
Escrito por Luis Roca Jusmet
Los siete pecados capitales son una clasificación de vicios
mencionados en las primeras enseñanzas del cristianismo. Los formuló
Gregorio Magno. Tomás de Aquino explica que quiere decir "capital"
explicando que es un deseo a la que estamos inclinados y que nos
lleva a muchas acciones negativas. Son en sí negativos y fuente de
otras acciones negativas.
Mi
pregunta es si estos llamados pecados capitales tienen un interés
actual. Es decir si son operativos para referirse a acciones humanas
negativas, más allá de la doctrina cristiana y desde una ética
laica.
Empezaré por el más contradictorio, que es la pereza.
Contradictorio porque ni responde a un exceso ni responde a una
satisfacción. Para entenderla vayamos a otra palabra que se utiliza
originariamente para referirse a este pecado, que es el de
acidia.
La acidia es un término que se utiliza poco.
Normalmente se le traduce como pereza y se le ha considerado uno de
los pecados capitales. Pero dos autores contemporáneos, Michel
Foucualt y Claudio Naranjo, se han referido a él en la actualidad.
Veamos un poema como
introducción :
De la açidia eres messonero e posada,
nunca quieres qu' el ome de bondat faga nada:
desque lo vees baldío, dasle vida penada,
en pecado comiença e en tristesa acabada.
Nunca estás baldío: aquél que una ves atas,
fázesle penssar engaños, muchas malas baratas,
deléytase en peçados e en malas baratas:
con tus malas maestrías almas é cuerpos matas.
Otrosy con açidia traes ypocresía,
andas con grand synpleza penssando pletisía
pensando estás triste, tu ojo non se ersía,
do vees la fermosa, oteas con rraposya.
De quanto bien pedricas, non fazes dello cosa:
engañas todo el mundo con palabra fermosa,
quieres lo que el lobo quiere de la rapossa:
¡abogado de fuero, oy' fabla provechossa!
nunca quieres qu' el ome de bondat faga nada:
desque lo vees baldío, dasle vida penada,
en pecado comiença e en tristesa acabada.
Nunca estás baldío: aquél que una ves atas,
fázesle penssar engaños, muchas malas baratas,
deléytase en peçados e en malas baratas:
con tus malas maestrías almas é cuerpos matas.
Otrosy con açidia traes ypocresía,
andas con grand synpleza penssando pletisía
pensando estás triste, tu ojo non se ersía,
do vees la fermosa, oteas con rraposya.
De quanto bien pedricas, non fazes dello cosa:
engañas todo el mundo con palabra fermosa,
quieres lo que el lobo quiere de la rapossa:
¡abogado de fuero, oy' fabla provechossa!
Juan Ruiz, Arcipreste de Hita, 1320
La acidia viene a ser
una especie de indolencia, de dejadez. Este sería el primer sentido.
Es una pasión negativa y que de hecho no coincide con la definición
de pecado en el sentido de exceso, de deseo excesivo. Se podría, en
parte identificar con trsiteza. Para Spinoza la tristeza es el mal y
en este sentido la acidia sería la peor de las pasiones, la que nos
esclaviza más, la impotencia. Lacan habla de la depresión, por otra
parte, como de una cobardía moral.
Claudio Naranjo incluye
la acidia como la característica principal de sus eneatipos. En otro
artículo del blog, ya explico lo que es el eneagrama. Lo define como
la inercia espiritual. Una persona complaciente, con poca iniciativa,
que se deja llevar. Se refiere a Teofastro, un descriptor excepcional
de los caracteres humanos anterior al cristianismo, cuando habla del
"hombre torpe". Sería la persona simple, sin inquietudes,
conformista, que se conforma con cualquier cosa.
Michel Foucault habla de
la acidia en otro sentido. Lo hace en La hermenéutica del sujeto.
Lo identifica con la dispersión
del espíritu. Es un estado de agitación mental y emocional, de
intenciones y deseos inestables, de cambio permanente de opiniones y
decisiones. Es la inconsistencia, la desestructuración interna.
La
pereza como pecado capital, la acidia, se referiría entonces a tres
aspectos diferentes. La tristeza, la indolencia y la dispersión. ¿
Son negativas ? Totalmente, desde mi planteamiento ético. Porque mi
opción ética se basa en el poder, en la vitalidad, en la alegría,
en la capacidad. Y todo estos e posible desde un centro. El sujeto
debe estar centrado, si no está perdido. Stefan Zwieg hablaba en su
libro La lucha contra el demonio de
las personalidades , como Goethe, y las dispersas, que sin un centro
acaban destruyéndose a sí mismas.
Hay
causas sociales de la acidia, sobre todo en el sentido que señala
Foucault. Es lo que Richard Sennett llama el auge d ela personalidad
narcisista o la corrosión del carácter y lo que Zygmund bauman
llama la sociedad líquida.
acidia es lo que me pasa excelente descripcion de lo que me pasa usted dio en el clavo
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