en el vídeo al representante de Bansky, el que ocupa su lugar porque él es anónimo e ilegal, aparece el sentimiento de que hay gato encerrado. Gato encerrado porque el artista anónimo e ilegal ha hecho de ello un negocio, y habla en su nombre un representante que podría serlo de una empresa o artista cualquiera. Pero esto es secundario si pasamos a la tercera y cuarta reserva, las auténticamente importantes. La primera es que desde que entras hasta que sales tienes un lugar, un recorrido y unos actos totalmente determinados. es decir, que lo que debes hacer es obedecer. Pero lo peor está por llegar a la salida, cuando puedes comprar todo tipo de objetos de consumo con dibujos de Bansky. Al final te encuentras en un ridículo peor que el que denuncia Bansky en su imagen.
La conclusión es clara. El arte que se pretende crítico con respecto al arte como negocio o consumo y a las propias instituciones solo puede hacerse fuera de las instituciones y del mercado. Si esto es una contradicción o una impostura, cada cual debe decidirlo. Personalmente me limito a considerarlo una contradicción que pone de manifiesto que el arte crítico es integrado en lo mismo que critica. Pero permite pensar de manera crítica, incluso desde esta misma contradicción.
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