lunes, 31 de agosto de 2015

¿ QUIËN DIRIGE EL MUNDO ?






Bilderberg. La élite del poder mundial

Domenico Moro

( traducción de Juan Vivanco)

Barcelona : El Viejo Topo, 2015

 Escrito por Luis Roca Jusmet 



La pregunta es simple, elemental y necesaria. Más o menos todo el mundo se lo ha preguntado alguna vez. La respuesta mítica es la "del gobierno en la sombra" y se pueden encontrara múltiples y fantasiosas versiones de este planteamiento, muchas de ellas con aspectos esotéricos de jerarquías secretas. Pero hay ciertamente algo de verdad en estas ficciones.

  Immanuel Wallerstein ( al que no cita el autor del libro, aunque sí a un sociólogo historiador afín, Giovanni Arrighi ) se plantea con un buen criterio que estamos en una economía-mundo en la que no puede existir un dominio político por parte de nadie. El capitalismo tiende al oligopolio económico y se va concentrando el poder en pocas manos. Pero ninguna tiene el poder absoluto ni puede tenerlo. Hay países hegemónicos, como el caso de EEUU desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Hablar de imperialismo es metafórico, porque es un dominio relativo, no absoluto. Pero lo cierto es que el capitalismo es un sistema global que responde a la lógica del beneficio privado y que las grandes empresas, los grandes poderes económicos necesitan establecer un orden determinado. Y esto exige, más allá de sus conflictos o diferencias, de unos acuerdos. Y para que hayan pactos hace falta una coordinación.

  El Club Bilderberg y la Comisión Trilateral son dos de los organismos que cumplen esta función. Y de su preciso, riguroso y crítico estudio trata el libro, escrito por el sociólogo italiano Domenico Moro, del que ya publicó el año 2013 El Viejo Topo otro libro que constituyente un buen antecedente para esta lectura, Nuevo compendio de El Capital. Marx es, por supuesto, para Moro, la referencia teórica básica. Aunque no la única, dada la complejidad de sus análisis.

Moro ya empieza el libro descartando las teorías conspirativas o de complot y defendiendo una teoría de las élites dirigentes globales. Se basa en tres ideas : 1) La división de la sociedad en minorías dominantes y mayorías dominadas ; 2) La forma como la minoría dominante se mueve en las democracias representativas y 3) La internacionalización de las élites dirigentes. Hace, de entrada, un recorrido por la gestación de este concepto. Parte de Max Webber ( con sus formulaciones sobre el poder y sobre la burocracia) y continúa con tres sociólogos italianos : Mosca, Pareto y Michels, que son los que formulan específicamente su teoría de las élites. Sobre todo el último es interesante, con su teoría de la oligarquía como le ley férrea a la que tienden todos los partidos. Aunque fue Charles Wrigth Mills, sociólogo y profesor de la Universidad de Columbia, el que teorizó la teoría de la élite dirigente en EEUU., considerando que la estructura socio-económica de su país era claramente oligárquica. Recordemos que éste es un concepto que proviene de los griegos para referirse a una minoría que gobierna defendiendo sus intereses propios y no el bien común. Para Moro, el planteamiento de Wrigth Mills no solamente es útil para estudiar el funcionamiento actual de EEUU, sino que podemos extenderlo al capitalismo global. Un ejemplo muy gráfico de la alianza entre oligarquías políticas y económicas es el de  las puertas giratorias, sistema perfectamente engrasado de paso de dirigentes de grandes empresas a la política y a la inversa.

  En este contexto Moro analizará el Club Bilderberg y la Comisión Trilateral, como dos centros clave de coordinación de esta élite dirigente mundial, totalmente cosmopolita. No son los únicos, por supuesto. Moro cita otros organismos, como la Comisión Europea, el Banco Central Europeo, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y la Organización Mundial del Comercio. Aquí, de todas maneras, veo un pequeño desliz. Primero por poner al mismo nivel organizaciones europeas con mundiales y segundo porque esta Gran Triada de organizaciones mundiales ( FMI,BM,OMC) tienen un poder real extraordinariamente efectivo y Moro apenas habla de ellas, sobre todo de la última. También encuentro a faltar alguna referencia a la ONU y al poder que pueden tener estas élites dirigentes mundiales sobre ella. Es de agradecer, en cambio, la introducción histórica de como se han organizado las élites globales desde la postguerra hasta hoy. La élite mundial se configura a partir de la hegemonía de EEUU y, secundariamente de Europa y Canadá, es decir el área atlántica. Una Europa que inicialmente está formado jerárquicamente, en primer lugar por el Reino Unido y Francia y después por la Alemania occidental e Italia, perdedores de la contienda pero ayudadas en su reconstrucción por EEUU, a través del Plan Marshall. 
 Hay aquí familias muy importantes y muy poderosas, como la Rockefeller ( EEUU) y Rotschild ( Reno Unido). Por su influencia y de otros grupos muy influyentes nacerá el Club de Bilderberg en 1954. Los poderes presentes son sobre todo económicos : banca y gran industria. Pero participan poderes mediáticos, ideológicos y políticos ligados a ellas. Políticamente son monarcas o familias reales y políticos que normalmente son ministros de finanzas o de asuntos exteriores, en su mayor parte miembros de partidos de derechas ( conservadores, democristianos) pero también del ala liberal de los partidos socialdemócratas. EL contenido de las reuniones y de sus conclusiones, ojo al dato, son totalmente secretas. Aunque recientemente WikiLeaks publicó documentos de las reuniones de los años 1955, 1957, 1958, 1960, 1962, 1963 y 1980. Aquí se puede comprobar la variedad de temas que se van tocando y que van cambiando según la dinámica sociopolítica mundial. Inicialmente la gran preocupación en los años 50 era, por supuesto la URSS y el movimiento comunista internacional, ligado a la Guerra fría. También la desconolización y la reconstrucción de la Europa capitalista. En los años 60, aunque continúa el tema de la URSS, está la internacionalización de la economía centrada en las relaciones entre EEUU.


Tenemos después la Comisión Trilateral. Nace a mediados de 1973, impulsado sobre todo por Henry Kissinger y por la familia Rockefeller. La intención era integrar países que estuvieran fuera del eje EEUU-Europa, sobre todo Japón. Y darle, además, una estructura organizativa más sólida, menos informal que la del Club Bilderberg. Los tres ejes eran en primer lugar el esfuerzo por conseguir acuerdos que beneficiaran el mantenimiento del Orden capitalista global y evitar acciones unilaterales que perjudicarán los intereses de la élite dirigente mundial en su conjunto. La segunda consolidar la Tríada EEUU-Europa Occidentel-Japón en el liderazgo mundial y justamente por este orden jerárquico. La tercera es un programa específico de tareas y objetivas. La Trilateral difunde, al contrario de Bilderberg, los contenidos y las conclusiones. Los países dominantes continua siendo EEUU, seguido por los países más importantes de Europa Occidental ( Reino Unido, Francia y también Italia y cada vez más, Alemania), Canadá y Japón. La presencia de China, es muy discreta, representada por académicos que tuvieron alguna responsabilidad política o como embajadores.

  Cada vez más estas organizaciones cuestionan el papel de la democracia y la necesidad de limitarla para garantizar que el Estado cumpla su función de clase. Papel que consiste en minimizarse desde el punto de vista de los servicios ( a saber, desmontando todo lo que se pueda el Estado del Bienestar, reducir los derechos laborales para bajar los salarios y garantizar la seguridad. Aparte de que sí en un momento dado es necesario, el Estado deber intervenir para socializar las pérdidas. Lo hemos visto en los últimos años con las grandes sumas de dinero que se han traspasado a grandes bancos para darles liquidez y evitar su caída.
  Pero, el papel de estos organismos es, sobre todo, aumentar la conciencia de clase del Gran capital multinacional. Controlando el flujo de capitales internacional a través de sus dos grandes centros financieros : Wall Street y la City. En realidad, nos dice Doménico Moro, se está creando una especie de aristocracia financiera, similar a la que dominaba desde Italia en el siglo XV-XVI.

  Moro ( por ser italiano ) analiza la importancia de las élites dirigentes italianas en este tinglado, destacando el papel de la familia Agnelli y de las puertas giratorias de los políticos post-Berlusconi y estos centros de poder. También se entretiene en el caso español. Destaca la presencia de la familia real, del poder bancario ( Caixabanc, Santander, Banesto) y de Ibitex en el Club Bilderberg. Resulta significativo la presencia de políticos, sobre todo procedentes del PSOE como Javier Solana y Plaquín Almunia. Pero sobre todo tiene una gran presencia el grupo PRISA y José Luis Cebrián. En la dirección de la Trilateral están presentes el abogado Joaquín Garrigues Walker y el empresario vinculado al PP Abel Matutes.

  La conclusión de Domenico Moro es que, a pesar de todo, estamos en una época caótica. Los márgenes de acción de las élites dirigentes mundiales sobre el conjunto de los acontecimientos y procesos mundiales es cada vez menor. No hay, en sentido estricto, un declive de los estados. Lo que hay es una disgregación de los estados más débiles. Pero el Estado sigue siendo fuerte y lo es porque, como ya demostró Wallerstein, el capitalismo internacional necesita los Estados nacionales para funcionar. En los países centrales se debilitan unas funciones del Estado ( las que tienen que ver con los servicios públicos, que se privatizan) y se refuerzan otras que son las que refuerzan la seguridad y la intervención activa para favorecer a los oligopolios. Lo que sí ha habido es una crisis del Estado como mediador entre las clases, como expresión del pacto de clases que se inció entre 1848 y 1945 y que se reformuló después d ella Segunda Guerra Mundial. Actualmente EEUU no puede mantener la hegemonía económica pero mantiene la militar,. A nivel económico tampoco hay una moneda que sustituya el papel central del dólar. Por otra parte la complejidad del isistema financiero internacional hace muy difícil el mantenimiento d ella hegemonía por parte de un solo país. Hay también un refuerzo de los Estados en los países emergentes ( sobre todo los que forman parte del BRIC). Pero los capitalistas son cada vez más conscientes de sus intereses comunes a nivel internacional y cada vez están más interconectados, lo cual posibilita las actuaciones comunes y que la situación no se descontrole. Pero los problemas son graves porque no está causados principalmente por los conflictos ( que los hay y son importantes ) sino por el propio movimiento del capital transaccional y las decisiones de la élite dirigente mundial.

Un trabajo, en definitiva, que vale la pena conocer porque nos da elementos claves para entender el mundo en que vivimos. 
 Valga lo dicho como un simple resumen. Vale la pena profundizar. El libro lo hace y lo hace bien, con rigor y un lenguaje claro. Si queremos ser ciudadanos necesitamos información, sino difícilmente podremos configurar un buen criterio.



1 comentario:

  1. A mi modo de ver, señor Luis, hay, y es necesario decírselo, una vieja teoría que funciona a la perfección, la budista del yin y del yang; el capitalismo es un sistema que tiende a su autofagocitación, al igual que la entrópica globalización, pero aún puedo decir, quizá desde la más absoluta de las intuiciones que estamos gobernados por un pequeño grupo de individuos del discurso del amo o del capitalista que reacciona al unísono con el gran grupo, que también gobierna, con sus deseos, que es el gran pueblo o la gran masa de gente del discurso histérico. Ambos deciden a la vez y como en un milagro las pautas del mundo, aquellos toman una postura "lingüística" y la hacen ley y la controlan o dominan o toman un sentimiento o postura "económica" y también la manejan o talmente "política", pero ambos nacen al unísono y como una ley de la moda, no, no podemos decir que el mundo sea una estructura cerrada y que haya unos amos que nos dirigen absolutamente y, sí pequeños grupitos que intentan normativizar el sentimiento colectivo de sus colectivos o de los que ellos deciden son suyos. A pesar de que podríamos llegar a la absoluta paranoización o globalización, entropica y endogámica en que sólo haya un grupo en la cúspide, esto sería el fin, el Hombre necesita del otro, de una alteridad, que no sólo se puede representar en el ámbito individual sino también en el colectivo.

    Vicent

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