martes, 17 de julio de 2012

AVENTURAS Y DESVENTURAS DE UN FILÓSOFO EN EL MUNDO GLOBALIZADO



Y entonces se me ocurrió una idea : el Zhuangzi, me dije, no es un texto cualquiera. Este libro es, al menos en parte, obra de un filósofo. Y por "filósofo" entendía un hombre que piensa por sí mismo, tomando como objeto de su pensamiento la experiencia que tiene de sí miso, de los demás y del mundo.; que se informa de lo que piensan o de lo que pensaron antes que él los demás filósofos; que es consciente de las trampas que tiende el lenguaje y, en consecuencia, lo utiliza de un modo crítico.
Jean François Billeter

Escrito por Luis Roca Jusmet

 Me considero un filósofo. Lo digo sin reservas y también sin justificación : es una decisión, una elección. No encuentro una palabra mejor para describir lo que hago. Uno de los vicios de la filosofía actual es su circularidad : los filósofos discuten horas y horas, folio tras folio, sobre lo que hacen. Es un poco kafkiano porque al final parece que el hablar sobre lo que es la filosofía es el principal problema de los filósofos. Yo me limito a constatar que elijo el nombre de filosofía y lo hago porque éste es el significante que ha acompañado mi camino del pensar. Digo mi camino del pensar porque también aquí podemos aplicar el dicho de Antonio Machado : "Caminante, no hay camino, se hace camino al andar". El pensar es una experiencia interior, como dijo Georges Bataille, y al hacerlo realizó un camino singular, inclasificable, original.

Yo no era un alumno excesivamente destacado pero con la filosofía empecé a brillar. No me refiero a brillar con respecto a los otros sino con respecto a mí mismo. Algo se encendió en mi mente, algo que la transformó en una esponja en la que cada palabra, cada concepto, cada idea, quedó absorbida en mi intelecto como con todos los matices, con toda la precisión. Esta gente, los llamados filósofos, hablaban de temas que despertaron mi pasión. Hablaban de la vida humana desde el punto de vista de su valor, de su sentido. Hablaban de la verdad, de la justicia, del bien y del mal. Del mundo, de lo que las cosas son. No es que fueran nuevos temas porque desde la religión ya me habían transmitido muchas ideas sobre estas cuestiones. Pero ahora no me daban respuestas, ordenes o consejos, ahora me transmitían preguntas. Me dí cuenta de la importancia de las preguntas en el pensar y, poco a poco, de que cada pregunta abría un camino que cada cual, con su pensar singular, podría recorrer. Claro que caí inicialmente en el error de pasar de las preguntas a la búsqueda de respuestas, buscando el texto sagrado que adorar. No en vano llevamos a nuestras espaldas siglos de catolicismo. Pero la filosofía no es esto, los filósofos son paradigmas, ejemplos de estos caminos. Un filósofo te muestra el trazo de un camino, que es su camino y no el tuyo: un filósofo no busca nunca seguidores.
Pero tampoco nos hagamos ilusiones sobre un posible pensar adánico, originario, que se origina en sí mismo. Todos pensamos sobre lo que han pensado otros, sobre una herencia anterior. En mi caso he leído, a lo largo de cuarenta años, cientos de libros de filosofía. Me ha costado mucho aprender a leer, es decir, aprender a asimilar de una manera crítica lo que he ido leyendo. Es un arte dificll, ya que implica resolver la paradoja de estar receptivo por un lado pero el de ser capaz de aplicar un criterio por otro. Si eres capaz de entender lo que lees pero no aplicas un criterio propio te acabas identificando con lo el discurso del otro, con lo cual te conviertes en un seguidor de lo último que has leído. Si tienes criterio pero no estás abierto a lo que lees eres un dogmático incapaz de escuchar al otro. Formarse un criterio es un trabajo arduo y laborioso que tiene como principal enemigo la impaciencia. Pero vivimos en una sociedad nerviosa que busca recetas, soluciones, fórmulas, que no sabe esperar. Cómo se equivocaba Kant, en su optimismo ilustrado, cuando a finales del siglo XVIII esperaba que la humanidad fuera capaz de salir de su minoría de edad y de que los humanos fuéramos capaz de pensar por nosotros mismos. ¡ Se acabaron los tutores, proclamó Kant ! Kant sabía lo que dejábamos pero no pudo ver lo que vendría. Y lo que llegó es una sociedad superficial, cargada de información y dominada por tutores invisibles que nos manipulan. La filosofía cumple muchas veces el triste papel de sustituir a la religión : guiás espirituales que te enseñan el camino.
De esta forma he leído cientos de libros sin criterio y cientos de libros con criterio. Algunos bien y otros mal digeridos, pero unos y otros se acumulan como este material sobre el que he intentado pensar. Digo intentado porque también pensar es un duro y laboriosos aprendizaje. No digo competencia, término de moda en la psicopedagogia dominante que no me gusta. : aunque no se habla de competir con otro sino de ser competente la palabra tiene algo de arrogante y de segregador que me molesta. ¿ Los competentes y los no competentes en el terreno del pensar ? No me convence el planteamiento. Lo artesanal implica, para el gran sociólogo Richard Sennet, un compromiso a través de la práctica disciplinada. Responde al deseo de realizar bien una tarea, de desarrollar una capacidad. Me gusta esta idea de desarrollar una capacidad como idea emancipación. Lo han dicho de diferente manera Karl Marx, Jacques Rancière y Amaryrta Sen : la emancipación es el desarrollo de las propias capacidades. Una de ellas es, o puede ser, el pensar. Pero no es fácil y quizás necesite también un límite, una medida. El gran maestro budista zen Taisen Deshimaru dice que todos los filósofos acabamos un poco locos porque pensamos demasiado y así estimulamos en exceso el cerebro frontal. Es posible que tenga razón. En todo caso me gustaría que las miles y miles de horas que he dedicado a la filosofía me sirvieran para ser capaz de pensar por mí mismo sobre estos temas que me han inquietado durante tanto tiempo. Y también que sea capaz de transmitir a otros estos pensamientos, no para guiarles sino para mostrarles un camino posible que les motive para trabajar el suyo.
En todo caso la palabra filosofía es la que ha marcado mi andadura intelectual y profesional posterior. Me hace pensar que el polémico psicoanalista Jacques Lacan tenía razón cuando afirmaba la prioridad del significante sobre el significado. En una lectura superficial parece absurdo afirmar que son las letras, que como todos sabemos son arbitrarias, las que importan más que los conceptos. Pero en una reflexión más profunda entendemos que el significante tiene un peso propio aunque su significado sea ambiguo o se desplace. Yo no sabría definir lo que es la filosofía y seguro que si pudiera decir lo que ha querido decir para mí en diversas etapas de mi vida, los significados irían cambiando. Filosofía es una palabra que tiene una consistencia propia frente a la volatilidad de sus significados.
Muchos planteamientos de lo que es la filosofía me parecen sugerentes y los acoge sin plantearme una delimitación excluyente. Me parece muy interesante Giorgio Colli cuando habla paradójicamente de la filosofía como una pérdida de la sabiduría. Es cuando los sabios dejan de ser los que saben y cuando los que quieren aprender se someten a su autoridad cuando aparecen las preguntas y se inician los razonamientos públicos. Quizás, nos dice, Platón fuera un sabio pero al escribir los diálogos se muestra como si no lo fuera. Es posible que existiera un saber esotérico transmitido a los discípulos de manera iniciática y que los diálogos fueran sólo migajas para el pueblo. Hubiera nacido de esta forma la filosofía de una escritura que se contempla a sí misma como un ejercicio de poco nivel y a partir de aquí nacerá toda esta tradición filosófica que, como dijo Withehead, no deja de ser sino unos comentarios a pie de página de los diálogos de Platón. También me resulta muy atractiva una versión muy diferente, que es la de Pierre Hadot. Filósofo francés muerto hace poco tiempo, plantea una historia de ela filosofía muy interesante. Dice que la filosofía es inicialmente entendida como una forma de vida y que en las primeras escuelas filosóficas de la la antigüedad grecorromana ( la Academia platónica, el Liceo aristotélico, el Jardín o la Stoa) se debatía sobre los problemas fundamentales de la vida desde una posición ética. Que la lógica no era una disciplina sino una práctica del pensar, que la física era una perspectiva sobre el Mundo... No era enseñar a pensar bien sino pensar bien, no a actuar bien sino actuar bien. Que solo después, a la Roma tardía, aparece la lectura de los textos y la explicación de las ideas de los maestros : la escolástica, que se consolidará en la época medieval. Luego ya sabemos, la filosofía se transforma en una actividad académica, una disciplina universitaria. Aparecen los profesores de filosofía, los que enseñan filosofía, que son los que trabajan los textos de los filósofos clásicos. Aunque muchos filósofos como Schopenhauer han despreciado a los profesores de filosofía me parece que hay que ser más prudente. La filosofía académica, el trabajo paciente y riguroso sobre los textos clásicos, como nos demostró el propio Pierre Hadot y en nuestro país Felipe Martines Marzo, puede ser muy interesante. Para estos pensadores ala filosofía es un invento griego. Cornelius Castorinas, de origen griego y uno de los pensadores de la izquierda más importantes del siglo XX, lo planteó en términos muy radicales. Con Grecia la historia humana se transforma totalmente, ya que la sociedad humana se entiende a sí misma de manera abierta, como una auto creación. No es ya la tradición que debe continuar, es la sociedad, la comunidad humana la que se inventa a sí misma, creando sus valores, su propio imaginario. El horizonte que se abre, todavía no concluido, es el de la libertad frente a la coacción. Me parece que es una verdad a medias, que peca de excesivamente eurocéntrica, que idealiza a Grecia y uniformiza al resto, pero es un relato estimulante. Salgamos entonces de Grecia y vayamos a China. Aunque lo vamos a hacer a través de dos europeos, sencillamente porque son como nosotros, que aunque no pretendamos ser el centro somos lo que somos y no hay más. Estos dos europeos son dos sinólogos franceses que se llaman François Jullien y Jean-François Billeter, El primero plantea que Grecia elige el camino de la filosofía, mientras que China elige otra manera de pensar. De esta forma Jullien va desgranado la diferencia entre la idea de sabiduría, de belleza, de estrategia, del tiempo entre una cultura y la otra. Las diferencias, dice, nos permiten entender mejor nuestro camino europeo, confrontado al del Otro,que es el de China. Belletier estudia a Zhuangzi, uno de los sabios taoístas considerados por Jullien como la antinomia de la filosofía, para presentarlos como filósofos. Allí donde uno veía la diferencia el otro ve lo común y lo compara con alguien tan occidental como Wittgenstein. Belletier polemiza y escribe incluso un libro titulado Contre François Jullien. Esta bien pero no hay que dejar de considerarlo como un cierto artificio retórico y no tenemos porque elegir entre uno y otro. Los dos nos enseñan, con los dos aprendemos.
 Pero  que ha dado una definicón más estimulante de filosofía es Gilles Deleuze : la filosofía crea conceptos. Mientras que el científico crea modelos y el artista configuraciones visuales o auditivas para ver el mundo de otra forma. La filosofía nos enseña a pensar. el mundo y a nosotros mismos de otra manera
Hablar de filosofía siempre ha querido decir para mi hablar del presente y nuestro presente es el capitalismo globalizado del siglo XXI. Esta es una de las enseñanzas de Michael Foucault cuando dice que la filosofía es una ontología del presente.

7 comentarios:

  1. Hola de nuevo Luís,

    Bonita, honesta y sincera reflexión.

    Estoy de acuerdo contigo: La filosofía puede ser muchas cosas (vigilante del lenguaje, terapia, reflexión sobre las cosas y la existencia, discurso sobre sí misma, etc.), pero, sobre todo -para mí- es una forma de vivir, y en esto, concretamente, estoy de acuerdo con Hadot. Sólo entendiéndola de este modo sea el enemigo, como muy bien dices tú dices, del "folio por folio" a veces; de la impostura, de la falsa modestia y de la hipocresía,la mayoría. No existe El Camino, si no que, por el contrario, se hace camino al andar. Sí, ese andar es reflexión unido a una actitud.

    A mi parecer, la filosofía es una actitud ante la vida, una puesta en escena en este gran teatro al que llamamos mundo. La filosofía es razón y emoción, detrás de las razones más razonables siempre encontraremos emociones más poderosas. Y es en este sentido donde discrepo minimamente contigo en desvincular totalmente a la filosofía de la retórica. Para mí, la concepción emotiva de la filosofía está intrinsicamente enlazada con la ficción literaria, poética, mágica e ilusionista de la retórica sin que por ello incurra en falsedad y mentira. Y si bien me considero adversario del discurso "del todo vale" hedonista,inmoral, superficial y vacuo llevado a su extremo, no condeno, sin embargo, su capacidad mágica, imaginativa, ilusionante...

    La mayor parte de la filosofía occidental nos ha hecho pensar y ¡creer! que la retórica es algo malo, falso, erroneo, superficial, maquiavélico... La retórica como herramienta al servicio de los oradores para engañar al pueblo, para hacer pasar lo blanco por lo negro, al servicio de intereses oscuros. Y si bien son verdad buena parte de estas acusaciones y sigo creyendo que la reflexión filosófica es una mirada lúcida sobre las cosas y sobre uno mismo, tampoco por ello no dejo de pensar que la reflexión filosófica -que no los hechos como existencia- se aguanta por la creencia en, en la pasión por, en la imaginación, magia e ilusión de..., en el autoengaño a...; en definitiva, en la representación por, para, a... y de nosotros mismos. En este gran teatro llamado vida que no sueño.

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  2. Hola Alfonso, gracias por seguir animando el blog. Estoy de acuerdo contigo en lo que dices de la retórica en sel sentido que lo dices. Me refiero más bien al discurso bien hecho sin contenido. El afecto, la emoción, el sentimiento es la vida. Nunca una filosofía muerta.
    Un abrazo
    Luis

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  3. Contra el exceso de uso del lóbulo frontal, cada cual puede hacer lo que quiera, a mí me va bien el deporte, diversos deportes que igualan o equilibran horas de esfuerzo intelectual con tiempo de esfuerzo físico, buscando el equilibrio. Ahora mismo por una lesión de la que espero restablecerme llevo un tiempo parada...Pero sueño con volver a la actividad física a mi nivel habitual.
    También el viaje y el encuentro con otras gentes y experiencias es una necesidad para no convertirse en un simple devorador de libros.
    Me encantó encontrarme con Marcher, une philosophie. Philipe Gros ha escrito y tabajado sobre Foucault pero yo le estaré agradecida por esta interpretación de la importancia del andar, simplemente, para tantos filósofos, poetas, escritores.
    El problema que tenemos ahora para una filosofía a la antigua como forma de vida es la "cordillera inmensa" que se interpone de la historia de la filosofía. Pero no hay Alpes que no se puedan subir por un lado y bajar por el otro lado...

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  4. Bien, yo practico tai chi y chi kung. Comparto contigo la idea que la lectura debe ser una parte de la vda pero no la fundamental. Leer es integrar lo que dice el otro en tu experiencia, no en tu intelecto. Agradezco tener trabajo, familia, amigos y esta practica corporal de la que te hablaba para no convertirme en un simple lector. también escribir ayuda a equilibrar pero permaneces en el ámbito de la letra, por decirlo así

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  5. Yo dichosa de galopar con Tormentita , mi yegua de espuma y sal...
    No necesito nada más cuando estoy con ella.
    Y en general me aburro mucho con la gente...salvo magníficas excepciones...

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  6. Luis, ¿cantante nuevoSpinetta?, fui a cien recitales de él...Murió hace unos meses ...duelo nacional te diría...
    El querido Falco...increible, dulce, único...

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  7. ya ves Inés, he descubierto el mediaterráneo, más vale tarde que nunca.
    A mí también la gente, en general, me cansa.
    Fíjate que me olvidé del mar, del bosque... mirar el cielo.

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