viernes, 10 de agosto de 2012

MOMENTOS POLÍTICOS



Momentos políticos  

Jacques Rancière
( Tradución de Gabriela Villalba)
Madrid : Clave intelectual, 2011

Luis Roca Jusmet

Presentar nuevamente a Jacques Rancière a los lectores de izquierda debería ser ya innecesario, pero me temo que continua siendo un desconocido para una buena parte de este colectivo.
Diré más: Jacques Rancière tiene un interés que supera la posición política de sus lectores. Hay en él, en todos sus escritos, una dimensión emancipatoria que nunca abandona, pero sus precisos y sugerentes análisis lo hacen interesante para cualquier lector inteligente. Pero inteligente es, siguiendo su planteamiento, el que quiere utilizar su inteligencia, el que quiere desarrollar su capacidad. No hay ningún elitismo explícito o encubierto en los planteamientos del autor. No es un escritor fácil, y quizás a veces se deja llevar por el gusto francés por la retórica, pero hay un esfuerzo de transparencia y de reivindicación del derecho de cualquiera a pensar que hace que quiera siempre facilitar y no complicar el recorrido de su discurso. Su palabra, su escritura invita siempre a la participación. Lectura paciente pero transparente.
Tres son los grandes temas de Rancière: la política, la estética y la pedagogía. Los tres son, en realidad políticos porque los tres tratan de como cualquiera debe decidir sobre lo público, de acceder al arte y de aprender. En los tres casos critica como se nos está inculcando de diversas formas un elitismo desigual que no hace más que excluir y someter repartiendo lo político, lo estético y lo intelectual en un orden jerárquico. Contra todo ello lucha Rancière y siempre lo ha hecho sin concesiones.La ruptura con su maestro Althusser, ya en los años juveniles, le sirvió para clarificar el camino. Este camino tiene diferentes momentos, pero todos ellos guiados por un hilo conductor común, que es el de la defensa de la emancipación de todos los humanos. El libro ha escogido un buen nombre porque son diversos momentos, a lo largo de treinta años, en que Rancière habla de política. Pero política es lo que tiene que ver con el común de las gentes, no con los políticos. Lo hace en grandes y en pequeñas cuestiones pero siempre introduciendo un punto de vista original pero sin ningún efectismo.
Estos momentos políticos de Rancière siguen un largo recorrido, tomando como referencia algún acontecimiento político, pero siempre yendo más allá de él, intentando abrir el universo delo posible en nuestra manera de ver y de pensar las cosas. Unos artículos son muy contundentes contra las últimas guerras de dominio, contra las formas más sibilinas de racismo... Los otros son muy críticos contra los tópicos que aparecen a partir del atentado del 11 de septiembre replanteando su sentido simbólico. Hay un artículo muy valiente y muy lúcido reivindicando el legado del mayo del 68 contra todas las ideología que lo han distorsionado para hacerle perder su contenido. Se ha ido eliminando de su imagen la lucha que hubo en las fábricas, la confluencia entre la juventud obrera y estudiantil, las consignas anticapitalistas. Todo ello para tratar de convertirlo en lo contrario de lo que fue y presentarlo como una lucha de los jóvenes burgueses contra los límites de unas estructuras autoritarias a su hedonismo.
Hay también muchas sugerencias valiosas, en los dos últimos y más recientes artículos, sobre el sentido que tiene hoy palabra comunismo. El primero criticando la falsa noción de Toni Negri de un comunismo inmaterial.
Pero es sobre todo el último y más actual artículo del libro, titulado ¿ comunistas sin comunismo? el que nos ofrece una reflexión más seria y contundente sobre el único camino posible de la emancipación. No importante que hablemos de comunismo o de democracia para referirnos a él. Pero lo que importa es que hay unos presupuestos básicos sobre los que no hay concesiones posibles. Uno es es la hipótesis de confianza en los trabajadores y en su capacidad de transformación a partir de la unidad y la igualdad de las inteligencias. Considerar que la igualdad es el objetivo futuro y que en el presente sólo hay incapacidad de los trabajadores para entender lo que quieren y lo hacen es condenarlos a la sumisión. La teoría de la vanguardia ha conducido a la toma del poder estatal y de las fuerzas productivas por parte de una élite dirigente, es decir a un nuevo estado policial. Sólo las experiencias colectivas y autónomas a partir de la subjetividad singular puede producir un avance. Hay que recoger y recordar estos momentos históricos. No sabemos cual es la alternativa, por supuesto, pero la propia experiencia nos irá conduciendo por el camino adecuado.
Podemos tener o no la fe de Jacques Rancière en esta hipótesis de confianza pero en todo caso es la única apuesta que nos permite pensar otro mundo posible. Lo demás, más de lo mismo.

4 comentarios:

  1. Asumiendo el riesgo de precipitarme en opinión cuando no he leído de Ranciere mas que “La Mésentente” y su “Odio a la democracia”, tengo dudas sobre el juicio que hace Ranciere acerca de mayo 68. Su opinión pues, la obtengo, solamente de tu articulo., que como es un articulo, evidentemente no puede extenderse sobre en qué hechos , acontecimientos ,etc – no meramente anecdóticos y excepcionales, claro,- se fundamenta Ranciere en encontrar esa alianza obreros-estudiantes que supuestamente dice que hubo en mayo 68. Juzgo unicamente de mi testimonio directo. ( lo cual yo se- sin falsa modestia- que no es ninguna garantía de veracidad porque su puede mirar y no ver, o mirar sin pensar ).Viví aquellos acontecimientos directísimamente y tuve tiempo de digerirlo porque vivi allí desde el 68 hasta el 85, con pausa del 70-72 para terminar los estudios y hacer la mili en España. Tuve en la ocasión las dos condiciones : estudiante y trabajador. Pero lo viví, mas como obrero que como estudiante por mi vecindad, compañeros, ambiente, etc. Pues bien, en la base y sentir mas inmediato y popular siempre hubo un abismo entre estudiantes del 68 y obreros: manifestado en una mezcla de recelo, incomprensión, e incluso- por parte de estudiantes- cierto menosprecio hacia los obreros politicamente o sindicalmente comprometidos a los que se les veía como “conservadores“ cuando no francamente de derechas , alienados por la sociedad de consumo , o reformistas que no entendían la revolucion , como contaminados por culpa una tradición “ realista” o “reformista” del partido comunista francés y de los sindicatos. Los estudiantes se tomaban a si mismos como los que de verdad plateaban la revolución y la emancipación y la ruptura. Concretamente a PCF y CGT- que en aquella época aún eran masivos y omnipresentes en todo lo obrero- lo despreciaban. Compañeros y conocidos mios, obreros y militantes en política y lucha sindical desde su infancia,-hijos y nietos de luchadores comprometidos- sorprendidos y molestos de esa descalificación de su lucha por no ser suficientemente revolucionaria no terminaban de entender a los estudiantes. Hubo cierta acción política conjunta y alianza, si, pero siempre impregnada de ese recelo y solo para un aprovechamiento mutuo oportunísimo y circunstancial entre ambas partes. ¿ Se equivoca mi impresión vivida o se equivoca Ranciere? Posiblemente yo, claro, pero que alguien me saque del engaño .

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  2. Hola Miguel Angel. La impresión que tengo sobre lo que dice Rancière, quq quizás he expresado mal o simplemente el contenido del artículo no es claro, me parece perfectamente compatible con lo que dices. Creo que son estos acontecimientos los que distancian a Rancière de Slthusser y su teoria de la vanguardia comunista y la ideología espontáneoa de los obreros, pocos revolucionarios. Ahora estoy leyendo otro libro en el que se recogen muchas entrevistas y me parece que esta es la ide. Rancière quiere entender el movimiento emancipador Supongo que esta pequeña alianza de la que hablas es la que quería recoger, con todos sus defectos.
    Un abrazo y gracias por animar el debate. En cuanto pueda me leeré el que has publicado de Zizek y comentaré alguna cosa.

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  3. Perfectamente de acuerdo con lo que dices. Ademas es uno de los debates centrales que deberia preocuparnos no por un lujito ocioso de partir un cabello en dos sino por el alcance que tiene en nuestra praxis militante diaria, cada uno como puede en su circusntancia. Constantemente nos enfrentamos en la practica a ese asunto, incluso en el mas minimo acto de lucha en el que participamos u organizamos. ( Saludos.

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  4. Un abrazo Miguel Angel. Tu comentario inicial me ha gustado porque es desde la experiencia que vale la pena plantear las cosas. Me parece que Rancière, como Castoriadis tienen mucho que aportar. Aunque también nosotros, por supuesto, hemos de epnsarlo, aunque no sea de forma tan brillante como ellos. Lo que no necsitamos son discípulos.

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