Immanuel Wallerstein
El moderno sistema
mundial IV. El liberalismo centrista triunfante 1789-1914
( traducción de
Victoria Schussheim )
Madrid ; Siglo XXI España. 525 páginas
Immanuel Wallerstein es
un gigante teórico de nuestro siglo. Defensor de la sociología
histórica como unificación de la falsa división entre las ciencias
humanas, este profesor americano de Sociología reconocido
mundialmente, ha producido una obra escrita fundamental para estudiar
lo que llama la economía-mundo capitalista. Lo más relevante de
estos estudios es su trabajo continuado, preciso y crítico sobre
este moderno sistema mundial del que formamos parte. Se acaba de
traducir el tomo IV de la serie, que publicó en versión original el
año 2011, con 81 años.
Los anteriores tres
libros anteriores del conjunto habían tratado, el primero, sobre la
agricultura capitalista y los orígenes de la economía-mundo en la
Europa del S.XVI. El segundo sobre el mercantilismo y la
consolidación, bajo la hegemonía de las Provincias Unidas, de la
economía-mundo europea entre 1600-1750. El tercero se centra en la
segunda expansión de la economía-mundo capitalista, ahora bajo la
hegemonía de Gran Bretaña, entre 1730 y 1850. La metodología
combina el aspecto estructural ( sincrónico) con el histórico (
sincrónico ). Para ello sigue una línea histórica de manera no lineal, lo que hace que un libro no empiece exactamente donde acaba
el otro. En el libro que nos ocupa su estudio del liberalismo
centrista como sistema político y sobre la competencia entre Gran
Bretaña y Francia por la hegemonia, abarca desde la Revolución
francesa (1789) hasta el inicio de la Primera Guerra Mundial ( 1914). El liberalismo será la doctrina dominante en la geocultura durante este tiempo, ya que las dos regiones centrales de la economía-mundo capitalista de la época, Gran Bretaña y Francia, construirán Estados liberales. Pero será un liberalismo que, a pesar de su retórica universalista. será discriminatoria. ya que se exluirán a las mujeres, las minoría étnicas y la clase obrera. La construcción del estado liberal, entre 1815 y 1830, se da, sin embargo, en el marco de importantes conflictos de clases. El problema de los notables es, justamente, el de cómo mantener sus privilegios y poder frente a unas demandas de soberanía popular que lo que exigían era ser consecuentes con la propia ideología liberal.
El liberalismo era, de hecho, una ideología modelada por múltiples intereses, a veces contrarios. Dentro de este término se incluían inicialmente a los mismos radicales que después lo criticarían y se llamarían "socialistas" o "revolucionarios". Lo que les unía era que combatían a los conservadores reaccionarios. Pero más tarde estos conservadores se convertirán en liberales y serán la lucha contra los revolucionarios lo que unirán a los liberales.
El liberalismo era, de hecho, una ideología modelada por múltiples intereses, a veces contrarios. Dentro de este término se incluían inicialmente a los mismos radicales que después lo criticarían y se llamarían "socialistas" o "revolucionarios". Lo que les unía era que combatían a los conservadores reaccionarios. Pero más tarde estos conservadores se convertirán en liberales y serán la lucha contra los revolucionarios lo que unirán a los liberales.
Los liberales, en contra
del tópico, siempre fueron defensores de un Estado fuerte como
garantía de la defensa de la propiedad y de los intereses del gran
capital. Precisamente los dos Estados más fuertes de la época (
Gran Bretaña y Francia ) fueron la avanzadilla del centrismo
liberal. Entre 1815 y 1848 se periflan ya las tres opciones
ideológicas de una manera clara. Las referencias son la comunidad (
conservadores), el individuo ( liberalismo) y la sociedad (
socialistas). Curiosamente tanto conservadores como socialistas se
confrontan desde posiciones diferentes al liberalismo individualista,
lo cual puede alumbrar sobre la aparición del totalitarismo en el
siglo XX.