lunes, 22 de abril de 2019

POR UNA IZQUIERDA INTERNACIONALISTA


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Si bien no en la sustancia aunque sí en la forma, la lucha del proletariado contra la burguesía es al principio una lucha nacional. El proletariado de cada país debe en primer lugar saldar cuentas con su propia burguesía, por supuesto ( ...). Los trabajadores no tienen patria; así pues no podemos arrebatarles lo que no tienen . Puesto que el proletariado debe ante todo adquirir la supremacía potencial, debe ponerse en pie para convertirse en la clase más importante de la nación , debe constituir la nación misma, el proletariado es en cierto sentido nacional, aunque no en el sentido burgués de la palabra (...).¡ Trabajadores del mundo unios !

MARX Y ENGELS, El Manifiesto comunista


Como dice Immnuel Wallerstein, ningún documento refleja mejor la ambivalencia central del mundo moderno en relación con la identidad nacional y mundial que el manifiesto comunista de Marx y Engels. De lo que se trata entonces es de saber cómo se concreta hoy en la sociedad tardocapitalista globalizada este mensaje, que hay que situar siempre históricamente. Independientemente de que algunas reivindicaciones de los pueblos que se ven privados de libertades culturales específicas sean justas (empezando por la lengua) no pienso que el comunitarismo, el nacionalismo o el multiculturalismo deban ser una bandera de la izquierda. Por el contrario, considero que hay que recuperar como alternativa un viejo término, el de internacionalismo. O el de cosmopolitismo, tal como nos propone un filósofo contemporáneo de ascendencia africana, Kenneth Appiah. Su crítica al multiculturalismo, extensible al nacionalismo, es la de basarse en la cultura como eje identitario básico. Las particularidades culturales (entre ellas la lengua) hay que defenderlas en la medida que las personas quieren mantenerlas y potenciarlas, no como algo bueno en sí mismo. Pero estos rasgos culturales no forman conjuntos homogéneos, ya que las influencias que tenemos cada uno de nosotros son diversas y nosotros mismos podemos organizarlas o modificarlas en nuestra dinámica vital subjetiva. Una propuesta transformadora de la sociedad debe incluir esta defensa de la libertad individual y del respeto a la autonomia personal por encima de supuestas identidades culturales.
Cuando planteamos la identidad en términos culturales nos olvidamos de que la identidad cultural no es nunca homogénea, y menos ahora que nunca. La identidad personal la construimos socialmente a partir de materiales muy diverso. A nivel cultural somos condicionados de maneras cada vez más heterogéneas Aquí únicamente podríamos excluir, y también relativamente, las sociedades realmente tradicionales, que cada vez son más extrañas en el mundo globalizado en que vivimos. Quizás un ejemplo, por sus condiciones peculiares y excepcionales, podría ser el pueblo saharaui. Pero en el marco de los países que se dan en el tardocapitalismo globalizado, hemos de defender un margen de elección desde nuestra autonomía personal. No para elegir cualquier identidad, que es imposible, sino para disponer de la capacidad de priorizar entre los rasgos culturales que de manera simultánea nos conforman como sujetos. Es decir, que todos tenemos una raíz cultural diversa que vamos transformando, voluntaria o involuntariamente, de manera dinámica. Podemos elegir cambiar de creencias, de valores o de hábitos, ya que la identidad originaria nos condiciona pero no nos determina.
El filósofo y economista de Amartya Sen lo ejemplifica muy bien en su estudio de la sociedad india, que es totalmente diversa y que se presenta falsamente como una civilización homogénea. Un indio puede ser musulmán y pertenecer a una etnia específica diferenciada de otro indio, que a la vez puede ser budista, ateo o cristiano. Veamos cómo en este ejemplo ni aparece el hinduismo, que sería la religión “propia” de la India. Un marroquí puede tener en común la religión con un pakistaní o con un español aunque las lenguas y otros rasgos culturales sean diferentes. Sen nos avisa de los peligros que derivan de la ilusión de una identidad cultural colectiva única, ya que conducen al sectarismo y, en el límite, a la violencia. Lo hemos visto en Ruanda y en Bosnia. Pero aún alejándonos de estas legitimaciones de la violencia podemos constatar que también los que se presentan como víctimas pueden esconder oscuros intereses. Tomemos por ejemplo el caso del Dalai Lama, que dice que China comete un genocidio en el Tíbet porque quiere destruir “la lengua, la religión y la cultura del pueblo tibetano” y analicemos en detalle esta afirmación a partir de los tres elementos que formula. La lengua es un rasgo cultural importante pero no definitorio de una manera de ser. Es totalmente denunciable el pretender reprimir una lengua pero es un exceso injustificable identificar la represión de una lengua con el genocidio cultural. Por otra parte identificar un pueblo con una cultura y a ésta con la religión es falso y peligroso. Finalmente cuando habla de cultura, excluyendo la lengua y la religión ¿qué es lo que queda?
Un sociólogo crítico, Gerd Baumann analiza en un libro excelente llamado “El enigma multicultural” que la identidad cultural únicamente se sostiene en la religiosa, la étnica o la nacional y que las tres son muy problemáticas ya que se constituyen básicamente sobre identificaciones imaginarias. ¿Y que pasa cuando alguien no se identifica con esta identidad que se atribuye a la comunidad en la que se le sitúa?: pues que quedaría excluido de la comunidad y se le llegaría incluso a considerar un traidor.
Muchas veces cuando hablamos de tradiciones entendemos la cultura de una manera esencialista, como un conjunto de prácticas que se transmiten estáticamente por generaciones y que hay que conservar. La realidad cultural es mucho más compleja y más abierta y mejor entender la cultura como una realidad viva, en constante creación y transformación, como muy bien nos mostró el filósofo griego-francés Cornelius Castoriadis. La tradición lo es siempre de algo, que puede ser una creencia o una práctica pero creo sinceramente que no hay ni creencias ni prácticas absolutas en ninguna de las naciones actuales. Más bien estas supuestas tradiciones se promocionan artificialmente para reforzar la propia ideología nacionalista. La lengua hay que mantenerla en la medida que los sujetos parlantes, es decir las personas quieran hacerlo pero es muy discutible identificar la lengua con la cultura y ésta con la nación, como suelen hacer de hecho los nacionalistas, envolviéndola en un retórica culturalista más amplia ( tradiciones, creencias, costumbres) que resulta difícil de especificar como algo común del colectivo del que se habla. Es la idea romántica de nación que hereda la fuerza emocional de la religión para dar cohesión a la comunidad. Pero ¿no es otro tipo de cohesión la que es deseable desde la ciudadanía democrática? No es el ideal de ciudadano autónomo y a la vez cooperativo, que es capaz de vincularse a la sociedad desde su creatividad, que recoge a la vez lo que es propio y lo que es común ?
Algunos autores comunitaristas, como Charles Taylor, han sostenido que centrarse en lo individual significa olvidar nuestro horizonte social y caer en una concepción atomista que lleva a posiciones políticas individualistas, en el peor sentido del liberalismo. Esto no tiene porque ser así porque también podemos afirmar la dimensión social del hombre desde este punto de vista cosmopolita sin orientarla en un sentido culturalista, buscando los elementos comunes y respetando las diferencias. Y no dejemos la defensa de la libertad individual en manos de los liberales, porque la mayoría la defienden únicamente de manera retórica y es la izquierda la que también ha de asumir su defensa en equilibrio con la defensa de otros principios como la igualdad.
Pero en el respeto a las diferencias hay que señalar dos matices importantes. El primero es que el respeto es, como dice el sociólogo de izquierdas Richard Sennet, un trabajo activo, expresivo de aproximación al otro. Slavoj Zizek ya nos ha advertido de que la ideología políticamente correcta de la tolerancia hacia la diferencia es en cierto modo una manera una manera de justificar la distancia hacia el Otro. A este Otro, que es el extranjero, lo toleramos pero manteniendo las distancias y desde la superioridad del que cree que tiene una visión amplia frente a los que están limitados por sus tradiciones culturales. La propia curiosidad hacia el exotismo de este Otro es la otra cara de la misma moneda. Lo segundo que hemos de señalar es que este respeto, cuando es aceptación de la diferencia, es más que tolerancia. Pero también tiene unos límites, que son precisamente la reciprocidad y la democracia. Reciprocidad quiere decir que ni respetamos ni toleramos las conductas ni las creencias que se basan en el no respeto hacia el otro. Ni tampoco las posturas antidemocráticas, en el sentido fuerte de la palabra, del que nos hablan autores como Charles Tilly, Jacques Rancière, Immanuel Wallerstein y Cornelius Castoriadis. Para Tilly y Wallerstein la democracia es la lucha de los sectores populares, de los trabajadores, de las mujeres, para tener acceso al poder político, a la capacidad de decisión sobre los asuntos públicos. Para el filósofo francés Jacques Rancière la democracia es que cualquiera puede decidir sobre los asuntos públicos, que la emancipación pasa por el desarrollo de las capacidades de todos, entre las cuales está su capacidad política. Para Castoriadis la democracia sólo es posible si hay participación autogestionaria, por un lado, y autonomía personal por otro. En este sentido no merecen ni respeto ni tolerancia las teorías elitistas y jerárquicas que plantean que sólo una minoría tiene acceso a los mecanismos decisorios, al poder. La lucha de la izquierda debe ser por que todos seamos capaces de realizarnos en todos los ámbitos y debe ser la sociedad la que ponga los medios para hacerlo.
La sociedad globalizada es un hecho y cumple la previsión de Marx de que el capitalismo rompe todos los vínculos comunitarios anteriores (étnicos, familiares, corporativos). Desde la izquierda pienso que no hemos de reivindicar estos lazos perdidos y muchas veces idealizados sino que hemos de plantear dar una orientación diferente a la globalización, alternativa a la lógica devastadora del capitalismo. Éste podemos considerarlo como la máxima tecnología al servicio de la acumulación constante de capital. Hemos de reivindicar una racionalidad práctica orientada hacia la felicidad colectiva. En esta sociedad globalizada hemos de transformar esta dinámica en una concepción cosmopolita que busque una identidad social no basada en una identificación cultural sino en un proyecto común democrático basado en el respeto al otro. Pero el respeto es el esfuerzo por compartir, conversar y conseguir una vida digna para todos. Proceso que no podemos sostener si no es sobre la base de algo que nos une. Porque no olvidemos que este encuentro con el otro sólo es posible a partir de la afinidad y no de la diferencia. No se trata de buscar la uniformidad sino lo común.
Las identidades culturales deben servir, y esto nunca deben olvidarlo las izquierdas, para ocultar o diluir otras identidades mucho más objetivas como la de la clase social. Cuando en EEUU se habla de “voto latino” o de “voto negro”, aún recogiendo un estatus real, que puede ser una discriminación con respecto a la mayoría blanca anglosajona, se está ocultando la identidad de clase que puede haber entre un obrero blanco, negro y chicano, los intereses comunes que se derivan de ello y las consecuencias políticas que implican.
No contrapongamos la libertad de los antiguos, la de la participación política, con la de los modernos, la personal. Porque la lógica del capitalismo se las carga a las dos, que son la garantía de la felicidad colectiva y personal.
Pero no nos engañemos, frente al mercado cosmopolita hacen falta formas de gobierno cosmopolita. Solo estas formas podrán combatir los graves problemas globales que padecemos, financieros, económicos y ambientales. Recuperemos lo mejor del liberalismo, del republicanismo y del socialismo para construir una alternativa de izquierdas cosmopolita e internacionalista. La globalización neoliberal y los fundamentalismos culturalistas, religiosos o culturalistas son la cara y la cruz de lo se levanta hoy contra un mundo mejor donde los seres humanos estemos lo más emancipados posible.

 

25 comentarios:

  1. Estoy de acuerdo con tu idea central que yo la entiendo como republicana y democrática consecuente. Es también mi idea. Y habrá que irse ganado a las personas para tal idea de manera democrática, como no puede ser de otra manera. Pero el camino es muy complejo, complicado y contradictorio. El caso es que las identidades nacionales y religiosas están muy arraigadas no sólo formal y socialmente, sino también en el fuero interno de cada uno, en lo más emocional de su ser. Y hay que tener mucho cuidado con despacharlas de prisa y corriendo (no es tu caso). Voy a hablar desde mí. Más bien, voy a pensar en voz alta. Por ejemplo, la lengua. La considero muy importante. Yo a veces suelo decir que mi lengua materna, el castellano, y todo lo que he sentido, aprendido y pensado a través de ella (junto con mi barrio de la infancia) es mi patria. Por decirlo de alguna manera, preferiría la adhesión a una Unión Lationoamericana que a la Europea. Soy castellano parlante de un barrio proletario del extrarradio de Bilbao y hasta mi juventud no me percaté de que el anecdótico vascuence de algún aldeano de por allí era el euskera, lengua que había sufrido una terrible represión fascista y que muchas personas querían recuperarla y darle rango oficial. Mi relación con el euskera ha sido muy contradictoria, más intelectual y política que emocional, y no he terminado de practicarla y dominarla (con 63 años, ya paso), y todavía me siento incómodo en determinados ambientes por no hablarla. Y me molesto si intuyo algún tipo de presión, insinuación o velado reproche por ser castellano-parlante (¿qué no sentirán ellos? Me digo a veces). Pero opino que ambas lenguas han de desarrollarse y desenvolverse de igual a igual y no hago ascos a que institucionalmente tenga algún tipo de discriminación positiva la minorizada hasta tanto alcance un nivel de tú a tú con la dominante, que es la mía. Entiendo que lo ideal para una buena convivencia es que se llegue a generaciones totalmente bilingües y respetar que cada cual dé el uso que le parezca a cada lengua.

    Otro ejemplo, la cuestión de clase social. ¿Y si una alianza de izquierdas abertzales me demostrara con hechos que en su ámbito de poder territorial toma medidas más favorables para las clases trabajadoras que la izquierda “no nacionalista”(¡ja!)? ¿Y si de hecho compruebo que promueve un entramado social e institucional más democrático, laico y republicano que el “español”? ¿Cómo actúo? ¿Lo rechazo por “nacionalista vasco”? ¿Apoyo a la izquierda “del Estado”, porque “no es” nacionalista, y espero a que algún día llegue a los mismos hechos?

    La verdad es que todo lo que has expuesto en tu artículo da para rato. La pena es que en tu blog no hay mucho debate y eso que planteas temas muy serios e interesantes, con una posición personal en la que encuentro muchas coincidencias con la mía. También leo tus reseñas de libros en el “Viejo Topo”. Un placer.

    Un saludo solidario. A. Salvador.

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  2. Encantado de seguir onversando contigo,amigo ( ¿ Salvador de nombre ?). Mis posiciones actuales son más ambiguas que cuando escribí el artículo hace años y siempre ha sido motivo de debate. Yo soy catalán pero mi lengua materna es el castellano. Aquí en cataluña he comprobado que quien no es nacionalista catalán acaba defendiendo posicones españolistas, casi siempre. Yo he normalizado mi catalán y es casi la única lengua que hablo ahora ( auqnue siempre que puedo escribo en castellano). Incluso te diría que quizás en un referéndum votaría por la independencia. Porque es mejor un Estado pequeño que un Estado grande ( y además un Reino). Porque quizás aunque lo del expolio fiscal es un argumento que no comparto haya un cierto trato desfavorable hacia Cataluña ( aceptando la necesaria solidaridad, claro). Como dice Ziziek el nacionalismo es la parte patológica de las democracias. también Chantal Mouffé plantea la necesidad de tener en cuenta las pasiones ( que entiende como identificaciones)de una forma positiva. En todo caso sigo considerándome no nacionalista. SEguiremos el debate, amigo. Y gracias por tus comentarios, que siempre animan a seguir trabajando.

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  3. No entiendo. Publicas "Por una izquierda cosmopolita" el 27.09.2012 junto con dos comentarios del 11.07.2012.

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  4. Hola Agustín. Tienes razón. De vez en cuando pongo a primera página artículos antiguos que tienen, para mí, actualidad. Los comentarios los conservo. A veces retifico o añado alguna cosa, simplemente.
    Un abrazo

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  5. Apreciado Luís, acabo de leer un artículo de Salvador Seguí, el Noi del Sucre,que a mi modo de ver muestra muy bien el carácter revolucionario del independentismo de izquierdas, y que al menos desde mi punto de vista, encaja muy bien con la idea de izquierda cosmopolita. Léalo, que le aseguro que no tiene desperdicio.

    A Catalunya, els elements reaccionaris del catalanisme, sovint aixequen la bandera de les reivindicacions catalanes, en un sentit nacionalista. I quan més soroll fan és en els moments es quan es produeix un fet social de ressonància, talment com si cerquessin la intervenció de les autoritats de l’Estat espanyol per a batre els treballadors catalans.

    Nosaltres, ho dic ací a Madrid, i si convé també a Barcelona, som i serem contraris a aquests senyors que pretenen monopolitzar la política catalana, no per assolir la llibertat de Catalunya, sinó per poder defensar millor els seus interessos de classe i sempre amatents a malmetre les reivindicacions del proletariat català. I jo us puc assegurar que aquests reaccionaris que s’autoanomenen catalanistes el que més temen és el redreçament nacional de Catalunya, en el cas que Catalunya no els restés sotmesa´.

    I com que saben que Catalunya no és un poble mesell, ni tan sols intenten deslligar la política catalana de l’espanyola.

    En canvi, nosaltres, els treballadors, com sigui que amb una Catalunya independent no hi perdríem res, ans el contrari, hi guanyaríem molt, la independència de la nostra terra no ens fa por. Estigueu segurs, amics madrilenys que m’escolteu, que si algun dia és parles seriosament d’independitzar Catalunya de l’Estat espanyol, els primers i potser els únics que s’oposarien a la llibertat nacional de Catalunya, foren els capitalistes de la lliga regionalista i del Fomento del Trabajo Nacional.

    Tanmateix hi ha moltes proves que confirmen el meu raonament. Tan se val que proclamin el seu catalanisme en discursos i articles periodístics quan són a Barcelona. Si pensen que es troben en perill els interessos particulars de la seva classe benestant, enfollits i a corre-cuita fan cap a Madrid, per tal d’oferir els seus serveis a la Monarquia centralista, i més d’una vegada els haureu pogut veure vestint la casaca de ministre. ¿És, per ventura, amb la col·laboració ministerial com és poden afermar les aspiracions de llibertat nacional de Catalunya, sotmesa a una monarquia centralista i enemiga de l’emancipació del pobles hispànics?

    Sortosament la Catalunya vexada i injuriada, privada de la seva llibertat nacional, coneix bé els seus detractors i sap de quin cantó estan els seus veritables amics i defensors. Una Catalunya, alliberada de l’Estat espanyol us asseguro, amics madrilenys, que fóra una Catalunya amiga de tots els pobles de la Península Hispànica i sospito que els qui ara pretenen presentar-se com els capdavanters del catalanisme, temen una entesa fraternal i duradora amb les altres nacionalitats peninsulars. Per tant és falsa la catalanitat dels qui dirigeixen la Lliga Regionalista.

    I és que aquesta gent avantposa els seus interessos de classe, és a dir els interessos del capitalisme, a tot interès o ideologia. Estic tan cert del que dic, que sense pecar d’exagerat, puc assegurar-vos que si algun dia Catalunya conquesta la seva llibertat nacional, els primers, si no els únics, que li posaran entrebancs, seran els homes de la Lliga Regionalista, perquè a Catalunya com arreu, el capitalisme està mancat d’ideologia (Salvador Seguí: escrits. Recull a cura d’Isidre Molas. Pàg 53-54. Ed.62, 1975)

    Saludos,

    Toni

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  6. Gtacias por la aportación, Toni. Muy interesante.

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  7. Què penses sobre l'esperanto com a idioma (i eina) per a unir la classe treballadora mundial?

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  8. Què penso ? Que no has entès res del que he dit a l'article.

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  9. Gràcies per tractar-me d'idiota, però sí que havia entès l'article. És evident que el tema central no gira a l'entorn a les qüestions plantejades per la meva pregunta sobre l'esperanto, però tampoc no n'és un tema tan allunyat, no trobes? Només 3 exemples del teu propi text:

    1) Just començar, la cita del Manifest Comunista: "Treballadors del món, uniu-vos!". Atès que la gent es relaciona amb el llenguatge... amb quin idioma s'unirien? No seria l'esperanto la millor eina per a la unió requerida per Marx i Engels?

    2) Tot seguit defenses el cosmopolitisme "per damunt de suposades identitats culturals". No seria l'esperanto una manera d'exercir-ho?

    3) Una mica més endavant, dius: «En esta sociedad globalizada hemos de transformar esta dinámica en una concepción cosmopolita que busque una identidad social no basada en una identificación cultural sino en un proyecto común democrático basado en el respeto al otro. Pero el respeto es el esfuerzo por compartir, conversar y conseguir una vida digna para todos. Proceso que no podemos sostener si no es sobre la base de algo que nos une». No seria l'esperanto una d'aquestes bases comunes sobre les que bastir aquesta societat globalitzada que reclames?

    Repeteixo: sóc conscient que no és el tema principal del teu text, però no veig tan forasenyat plantejar la qüestió de l'esperanto un cop tu has posat les bases d'un societat cosmopolita. No deia Marx que els filòsofs ja havien pensat massa sobre el món, que ja anava sent hora de transformar-lo? Doncs això, que està molt bé parlar de cosmopolitismes i unió de la classe treballadora i tot això... però com penses fer-ho per a què es comuniquin entre ells un proletari de la Xina, un de Palestina, un de Cuzco i un de Soweto? A mi l'esperanto em sembla una bona eina, i per això volia saber-ne la teva opinió.

    PD: No m'esperava la teva resposta tan seca i ofensiva, però hauria d'haver estat més conscient que els espanyolistes us esteu quedant fora de joc a Catalunya i cada vegada responeu amb més agressivitat. I cada cop m'estranya menys, la veritat, perquè teniu maneres ben estranyes de promoure la unió solidària de la gent treballadora.

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  10. No et tracto d´idiota, simplement penso que de la pregunta dedueixo que no has entès el que vol dir l´article. Potse no m´he expressat bé. Tampoc m'entens si em dius espanyolista. El cosmopolitismo ne nega les diversitat, busca elements comuns, com per exemple els drets humans o la democràcia. L'esperanto és una llengua artificial i com a tal ha fracassat. Pensava que era ironia però si m´ho preguntes en serio aquesta és la meva resposta. A la primera, segona i tercera internacional la gent s´entenia. Jo estimo el castellà i el català com a llengües. la meva resposta no és agressiva i jo no em defenso de res. A mí una Catalunya independent no em dona por, encara que tampoc alegria. les meves pors i alegries van per altres llocs.

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  11. Joan, no t'equivoquis. Jo sóc independentista i comprenc perfectament les reticències de l'esquerra federalista per sumar-se a un projecte independentista capitanejat pels nacionalistes de CiU.

    La independència de Catalunya ha de ser un projecte no essencialista -els catalans som un poble mestís- i ha de tenir un marcat caràcter social. Perquè la independència ens huaria de servir per construir a Catalunya una democràcia més participativa i una societat més justa i equilibrada -i no cal ser comunista per defensar-ho-.

    I l'objectiu número 1 de l'independentisme hauria de ser acabar amb el 20-25% de catalans i catalanes que viuen per sota del llindar de la pobresa. Això sí que és escandalós!!!

    La base de l'actual corrent independentista són les classes mitges -i això m'agrada- però està pilotat per CiU -això ja no m'agrada tant-. Per això trobo a faltar un PSC a l'estil Josep Pallach. Socialdemòcrata, independentista i amic dels pobles hispànics.

    Joan, el pitjor enemic de l'independentisme són alguns independentistes. Sisplau, no facis com els nacionalistes espanyols, que titllen de separatista i fill de puta a tot aquell que no pensa com ell. Pq t'agradi o no, no veure clar l'independentisme no vol dir ser un espanyolista.

    Atentament,

    Toni

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  12. Luis, gràcies per la resposta. Tanmateix, segueixo pensant que l'opció esperantista està massa infravalorada entre gent que, en principi, n'haurien de ser defensors. Si la gent s'entenia a les diferents Internacionals és perquè adoptaven els rols lingüístics imposats per les potències capitalistes, igual que avui dia es faria servir l'anglès. I això ho trobo un gol que els anticapitalistes ens deixem clavar per l'escaire.

    Toni, he d'entendre que "espanyolista" és un insult, que ho equipares a "fill de puta"?!? Jo no ho considero pas, senzillament és una etiqueta identificativa. No veig que "espanyolista" sigui diferent de "catalanista", tret del seu referent nacional respectiu, es clar. Jo em considero catalanista. M'estic dient també "fill de puta"? ;-)

    D'altra banda, estic d'acord en la prioritat dels objectius, però si un és més factible, no veig per què hi hauríem de renunciar, quan a sobre ens obre un horitzó on és més fàcil solucionar els problemes socials.

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  13. M'alegro de continuar el debat, Joan. Gràcies per contestar perquè recuperem el bon fil del respecte. Disculpem a mí, potser és veritat que estic a la defensiva i per això m'he près el teu comentari com una ironia. De totes maneres les llengües vives no poden ser ustituides per una artificial. la intenció es bona però no funciona. De totes maneres insiteixo : jo no sóc espanyolista. Podria ser-ho però no sóc. L´´unic que reconeixo és que preferixo el bilingüisme que no el monolingüisme del català.
    Políticament, en un determinat podria votar per la independència.
    Gràcies per la teva aportació Toni.
    M'agrada continuar el debat en els termes en que ho estem fent.

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  14. Jo sóc independentista i comprenc perfectament les reticències de l'esquerra federalista per sumar-se a un projecte independentista capitanejat pels nacionalistes de CiU.

    La independència de Catalunya ha de ser un projecte no essencialista -els catalans som un poble mestís- i ha de tenir un marcat caràcter social. Perquè la independència ens huaria de servir per construir a Catalunya una democràcia més participativa i una societat més justa i equilibrada -i no cal ser comunista per defensar-ho-.


    Hola, Toni. Yo no soy independentista ni tampoco soy catalán, pero no sólo comprendo tu postura sino que opino que tu intervención está llena de sensatez y de inteligencia.

    Más allá de eso, creo que una persona con sensibilidad democrática no debería tener miedo de los referéndums. Yo me pregunto: ¿por qué los catalanes no deberían ser consultados para que ellos mismos decidan si quieren ser independientes, o bien formar parte de una federación o confederación con los otros pueblos ibéricos o hispánicos, o bien si quiere seguir estando como ahora? Entiendo que también se pueden poner objeciones teóricas y prácticas a un reréndum de independencia, pero en política pocas cosas hay a las que no puedan ponerse objeciones.

    Por otro lado, hay que señalar que en realidad el Parlamento catalán ya tiene mayoría suficiente para convocar un referéndum en el que se consulte a los catalanes qué modelo de Estado desean. Pero el gobierno de CiU no ha elegido esta vía, y en cambio ha querido canalizar la consulta a través de los partidos, convocando elecciones y presentándolas como si fueran elecciones constituyentes. Así, lo que CiU está diciendo a los votantes es que voten por los partidos en función de la postura de éstos sobre la independencia; y aquí Mas se presenta a sí mismo como adalid y líder máximo de la independencia (cuando, curiosamente, nunca cita la palabra "independencia"). Asimismo, CiU juega la baza nacionalista en un momento en que su poularidad está bajando mucho debido a sus políticas ultraliberales de austeridad y sus casos de corrupción.

    Hay que tener en cuenta asimismo que el PSUC histórico luchaba por una España plurinacional, justa, democrática y social. Hoy en día tenemos una España institucionalmente monolítica y centrada en la élite política y económica de Madrid, injusta, autoritaria y antisocial. Es perfectamente comprensible que muchos catalanes -y no catalanes- no se identifiquen con esta España.

    Por último, el déficit fiscal de Cataluña - que sin duda existe y que sería necesario corregir- no explica por sí solo la situación actual de Catalunya. Porque la derecha nacionalista catalana, recordémoslo, ha apoyado a la derecha nacionalista española en las Cortes desde los inicios de la Transición, y ahora mismo es cómplice y partícipe de la destructiva política neoliberal del PP.

    Un cordial saludo.

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  15. Bien, el debate sigue un buen camino. No para llegar a un consenso, que no hace falta, sino a puntos en común.
    Juan Carlos, la cosa no es tan sencilla. Se trata de convocar un referendum, de acuerdo. Pero la democracia no es simplemente la mitad más uno. ¿ Cuando consideramos que hay una mayoría social por la independencia ? Como mínimo el 60 por ciento del censo, creo yo. Lo cual sería seguramente el 75 por ciento d elos votantes. la abstención en este tipo de elecciones hay que tenerla en cuenta. Si sale este 75 por ciento, que todos saben que no saldrá. ¿ que pasaría ? Cataluña decide unilateralmente separarse de España. Se coloca en una situación ilegal con respecto a España, del que forma parte de momento. Sin dinero. Con la necesidad de montar un ejército y de pagar funcionarios y todos los gastos que hasta ahora hacia el gobierno español ( pensiones, paro).
    Cuando se empieza un proceso hay que saber como acabarlo. Un referendum ahora dividiría a las clases subalternas catalanas ( lo digo así para incluir a los obreros y clases medias) y no conduciría a nada. Esta es la cuestión.
    El derecho a la secesión ( ¿ porque no lalmarlo por su nombre ) es aceptable pero no de cualquier manera y a culaquier precio. De momento el efecto que hay tenido es olvidarnos de la corrupción de los políticos de CiU y de sus políticas neoliberales. Mas desprecia a los españoles por racismo cultural ( y muchos de los que habían en la manifestación que conozco también). No se pueden plantear las cuestiones tan en abstracto. La política es compleja y la política de izquierdas también. La cuestión no es si defendemos o no este derecho, la cuestión es cual es la dinámica que se ha abierto, quien la capitaliza y adonde nos llevará.

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  16. Luis:

    Se trata de convocar un referendum, de acuerdo. Pero la democracia no es simplemente la mitad más uno. ¿ Cuando consideramos que hay una mayoría social por la independencia ?

    Podemos tomar el ejemplo de Quebec: en el referéndum sobre la independencia de 1995, los separatistas perdieron por una mínima y sumamente exigua diferencia: 49,42% frente a 50,58%. Y eso bastó para que la opción unionista ganara y Quebec continuara formando parte de Canadá. Estoy de acuerdo en que la democracia no es simplemente la mitad más uno cuando se trata de la democracia participativa directa, incluso asamblearia. La democracia representativa, en cambio, sí se decide en general en función de la mitad más uno (e incluso menos que uno).

    Coincido contigo en que el asunto es complejo, y que en el supuesto de que el referéndum se celebrara y ganara la opción independentista, los problemas para Cataluña no serían pocos; y el de situarse en relación de alegalidad con respecto a España no sería ni mucho menos el mayor (podría arreglarse sencillamente reformando la Constitución). Creo que el problema gordo, de fondo, afectaría a la economía, al comercio, a las relaciones humanas, sociales y de mutua solidaridad con el conjunto de gentes que viven en la la 'pell de brau', como decía Espriu.

    Dicho esto, en el Reino Unido el gobierno conservador de David Cameron ha decidido dar vía libre a las pretensiones soberanistas de Escocia. Hay que tener bien claro que el gobierno británico, como es obvio, se opone a la secesión de Escocia y defiende la integridad del Reino Unido, pero no pone pegas a que los escoceses decidan su futuro. De hecho, Londres quiere que lo hagan cuanto antes. Esto no obedece al reconocimiento de un derecho de autodeterminación o de secesión en abstracto, sino a motivos estrictamente pragmáticos, de 'realpolitik': en primer lugar, la mayoría del Parlamento escocés demanda el referéndum, y entre esa mayoría se incluyen tanto separatistas como unionistas; en segundo lugar, obstaculizar o impedir el referéndum sólo serviría para reforzar el victimismo nacionalista y, en consecuencia, para reforzar el sentimiento indepedentista y dar lugar a desencuentros cada vez mayores. Creo que lo mismo es perfectamente aplicable a Catalunya.

    Ahora bien, en caso de celebrarse el referéndum, habría que exigir que se plantease una sola pregunta, clara y directa: independencia sí, independencia no. Por ejemplo, Cameron no admite que Salmon, el líder separatista escocés, plantee el plebiscito como una elección entre una confederación laxa o libre asociación con Gran Bretaña, por una parte, y la plena independencia, por otra.

    Por otro lado, el referéndum debería establecer condiciones para que, por ejemplo, si en una provincia, comarca o mancomunidad catalana ganara una opción con amplia mayoría que fuera diferente de la de su entorno, dicho territorio pudiera constituirse en un enclave soberanista catalán o español dentro del otro territorio. La cuestión es compleja, pero no irresoluble.

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  17. Luis:

    Cuando se empieza un proceso hay que saber como acabarlo. Un referendum ahora dividiría a las clases subalternas catalanas ( lo digo así para incluir a los obreros y clases medias) y no conduciría a nada. Esta es la cuestión.

    Es una opinión con fundamento, sin duda. Pero es discutible. También se podría decir que el poner trabas al referéndum aumentaría el sentimiento independentista y también exacerbaría el victimismo nacionalista, que probablemente sea lo que más divide a las clases medias y trabajadoras catalanas entre sí y también con respecto a las clases medias y trabajadoras de España.

    Con tu último párrafo estoy totalmente de acuerdo. En efecto, todo este movimiento está siendo instrumentalziado por CiU para que no se hable de su desastrosa política neoliberal de recortes de derechos y de bajada de impuestos a los más ricos, junto a los casos sangrantes de corrupción. Ahora bien, sin duda, entre los que se manifestaron en la Diada había muchos que protestaban también contra esta política neoliberal del shock que está hundiendo en el abismo a Catalunya y a España.

    Para concluir, creo que habría que intentar agotar primero todas las vías posibles antes del referéndum (creo, Luis, que en esto estaríamos de acuerdo). Por si acaso, lo más sensato que podrían hacer los españoles demócratas (entre los que, por desgracia, no se incluye el PP) sería preparar y aplicar a la mayor brevedad una reforma de la Constitución que afectara al Senado. No basta con reformar el Senado actual, como propone el PSOE con la boca pequeña: esto no sirve en absoluto para avanzar hacia un Estado federal. Lo que habría que hacer es abolir el actual Senado y sustituirlo por una Cámara o Consejo Autonómico copiado literalmente del Bundesrat alemán: sería una cámara delegada de las Comunidades Autónomas con plenos poderes para vetar toda la legislación del Congreso que afectase a cuestiones específicas de las autonomías. Si esta reforma se produjera, es posible que recondujera las relaciones de las Comunidades más secesionistas y que uniera a los independentistas dentro de la empresa común federalista. Ahora bien, si una reforma de este calado no tuviera éxito, entonces habría que estar preparados para reconocer el derecho de autodeterminación de una u otra forma.

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  18. Joan, és que jo crec que idealment hauria de poder-se ser espanyolista i catalanista. Però malauradament tant l'espanyolisme com el catalanisme estan segrestats pel nacionalisme espanyol -el més poderós i nociu- i pel nacionalisme català.

    Hola Juan Carlos,estoy totalmente de acuerdo con tu análisis, que además y curiosamente coincide bastante con lo escrito por Salvador Seguí hace casi cien años.

    Desde mi punto de vista el gran problema de las Españas -y hasta de la península ibérica- son los nacionalismos dominantes y exclusivistas que hacen inviable la construcción de un proyecto común. Yo soy independentista y ácrata en la medida en que lo son o lo eran Paco Ibáñez, Antonio Gades -por citar a no catalanes-, Ramon Barnils o Ovidi Montllor -valenciano-.

    Para mí, el gran drama del hermosos mosaico hispánico es que lo mataron antes de nacer. Y aquí coincido totalmente con las tesis de Sánchez Albornoz, Américo Castro, Juan Goytisolo o incluso del inefable Sánchez Dragó.

    La autoamputación de las Españas empezó con la expulsión de los moros y de los judíos, que eran tan españoles como los cristianos viejos encarnados por Isabel de Castilla y Fernando de Aragón. Y continuó con la destrucción del tanto monta monta tanto Isabel como Fernando, es decir, con el suicidio del reino de Castilla para construir un Estado-nación uniforme a su imagen y semejanza, o sea, tratando de asimilar por la fuerza a los reinos y territorios de la Corona de Aragón - que tenían su lengua, su cultura, sus usos y sus costumbres...-.

    Y es que la tragedia de las Españas es que siempre se han negado a aceptar su esencia: el pluralismo. Las Españas son una, pero también cincuenta y una. Y cuando trata de ser solo una es cuando se autodestruye.

    Saludos,

    Toni

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  19. Luís, estoy de acuerdo contigo que a CiU este debate le viene como anillo al dedo y que con ello tapa sus corruptelas y sus políticas antisociales. Pero también creo que ya que el debate está sobre la mesa hay que aprovecharlo. Y hay que aprovecharlo porque creo firmemente en el potencial emancipador de un independentismo de izquierdas no esencialista.

    El independentismo no esencialista tiene un potencial subversivo brutal y es el único movimiento capaz de hacer temblar todas las estructuras del Estado. El movimiento 15M/25S, con el que simpatizo plenamente, es muy saludable, pero no creo que tenga el potencial de un movimiento independentista no esencialista y de izquierdas -que ya debería incorporar en su ADN las propuestas del movimiento 15M-. Mira por ejemplo el PSOE, ese partido que se olvidó del "estado social y democrático": nunca habló de federalismo hasta ahora y por primera vez se muestra dispuesto a tocar esta vergonzosa Constitución -basada una monarquía corrupta e ilegítima y que da al ejército el papel de garante de la indisoluble unidad nacional-.

    Y es que desde mi punto de vista el caraácter emancipador del independentismo catalán no esencialista va mucho más allá de Cataluña, ya que creo -a lo mejor el deseo no me hace ser realista- que si Cataluña lograra emanciparse del Estado español con un proyecto no esencialista y no exclusivista lo que quedara de España implosionaría, la monarquía borbónica caería y entraríamos en una fase de reconstucción hispánica desde la libertad -algo así como una federación/confederación.

    Por eso me apena tanto ver que el independentismo catalán no esencialista es minoritario y que el independentismo nacionalista de CiU, Laporta, SI y compañía campan a sus anchas, convirtiendo el noble y subversivo independentismo catalán en una réplica catalana del rancio y banal nacionalismo español, o sea, un nacionalismo de campo de fútbol (yo soy muy culé, pero el próximo sábado asistiré a un acto bochornoso de nacionalismo banal y reaccionario. Y es que por desgracia a día de hoy el Barça y el Real Madrid son dos caras de la misma moneda, pero con un matiz, unos ya tienen estado, los otros quieren tenerlo).

    Y para acabar, Luis, un par de cosas con las que discrepo contigo:

    1) Un independenismo no esencialista no tendría por qué dividir a las clases subalternas. Y es más, no estoy tan seguro que el actual independentismo esencialista de CiU -que no comparto- fracture a las clases "subalternas" (habrá gete en contra claro, pero no sé si hasta el punto de la fractura).

    2) Estoy de acuerdo con el bilingüismo -mi familia lo es- Y POR ESO mismo estoy totalmente a favor con las políticas de inmersión -no me gusta nada esta palabra- lingüística (discriminación positiva del catalán, pero eso sí, sin multas).

    Y aquí sí que me gustaría conocer tu opinión como profesor de instituto. ¿Crees que es posible un bilingüismo real sin inmersión lingüística? No crees que sin estas políticas lingüísticas acabaría pasando como en mi querida Valencia, donde solo los catalanoparlantes son bilingües?

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  20. Totalmente de acuerdo con tus matices, Juan Carlos. De hecho las elecciones se polarizaran en torno a este tema : CiU-ERC i afines-ICV por el referendum y el PSC-PP-Ciutadans en contra. El problema es que mucho voto que podía ir a ICV por su postura antiliberal se puede perder, volver al PSC y, sobre todo, a Ciutadans. Un saludo, estás enriqueciendo mucho el debate.

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  21. Toni, d´acord amb el teu anàlisi. Gràcies també per enriquir el debat.

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  22. Anónimo, dinos tu nombre para dirigirnos a tí como te mereces.
    Yo no comparto tu visión del independentismo, no lo acabo de ver. Ni siquiera en Euskadi. Contiene necesriaremente elementos de identidad cultural que creo que acaban siendo excluyentes. Lo cual no quiere decir que la izquierda aberzale no contenga elementos emancipadores. El independentismo de izquierda, representado por CUP, es minoritario. por la sencilla razón de que la mayoría de independentista catalanes no peretenecen a la izuierda transformadora.
    Respecto atus puntuaciones.
    1) En Cataluña la clase obrera tradicional es mayoritariamente inmigrante y tiene lazos con España ( sobre tod Andalucía). El menaje de la mayoría de independentistas tipos CiU es que los anadaluces viven a costa nuestra. Este gran sector obrero se resistirá porque vive este independentismo como un racismo cultural. Si no veamos el término "charnego" despectivo hacia estos inmigrantes,. Quien pueda que vea una película muy gráfica, rodada por un catlán "la piel quemada".
    Es que en cataluña no hay una política de inmersión, con la que estoy de acuerdo. Empezar con el catlán e ir introduciendo el castellano. Pero es que en Cataluña nos presionan por dar todas las clases en catalán ( excepto la asignatura de castellano). El día que Cataluña sea independiente se acabó el castellano, esto está más que claro. No a nivel de calle ( es la lengua materna de la mitad de los catalanes, que lo hablan preferentemente). Y que conste que mi lengua materna es el castellano pero que doy clases en catán y hablo con mi mujer y mis hijos en catalán.

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  23. Creo que se mitifica la supuesta unidad de las clases trabajadoras de un mismo territorio estatal. Puede ser más un discurso guay gran-nacional que realidad. Cuando en alguna empresa con filiales en distintas zonas de España, cierran una o dos factorías y se llevan el trabajo a las otras, no veo yo que se declare una huelga general de todo el grupo para que no se cierre ninguna filial. Más bien lo contrario. Puede pasar con una de Soria y otra de Murcia, nada sospechosas de “divisiones nacionalistas”. Y probablemente con representaciones sindicales comunes y de lo más “españolas” (y por tanto “solidarias”). Pienso que el tema de la solidaridad de las clases trabajadoras hay que trabajarlo en el terreno de la lucha sindical consecuente y no remitirlo a culpables “nacionalistas periféricos”.

    ¡Claro que si gana la postura independentista, aun en la mejor de las situaciones, el proceso de separación de por sí entrañará dificultades y será laborioso! Hay una propuesta por ahí que, con buena voluntad por todas las partes, calcula que el proceso llevaría unos diez años hasta constituirse definitivamente el nuevo Estado. Ahora bien, si cuando hablamos de “dificultades” nos estamos refiriendo a las amenazas y sabotajes de toda índole, e incluso a intervenciones armadas del Estado gran-nacionalista, y ello nos lleva a no defender un procedimiento democrático por miedo, digámoslo con claridad, pero no nos inventemos otras racionalizaciones.

    Exigir lo que no se exigió, por ejemplo, para ratificar la Constitución Española, me parece injusto. Espero que poner un listón porcentual alto no sea una premeditada “traba democrática”, muy bien argumentada y todo lo que se quiera, para hacer de hecho imposible la separación. Aunque yo, personalmente, porque necesito la seguridad de un respaldo sólido para algo tan trascendental como la independencia, dentro de mis dudas, aconsejaría un 55% de participación y un 55% de mayoría. De todas formas, en lo que a participación se refiere, creo que la afluencia a las urnas sería masiva. Es mucho lo que está en juego.

    Mi identidad en lo político es ante todo republicana, democrática, plural y socialista, pero junto a otras identidades personales. Otra persona sentirá más lo nacional y cultural, aun siendo demócrata. Puedo converger con ella. Lo importante es que ambas coincidamos en que todo Estado (nuevo o viejo) lo sea, como mínimo, de Derecho y Democrático. Algo en lo que, por cierto, el Español (y sus “naturales solidaridades” por el mero hecho de serlo) deja mucho que desear.

    Saludos.


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  24. Agustín:

    Tiene usted razón en muchas cosas. Obviamente, lo "español" no es sinónimo de "solidaridad". Ni tampoco "Catalunya" y "catalán" son sinónimos de "insolidaridad", como nos está diciendo continuamente la derecha española ultranacionalista. "España" y "español" pueden entenderse de muchas maneras, pueden decirse de muchas formas. Yo me siento español y, en ese sentido, podría incluso aceptar que me llamen "españolista" (y hasta "nacionalista español", si se entendiera que todo el mundo es necesariamente nacionalista de alguna clase, aunque sólo sea de su casa y de su huerto con rosales). Pero mi nación no es la nación de Rajoy, de la banca, de la Iglesia y del ejército amenazante. A éstos yo no los considero compatriotas, y su España me da escalofríos ("una de las dos Españas ha de helarte el corazón"): es esa España que desde hace varios siglos no ha producido más que desastres históricos, horrores y bancarrotas morales, esa España oscurantista dominada por la Iglesia y una aristocracia militarista, fanática y violenta. Esa España siniestra, hoy representada por Rajoy, no es mi nación, y yo también quiero apearme de ella.

    Mi nación es la de los 100.000 republicanos ejecutados por el fascismo que yacen sin enterrar en las cunetas. Mi España es el grito sordo, estremecedor, sin aire y sin vida de los 100.000 muertos que bajo tierra claman al suelo con su sola presencia muda, olvidados y despreciados por la España oficial triunfante, dictatorial y bélica. Un grito ensordecedor y ensordecido que desgarra el aire desde los pulmones llenos de tierra en las fosas comunes, y que la España oficial quiere acallar echando más tierra encima y construyendo urbanizaciones de lujo.

    Más allá de eso, respeto el derecho del pueblo catalán a decidir su futuro. Un cordial saludo.

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  25. Ciertamente, amigos. Yo mismo quiero cosas de España y de Cataluña. Y odio cosas de España y de Cataluña. Aceptemos, eso sí, que la mala España ha sido mucho más cutre, terrible y violenta que la mala Cataluña.

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