Escrito por Luis Roca Jusmet
Criticar el multiculturalismo significa problematitzar dos cuestiones : En primer lugar la operatividad teórica de la noción de multiculturalidad para entender la sociedad contemporánea. En segundo lugar la propuesta política que hay detrás de la defensa del multiculturalismo.
Pero voy a aclarar cuál es la perspectiva a partir de la que orientaré la reflexión crítica, puesto que sólo podemos hacer una crítica si tenemos un criterio y quiero que éste sea explícito. Esta perspectiva es filosófica, lo cual quiere decir para mí que está orientada por la investigación de la verdad y del bien, sin mayúsculas ( no pueden tener un carácter absoluto) pero con determinación, es decir, sin perderse en un relativismo que acaba diluyendo cualquier afirmación. Hay un primer criterio epistemológico que es lo del realismo crítico, que por cierto formula muy bien uno de los autores que inspiran este texto, que es Kwame Antonthy Appiah. Este filósofo considera que aunque hay que mantener la idea de una realidad independiente del conocimiento, es la naturaleza del tema del cual hablamos el que nos trae a una posición realista o nominalista. y que justamente el problema de las identidad hay que abordarlo de manera nominalista. Y es nominalista en el sentido que, al margen de que nuestra identidad individual es real, todas las otras identidades ( las particulares y las universales) se basan en clasificaciones que son posibles pero no son necesarias. Es decir, que sin ser arbitrarias, sí son convencionales ( son productos del acuerdo, aunque estén basados en elementos comunes que representan propiedades reales ) pero con elementos subjetivos ( porque en última instancia hay un elemento fundamental en las identidades colectivas que es el de la identificación).
En
la perspectiva de la moral y la política, dice Appiah, también hay
que mantener un cierto realismo, en el sentido de afirmar la
existencia de elementos comunes incuestionables. La buena convivencia
( que es, creo, el objetivo de la moral y la política) se tiene que
garantizar a partir del respeto y de unas normas que la posibiliten.
Pero esto no se tiene que plantear en términos de valores porque
estos principios universales no tienen que depender de ellos, puesto
que son los que los posibilitan. El que hay que dejar claro es que
estos principios comunes son concretos en el sentido que es a lo
largo de la historia que se van cristalizándose.
Creo que lo hacen a través del respeto ( en la moral) y la democracia ( en la político). Considero inadecuada una moral que no se base en el respeto al otro, puesto que en caso contrario podemos hablar únicamente de una ética como sistema de valores ( tal como puede plantear Nietzsche, por ejemplo ) pero no de una moral, que siempre hace falta que esté orientada hacia el reconocimiento del otro y a las obligaciones que ello implica. Cómo dice el interesante y poco conocido filósofo francés Marcel Conche la moral debe ser universal mientras que la ética es particular y singular. La moral de los derechos del hombre es el absoluto moral de nuestra época porque hemos decidido intersubjectivamente que lo sea, no porque tenga un fundamento objetivo.. Del mismo modo no puede haber política sin democracia, como muy bien nos ha mostrado Jacques Rancière, puesto que si por política entendemos la acción pública, la intervención del pueblo transformado en ciudadano, sin democracia lo único que tenemos es un orden jerárquico y un sistema policíaco que lo mantiene.
Creo que lo hacen a través del respeto ( en la moral) y la democracia ( en la político). Considero inadecuada una moral que no se base en el respeto al otro, puesto que en caso contrario podemos hablar únicamente de una ética como sistema de valores ( tal como puede plantear Nietzsche, por ejemplo ) pero no de una moral, que siempre hace falta que esté orientada hacia el reconocimiento del otro y a las obligaciones que ello implica. Cómo dice el interesante y poco conocido filósofo francés Marcel Conche la moral debe ser universal mientras que la ética es particular y singular. La moral de los derechos del hombre es el absoluto moral de nuestra época porque hemos decidido intersubjectivamente que lo sea, no porque tenga un fundamento objetivo.. Del mismo modo no puede haber política sin democracia, como muy bien nos ha mostrado Jacques Rancière, puesto que si por política entendemos la acción pública, la intervención del pueblo transformado en ciudadano, sin democracia lo único que tenemos es un orden jerárquico y un sistema policíaco que lo mantiene.
Aquí
hay que entender que, como dice Amatya Sen la democracia se tiene que
entender no como un sistema político formal inventado por Occidente
sino también como una conquista histórica de raíces mundiales,
basada en la deliberación pública como premisa por las decisiones
políticas.
La teoría de referencia de defensa del
multiculturalismo será la de Charles Taylor, filósofo
contemporáneo canadiense y defensor de los derechos de la minoría
francófona del Quebec en su país. La crítica del multiculturalismo
lo orientaré a partir del análisis de un sociólogo crítico,
Gerald Baumann y de algunas reflexiones teóricas de tres autores que
,curiosamente, tienen en común que aunque se han formado en nuestra
tradición cultural europea proceden por su origen del nuestro el
Otro : el Europa del Este, Asia y África. Son Slavoj Žizek y los
anteriormente citados Amaryta Sen y Kwame Anthony Appiah,
procedentes respectivamente de la antigua Yugoslavia, de la India y
de Ghana. Seguiré este itinerario para llegar a una conclusión
crítica respecto al multiculturalismo y formular una propuesta
política alternativa.
El término multiculturalismo apareció en Canadá en 1970 vinculado a la presión de la comunidad francófona quebenenca ante la mayoría de origen anglosajón. El año 1982 incorporó el reconocimiento explícito de la multiculturalidad a su Constitución. Este multiculturalismo aparecía, por lo tanto, como resultado de una demanda específica, que era la del reconocimiento de la identidad cultural de una comunidad minoritaria dentro de un Estado-nación. Lo podemos englobar dentro de una opción comunitarista, que considera que la identidad personal la adquirimos dentro de grupos culturales cohesionados de manera homogénea y claramente diferenciados de las otras comunidades. Sin denominarlo así, el nacionalismo catalán utiliza este concepto para reivindicar Cataluña como nación a partir de un identidad cultural propia. Este es el primer sentido que da Will Kymlicka que es, como Taylor, de nacionalidad canadiense y militante del movimiento francófono del Quebec. Su propuesta política es la de formular un tratado bilateral de respeto mutuo entre diferentes grupos culturales ( etnias) de un mismo Estado ( tomando como modelo el que ha pasado con la comunidad francófona de la cual él forma parte en Canadá). Desde esta posición considera que tenemos que entender el derecho a la propia cultura como un derecho humano, que en el caso de las minorías implica una política activa que hace falta que dé lugar a políticas de discriminación positiva. Kymlicka considera que este último punto, que es el de los derechos de las minorías étnicas, se tenía que incluir dentro de una Teoría de la Justicia.
El término multiculturalismo apareció en Canadá en 1970 vinculado a la presión de la comunidad francófona quebenenca ante la mayoría de origen anglosajón. El año 1982 incorporó el reconocimiento explícito de la multiculturalidad a su Constitución. Este multiculturalismo aparecía, por lo tanto, como resultado de una demanda específica, que era la del reconocimiento de la identidad cultural de una comunidad minoritaria dentro de un Estado-nación. Lo podemos englobar dentro de una opción comunitarista, que considera que la identidad personal la adquirimos dentro de grupos culturales cohesionados de manera homogénea y claramente diferenciados de las otras comunidades. Sin denominarlo así, el nacionalismo catalán utiliza este concepto para reivindicar Cataluña como nación a partir de un identidad cultural propia. Este es el primer sentido que da Will Kymlicka que es, como Taylor, de nacionalidad canadiense y militante del movimiento francófono del Quebec. Su propuesta política es la de formular un tratado bilateral de respeto mutuo entre diferentes grupos culturales ( etnias) de un mismo Estado ( tomando como modelo el que ha pasado con la comunidad francófona de la cual él forma parte en Canadá). Desde esta posición considera que tenemos que entender el derecho a la propia cultura como un derecho humano, que en el caso de las minorías implica una política activa que hace falta que dé lugar a políticas de discriminación positiva. Kymlicka considera que este último punto, que es el de los derechos de las minorías étnicas, se tenía que incluir dentro de una Teoría de la Justicia.
Posteriormente
hay un desplazamiento del sentido del término multiculturalismo para
aplicarlo a otra realidad social, que es la de los colectivos de
inmigrantes no europeos que llegan a los países industrializados. Y lo hacen
desde realidades culturales claramente diferenciadas. Charles Taylor considera que el
multiculturalismo es un problema moral que se basa en el principio
ético del reconocimiento del otro. En un primer lugar desde su
dignidad y en segundo lugar desde el reconocimiento de su diferencia. Taylor considera que la
Modernidad desarrolla históricamente este principio ético del
reconocimiento en dos etapas, una primera basada en la universalidad
y una segunda basada en el reconocimiento de esta diferencia. En primer
lugar hace falta, efectivamente, reconocer los valores y los derechos
universales de la persona, que conduce desde la defensa del
principio del honor hacia la defensa del principio de la dignidad.
Pero en un segundo momento cree que tenemos que pasar a un
reconocimiento de las diferencias. Para Taylor se concretan en
las personas, pero sobre todo en las culturas, que es el único
horizonte en que los primeros se pueden desarrollar. Considera Taylor
que esta es una cuestión pendiente, no resuelta, puesto que lo que ha sucedido es
que las culturas minoritarias han sido oprimidas por las
mayoritarias. Todo ello justificándose con un universalismo procedimental que
no tiene en cuenta las diferencias reales, que son diferencias
culturales, y para diluirlas en un particulturalismo eurocentrista
disfrazado de universalismo . Esta es la opción que él considera
que se llama erróneamente liberal. Tiene las falsas bases de una
concepción atomista y formalista de la sociedad, considerada como
una agregación de individuos. Cada cual tendría así sus
derechos y el objetivo es defender los derechos de todos .
Sus raíces filosóficas considera que las encontramos en Hobbes (
por la concepción atomista) y en Kant ( por su defensa de la noción
de derecho por encima de la noción de bien). John
Rawls sería el máximo exponente actual de esta opción política.
Pero Taylor no se considera un antiliberal, por lo cual le parece falso el debate entre comunitaristas y liberales. Él mismo se considera un tipo de liberal que plantea la sociedad
como una herramienta común a través de la cual los individuos pueden llegar a unos objetivos, que no pueden lograr
individualmente. Lo que nos hace humanos es el lenguaje, que se
concreta en una lengua determinada, que es la práctica normativa de
una comunidad. La concepción atomista sería, para él,contraria a la
concepción del hombre como ser social.
La única defensa de este principio ética del reconocimiento de la diferencia, según Taylor, la encontramos en un multiculturalismo muy entendido. Y este multiculturalismo no puede ser relativista, puesto que esto nos obligaría aceptar culturas que niegan la dignidad de justificando la discriminación o la violencia ( canibalismo, racismo, ablación...). El problema para él es como solucionar esta paradoja, que es l de evitar el relativismo sin caer en el etnocentrismo. La solución, tal como la plantea Taylor, es que partamos de una presunción sobre la igualdad de validez de todas las culturas para hacer después un estudio comparativo y seleccionar las que han dado un horizonte de sentido a unos hombres durante un largo tiempo ( que casi se ve tentado de identificar con las religiones). Pero el problema es evidente : ¿ Cuáles serían estas culturas ? Quién las determinaría y en función de qué ?
La única defensa de este principio ética del reconocimiento de la diferencia, según Taylor, la encontramos en un multiculturalismo muy entendido. Y este multiculturalismo no puede ser relativista, puesto que esto nos obligaría aceptar culturas que niegan la dignidad de justificando la discriminación o la violencia ( canibalismo, racismo, ablación...). El problema para él es como solucionar esta paradoja, que es l de evitar el relativismo sin caer en el etnocentrismo. La solución, tal como la plantea Taylor, es que partamos de una presunción sobre la igualdad de validez de todas las culturas para hacer después un estudio comparativo y seleccionar las que han dado un horizonte de sentido a unos hombres durante un largo tiempo ( que casi se ve tentado de identificar con las religiones). Pero el problema es evidente : ¿ Cuáles serían estas culturas ? Quién las determinaría y en función de qué ?
Creo
que la raíz de la cuestión es otra, puesto que cómo plantea
acertadamente Appiah lo que hay en el fondo de este discurso tan
discutible sobre el multiculturalismo, tal y como lo plantea Taylor,
es la prioridad que da a una discutible concepción de la identidad
cultural. Esta se entiende entonces como un tipo de de equipaje que heredamos para
volver a transmitir a la generación siguiente, con lo cual es la
continuidad a través de las generaciones. Continuidad de las creencias, de las instituciones y de las prácticas específicas. El sociólogo Gerd Baumann plantea una interesante reflexión
sobre multiculturalismo a partir de un análisis crítico de las
bases de la identidad cultural. Estas serían la identidad nacional, la
identidad étnica y la identidad religiosa. Lo que está en juego en
realidad en el debate sobre la nación, la etnia o la religión es la
idea de cultura que tenemos. Considera que hay dos formas de
entenderla, que son la cerrada y de base esencialista y la que la
entiende como una construcción abierta y heterogénea. La primera
empieza con el siglo XIX, tiene su base filosófica en Herder y
considera la cultura como una herencia colectiva inmutable que
configura la forma de vida de sus miembros. La segunda considera la
cultura como un proceso dinámico que vamos creando y recreando,
puesto que las culturas reales son abiertas y están sometidas a una
transformación permanente. La concepción final sobre la nación, la
etnia y la religión dependen del punto de vista que escogemos sobre
la cultura. La etnia es, para Baumann, una construcción social
imaginaria que establece un límite entre diferentes comunidades. Esta clasificación es falsa cuando pierde su ambigüedad real y
quiere tener un carácter absoluto y restrictivo. La etnia se
transforma entonces en un elemento unificador que elimina las diferencias
internas y que legitima a unos representantes que hablan en su
nombre. Se trata de entender la etnicidad como una construcción
social que interpreta mal las diferencias relacionales de los sacados
colectivos y las transforma en diferencias absolutas.
La
nación se constituye a partir de uno o varios grupos étnicos que
tienen voluntad de construir un Estado y consideran que se los
corresponde. Históricamente los estados aparecen a partir del siglo
XVI y es por lo tanto es una realidad social tabla étnica, puesto
que tiene unas bases ambivalentes : por un lugar es racional y por
una otro es romántica ( étniconacionalista). De este modo el
Estado-nación creó una nueva religión que es el nacionalismo, que
transforma un colectivo humano en una comunidad de sentido, lo cual
quiere decir que se basa en una identificación imaginaria con una
serie de valores y de creencias, igual que la religión. En este sentido me gustaría recordar un excelente texto de Slavoj Žizek,
que plantea que el nacionalismo es el resto patológico de la
democracia, puesto que mientras esta es formal (hace referencia a un
sujeto sin atributos) el disfrute de la identificación colectiva
pasa por la idea de nación. Respecto al último aspecto mencionado
por Baumann, que es la religión , considera que este es un elemento
prioritario en la identidad cultural de los inmigrantes de países no
europeos, pero el error es que cuando lo hacemos le damos un carácter
reificador y esencialista. De esta forma lo entendemos erróneamente,
como si tuviera un carácter dogmático y fundamentalista, como si
fuera un equipaje cultural que uno trae encima cuando emigra sino
como un proceso abierto que el sujeto puede conservar, transformar o
dejar. Contra esta concepción de la religión también tenemos que
luchar porque también es un proceso abierto y cambiante.
En su excelente libro Cosmopolitismo Appiah critica la que considera que es la base epistemológica y ética que fundamenta la base del multiculturalismo. Esta sería el relativismo cultural basado en la separación radical entre hechos y valores que viene del positivismo. En esta línea se consideraría que los hechos son verdaderos o falsos y los valores éticos dependen de preferencias subjetivas, sean individuales o colectivas. El multiculturalismo se basaría en el derechos que tienen los colectivos que quieren vivir según su preferencia subjetiva.. Des de esta perspectiva no hay posibilidad de un sustrato moral común ni de ningún tipo de universalismo, por lo cual todo queda reducido a opiniones que son inconmensurables entre sí.
La identidad cultural de cada persona es muy diversa, puesto que el conjunto de sus influencias, prácticas y afinidades venden de lugares muy diferentes. Si nos olvidamos de la pluralidad de nuestras filiaciones nos identificamos con una cultura única totalmente imaginaria que nos trae a caer en la ilusión de un destino colectivo absoluto. Esta ilusión nos lleva al sectarismo, al fanatismo y en su límite a la violencia, como se ha demostrado trágicamente a lugares como Bosnia o Ruanda.
La propia idea de civilización, tan mal utilizada actualmente, es en sí misma errónea porque es producto de esta lógica ficticia. Lo que hace falta no es sustituir una guerra por un diálogo entre civilizaciones sino eliminar la propia idea de civilización, puesto que esta palabra no corresponde a ninguna realidad. Todavía es más difícil identificar, como muchas veces hacemos,de civilización con religión.
El multiculturalismo se basa en una concepción errónea y peligrosa, que es que la de considerar que las personas nos definimos a partir de una identidad cultural única. Esta idea es falsa porque tenemos muchos disparos culturales que nos definen y hace falta que seamos nosotros individualmente los que definimos la prioridad que damos a cada uno de estos elementos, puesto que esta es nuestra capacidad de elección y el horizonte de nuestra libertad personal. Pero también se falsa porque con junto a la identidad cultural tenemos otras identidades, como por ejemplo la política y la social. Es peligrosa porque esta identidad cultural única conduce al dogmatismo y al sectarismo al dividir el mundo humano entre “nosotros” y “los otros”.
En su excelente libro Cosmopolitismo Appiah critica la que considera que es la base epistemológica y ética que fundamenta la base del multiculturalismo. Esta sería el relativismo cultural basado en la separación radical entre hechos y valores que viene del positivismo. En esta línea se consideraría que los hechos son verdaderos o falsos y los valores éticos dependen de preferencias subjetivas, sean individuales o colectivas. El multiculturalismo se basaría en el derechos que tienen los colectivos que quieren vivir según su preferencia subjetiva.. Des de esta perspectiva no hay posibilidad de un sustrato moral común ni de ningún tipo de universalismo, por lo cual todo queda reducido a opiniones que son inconmensurables entre sí.
La identidad cultural de cada persona es muy diversa, puesto que el conjunto de sus influencias, prácticas y afinidades venden de lugares muy diferentes. Si nos olvidamos de la pluralidad de nuestras filiaciones nos identificamos con una cultura única totalmente imaginaria que nos trae a caer en la ilusión de un destino colectivo absoluto. Esta ilusión nos lleva al sectarismo, al fanatismo y en su límite a la violencia, como se ha demostrado trágicamente a lugares como Bosnia o Ruanda.
La propia idea de civilización, tan mal utilizada actualmente, es en sí misma errónea porque es producto de esta lógica ficticia. Lo que hace falta no es sustituir una guerra por un diálogo entre civilizaciones sino eliminar la propia idea de civilización, puesto que esta palabra no corresponde a ninguna realidad. Todavía es más difícil identificar, como muchas veces hacemos,de civilización con religión.
El multiculturalismo se basa en una concepción errónea y peligrosa, que es que la de considerar que las personas nos definimos a partir de una identidad cultural única. Esta idea es falsa porque tenemos muchos disparos culturales que nos definen y hace falta que seamos nosotros individualmente los que definimos la prioridad que damos a cada uno de estos elementos, puesto que esta es nuestra capacidad de elección y el horizonte de nuestra libertad personal. Pero también se falsa porque con junto a la identidad cultural tenemos otras identidades, como por ejemplo la política y la social. Es peligrosa porque esta identidad cultural única conduce al dogmatismo y al sectarismo al dividir el mundo humano entre “nosotros” y “los otros”.
Finalmente
entraré en la crítica que desarrolla un sector de la izquierda
radical de Zizek sobre el multiculturalismo como lógica cultural del
capitalismo multinacional , tal como aparece en Arriesgar lo
imposible , El frágil absoluto , Repetir a Lenin y
Amor sin piedat. La crítica de Žizek va contra el
pensamiento liberal de la tolerancia ( el multiculturalismo sería una de sus dimensiones) al que se presenta como
políticamente correcto. Considera que su función es esconder los
antagonismos reales de la sociedad capitalista globalizadora. Aunque
hay muchos conflictos sociales a nuestra sociedad, la lucha de clases
considera que es el antagonismo básico. El postmodernismo, por el
contrario, da prioridad a las diferentes luchas parciales ( mujeres,
homosexuales, etnias, ecologistas). En otro sentido la tolerancia
hacia el Otro adopta una posición de superioridad en el caso de los
comunitaristas como Taylor, puesto que se plantea a partir de una
distancia enfrente el Otro desde el filtro de nuestra superioridad
moral, que es el que decide el que es aceptable y el que es
inaceptable. En el caso del relativismo posmoderno, el
multiculturalismo sería una posición global vacía de contenido y
que sería el punto de la superioridad universal a partir del cual
contemplamos los otros. Nosotros nos constituimos como el tribunal,
nosotros decimos hasta donde pueden llegar, porque en el fondo no
hemos perdido la perspectiva del colonialista que observa la cultura
local del colonizado. A veces también tiene la superioridad del
paternalismo : igual que a un niño le toleramos sus tonterías
cuando no hacen daño.Pero detrás del multiculturalismo liberal y
tolerante hay también un cierto miedo a aquel Otro al que toleramos,
pero con quién manteniendo siempre la distancia : lo dejamos
tranquilo pero siempre que se quede con los suyos. Es la ambivalencia
hacia el goce del Otro. Pero añade que no podemos considerar el
multiculturalismo liberal un fenómeno social aislado : lo tenemos
que contemplar dentro de la dinámica capitalista global de que
forma parte. Por el filósofo el complemento inevitable del
multiculturalismo es el racismo obsceno y abierto de la extrema
derecha populista, que canaliza la parte escondida de este racismo
cultural que se niega a sí mismo. El multiculturalimse es, en
definitiva, un racismo reprimido : como dice Freud lo que reprimimos
siempre retorna, y lo hace justamente a través del populismo
racista El multiculturalismo defiende la
idea de una nación cultural, del patriotismo a partir de una
determinada identidad cultural homogénea. Pienso que el que hace
falta es salir de estas polémicas a partir de identidades
culturales para defender otro punto de vista a partir de las
premisas que iré formulando.
Mi propuesta es sustituir en primer lugar, la palabra multiculturalismo por la de cosmopolitismo. Hay un artículo de
Žizek titulado "Hacia una nueva lectura de Kant” , que
pienso que sirve para establecer las categorías básicas a partir
de las cuales lo podemos entender de una manera eficaz. Lo que
plantea es que la idea de Kant de una sociedad
mundial-cosmopolita hay que entenderla como un nuevo principio
de identificación radicalmente diferente del orgánico-cultural
que se actualiza en una tradición particular. La noción de Kant,
según su discutible pero interesante lectura, sería la de la
singularidad universal, la del sujete que sin pasar por la
mediación particular participa en la humanidad universal. En este
sentido, cuando Kant contrapone, en su texto “Qué es la Ilustración", lo que es público por encima de lo que es
privado, hay que entender bien lo que quiere decir. Se trata de defender esta humanidad común
que surge de la propia singularidad, sin pasar necesariamente por esta
cultura identitaria. Lo privado es lo que está que ligado a los
lazos comunitarios. En este sentido hay que reivindicar de la
herencia ilustrada esta singularidad ligada a la universalidad
y no una dimensión comunitaria-étnica que daría la pertenencia a
una cultura determinada.
Podemos, de todas maneras, aceptar el que nos dice Charles Taylor en contra del atomismo y el individualismo, puesto que somos seres sociales que nos conformamos a través de una lengua y de un orden social. Pero pienso que hay que plantear esta dimensión social en una perspectiva universal y cosmopolita y no cultural y particular. Creo que tendríamos que aplicar al racismo cultural la misma terapia que hicimos con el racismo biológico. Y esta consiste en no entrar en el debate si las culturas ( cómo antes las razas) son iguales en valor o alguna es superior a las otras. Se trata de desactivar la propia idea de cultura ( cómo antes la de raza) que encontramos a su raíz. El científicos nos mostraron que la genética nos muestra el que tenemos de común a nivel específico y el que tenemos de diferente a nivel singular. Que las supuestas unidades genéticas particulares absolutas que se encuentran con las supuestas razas no existían y que el único que hay son disparos genéticos particulares ( de grupo) que no conforman unidades reales. Con la cultura pasa exactamente lo mismo y es la idea de grupo, con una identidad cultural homogénea la que tenemos que cuestionar. Las particularidades culturales, como las lenguas, hay que respetarlas porque están vivas en muchos ciudadanos. Las costumbres, las prácticas se respetan pero como manifestaciones de un conjunto de ciudadanos y siempre que ellas mismas no sean un atentado contra el respeto a los otros.
Hay que sustituir el término multiculturalismo por el de interculturalismo. Podemos aceptar las identidades culturales como un conjunto de discursos y de prácticas particulares distribuidos .No se trata de la negación de la identidad cultural sino de entenderla de manera relativa y no absoluta, dinámica y no estática. Las personas son las que tenemos identidades culturales y estas se basan en identificaciones subjetivas, sean conscientes o inconscientes, voluntarias o involuntarias. Estas identificaciones no son únicamente creencias sino también son prácticas. Forman parte de un proceso abierto de intercambio con los otros. La conclusión es, por lo tanto, que cultura es un proceso abierto de creación y recreación y no una transmisión. Podíamos vincular este planteamiento sociológico con la perspectiva filosófica de Cornelius Castoriadis, que critica la metafísica identitaria para afirmar que la cultura es producto del imaginario radical, un magma de representaciones imaginarias que están en proceso de constante transformación. La identidad cultural es hoy una construcción más singular que particular, más del individuo que del grupo. Pero hay que entender el individuo en sentido cooperativo y social, no competititvo y privado. No hay identidades culturales absolutas, hay una identidad personal que recoge diferentes aspectos culturales, cada cual de los cuales nos trae a formar parte de un conjunto de personas. tenemos que entender no de manera negativa sino también positiva, puesto que no se trata sólo de mantener unos límites respecto al otro sino también de hacer un trabajo activo (expresivo como diría el sociólogo Richard Sennett) de acercamiento al otro. Cómo dice correctamente Appiah hay que acostumbrarse al otro. no intentar convencerlo. Pero también quiere decir buscar el que hay de común y el sentimiento de curiosidad por el que es diferente.
¿ Qué podemos compartir y que podemos esperar de aquel al que percibimos como alguien que está equivocado y que como tal lo tenemos que tolerar ? Podemos aprender algo de aquellos con los que estamos en desacuerdo. Pero hace falta que insistimos que aquí no hablamos de respeto ni de democracia, sino de valores. Al que no acepta el respeto ni la democracia ni siquiera lo tolero ( como mínimo en estas creencias y, si llega el caso, conductas ) mientras que aquel que sí la respeta, no únicamente lo tolero sino también lo respeto También me parece mejor plantear esta conversación de las personas de valores culturales diferentes, por encima del llamado genéricamente diálogo de las culturas. Al margen de la buena voluntad y la perspectiva universalista ( es decir, cosmopolita ) que hay muchas veces detrás de esta propuesta, siempre podemos criticar el planteamiento excesivamente culturalista de la propuesta.
Finalmente quiero señalar que la perspectiva de la izquierda debe mantenerse dentro del republicanismo ilustrado de Kant , que es la del cosmopolitismo. es tmabién fundamental la aportación de John Stuart Mill. Hay que plantear una opción moral y política universal de mínimos basado en unas normas que sirvan para una buena convivencia. Es a partir de lo que vamos aprendiendo históricamente de nuestras experiencias como podemos ir definiéndola. Con la "Declaración Universal de los Derechos humanos" tenemos un buen logro concreto. El Estado de derecho que debe garantizarlos, según la vieja pero actual formulación del contrato social, no está en función de ninguna unidad cultural. La nación, como el ciudadano, no es previo al Estado de derecho sino su consecuencia. Solo así tenemos una nación cívica y no étnica.
Podemos, de todas maneras, aceptar el que nos dice Charles Taylor en contra del atomismo y el individualismo, puesto que somos seres sociales que nos conformamos a través de una lengua y de un orden social. Pero pienso que hay que plantear esta dimensión social en una perspectiva universal y cosmopolita y no cultural y particular. Creo que tendríamos que aplicar al racismo cultural la misma terapia que hicimos con el racismo biológico. Y esta consiste en no entrar en el debate si las culturas ( cómo antes las razas) son iguales en valor o alguna es superior a las otras. Se trata de desactivar la propia idea de cultura ( cómo antes la de raza) que encontramos a su raíz. El científicos nos mostraron que la genética nos muestra el que tenemos de común a nivel específico y el que tenemos de diferente a nivel singular. Que las supuestas unidades genéticas particulares absolutas que se encuentran con las supuestas razas no existían y que el único que hay son disparos genéticos particulares ( de grupo) que no conforman unidades reales. Con la cultura pasa exactamente lo mismo y es la idea de grupo, con una identidad cultural homogénea la que tenemos que cuestionar. Las particularidades culturales, como las lenguas, hay que respetarlas porque están vivas en muchos ciudadanos. Las costumbres, las prácticas se respetan pero como manifestaciones de un conjunto de ciudadanos y siempre que ellas mismas no sean un atentado contra el respeto a los otros.
Hay que sustituir el término multiculturalismo por el de interculturalismo. Podemos aceptar las identidades culturales como un conjunto de discursos y de prácticas particulares distribuidos .No se trata de la negación de la identidad cultural sino de entenderla de manera relativa y no absoluta, dinámica y no estática. Las personas son las que tenemos identidades culturales y estas se basan en identificaciones subjetivas, sean conscientes o inconscientes, voluntarias o involuntarias. Estas identificaciones no son únicamente creencias sino también son prácticas. Forman parte de un proceso abierto de intercambio con los otros. La conclusión es, por lo tanto, que cultura es un proceso abierto de creación y recreación y no una transmisión. Podíamos vincular este planteamiento sociológico con la perspectiva filosófica de Cornelius Castoriadis, que critica la metafísica identitaria para afirmar que la cultura es producto del imaginario radical, un magma de representaciones imaginarias que están en proceso de constante transformación. La identidad cultural es hoy una construcción más singular que particular, más del individuo que del grupo. Pero hay que entender el individuo en sentido cooperativo y social, no competititvo y privado. No hay identidades culturales absolutas, hay una identidad personal que recoge diferentes aspectos culturales, cada cual de los cuales nos trae a formar parte de un conjunto de personas. tenemos que entender no de manera negativa sino también positiva, puesto que no se trata sólo de mantener unos límites respecto al otro sino también de hacer un trabajo activo (expresivo como diría el sociólogo Richard Sennett) de acercamiento al otro. Cómo dice correctamente Appiah hay que acostumbrarse al otro. no intentar convencerlo. Pero también quiere decir buscar el que hay de común y el sentimiento de curiosidad por el que es diferente.
¿ Qué podemos compartir y que podemos esperar de aquel al que percibimos como alguien que está equivocado y que como tal lo tenemos que tolerar ? Podemos aprender algo de aquellos con los que estamos en desacuerdo. Pero hace falta que insistimos que aquí no hablamos de respeto ni de democracia, sino de valores. Al que no acepta el respeto ni la democracia ni siquiera lo tolero ( como mínimo en estas creencias y, si llega el caso, conductas ) mientras que aquel que sí la respeta, no únicamente lo tolero sino también lo respeto También me parece mejor plantear esta conversación de las personas de valores culturales diferentes, por encima del llamado genéricamente diálogo de las culturas. Al margen de la buena voluntad y la perspectiva universalista ( es decir, cosmopolita ) que hay muchas veces detrás de esta propuesta, siempre podemos criticar el planteamiento excesivamente culturalista de la propuesta.
Finalmente quiero señalar que la perspectiva de la izquierda debe mantenerse dentro del republicanismo ilustrado de Kant , que es la del cosmopolitismo. es tmabién fundamental la aportación de John Stuart Mill. Hay que plantear una opción moral y política universal de mínimos basado en unas normas que sirvan para una buena convivencia. Es a partir de lo que vamos aprendiendo históricamente de nuestras experiencias como podemos ir definiéndola. Con la "Declaración Universal de los Derechos humanos" tenemos un buen logro concreto. El Estado de derecho que debe garantizarlos, según la vieja pero actual formulación del contrato social, no está en función de ninguna unidad cultural. La nación, como el ciudadano, no es previo al Estado de derecho sino su consecuencia. Solo así tenemos una nación cívica y no étnica.
Hola Luís,
ResponderEliminarMe parece una reflexión interesantísima y estoy totalmente de acuerdo con el título. Como bien dices, los estados-nación acabaron creando una nueva religión, el nacionalismo, es decir, la identificación en un imaginario colectivo de naturaleza abstracta. Las naciones existen, pero solo en el imaginario colectivo. Otra cosa son los estados, que deberían de ser entendidos como entes administrativos y neutros. Y digo deberían porque sabes perfectamente que a la práctica no es así e incluso estados como USA, cuya génesis es muy distinta a la de los estados europeos, han acabado desarrollando sentimientos nacionales y nacionalistas.
Pero desde mi punto de vista deberíamos añadir un pequeño matiz. A día de hoy es imposible tener una identidad cultural única -ni las tribus más remotas del amazonas pueden a estas alturas de la película tenerla- y en consecuencia ningún nacionalismo, a la práctica, es de naturaleza unicultural. Le Pen puede predicar la identidad cultural única, pero no la puede imponer porque ni el propio Le Pen puede definir lo que significa ser francés sin entrar en contradicciones. Así pues el nacionalismo francés es también multicultural (no es lo mismo un nacionalista ultraderechista francés nacido en Argelia que un nacionalista ultraderechista francés nacido en el centro de París). Y lo mismo pasa con el nacionalismo catalán y español. Uno puede sentirse muy español hablando solo catalán y bailano solo sardanas y otro puede sentirse solo catalán y querer la independencia en español y bailando flamenco a lo Carmen Amaya. La realidad es que a día de hoy nadie sabría definir lo que es un catalán, un español, un andorrano, un portugués, un francés o un yanqui.
Todos tenemos múltiples identidades y el sentimiento nacional es una simple cuestión de elección -muy pero que muy influenciada por el entorno, eso sí-. Y es que a dia de hoy todos los sentimientos "nacionales" son algo tan aparentemente tonto como ser del Barça, del Madrid o del Manchester. Y es que me parece que el proceso de identificación con una nación y con un equipo de fútbol obedece a la misma naturaleza.
Y eso vale para los ciudadanos de territorios que aspiran a ser Estado como Cataluña o Escocia, pero también vale para los ciudadanos de territorios que ya están constituidos como estados-nación, como España o Francia.
La sociedad es "líquida" y cambiante, las identidades se confunden y por eso creo que Zygmun Baugman dijo el otro día en Girona que Cataluña y Escocia tienen el mismo derecho o no derecho a formar parte de la Unión Europea que Francia o España. Al final todo es cuestión de voluntad y poder, y si Cataluña algún dia logra independizarse será un estado tan pluricultural como España, Francia o Dinamarca -tampoco allí pueden decir que tienen una identidad cultural única-.
¡Un abrazo!
Toni
Muy buen complemento, Toni. Totalmente de acuerdo con tus matices.
ResponderEliminarun abrazo
Luis
Hola Luis, hola Toni,
ResponderEliminarel tema me parece apasionante. Tanto a nivel personal como social. He nacido en Bilbao y vivo en Cataluña. Dos zonas con sentimientos nacionalistas muy arraigados, que no sé si respeto pero que desde luego no comparto.
Me resulta muy pesado tener que explicar porque no hablo catalán en casa o me sorprendió cuando un conocido en Bilbao me dijo: "tu no eres vasca, eres catalana: se es de donde se pace, no de dónde se nace". Como si él pudiera decidir cómo me tengo que sentir. Y no sé cómo me siento, la palabra "española" sigue teniendo para mí connotaciones fascistoides.(Craso error seguramente)
Pasando al ámbito social, ¿cómo contemplo al otro sin sentirme superior? Digamos por ejemplo que la mayoría de los católicos tratan a sus mujeres un poquito mejor que la mayoría de los musulmanes o ¿es esta una generalización estúpida? Por otra parte creo firmemente- aunque admito que es una creencia- que es más racional, más avanzado ser laico o ateo que creyente pues ¿no sirven las religiones para atenuar la angustia del misterio de nuestra existencia? ¿no han sido las religiones uno de los métodos más eficaces de control social?
Un saludo
Hola isabel. Interesantes reflexiones. La primera, más personal tiene justamente el valor de lo vivencial.
ResponderEliminarLa segunda merece una amplia reflexión, pero básicamene estoy de acuerdo en la función de la religión con atenunante de la angustia y como forma de control social.
un abrazo
Luis
Si el multiculturalismo (cosmopolitismo y demás términos sustitutos) constituye un “racismo “reprimido, la hegemonía de una cultura es el triunfo de una raza- cultura… sobre todas las otras.
ResponderEliminarNegar o soslayar las diferencias responde a la idea de dominar.
Homogeneizar desde la engañosa propuesta de intercambio para facilitar la dominación.
Se sugiere atenerse a lo fáctico y consultar por ejemplo a Survirval acerca del devenir de las etnias marginadas de Latinoamérica.
El respeto es verbo muerto si no se materializa en la ley y fundamentalmente en la Jurisprudencia.
Cariños, amigo
Multiculturalismo y cosmopolitismo no son lo mismo. En el multiculturalismo hay culturas homgéneas que conviven, en el cosmopolitismo hay intercambios e identidades culturales más heterogéneas. Hay pocas identidades culturales sólidas ( quizás indígenas en latinoamerica, el pueblo saharauí). lo demás es líquido, mezcla. Hay que respetar los derechos del individuo por encima d elas comunitarias ( en esto soy liberal).
EliminarPor supuesto el respeto s eha de traducir en derecho positivo. De lo contrario, papel mojado.
Un abrazo
Muy buena síntesis de referencia sobre el asunto. Lo más pertinente me parece lo de las identidades líquidas, lo de la "cultura en construcción" constante. Efectivamente también pienso que se hace un buen uso político de las "tripas" culturales, de las identidades de la gente y que desgraciadamente caemos en eso ¡a estas alturas! y con lo caro que le han salido a Europa las guerras tanto nacionalistas como religiosas como la mezcla de las dos. En efecto, los enfrentamientos reales son otros, en eso estoy con Zizek, ¡quién lo iba a decir! porque si hay voluntad de entendimiento y respeto, no hay motivos para no poder convivir con el diferente, con los diferentes, sin recelos, sin paternalismos, sin violencia, sin enfrentamientos. Sin estimular las diferencias para enzarzar peleas, sino valorándolas para admirar y aprender del otro.
ResponderEliminarPero el desastre es que con esto asuntos siempre se buscan chivos expiatorios y se hacen "maniobras de distracción" por parte de quien puede hacerlas y le conviene.
Me parece absurdo el orgullo de ser de tal o cual lugar del planeta. Eso no entra en los merecimientos de nadie, puesto que nadie lo elige.
Otra cosa es que se ame la tierra que a uno le vió nacer, pero dándose cuenta de que todos han nacido como uno en algún trozo de tierra específico, y que vaya, no tiene ni más ni menos mérito.
Me parece muy clarificador lo que dices de no caer en la trampa de "la reificación de la cultura", como antaño se cayó en la reificación de la raza, en efecto, lo que cuenta son los individuos, y habrá dentro de cada religión como dentro de cada irreligión más tolerantes y respetuosos que otros.
Lamentablemente tenemos una historia en la península ibérica muy "a rectificar" en todo este asunto. Porque desde el siglo XV, fue como un seguir la carrerilla del pasado, las autoridades se han dedicado a hacer limpieza religiosa, étnica y luego ideológica. En el siglo XX de muchos se dijo que no eran españoles por no sostener determinada ideología. Con lo cual, sí, suena hasta mal decir "soy española", parece toda una declaración política. El peso de la historia es el que es, y deberíamos ser conscientes de que tenemos mucho que superar.
Desde nuestro poscicionamiento en la cultura occidental podemos permitirnos el lujo de luchar o de sentirnos perseguidos por regionalismos intelectualoides, pero la América masacrada lo sigue viviendo desde hace más de quinientos años,
ResponderEliminarIndependientemente de que los despojan de sus tierras y los matan han de soportar a los invasores envangelizadores que les roban el alma y merecer elogios si acceden a la escolaridad primaria incoada por los civilizados que los tratan de infradotados.
¡No puedo creer que aún se siga discutiendo la necesidad de un Estado laico!
ResponderEliminarCosmovisiones, practicas , modos de vida totalmente diferentes en Latinoamérica
ResponderEliminarHombres del sol, Mujeres de la luna muy superiores vitalmente a los carapálidas retorcidos en angustias existenciales..intelectualoides agónicos cuestionandose el ser y el ente mientras toman Rivotril 2 mg cinco veces por dia y "meditan" mirando el poster de un chica play boy y cuestionan a su "dios interior" pretendiendose free, free...bajo luces de neon si no tienen bronceador para exponerse al sol...
No están licuados, Son los carapálidas quienes los licuan hasta triturarlos.
Notoriamente enojada te saludo con un abrazo Luis.
"Survival International es una organización de derechos humanos formada en 1969 que hace campaña a favor de los derechos de los pueblos indígenas y los pueblos aislados, con el objetivo de que determinen su propio futuro. Generalmente, sus campañas se centran en la lucha de los pueblos indígenas por mantener sus tierras ancestrales, su cultura, y su propio modo de vida. Survival trabaja para aquellas personas a las que llama “algunas de las más vulnerables de la tierra”. Una parte de su misión es educar a la sociedad sobre los prejuicios que ayudan a justificar violaciones de derechos humanos contra los pueblos indígenas y los riesgos a los que se enfrentan por el avance de las corporaciones, los gobiernos y también las buenas intenciones basadas en una idea de “desarrollo” al que se ven forzados. Survival cree que, de hecho, su modo de vida alternativo no es deficiente, sino que representa un modelo de sostenibilidad con el medioambiente del que son parte y que poseen una rica cultura de la cual la sociedad mayoritaria podría aprender. "
ResponderEliminarTus comentarios son los únicos que pueden cuestionar mi artículo. Es decir, que pueden cuestionar la universalidad de lo que digo. Son los restos de otros mundos, y con otros mundos me refiero a mundos anteriores y que se reisten al Sistema-Mundo capitalista. Por supuesto merecen ser respetados. Es la lógica sin límites del capitalismo, que no respeta nada y que lo coloniza todo, el que no lo respeta. Cuando yo hablo de que no hay una identidad cultural única me refiero a los que estsmos en la rueda de este Sistem-Mundo. Pero decir en la India que se está en contra de los derechos de la mujer en nombre de las tradiciones no me vale. No me vale porque hay que preguntar a cada niña, a acad mujer lo que quiere. No conocía as Survival. Pero tampoco caigamos en nuestra propia caricatura. Lo que describes es el último hombre anunciado por Nietzsche. Pero no es el único. Yo me resito frente a él pero también frente a los nacion ro también todas las guerras que hay en Asia, en África. Es el capitalismo, Inés.Y no quiero dar soluciones fáciles. hay muchos otros elementos que intervienen pero básicamente es esto.
EliminarSi hablo de cosmopolitismo lo digo en este sentido de aprender y respetar al otro, que como tú dices podríamos hacer con los pueblos indígenas.
Gracias por la reflexión, solo desde lo concreto podemos aprender y matizar.
Un abrazo
No existe el universalismo Luis, solo hay pretensiones de universalización desde la cultura occidental.
ResponderEliminarYa nos hemos referido al respecto en alguna oportunidad.
Respetar significa proveer de una legislación conducente y fundamentalmente de una jurisprudencia conteste y de una praxis intensa en caso de que esta última decline.
Caso contrario se trata de esa actitud de soberbia conmiserativa frente a lo “diferente”.
Y este intercambio de ideas me ha llevado a reflexionar sobre el “sentido de la vida”.
¿Crees por ventura que el sentido de la vida del burgués depresivo , manojo de quejas busátiles, satisfacciones de country que funciona porque los antidepresivos estimulan la producción de sus neurotransmisores, es superior a la Weltanschauung de la mujer luna y el hombre sol que dialoga con los leones y no pasó por el desfiladero del Edipo?
Asociaciones libres, amigo con su buena dosis de espontánea demagogia.
Y valorando siempre tu “disponibilidad”
Un abrazo.
.
Efectivamente la globalización cultural y económica lleva a que las culturas desaparecen por la presión de la cultura dominante. Aplastar los derechos humanos en nombre del lucro es lo que debería ser combatido con todas las fuerzas disponibles. Ahora bien, sabiendo que cuando se pierde una cultura o una lengua humanas todos perdemos, hasta que punto se pueden hacer "reductos museo", hasta que punto están los hombres y mujeres dispuestos a vivir de una manera arcaica teniendo al alcance las comodidades del progreso...esto son problemas específicos de los países donde se dan, que desde luego no es Europa. Y que no podemos resolver aquí porque estamos lejos, no conocemos. El choque del que vive en la tradición de su tribu cuando llega a la ciudad suele ser mortal. Algo supe en el pasado de esos problemas.
ResponderEliminarPor el contrario el vídeo que has puesto de Todorov no tiene desperdicio. Muchas aplicaciones para nuestro país. Resumo:
-(20.00) el gobierno debe facilitar la libertad de acceder al pasado, las lecciones de la historia son terribles, y no es algo hecho de una vez por todas, hay que permitir a cada generación volver sobre ello. No te digo nada cuando se ha padecido una dictadura, como es el caso. Todorov no menciona ni "se mete" con España que le da el premio príncipe de Asturias, pero da muchas pistas cuyo cuento nos vendría bien aplicar.
-(24:36) no existen los monstruos humanos, sino los seres humanos comunes y corrientes que son llevados a creer ciertas cosas por los totalitarismos
En los totalitarismos no todos se comportan igual, hay quien cede más y quien cede menos al poder. Se vive en la indiferencia general, pero dentro de unos márgenes todo el mundo no se compromete lo mismo con la barbarie. Todorov vivió en Bulgaria comunista, habla por experiencia.
-(32:40) cuando le preguntan por la canonización de curas españoles de la guerra civil que deja en la sombra a las víctimas del otro bando, Todorov responde que hay que recordar a TODAS las víctimas sin distinciones. Porque la memoria de un país tiene que ser veraz, no vale recordar sólo a MIS víctimas. Eso no es reconciliación ni es justicia ni es equidad.
"Memoria del mal, tentación del bien". Anécdota sobre una luchadora por Argelia libre muy ilustrativa del contraste entre el planteamiento "recordar a todos" frente a "recordar a los buenos". Todos tienen que ser recordados.
-La memoria no es contagiosa. La memoria es personal. La colectividad no tiene memoria y no existe más memoria que la que está en la mente del individuo, de ahí la necesidad de recordar cada vez.
Una buena síntesis, Ana. En su libro sobre la memoria ( no sé si lo has leído, tengo la rseña en el blog) profundiza más.
EliminarUn abrazo
"...hasta que punto están los hombres y mujeres dispuestos a vivir de una manera arcaica teniendo al alcance las comodidades del progreso...esto son problemas específicos de los países donde se dan, que desde luego no es Europa. Y que no podemos resolver aquí porque estamos lejos, no conocemos"-------------------------------------
ResponderEliminarNo, no "son problemas específicos de los paises en que se dan".Es más no son problemas.
Estas etnias compadecen a los carapálidas hibridos, agónicos con miles de manierismos para vivir . Desde luego no es Europa, aqui hay mucha tierra virgen y muchos soles Despreocuparse Estas etnias americanas jamás acudirán a Europa para que les "resuelva" nada y menos aún a España. España que los saqueó con el látigo y la ridícula y perversa cruz- España accedió al capitalismo depojando a America, asi que despreocuparse, jamás les pediran que precisamente les resuelva nada.
En todo caso España debería indemnizar el genocidio que perpetró, como hizo Alemania.
El choque del que vive en la tradición de su tribu citadina , aprisionado en departamentos y con plantas raquíticas en las ventanas ,cuando llega a la selva grandiosa suele ser mortal. Siempre supe de esos problemas.Se asfixian con el aire puro,
ResponderEliminarInés, yo soy nacionalista e independentista catalán (básicamente porque considero y siento -elección muy influida por mi entorno- que Cataluña es mi país y no creo en la posibilidad de construir una España plurinacional)y estoy totalmente en contra del nacionalismo español, ideología que me causa un profundo rechazo.
ResponderEliminarPero en cambio, y por paradójico que pueda parecer, estoy a favor de la hispanidad. O al menos de una determinada forma de entender la hispanidad. La hispanidad entendida como fructífero intercambio cultural, económico y político aprovechando nuestro pasado común y sus derivadas, es decir, la lengua y la cultura, pero sin que eso supongo para nada exaltar el negro pasado colonial. La colonización española de América tuvo muchísimas sombras -colonizar ya es una sombra- pero tampoco fue tan brutal como algunos tratan de pintarla. No conozco bien latinoamérica, pero he leído mucho al respecto. Los españoles, a diferencia de los angosajones, en muchos casos se mezclaron con los indígenas y muchos religiosos, especialmente los jesuitas, trataron de cuadrar el círcula y cristianizar esas tierras pero respetando la cultura e identidad de las tribus sometidas. Con eso no trato de justificar lo injustificable, pero sí quiero destacar que la colonización española fue mucho menos brutal que la anglosajona, que directamente exterminó a los indígenas y jamás se mezcló con ellos. Y tampoco fue tan brutal como la practicada por las potencias europeas, especialmente los belgas, en África. O como la practicada por los franceses en Occitania. Además, y para ponerte un ejemplo, los aztecas tampoco eran unos santos y no dudaban en colonizar y someter a las tirbus vecinas. Las colonizaciones y genocidios, por desgracia, forman parte de nuestra historia y en el pasado eran el pan nuestro de cada día.
Las Españas y parte de las Américas se construyeron en paralelo y a día de hoy una realidad no puede entenderse sin la otra y viceversa. El pasado pasado está y la América de hoy nada tiene que ver con la del siglo XV y XVI. La historia es caprichosa y unos siglos después fueron los criollos, es decir, los descendientes de los españoles, quienes promovieron las independencias de los países latinoamericanos.
España no accedió al capitalismo despojando a América, entre otros motivos porque España no accedió al capitalismo hasta bien entrado el siglo XIX. El saqueo de América hasta el siglo XIX, además de una catástrofe para América, fue una catástrofe también para España, pues solo sirvió para mantener un Estado podrido y atrasado que hasta el siglo XIX vivió de la nostalgia de un pasado imperial que duró muy poco. El saqueo capitalista de América latina solo empezó en el siglo XIX y fuímos los catalanes y vascos los principales culpables de ese saqueo capitalista, eso sí, mucho más productivo para la economía local que el expolio anterior al siglo XIX. Durante el siglo XIX la emprendedora burguesía catalana fue la principal beneficiada del saqueo capitalista de América.
Y durante el siglo XX ha sido el capitalismo de raíz anglosajona el principal culpable de las desigualdades, injusticias y alienación de los pueblos latinoamericanos. Y leyendo a Galeano, que denunció como nadie este proceso, casi me saltan las lágrimas.
Un abrazo,
Toni
Y muchas de estas "tribus" antes que llegaran los españoles y jesuitas para despojarlos y asesinarlos fueron Imperios.
ResponderEliminarY si , es una injusticia como que los europeos digan que los españoles deberian ser africanos y no solo porque están al N de Africa , pero son problemas que no podemos resolver aquí porque estamos lejos, no conocemos.
Interesantes comentarios, amigos.
ResponderEliminarUn abrazo
Hola Toni. Me agrada mucho tu discurso, tu actitud…Se corresponde el texto a tu sentir (lo intuyo) y eso no sucede muy a menudo.
ResponderEliminarRespetuosamente debes haber leído una historia escrita por españoles.
No se trata de saber quien destruyó más, si los anglosajones o los conquistadores españoles que practicaron genocidio
“Los historiadores modernos calculan que el holocausto indígena en todo el continente fue de unos 100 millones hasta el siglo XIX, en las narraciones de fray Bartolomé de las Casas sobre los genocidios en las islas del Caribe calcula la muerte de 1.5 millones de indígenas tan solo en 50 años.”
El único antecedente respetable fue Fray Bartolomé de las Casa. "Brevísima Relación de la Destrucción de las Indias, defensor de los derechos de los indios asesinados, violados, le destruyeron el cuerpo después de destruirle el alma.
El Imperio azteca era la más avanzada de la época, saberes de Medicina, Astonomía, ingeniería, perdidos para siempre. .
Diezmaron también poblaciones enteras con las enfermedades que trajeron.
¿Respetar sus creencias .Jamás el catolicismo respeta creencia alguna y los hacían trabajar en Mitas y Encomiendas, mano de obra forzada
En otro momento si gustas nos referiremos al nacimiento del capitalismo en España en razón del saqueo perpetrado al continente americano, en idéntico sentido se favoreció Gran Bretaña.
Luis conoce mi predilección por Cataluña, y cada vez que se refirió al tema manifesté aún a su pesar que debía independizarse.
Desde afuera; Cataluña es otro país y muchos en Buenos Aires simpatizamos con la idea de su independencia.
Un abrazo, ha sido un gusto Toni,
Ines, si en casi todo estoy de acuerdo con lo que dices. Los europeos pecamos de eurocentrismo pero lamentarse de lo malos que fuimos en el pasado no creo que sirva de mucho. Te hablo de un caso que me interesa, me queda muy cerca y conozco bastante bien. Los occitanos y su cultura tambien fueron casi exterminados con la excusa de la cruz -la cruzada contra la herejia catara-. Denunciarlo esta bien, pero los pocos occitanos que quieren recuperar algo de esa identidad perdida -que nunca podra ser como la del pasado- deben adaptarse a la realidad cambiante y aceptar que la Occitania de antaño nada tiene que ver con la actual. Y cualquier proyecto cultural/politico encaminado a fomentar y "recuperar" algo de la riquisima cultura occitana debera construirse sobre la base de la actual Occitania francesa, no de la de hace siete siglos. Hacer lo contrario seria una locura.
ResponderEliminarPero como ya te he dicho, no conozco bien latinoamerica y menos aun las culturas "indigenas" asi que lo mas prudente sera no opinar sobre esas realidades.
¡Un abrazo y mucha suerte!
Toni
Toni, no me lamento, solo pretendo ser fiel a los hechos y lejos de mi seguir inculpando a España por la sencilla razón que no los vivi, y que no desciendo de las etnias.
ResponderEliminarSolo por eso.
Pensamos con el cuerpo.
Las culturas de las etnias son muy fuertes .Un ejemplo; vivi en la selva misionera y pretendi trasplantar orquideas y helechos en Buenos Aires.
Murieron y el mono que llevé agonizó de tristeza.
Sugiero que consultes en la Web cómo son masacrados los miembros de las etinas americanas; accede también a la página de Survirval...
Un abrazo para ti.
Hola Inés,
ResponderEliminarHe entrado en la web de Survival. A priori parece una organización indigenista radical, pero me imagino que cuando experimentas en primera persona lo que ocurre allí la única opción es ser "radical". Lo demás no sirve. A problemas radicales, soluciones radicales. Tengo la impresión de que el status quo trata siempre de estigmatizar los movimientos que aspiran a cambios profundos de verdad con el sanbenito de "radical" para asustar a la gente y neutralizar así la amenaza.
Si activistas "radicales" como Chomsky, Galeano o Roy confían en vosotros seguro que hacéis un gran trabajo. Con estos autores me pasa una cosa muy curiosa: los admiro y respeto mucho, pero como están mucho más comprometidos que yo me parecen muy radicales. Y Luís, me ocurre lo mismo con la monja Forcadas y Arcadi Oliveras. Todo lo que denuncian es cierto y sus propuestas parecen muy razonables, pero como pequeño burgués que soy me dan miedo y me parecen "demasiado" radicales. ¿Por qué? Pues porque yo no soy un santo, soy un cobarde y en el fondo estoy muy acomodado. Y eso creo que es lo que nos ocurre a la mayoría de "socialdemócratas". Somos capitalistas con mala conciencia. Nada más.
Un abrazo a los dos,
Toni
No es esta la cuestión, Toni. la política es el arte de lo posible y debe plantearse una salida que mejore nuestras vidas, la de los que no formamos parte de la élite dominante. las propuestas heroicas no valen. No creo en los santos ni en los héroes, capaces de morir y de matar por sus ideas. No creo que sea cobardía, en absoluto.
ResponderEliminarUn abrazo
Hola Luis, basicamente estoy de acuerdo contigo, pero creo que en muchas ocasiones lo de que la politica es el arte de lo posible es una excusa para no cambiar las cosas. Y no me refiero solo a los politicos y mandamases, sino a la sociedad en general, que esta acomodada y creo que en el fondo tampoco desea cambios profundos. Creo que lo unico que exije nuestra sociedad es un trabajo no precario, menos corrupcion y mas capacidad adquisitiva. Ya esta. Nada del otro mundo. La sociedad no esta exigiendo un cambio radical de modelo, sino una rectificacion del actual y el fin de la crisis. Pero el drama es que ni eso son capaces de darnos aqui.
ResponderEliminarEstoy seguro de que si todos tuviesemos el grado de conciencia, compromiso y sacrificio de gente como Chomsky o a escala catalana, Forcades, el mundo iria mucho mejor. Es solo cuestion de voluntad, que no la hay. Pero supongo que siempre ha sido asi. Me preocupa la devastacion de la selva centroafricana, pero no voy a renunciar a mi telefono. Me preocupa la hambruna en el mundo, pero paso de ir a ayudar a Africa o al indigente de la esquina, prefiero invitar a cenar a un buen restaurante a mi novia. Y asi en todo.
Para mi es evidente que hay personas mucho mas comprometidas y sacrificadas con el "interes general" que otras y que en consecuencia son mas dignas de admiracion que otras.
Y que conste que a mi me gusta la buena vida y no creo que me deje matar por ninguna idea. Andeme yo caliente...
¡Un abrazo!
Toni
DE acuero Toni. Pero la política sigue siendo el arte d elo posible, lo que ocurre es que hay que entender lo posible de manera radical. Peor los aventurismos llevan siempre al desastre. A veces hay que asumir riesgos, esto es cierto. Lenin lo hizo, pero el pueblo ruso estaba desesperado. Y el resultado final no ha sido bueno. Chomsky forma parte de la élite individual, vive mejor que tú y que yo aunque tenga un compromiso de izquierda. No veo en él ningún sacrificio. Teresa Forcades es una monja y me parece que va de santa por el mundo, aunque tenga razón en muchas cosas.
ResponderEliminarTu sinceridad te honra, Toni. Hay mucho hipócrita que les pasa lo mismo que a tí ( o que a mí) y va de revolucionario radical, no de socialdemócrata.
Un abrazo
Tienes razón. Chomsky no es el mejor ejemplo en este caso. Seguro que vive mejor que yo, pero se lo ha ganado. Y me parece justo que así sea. Y como bien dices él forma parte de la élite intelectual. A mí también me parece que Forcades es un poco iluminada, pero estoy seguro de que se cree lo que dice y predica con el ejemplo. Además no tiene un pelo de tonta. Ahora bien y como ya apuntaste en su día, su proyecto político "radical", si no hace calición con la izquierda "radical" (que tendría gracia una monja dirigiendo las CUP)lo único que hará será sacar votos y perjudicar a las CUP e ICV.
ResponderEliminarPero en cualquier caso, a mí me parece que hay gente más digna de admiración que otra. Y en el caso de Forcades, por más iluminada que me parezca, me despierta mucha más admiración y simpatía que la mayoría de mis conciudadanos. Y eso que, a priori, no tengo intención de votarla...
¡Un abrazo!
Toni
Estoy de acuerdo Toni que hay gente que merece más reconocimiento que otra. Pero en el fondo todos buscamos una retibución por lo que hacemos. Chomsky la tiene y Forcades también, sobre todo porque piensa que será premiada en otro mundo. Esto no les quita valor pero yo soy muy cauto con la palabra sacrificio. Digamos que todos somos egoistas pero que es mejor ser egoista a través de una actitud solidaria hacia el otro que no de una actitud de pasar o utilizar al otro ( aquí Inés igual interviene). Pero el sacrificio es un valor cristiano que en el fondo también es egoista. No hemos de elegir entre ser unos santos y unos cabrones. Seamos egoistas pero respetando al otro, reconociendo al otro, siendo generosos con él. Ni me interesa el ideal cristiano de santidad, ni el ideal romántico del héroe ni el ideal kantiano del deber por encima de todo.
ResponderEliminarUn abrazo
Jo, quan em parlen de multiculturalisme o de la part contrària sempre me'n recorde de mon pare, parlant la llengua del seu iaio i plore, com és possible que aquesta llengua al meu barri, a la meua llar siga tan fosca? I és la meua aposta, la culturalitat de la meua família, si tinc dues llengües, doncs en tinc tres, són la de ma mare i la família de ma mare i la de mon pare. Per a mi eixa és la única crítica al multiculturalisme.
ResponderEliminarVicent