miércoles, 22 de mayo de 2019

LOCURA Y FILOSOFIA


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 Escrito por Luis Roca Jusmet

 Michel Foucault, en un estudio pionero y radical,  nos explicaba todo el proceso de transformación que va desde la locura a la enfermedad mental. El loco, como fenómeno social va dejando de existir y en este proceso ha perdido lo que lo hace humano, su subjetividad. En esta línea podemos situar el  terrible escrito autobiográfico del filósofo Louis Althusser ( "El porvenir es largo") en el que exige ser juzgado por la muerte de su amante. Lo que pide es ser considerado un sujeto al que se le ha de atribuir  la responsabilidad de un acto. Atribuirle la responsabilidad quiere decir que es él el ha de responder de su acto  y se le ha de juzgar por ello, aunque sea para considerar que en aquel momento no era consciente de lo que hacía ; y desde aquí considerarlo culpable o no culpable penalmente. 
Lo que le resultaba absolutamente intolerable es que lo hicieran desparecer como sujeto,que quedara convertido en  un objeto al que se le encierra en un hospital. Cuando los discursos bienintencionados, ideológicamente correctos, nos piden que entendamos que los esquizofrénicos  son enfermos y que hay que tratarles como a un diabético ¿ no hay también una lógica de cosificación en la que el sujeto ezquizofrénico acaba perdiendo su subjetividad ? Porque si un diabético existe como un sujeto cuyo cuerpo padece una enfermedad ¿ Que es lo que queda del sujeto cuya propia subjetividad se considera enferma y se le niega lo que nos hace humanos, que es la responsabilidad de nuestra conducta ? ¿ Que pasa cuando no diferenciamos entre la enfermedad que afecta al organismo y la patología que afecta al psiquismo?. El discurso psiquiátrico dessubjetiviza al enfermo mental.
 Pero hay un discurso  singular, diferente del psiquiátrico, el psicoanalítico, que tiene algo que decir sobre la locura y su posible relación con la filosofía.El padre fundador, Freud  tuvo una relación problemática pero interesante con la filosofía. En su juventud asistió a los cursos de Franz Brentano, peso pesado de la filosofía de su época, y adquirió una formación básica pero rigurosa y sólida. Pero Freud desconfiaba de la filosofía a la que consideraba pura especulación. O incluso peligrosa, ya que se negó a leer a Nietzsche para no ser influenciado por él. Su formación científica era la determinante y aquí enmarcaba su proyecto. ¿ Cómo relacionó sus trabajos sobre el psiquismo humano con la filosofía ? Dijo algunas cosas interesantes :
 1) La filosofía es la pretensión narcisísta de un saber absoluto. Y ya sabemos que las patologías narcisistas para Freud están ligadas a la psicosis.
 2) Hay un peligro de deriva psicótica en la filosofía porque su discurso es la cristalización ilusoria de un ideal, es un documento del deseo. Hay un vínculo entre el mecanismo especulativo de la filosofía y el de la paranoia ( caso Schreber) . Se reconstruye el mundo a través del discurso para poder vivir en él.
 3) Hay un cierto delirio en la percepción de las ideas como omnipotentes que llevaría a un cierto animismo.
  Con  Freud  hay un desencuentro con la filosofía y no entra directamente en el tema de la psicosis, mantiene una cierta distancia con ella.El psicoanálisis funciona bajo transferencia y ésta solo es posible en las neurosis. Pero Freud analizará en un texto las Memorias de Schreber, caso excepcional de discurso delirante de una paranoia aparecida muy tardíamente. Y aún con sus errores este texto será la base de toda la teorización y el tratamiento de las psicosis, como mínimo la más paradigmática, la paranoia.Desde aquí habría otra via para tratar el caso Althusser, ya que él mismo se presenta implícitamente como un psicótico y trata su discurso y su obra como algo ligado a su vida. Podríamos volver aquí a Foucault cuando plantea que la locura de Nietzsche pertenece a su obra pero como su aniquilamiento, es el momento en que el martillo se le cae de las manos.
   Pero estamos hablando indistitntamente de locura y de psicosis y quizás no son lo mismo en el discurso psicoanalítico. Sigamos otras vías posibles desde el psicoanalista francés Jacques Lacan.
 Lacan es el buen encuentro entre la filosofía y el psicoanálisis. Encuentro fecundo pero fallido, como todo encuentro interesante. Lacan se forma en el privilegiado grupo de Kojéve y recicla todo lo que puede de sus filósofos contemporáneos: Bataille, Heidegger, Wittgenstein. Devora a los clásicos como Platón, Kierkegaard, Kant, Descartes, Marx... y discute con Merlau Ponty, Jean Hypolitte..
 Lacan, por otra parte, se enfrenta teórica y prácticamente a la paranoia. Desde siempre, desde su época pre-freudiana Lacan está interesado por la paranoia.Su tesis doctoral, escrita en 1932 ( tenía 31 años) se llamó De la psicois paranoica en sus relaciones con la personalidad. En su retorno a Freud planteará un desarrollo crítico sobre la base del texto freudiano sobre Schreber. Su Seminario III ( 1955-6) se llamará Las psicosis y uno de los textos de sus Escritos se llamará De una Cuestión preliminar para un tratamiento posible de las psicosis. En otro texto, que ya hemos citado, Sobre la causalidad psíquica, se enfrentará a las hipótesis organicistas sobre la locura de la psiquiatria dominante.
 Desde una perspectiva lacaniana hay una diferencia radical  entre locura y psicosis. La locura es un fenómeno y la psicosis una estructura. Es decir, que la locura es un fenómeno que puede corresponder a cualquiera de las estructuras clínicas señaladas por Lacan ( psicosis, neurosis, perversión). En este sentido no sería ni lo mismo que la psicosis ni tampoco un fenómeno específico de ella.
 Dice Lacan: “Lejos de ella/la locura/sea un insulto para la libertad, es su más fiel compañera, sigue su movimiento como una sombra/. Y el ser del hombre, no sólo no puede ser comprendido sin la locura, sino que no sería el ser del hombre si no llevara en sí la locura como el límite de su libertad? “
 Pero vale la pena profundizar algo más y seguir  esta diferencia en la trayectoria de la obra lacaniana. Lacan elaborará una teoría muy consistente sobre la psicosis paranoica que  dará una nueva vuelta de tuerca a Freud. Partirá, por supuesto, del análisis de Freud de las Memorias de Shreber pero cuestionando que la construcción paranoica sea una defensa contra el deseo homosexual. Lo que Lacan aprovechará de Freud será más la letra pequeña que las conclusiones y el proyecto, más o menos explícito, de explicar la psicosis a través de un mecanismo específico diferente del de la represión, que correspondería a la neurosis. También las reflexiones tardías de Freud que cuestionarán que en la psicosis haya pérdida de la realidad y en la neurosis no. Freud acabará planteando que tanto en la neurosis como en la psicosis hay pérdida de realidad y escisión del yo. En la psicosis hay un agujero simbólico que se tapa con mecanismos compensatorios que, mientras no estallan, evitan el desencadenamiento de la locura.Porque entonces vuelve lo rechazado como real, no a través de los síntomas de lo reprimido.
 La construcción delirante es un mecanismo compensario para evitar la locura.Lacan deja bien claro que la construcción delirante es lingüística, está en el discurso.
 Lacan en sus últimos planteamientos sobre la psicosis.En los Seminarios XXII y XXIII  plantea que puede haber estructura psicótica sin locura. ¿ Cómo consigue Joyce, que para Lacan tiene una estructura claramente psicótica? Es a través de la escritura, La escritura es por tanto el síntoma que se constituye como el elemento que puede anudar los tres anillos de lo simbólico, lo imaginario y lo real que forman entre sí un nudo borromeo en el que ninguno de los tres elementos puede desanudarse sin desanudar a otros dos. Hay una serie de elementos interesantes. El primero es que muchos psicóticos escriben por necesidad y lo hacen de manera especial. A veces, en la escritura del psicótico el contenido de lo que escriben es muchas vun mensaje al mundo y que tiene un carácter siempre inacabado.El escrito del psicótico intenta ligar lo simbólico y lo real. Lo imaginario, que tiene que ver con el significado es lo que se intenta incorporar, pero de entrada está fuera. Las palabras adquieren un peso por sí mismas.En todo caso la escritura puede ser un escudo protector frente a la eclosión psicótico. No solamente se ha estudiado en el caso de Joyce sino también de Artaud o de Rousseau.
 Yo añadiría el caso Nietzsche. Nietzsche escribe, prácticamente sólo escribe y parece que necesita escribir por una necesidad vital. Nietzsche habla de la vida pero su goce está en la letra sobre la vida, no en la propia vida. Escribe un mensaje al mundo, que deja inacabado y, como Holderlin, calla para siempre y se sumerge en un silencio abismal, que parece la imagen más pura de la psicosis. Derrumbe psicótico puede ser el de Nietzsche cuando calla, aunque desde otro planteamiento se defienden las causas físicas de la deriva de Nietzsche: la sífilis que ataca al cerebro.
 ¿ Es este también el mecanismo general del filósofo, como parece que podría apuntar Freud? ¿ Porque los filósofos necesitamos sostener teóricamente lo que los otros no necesitan fundamentar? ¿ Porque no aceptamos lo que nos viene dado y que en definitiva es de lo que todos parten, incluso el científico? ¿Es la filosofía un intento de construir un delirio para tapar nuestro déficit simbólico? ¿Intenta la filosofía reconstruir los fundamentos epistemológicos, ontológicos y éticos para no caer en lo que Zizek llama, siguiendo a Hegel, La Noche del Mundo ? ¿ Es la gigantesta construcción teórica del Hegel maduro una defensa para no caer en esta Noche del Mundo de la que habla en sus escritos juveniles? Veamos aquí como la describe Hegel en este fragmento de su Jenaer Realphilosophie.
  El ser humano es esta noche, esta nada vacía, que lo contiene todo en su simplicidad – una riqueza inagotable de muchas representaciones, múltiples, ninguna de las cuales me perrtenece- o está presente.  Esta noche, el interior de la naturaleza, que existe aquí – puro yo- en representaciones fantasmagóricas, esta noche en su totalidad, donde aquí corre una cabeza ensangrentada- allá otra  horrible aparición blanca, que de pronto esta aquí, ante él , e inmediatamente desaparece. Se vislumbra esta noche cuando uno mira a los seres humanos a los ojos- una noche que se vuelve horrible.”
  Zizek titula precisamente este capítulo  “ El pasaje por la locura “. El gesto que abre el Logos, nos dice siguiendo a Hegel, es  esta “ noche del mundo “. Es el punto de locura total, continua Zizek, en el que vagan las apariciones fantasmagóricas de los objetos parciales.de las pulsiones. La verdadera pregunta no es como pasamos de la normalidad a la locura sino como salimos de la locura para pasar a la normalidad. ¿ No será la razón normal, como dice Schelling, una forma regulada de locura?
 Zizek tiene también un curioso artículo que titula “ En los orígenes de la noción de psicosis: Schelling”. Lo que plantea en el texto es que Schelling, en su libro Investigaciones sobre la libertad humana y Edades del mundo plantea una serie de intuiciones perturbadoras. Habla de que el Mal demoníaco y originario  existe independintemente del bien, que es una voluntad pura, libre, como acto libre injustificado, inesperado, independiente de las contingencias. En el comienzo Dios era calma y beatitud hasta que aparece una primera contracción, un estrechamiento que constituye a dios como sujeto, un furor destructor que va contra sí mismo, contra el Uno Divino. Es la aparición del Hijo, de su Palabra pacificadora que Dios rechaza esta locura divina este torbellino primitivo y terrible de estar entre la expansión y la contracción, de las pulsiones divinas. La vida divina antes del nacimiento del Hijo – dice Zizek- es una tensión que va hasta la locura... un mundo sin eclosión simbólica...un mundo cerrado sin la distancia, un mundo donde el dios real, en su “soledad terrible”, está siempre sofocado por su propia cólera. Dicho de otro modo, un mundo propiamente psicótico.
 Siguiendo con este planteamiento, para Zizek, Schelling viene a plantear en términos divinos una alegoría sobre la psicosis paranoica.. Para salvarse del “fin del mundo”, del derrumbe del universo, Dios debe inventarse a su Hijo y su Palabra. Si leemos retroactivamente a Schelling habría una formulación anticipada de la tesis lacaniana fundamental según la cual la locura se funda sobre una libertad, sobre una elección originaria.
  Quisiera acabar con una respuesta que se da Zizek a sí mismo en una curiosa autoentrevista. Esta respuesta plantea el problema de la relación de la filosfía y el psicoanálisis en otros términos, identificando la posición del analista con la socrática: :
 “ Lacan no apunta a “un fundamento filosófico del psicoanálisis”, ni la operación inversa de un “descubrimiento de la filosofía como ilusión paranoica-megalomaníaca, sino a algo mucho más preciso: el discurso analítico es un “mediador evanescente” entre el universo tradicional, prefilosófico del mythos y el universo filosófico del logos. En el Seminario VII sobre” La Transferencia”, Lacan despliegua esta idea de un modo ejemplar a propósito de  Sócrates en tanto punto de partida de la filosofía. Sócrates-al menos el Sócrates de los primeros diálogos de Platón, que afirma saber únicamente que no sabe nada, y ser versado en materia de amor-proporciona la primera encarnación de la posición del analista: lejos de impartir a su interlocutor –el sujeto que afirma saber o que cree que sabe-un conocimiento verdadero, lo enfrenta con la incoherencia de su posición, con el hecho de que su pretensión de saber es mera apariencia; más precisamente , lo fuerza que reconocer que su deseo (de Verdad) no está grantizado por la Verdad misma, de modo que la responsabilidad de sus afirmaciones recae sobre él.
 La “ignorancia” de Sócrates no es, por tanto, una simple ignorancia de un humano mortal para quien la Verdad-Logos  eterna es innacesible; representa la incoherencia del propio Logos: Sócrates no habla desde el lugar de la Verdad completa; el lugar que ocupa es el de la incoherencia, el agujero en el Logos. Esta experiencia intermedia es lo que-mucho más tarde-Lacan llamó la “no existencia del gran Otro”, esta experiencia del “Otro barrado”, se vuelve invisible apenas el gran Otro restaña sus heridas y se presenta como el garante de la Verdad. El psicoanálisis- más precisamente la posición del analista-representa por ende el núcleo extimado de la filosofía, por su gesto fundacional negado.”
  Hay una locura narcisista del filósofo cuando realmente se cree un filósofo, cuando se identifica totalmente con esta imagen, cuando se lo cree. Aquí vuelvo a citar la afirmación de Lacan: “ si un hombre cualquiera que se cree rey está loco, no lo es menos que un rey que se cree rey”. Es decir que la peor locura es la de la infautación del yo. El yo también es una máscara, una ilusión, quizás la más nefasta de este tardocapitalismo en que vivimos. Podemos aplicarnos, como reza el título de la comunicación, el aforismo a nosotros, los supuestos filósofos: “ si un hombre cualquiera se cree un filósofo, está loco ,pero no hay peor loco que un filósofo que se cree un filósofo.” Pero no por el tópico que acostumbramos a esgrimir: sólo unos pocos elegidos pueden llamarse Filósofo Sería un Filósofo Platón, Kant, Hegel y pocos más, pero nosotros solo somos, como máximo, profesores de filosofía. Pues no, no es esto, porque El Filósofo, no existe, ya que lo  convertimos en un Ideal inalcanzable. Literalmente inalcanzable porque los pocos elegidos que constituimos como tales lo son desde la posteridad; solo podemos mitificarlos desde el presente. Pero en realidad sólo existen porque les hemos constituido como tal. Ellos, como nosotros, pensaban. Y esto es la filosofía, el oficio de pensar desde la experiencia subjetiva. Puede haber buena o mala filosofía, pero es filosofía. ¿ Acaso negamos que sea un actor el que consideramos que actua mal? Pero es un sujeto el que tiene la propiedad de actuar ( por esto le llamamos actor) igual que otro sujeto tiene la propiedad de hacer público su pensar ( por esto le llamamos Filósofo. Al identificarnos con el significante  filósofo lo único que hacemos es apropiarnos de una identificaciión simbólica. Nosotros, como el rey, somos sujetos que ocupamos este lugar simbólico. Pero no podemos identificarnos completamente este significante, como si nos diera un estatuto ontológico especial.
  ¿ Podemos mantener hoy esta posición de ser el agujero del Otro? Para el discurso dominante esto sería la locura, porque nunca lo aceptará. ¿ O aceptaremos la locura de intentar ser el Otro del Otro, es decir su garantía? Esto sería para el discurso dominante la función social de la filosofía, la única postura sensata. Cada uno de los que nos reconocemos en el significante de filósofo elegiremos cual es la locura que aceptaremos : o la locura del iluso que se cree los elogios del amo o la locura del que se atreve a cuestionarlos todo y puede sostenerse en este abismo.



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