miércoles, 29 de mayo de 2019

SPINOZA, HADOT Y FOUCAULT


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Escrito por Luis Roca Jusmet

 Pierre Hadot plantea que hay que entender la filosofía como una forma de vida, como un ejercicio espiritual. Hadot se dedica fundamentalmente a la filosofía antigua, pero es curioso que entre los filósofos modernos, aunque cita a Spinoza como miembro de este grupo, sea un filósofo sobre el que no profundiza.
 En un escrito que aparece en el annuaire du Collège de France, 1984-1985 ( páginas 477-487) traducido como parte del libro "Ejercicios espirituales y filosofía antigua", Hadot hace una breve pero sustanciosa alusión a Spinoza. Dice varias cosas .
- La "Ética", con su apariencia sistemática y geométrica, se corresponde bien con un discurso filosófico sistemático del estoicismo.
- Esta "Ética", impregnada de filosofía antigua, enseña a transformar de manera radical el ser del hombre, con el fin de acceder a la beatitud.
 Cita una frase : " El alma del sabio apenas experimenta temor pero, consciente de sí mismo, de Dios y de las cosas, por cierta necesidad eterna no cesa de ser, encontrándose siempre en posesión del verdadero contento del alma."

 En el texto  "¿ Es la filosofía un lujo ?" ( que incorpora a al libro citado en la segunda edición de 1987 ) acaba, casi al final, citando a Spinoza : " Todo lo excelso es tan difícil como raro". 
  Michel Foucault, que en su última época estará influenciado por Hadot, tampoco profundiza en Spinoza. A diferencia de su amigo Gilles Deleuze, que publicará tres libros dedicados a Spinoza, Michel Foucault apenas cita a Spinoza. Puede tener que ver con algo apuntado por Deleuze, que es que a este le gustaba el término "deseo" mientras detestaba el de "placer", mientras que a Foucault le ocurría lo contrario. Deseo es, como sabemos, una de las nociones clave de Spinoza.

viernes, 24 de mayo de 2019

EL ENCUENTRO FECUNDO ENTRE SPINOZA Y FOUCAULT


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Escrito por Luis Roca Jusmet 

 Después de más de cuarenta años dedicado a la lectura de textos filosóficos puedo constatar que los dos pensadores que más me han marcado han sido Baruch Spinoza y Michel Foucault. De épocas ( tres siglos los separan ) y tradiciones filosóficas, ciertamente diferentes. Aunque, al contrario de su amigo  Gilles Deleuze, Foucault no parece especialmente interesado en Spinoza. No es uno de sus múltiples referentes y lo cita poco, aunque en su último curso del Collège de France lo cita como ejemplo de vida filosófica. Algunos pensadores contemporáneos. como mi amigo Vicente Serrano, han escrito ensayos interesantes sobre los posibles vínculos entre ambos ( primero en "La herida de Spinoza" y después en "El orden biopolítico"). 
 Lo que voy a escribir aquí es subjetivo y se refiere al encuentro fecundo que se ha dado en mi imaginario entre Spinoza y Foucault. Son filósofos que me han acompañado y estimulado durante décadas en mi itinerario espiritual. Digo aquí espiritual en el sentido apuntado por Pierre Hadot, el de una verdad transformadora.
 Lo que realmente me resulta interesante es que los dos presentan un proyecto ético con dimensiones políticas. Un proyecto, además, que no es moralista. No hay unas normas universales a seguir. Cada cual debe ir construyendo sus normas de vida desde la singularidad de lo que es. Emancipado de las cadenas internas de las pasiones que te dominan y de las normas que te sujetan. Siendo capaz de decidir lo que te hace más libre y te produce más satisfacción, llámese alegría ( Spinoza) o placer ( Foucault). Lo que te hace, en definitiva, más potente ( punto de conexión entre Spinoza y la vertiente nietzscheana de Foucault). No aislado ni en contra de los otros, sino cooperando, creando comunidades afines. Esto es un trabajo interior y continuo, podríamos decir que ascético, como diría Foucault en su última etapa, dándole la vuelta a la utilización nietzscheana del término. 
 El pensamiento como trabajo crítico es también un punto en común entre Spinoza y Foucault. El trabajo paciente del concepto en Spinoza contra el imaginario, el trabajo analítico de Foucault contra los discursos normalizadores. Pero entendido desde una tensión mantenida en la que no hay una verdad absoluta que nos ilumine, sino verdades relativas que nos permiten avanzar.

miércoles, 22 de mayo de 2019

LOCURA Y FILOSOFIA


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 Escrito por Luis Roca Jusmet

 Michel Foucault, en un estudio pionero y radical,  nos explicaba todo el proceso de transformación que va desde la locura a la enfermedad mental. El loco, como fenómeno social va dejando de existir y en este proceso ha perdido lo que lo hace humano, su subjetividad. En esta línea podemos situar el  terrible escrito autobiográfico del filósofo Louis Althusser ( "El porvenir es largo") en el que exige ser juzgado por la muerte de su amante. Lo que pide es ser considerado un sujeto al que se le ha de atribuir  la responsabilidad de un acto. Atribuirle la responsabilidad quiere decir que es él el ha de responder de su acto  y se le ha de juzgar por ello, aunque sea para considerar que en aquel momento no era consciente de lo que hacía ; y desde aquí considerarlo culpable o no culpable penalmente. 
Lo que le resultaba absolutamente intolerable es que lo hicieran desparecer como sujeto,que quedara convertido en  un objeto al que se le encierra en un hospital. Cuando los discursos bienintencionados, ideológicamente correctos, nos piden que entendamos que los esquizofrénicos  son enfermos y que hay que tratarles como a un diabético ¿ no hay también una lógica de cosificación en la que el sujeto ezquizofrénico acaba perdiendo su subjetividad ? Porque si un diabético existe como un sujeto cuyo cuerpo padece una enfermedad ¿ Que es lo que queda del sujeto cuya propia subjetividad se considera enferma y se le niega lo que nos hace humanos, que es la responsabilidad de nuestra conducta ? ¿ Que pasa cuando no diferenciamos entre la enfermedad que afecta al organismo y la patología que afecta al psiquismo?. El discurso psiquiátrico dessubjetiviza al enfermo mental.
 Pero hay un discurso  singular, diferente del psiquiátrico, el psicoanalítico, que tiene algo que decir sobre la locura y su posible relación con la filosofía.El padre fundador, Freud  tuvo una relación problemática pero interesante con la filosofía. En su juventud asistió a los cursos de Franz Brentano, peso pesado de la filosofía de su época, y adquirió una formación básica pero rigurosa y sólida. Pero Freud desconfiaba de la filosofía a la que consideraba pura especulación. O incluso peligrosa, ya que se negó a leer a Nietzsche para no ser influenciado por él. Su formación científica era la determinante y aquí enmarcaba su proyecto. ¿ Cómo relacionó sus trabajos sobre el psiquismo humano con la filosofía ? Dijo algunas cosas interesantes :
 1) La filosofía es la pretensión narcisísta de un saber absoluto. Y ya sabemos que las patologías narcisistas para Freud están ligadas a la psicosis.
 2) Hay un peligro de deriva psicótica en la filosofía porque su discurso es la cristalización ilusoria de un ideal, es un documento del deseo. Hay un vínculo entre el mecanismo especulativo de la filosofía y el de la paranoia ( caso Schreber) . Se reconstruye el mundo a través del discurso para poder vivir en él.
 3) Hay un cierto delirio en la percepción de las ideas como omnipotentes que llevaría a un cierto animismo.
  Con  Freud  hay un desencuentro con la filosofía y no entra directamente en el tema de la psicosis, mantiene una cierta distancia con ella.El psicoanálisis funciona bajo transferencia y ésta solo es posible en las neurosis. Pero Freud analizará en un texto las Memorias de Schreber, caso excepcional de discurso delirante de una paranoia aparecida muy tardíamente. Y aún con sus errores este texto será la base de toda la teorización y el tratamiento de las psicosis, como mínimo la más paradigmática, la paranoia.Desde aquí habría otra via para tratar el caso Althusser, ya que él mismo se presenta implícitamente como un psicótico y trata su discurso y su obra como algo ligado a su vida. Podríamos volver aquí a Foucault cuando plantea que la locura de Nietzsche pertenece a su obra pero como su aniquilamiento, es el momento en que el martillo se le cae de las manos.
   Pero estamos hablando indistitntamente de locura y de psicosis y quizás no son lo mismo en el discurso psicoanalítico. Sigamos otras vías posibles desde el psicoanalista francés Jacques Lacan.
 Lacan es el buen encuentro entre la filosofía y el psicoanálisis. Encuentro fecundo pero fallido, como todo encuentro interesante. Lacan se forma en el privilegiado grupo de Kojéve y recicla todo lo que puede de sus filósofos contemporáneos: Bataille, Heidegger, Wittgenstein. Devora a los clásicos como Platón, Kierkegaard, Kant, Descartes, Marx... y discute con Merlau Ponty, Jean Hypolitte..
 Lacan, por otra parte, se enfrenta teórica y prácticamente a la paranoia. Desde siempre, desde su época pre-freudiana Lacan está interesado por la paranoia.Su tesis doctoral, escrita en 1932 ( tenía 31 años) se llamó De la psicois paranoica en sus relaciones con la personalidad. En su retorno a Freud planteará un desarrollo crítico sobre la base del texto freudiano sobre Schreber. Su Seminario III ( 1955-6) se llamará Las psicosis y uno de los textos de sus Escritos se llamará De una Cuestión preliminar para un tratamiento posible de las psicosis. En otro texto, que ya hemos citado, Sobre la causalidad psíquica, se enfrentará a las hipótesis organicistas sobre la locura de la psiquiatria dominante.
 Desde una perspectiva lacaniana hay una diferencia radical  entre locura y psicosis. La locura es un fenómeno y la psicosis una estructura. Es decir, que la locura es un fenómeno que puede corresponder a cualquiera de las estructuras clínicas señaladas por Lacan ( psicosis, neurosis, perversión). En este sentido no sería ni lo mismo que la psicosis ni tampoco un fenómeno específico de ella.
 Dice Lacan: “Lejos de ella/la locura/sea un insulto para la libertad, es su más fiel compañera, sigue su movimiento como una sombra/. Y el ser del hombre, no sólo no puede ser comprendido sin la locura, sino que no sería el ser del hombre si no llevara en sí la locura como el límite de su libertad? “

lunes, 13 de mayo de 2019

CORNELIUS CASTORIADIS : EL IMAGINARIO RADICAL

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Escrito por Luis Roca Jusmet

 Cornelius Castoriadis dice irónicamente que Freud inventa el concepto de imaginario pero al mismop tiempo lo reprime porque está dominado por el paradigma positivista. Este paradigma es heredero de la metafísica realista tradicional aristotélica, que tiene como base la idea de identidad. 
 Lo que propone Castoriadis es radical: asumir las consecuencias y llevar hasta las últimas consecuencias el descubrimiento freudiano. De esta manera, el imaginario, que él adjetiva como radical, es ni más ni menos que la matriz constituyente a partir de la cual percibimos, pensamos y actuamos, tanto a nivel individual como social. Lo simbólico (vinculado por Lacan al lenguaje y a la ley) será una sola de una de sus manifestaciones (al igual que la fantasía) .La percepción será en cierta forma un efecto de este imaginario radical, ya que aparece como el que permite dar un sentido a lo visible y por tanto estructurarlo como tal. Hay así una configuración de la realidad externa a partir de un flujo de representaciones, ligados a afectos y deseos, que es el que constituye justamente el imaginario.
 Castoriadis critica como error básico de la metafísica identitaria el considerar la imagen y el concepto como representación. Re-presentar es hacer presente lo que estaba ausente y para Castoriadis este planteamiento se basa en lo que llama el paradigma identitario. Este paradigma parte de la equivocada concepción que la percepción como recepción de una entidad independiente que es el mundo real. Esto es una especie de fetichismo de la realidad, porque no entiende que la realidad es lo que nosotros configuramos como tal. Damos un significado a las cosas a partir de conceptos que de manera arbitraria reúnen y separan objetos. Y a estas clasificaciones convencionales les damos una existencia objetiva, como si fueran propiedades de lo real. Pero es desde los conceptos, creados por nosotros, como estructuramos los objetos percibidos a partir de unas determinadas ordenaciones lógicas. Es un proceso consustancial al lenguaje, que es un código de significaciones. 
 Pero la hipótesis de Castoriadis es nominalista. El imaginario radical es la base de los nombres y los conceptos. Pero, al contrario de los empiristas, no considera que la base sea la percepción. Aquí critica a Jean-Paul Sartre cuando en su ensayo "L´imaginaire" señala la importancia de lo imaginario como horizonte de la libertad, de la acción posible que el ser humano imagina. Pero lo hace contraponiéndolo a la percepción, vía única del conocimiento, 
 La percpeción se constituye desde lo que nos llega del exterior a través de los sentidos, pero también desde una matriz, que es el flujo de imágenes vinculados a afectos e intenciones. Es una especie de magma que funciona como un haz indefinido de remisiones interminables que conectan de una a otra. Un red, en definitiva, irracional, a partir de la cual construimos el lenguaje y los conceptos y damos significado a la percepción.

 De todas maneras, Castoriadis evita derivas idealistas-solipsistas. No se trata de afirmar que inventamos un mundo. La realidad existe independientemente de nuestra mente. La percepción es una imagen global que se forma en la mente que extrae sus materiales del exterior. 
  ¿ Cómo se forma esta psique que constituye este imaginario radical ? La psique se forma cuando la criatura biológica se transforma en ser humano y el imaginario radical es lo más arcaico del ser humano socializado. De este magma que es un flujo de imágenes-afectos-intenciones surgirán todas las formaciones mentales derivadas, como los conceptos. La criatura humana introyecta en sus inicios este imaginario social pero al mismo tiempo se proyecta en él a partir de sus experiencias. Es una interacción. Se configura, por tanto, desde un aspecto histórico -cultural ( particular) y otro aspecto que es la experiencia individual ( singular). No hay, por lo tanto, una perspectiva humana universal, como en Kant.
  El imaginario social es el conjunto de significaciones que recibimos de las instituciones. La institución es, para Castoriadis, cualquier producto social, sea la lengua, la familia, el parlamento, la escuela, la empresa o la iglesia. las significaciones establecen las creencias, las normas, los valores. Estas significaciones son de dos tipos. Unas son las imaginarias y otras son las lógicas. Las primeras, que es este fluido de imágenes conectadas entre sí, ligadas a afectos y a impulsos, es irracional. La segunda, son los conceptos, basados en la razón identitaria, en la lógica de unir y separar en conjuntos. Es una derivación de la anterior. 

viernes, 10 de mayo de 2019

VIDAS DE NIETZSCHE

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Vidas de Nietzsche
Miguel Morey
Madrid: Alianza editorial,2018 Miguel Morey ha enseñado de manera altamente estimulante a muchas generaciones de estudiantes de la Facultad de Filosofía de la Universidad de Barcelona, entre los cuales me cuento. Abrió a muchos de nosotros las puertas de un Foucault, de un Deleuze y también de un Nietzsche. Morey conoce a fondo, ha trabajado con alegría los textos de Nietzsche y es, además, un buen escritor. Todos los ingredientes son, de entrada, favorables y he de decir que el resultado no decepciona. El libro es una reelaboración, como señala en la introducción, de una publicación anterior (Nietzsche, una biografía, 1990). El objetivo del libro, nos cuenta Morey, es invitarnos a leer a Nietzsche, aunque sin darnos una llave (no la hay) pero sí, en cambio, un puñado de ganzúas. Está estructurado en cinco partes, cortando perspectivamente cada una las etapas existenciales de la vida de Nietzsche. Pero la vida de Nietzsche es la de un escritor y por lo tanto el criterio de demarcación son sus obras. Morey dispone aquí con algo con lo que entonces no contaba, las traducciones de los seis volúmenes de la Correspondencia y los cuatro de los Fragmentos póstumos. La primera (1844-1868) cuenta esta primera historia del hijo del predicador que ha estudiado filología clásica en Basilea, que ha pasado por el ejército en la guerra franco-prusiana y que ha quedado marcado por el encuentro con Wagner. Es un Nietzsche que está formando su carácter y su pensamiento. La segunda trata de los ocho años posteriores (1869-1877) serán muy intensos. Nietzsche consigue una plaza de profesor de filología clásica en Basilea, escribe “El nacimiento de la tragedia, “La filosofía en la épocatrágica” y las “Consideraciones intempestivas”. También un opúsculo muy interesante que se publicará de manera póstuma, “Verdad y mentira en sentido extramoral.” Tiempo en que intimara con Richard y Cósima Wagner y que acabara entrando en crisis en su tarea docente. Pasamos ahora a la tercera etapa, donde Nietzsche tiene ya 34 años y durará hasta los 37 (1878-1882): cantor, caballero y espíritu libre. Escribe bastante y con un estilo nuevo: el aforismo. “Humano, demasiado humano” es el primero de ellos y supone la ruptura filosófica con Schopenhauer y la personal con Wagner. Su amistad con Paul Rée y con Peter Gast, en cambio, se consolidará. Será cuando conocerá a Lou Andrea Salomé, con la que mantendrá una relación ambivalente que acabará mal. Coincide asimismo con una época muy dura desde el punto de vista de su salud en la que la ceguera es una amenaza real. El año 1879, a los 35 años, dimite de su responsabilidad docente y se le asigna una pensión. Esto le posibilitará costarse una vida austera y solitaria en la que va viajando,buscando un clima benigno para su salud. Continúa escribiendo en la línea que había iniciado con su libro anterior. Así, escribirá y publicará “El viajante y su sombra, “Aurora. Reflexiones sobre los prejuicios morales” y “La gaya ciencia”. La cuarta etapa se corresponde con la publicación de “Así hablaba Zaratustra” (1882-1885). Aquí Miguel Morey da un giro y hace una inmersión en este excepcional libro, del que marcará la doble influencia de la Biblia, por un lado, y Holderlin por otro. Hay aquí un brillante seguimiento de lo que representa esta singular experiencia interior por parte de Nietzsche y en como la expresa en un lenguaje poético que es único en la historia de la filosofía.

viernes, 3 de mayo de 2019

EL DOLOR


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Escrito por Luis Roca Jusmet 

 El dolor es algo que sentimos los humanos como emoción y como sensación, el primero más interno y el segundo más externo. Cuando es emocional es un fenómeno mental y cuando es un dolor físico lo transformamos, como sensación, también en algo mental. En ambos casos son conscientes. Lo cual quiere decir que no solamente sentimos dolor sino que además somos conscientes de que somos los sujetos, de que nos pasa a nosotros. Somos, por tanto, a diferencia de los animales, sujetos del dolor. A veces se confunde el sufrimiento con el dolor, pero se puede marcar una diferencia radical. El dolor es punzante, grita. El sufrimiento es sordo, silencioso. El sufrimiento se soporta, el dolor puede ser insoportable por su intensidad. Solemos referirnos a lo emocional como sufrimiento, a menos que sea un grito, pero como sensación siempre hablamos de dolor.

Ernst Jünger escribe el año 1934 un texto que se llama "Sobre el dolor" y dice de él que es "el examen más duro de esta cadena de exámenes que es la vida". Es, efectivamente, una prueba muy dura y, como sigue diciendo Jünger, la que pone más en cuestión la propia fuerza, la propia resistencia, el propio carácter.
 Que la vida es dolor es el mensaje fundamental de la filosofía de Schopenhauer. 

 Nietzsche ya vio muy claramente que apostar por la vida es aceptar la parte de dolor que comporta. No porque sea bueno, que Nietzsche nunca lo dijo, sino porque el placer y el dolor son manifestaciones de la vida y no puedes eliminaros, ni uno ni otro, sin eliminar la propia vida. La única salida es la anestesia. Pero Nietzsche también dijo que el dolor era más profundo que el placer, porque quería permanecer. Para Nietzsche el nihilismo que ya entrevía en su época, bien avanzado el siglo XIX, si no se superaba daría lugar a lo que llamaba "el último hombre". Este último hombre encuentra absurda la vida pero se ha adaptado a este sinsentido. Se limita a ir tirando, a vivir de la manera más cómoda posible y, sobre todo, a evitar el dolor. ¿ No anticipó realmente al hombre de la sociedad tardocapitalista contemporánea ? ¿ No es el prototipo de la sociedades liberales actuales ? 
 Mucho me temo que nos hemos vuelto incapaces de asumir el dolor. Cuando tenemos una pérdida vamos a que nos receten algo contra el malestar. La farmacología contra el dolor, tanto físico como mental, es uno de los grandes negocios de las multinacionales farmacéuticas.