Reseña de
Retorno a Atenas. La democracia
como principio antioligárquico.
José
Luis Moreno Pestaña.
Siglo XXI,
Madrid, 2019.
Escrito por Luis Roca Jusmet ( publicada en el número 8 de la revista DORSAL)
José Luis Moreno Pestaña es un
interesante filósofo español que
ha trabajado de manera rigurosa
e innovadora varios frentes de
investigación. Básicamente
podemos decir que han sido tres: la
sociología del cuerpo y los trastornos
alimentarios (La cara oscura del
capital erótico y Capitalización del
cuerpo y trastornos alimentarios); la
sociología de la filosofía española (La
norma de la filosofía. La configuración
del patrón filosófico español tras la
Guerra Civil); y finalmente, que lo
que ahora nos interesa, la filosofía
política. El conjunto forma parte de la
concepción híbrida de la filosofía que
tiene el autor, en su caso claramente
vinculado a la sociología (en la línea
de Pierre Bourdieu y Jean-Claude
Passeron). Es una concepción que
él contrapone a la escolástica, que se
basaría en un trabajo sobre los textos
filosóficos independientemente de las
condiciones biográficas y sociales de
su producción.
Respecto a sus trabajos de filosofía
política Moreno Pestaña se ha ocupado
de la obra de Michel Foucault y sus
implicaciones políticas. Publicó un
libro basado en su tesis doctoral
Convirtiéndose en Foucault y luego
Foucault y la política, al margen de
otros artículos de reconocido interés.
Posteriormente se ha centrado en
el área de la filosofía política, sobre todo de formas democráticas como
el sorteo. Lleva años estudiando la
democracia ateniense y su posible
actualización y las lecturas que hacen
de ella el mismo Foucault, Cornelius
Castoriadis y Jacques Rancière. Este
libro recoge y , en algún sentido,
concluye todas estas reflexiones.
La cuestión es saber que nos puede
aportar hoy estas investigaciones, que
es lo que podemos aprender de ellas.
El libro es denso, riguroso y sugerente.
Está muy bien estructurado en ocho
capítulos, muy bien trabados todos
ellos, pero que no voy a resumir aquí:
lo dejo para el lector de un ensayo
que aconsejo sin reservas. Me voy a
centrar, en cambio, en algunos de los
puntos que me han interesado.
Como punto de partida el interesante
debate que se da en Francia a
principios de los 80 dentro de la
izquierda. Contextualizado en una
crisis del marxismo a finales de los 70 y
la influencia de Hannah Arendt (en su
planteamiento de separar lo político de
lo social) y Jurgen Habermas ( consu
reflexión sobre la racionalidad de los
fines y la comunicación en el registro
de lo político). Debate centrado en la
ruptura entre una izquierda estatista
y otras autogestionaria, la llamada
“segunda izquierda” a partir de las
teorizaciones de Pierre Rosanvallon
y Bernard Manin. Foucault y
Castoriadis (de la misma generación
pero que se ignoran mutuamente) se
situarán en este segundo grupo y se
interesarán por él desde su rechazo
radical a la izquierda estatista. Y, al
mismo tiempo, y junto a un más
joven Jacques Rancière critican la
naturalización de las jerarquías,
contra la cual se enfrentarán los tres
con total determinación. Foucault
parece ser, por otra parte, el más
influenciado por el neoliberalismo y el
que no combina su crítica al estatismo
con una perspectiva anticapitalista.
Parece seducido por la idea de capital
humano, que Marx había descartado
en El Capital y que Pierre Bourdieu
de la desigualdad de la transmisión
cultural. Foucault parece derivar hacia
una alternativa ética desvinculada de la
política. Vuelve a los clásicos, pero no
le interesa la arquitectura institucional
democrática. Aparece un interés por la
gestión democrática de la economía y
una reflexión por los modelos políticos
que llevarán a interesarse por Atenas.
El tema de la autogestión económica
remite al mercado. Castoriadis será el
que insistirá más en que el mercado
no está vinculado necesariamente al
capitalismo y que puede y debe ser
combinado con una cierta y limitada
planificación democrática que recoja
las preferencias de los consumidores.
Es posible combinar la igualdad con
el mercado, pero en el capitalismo no
existe. Tenemos después el tema de la
gubernamentabilidad democrática.
Castoriadis insistirá en ella. Foucault
en cambio, no. Para él se ha dado una
gubernamentabilidad propiamente
socialista, que ha utilizado la liberal
(socialdemócrata) o disciplinaria
(comunista). Foucault parece
encuadrarse, aunque sea con distancia
crítica, en el paradigma liberal (al
contrario de Castoriadis y Rancière) aunque a partir de su ética
de las técnicas de sí la desmarca de la
propuesta neoliberal. Hay por tanto
en Foucault una clara ambigüedad
con respecto al liberalismo. Pero
como él defenderá el mercado contra
el exceso de gobierno (mientras
Castoriadis mantiene que es contra el
capitalismo).
Rancière se centra, como Castoriadis
y a diferencia de Foucault, en el
tema de la igualdad. Por esta razón,
mientras la mirada de Foucault
se orienta primero hacia Edipo
y la tragedia y después hacia las
escuelas alejandrinas y romanas,
ellos quieren aprender de la Atenas
democrática y de mecanismos como
el sorteo y la rotación. Castoriadis y
Rancière plantean dos sentidos en
su recuperación del pasado. Por una
parte, que debe plantearnos extraer
enseñanzas nuevas para el presente
y, por otra, estas enseñanzas nuevas
deben abrir el camino a la creatividad
política. Castoriadis utiliza la noción
de “germen”, que es el anuncio de un
acontecimiento donde se manifiesta
la autonomía humana. Y Rancière el
de anacronía, que es la revitalización
del pasado para la emancipación
presente. Castoriadis gana a Rancière
en precisión, ya que se toma la
molestia de reconstruir el contexto,
mientras que Rancière se limita a
trazar las líneas que le interesan en
su perspectiva de defensa radical de
la igualdad. Castoriadis se enfrenta
así con un problema importante ¿En
qué medida la democracia ateniense se
sostiene en la exclusión de las mujeres
y la esclavitud? Pero su respuesta es
que, sin obviar la cuestión queda claro
que la creatividad ateniense aparece de
manera singular en un marco social en
el que la esclavitud y la exclusión de
las mujeres era general.
Volviendo a Foucault, Moreno
Pestaña se plantea más a fondo la
posición ético-política que formula
el filósofo francés a partir del retorno
a los clásicos grecorromanos de su
última etapa. Su defensa de la ética
y de la política es elitista ( su visión
de la democracia lo es en términos de
competencia de élites). Esto le hace
señalar una cuestión interesante, que es
la captación del carácter aristocrático
de la democracia asamblearia. Lo hace
a partir del planteamiento de Max
Weber, que entiende la democracia
directa como privilegio de los notables,
los que sin vivir de la política viven
para ella. Pero donde destaca Foucault
es en la reflexión sobre el sujeto ético
en el contexto alejandrino y romano.
Destaca su análisis del estoicismo,
que sin ser individualista ofrece unas
técnicas muy sofisticadas para la
autonomía personal. Foucault rechaza
también el tópico de que en la época
alejandrina y romana la vida política
se empobreciese. De esta manera
los dos últimos cursos los dedicará a
la política ateniense, vinculado a la
parresía o el coraje de decir la verdad.
En ningún momento analiza Foucault
las medidas antioligárquicas, como los
salarios públicos o el sorteo. Separa
la historia institucional (isegoría e
isonomía, derecho a expresarse y leyes iguales para todos) de los conflictos
de legitimidad, que relaciona con la
parresía. Aunque sabe, por supuesto,
que la parresía implica la isegoría,
aunque no al revés. Como Hobbes y
Hanna Arendt centra la lucha por el
prestigio en el centro de las asambleas
democráticas. Lo que ocurre es que, en
definitiva, la democracia griega pierde
su fuerza al amputarla del sorteo,
la rotación de cargos y los salarios
públicos. Pero esto no quiere decir
que el análisis foucaultiano no nos
ayude, ya que nos permite discernir
las desigualdades en los espacios
democráticos como las asambleas.
Es interesante el complejo tema del
significado actual de Pericles, tanto
a partir del tratamiento de Michel
Foucault como la de Castoriadis. Parte
del riguroso estudio de la historiadora
contemporánea, Nicole Loreaux. La
famosa Oración fúnebre de Pericles
fue elaborada por Tucídides. Quiere
eliminar los anacronismos y señalar la
distancia que separan los dos mundos,
el suyo y el nuestro. Señala la dimensión
aristocrática de Pericles. Castoriadis
idealiza los elementos democráticos
contenidos en la Oración, lo contrario
que Foucault, para el que Pericles es
una especie de monarca democrático,
es decir una combinación de derechos
formales iguales y de desigualdad real
de prestigio. Se pone de manifiesto
algo paradójico en la democracia: por
una parte, sin palabra verdadera no
habría democracia, pero por otro lado
la palabra franca es también un riesgo
en la democracia. Hay que matizar
que la palabra franca (parresia),
para Foucault, es un asunto de élites
políticas. Pero ignora procedimientos
fundamentales como el sorteo, que
justamente Castoriadis señalará para
insistir en los elementos democráticos.
Desde aquí querrá reivindicar
elementos para el socialismo libertario.
Hay que formular plantea Moreno
Pestaña, cuál puede ser una filosofía
política desde la democracia antigua
y para la nuestra. Reflexión a la que
nos ayudan los análisis de Castoriadis,
Foucault y Rancière. Hay, por tanto,
tres momentos históricos implicados:
la democracia ateniense antigua,
la Francia de la década de los 80
en el siglo XX y nuestro presente.
Analiza en primer lugar los procesos
asamblearios, aplicando los criterios
de conocimiento, motivación y
moral. ¿Necesita alguna cualificación
el participante en una asamblea?